10/06/2022, 23:17
— Tiene razón, mis disculpas
Ren le acercó la bebida y Hana bebió. Y fue justo entonces cuando se percató del alboroto que había en el puesto donde se juntaban las camareras. Después de meses de experiencia Hana sabía perfectamente cuando estaba siendo observada, y ahora no era ella, sino Ren quien estaba llamando la atención de todas las sirvientas del lugar. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso habían caido todas por los encantos de Ren?
La miraban y cuchicheaban sin parar. Hana alzó una ceja. Tenía que hacer algo para demostrar que Ren era suya y de nadie más. Marcar territorio. ¡No podía seguir sonrojandose con cada comentario! ¡Tenía que pasar ella a la acción! Demostrarles que no había forma de que pudiesen arrancarla de sus manos.
Con un sutil movimiento de cadera, acercó su silla a la de Ren, poniendole una mano en el muslo al mismo tiempo.
— Ah... — suspiró al mismo tiempo que soltaba la pajita. — Casi tan refrescante como tu mirada. — dijo mientras se colocaba un par de mechones detrás de la oreja, guiñandole un ojo a Ren, sonriente.
No solía hacer nada remotamente seductor jamás, de hecho, podía ser una de las primeras veces que lo hacía, pero su carisma natural parecía ser suficiente para suplir su falta de experiencia.
Ren le acercó la bebida y Hana bebió. Y fue justo entonces cuando se percató del alboroto que había en el puesto donde se juntaban las camareras. Después de meses de experiencia Hana sabía perfectamente cuando estaba siendo observada, y ahora no era ella, sino Ren quien estaba llamando la atención de todas las sirvientas del lugar. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso habían caido todas por los encantos de Ren?
La miraban y cuchicheaban sin parar. Hana alzó una ceja. Tenía que hacer algo para demostrar que Ren era suya y de nadie más. Marcar territorio. ¡No podía seguir sonrojandose con cada comentario! ¡Tenía que pasar ella a la acción! Demostrarles que no había forma de que pudiesen arrancarla de sus manos.
Con un sutil movimiento de cadera, acercó su silla a la de Ren, poniendole una mano en el muslo al mismo tiempo.
— Ah... — suspiró al mismo tiempo que soltaba la pajita. — Casi tan refrescante como tu mirada. — dijo mientras se colocaba un par de mechones detrás de la oreja, guiñandole un ojo a Ren, sonriente.
No solía hacer nada remotamente seductor jamás, de hecho, podía ser una de las primeras veces que lo hacía, pero su carisma natural parecía ser suficiente para suplir su falta de experiencia.