28/05/2022, 21:05
—No hubiera pensado nada.
Dos metros atrás de donde Sayo estaba parada, justo a su espalda, una distorsión en la luz empezó a deformarse como un espejismo, dando lugar a que la silueta del jōnin tomara forma y se presentase ante las tres genins, cruzándose de brazos. Sin embargo, pese a lo que pusieran esperar, su rostro no mostraba señal alguna de molestia, sino más bien, lucía algo afligido y preocupado.
—¿Qué clase de maestro sería si empezara a sacar conjeturas sin saber que sucedió en primer lugar? — Negó suavemente con la cabeza. —Ante todo, soy alguien que recaba información antes de emitir un juicio, y por eso hice esta pequeña "prueba" en primer lugar. La forma en la que una persona actúa en su vida diaria, repercute muchísimo en como podría hacerlo en el campo de batalla. Si no se es capaz de lidiar con algo pequeño, ¿que se espera cuando se tenga una responsabilidad mayor?— Levantó la mano y le restó importancia un poco a las palabras de Moguko.
—Supongo que puedo dejar que se excusen porque son adolescentes y al final de cuentas mi trabajo es escuchar y tratar de comprenderlas y guiarlas en algún punto — Puso los brazos en jarra y suspiró de nuevo, cerrando los ojos y mirando el piso. No habían pasado ya ni quince minutos y ya se sentía bastante fatigado de lidiar con ellas. Le gustaba llevar las cosas con la mayor calma posible, pero viendo los roces iniciales empezaba a tener problemas. —"Un sensei estricto que castiga el más mínimo error", supongo que Amegakure ha sido mucho tiempo así, ¿eh? Bueno, no negaré que en la mayoría de los casos es como esta aldea se ha regido por bastante tiempo así que seguramente lo primero que esperaban era eso. Pero hay una razón por la cuál la disciplina de la aldea es así, y es por el amor de Yui-sama — Probablemente alguna de las chicas mostraría una cara escepticismo ante esa afirmación. —Cuando quieres lo mejor para alguien, quieres que vaya por un buen camino. La fuerza de la tormenta no viene de un crudo entrenamiento, sino de todos sus hijos que se unen bajo un mismo estandarte — Se rascó la nuca.
»Quizá se pregunten también porqué he soltado semejante discurso de pronto, pero para resumir, hay una diferencia entre ser un jefe y ser un líder. Quiero que en un futuro tengamos más confianza, pero primero que nada tenemos que empezar a tolerarnos entre todos.
Dos metros atrás de donde Sayo estaba parada, justo a su espalda, una distorsión en la luz empezó a deformarse como un espejismo, dando lugar a que la silueta del jōnin tomara forma y se presentase ante las tres genins, cruzándose de brazos. Sin embargo, pese a lo que pusieran esperar, su rostro no mostraba señal alguna de molestia, sino más bien, lucía algo afligido y preocupado.
—¿Qué clase de maestro sería si empezara a sacar conjeturas sin saber que sucedió en primer lugar? — Negó suavemente con la cabeza. —Ante todo, soy alguien que recaba información antes de emitir un juicio, y por eso hice esta pequeña "prueba" en primer lugar. La forma en la que una persona actúa en su vida diaria, repercute muchísimo en como podría hacerlo en el campo de batalla. Si no se es capaz de lidiar con algo pequeño, ¿que se espera cuando se tenga una responsabilidad mayor?— Levantó la mano y le restó importancia un poco a las palabras de Moguko.
—Supongo que puedo dejar que se excusen porque son adolescentes y al final de cuentas mi trabajo es escuchar y tratar de comprenderlas y guiarlas en algún punto — Puso los brazos en jarra y suspiró de nuevo, cerrando los ojos y mirando el piso. No habían pasado ya ni quince minutos y ya se sentía bastante fatigado de lidiar con ellas. Le gustaba llevar las cosas con la mayor calma posible, pero viendo los roces iniciales empezaba a tener problemas. —"Un sensei estricto que castiga el más mínimo error", supongo que Amegakure ha sido mucho tiempo así, ¿eh? Bueno, no negaré que en la mayoría de los casos es como esta aldea se ha regido por bastante tiempo así que seguramente lo primero que esperaban era eso. Pero hay una razón por la cuál la disciplina de la aldea es así, y es por el amor de Yui-sama — Probablemente alguna de las chicas mostraría una cara escepticismo ante esa afirmación. —Cuando quieres lo mejor para alguien, quieres que vaya por un buen camino. La fuerza de la tormenta no viene de un crudo entrenamiento, sino de todos sus hijos que se unen bajo un mismo estandarte — Se rascó la nuca.
»Quizá se pregunten también porqué he soltado semejante discurso de pronto, pero para resumir, hay una diferencia entre ser un jefe y ser un líder. Quiero que en un futuro tengamos más confianza, pero primero que nada tenemos que empezar a tolerarnos entre todos.