12/06/2022, 11:24
En otra ocasión, Ren hubiera podido resistir los encantos naturales de la rubia sin ningún problema, y mantenerse ella todavía como quien mandaba y dirigia el flujo de la conversación. Pero ahora mismo no era capaz de algo así. Cuando el tacto de su mano tocó su muslo, Ren pareció haber salido del encanto que se había apoderado de su mente, sobresaltándose ligeramente en el sitio y abriendo los ojos como platos. Y como si de una corriente eléctrica se tratara, el rubor pasó lentamente de Hana, para subir con rapidez e intensidad a las mejillas de la amejín.
— ¿E-E-Eh? — retractó sus manos hacia su pecho, encogiéndolas y apretándolas con gentileza. — ¿H-Hana?
Parpadeó varias veces, con una sonrisa temblorosa y sus cejas levantadas sin saber qué hacer. Aquella caricia había sido más que suficiente para detenerla en seco, pero sus palabras hicieron que tuviera mucho más impacto del que debería.
— ¿E-E-Eh? — retractó sus manos hacia su pecho, encogiéndolas y apretándolas con gentileza. — ¿H-Hana?
Parpadeó varias veces, con una sonrisa temblorosa y sus cejas levantadas sin saber qué hacer. Aquella caricia había sido más que suficiente para detenerla en seco, pero sus palabras hicieron que tuviera mucho más impacto del que debería.