23/06/2022, 07:59
Si bien Chika no era una fanática de ese tipo de música, ya había estado en un concierto de la tal Suzume. Tenía una voz muy melodiosa y era tremendamente linda, la chica más hermosa que Chika había conocido.
En el momento no lo pensó, pero con el tiempo y la dilución de sus recuerdos llegó a la conclusión que tenía que ser cosa del escenario. Estar ahí arriba cantando con esa voz embelesados debe de hacerla parecer más hermosa. Nadie puede ser tan hermosa.
Sin embargo, aquellos eran pensamientos suyos compartidos consigo misma y ya. Así que cuando Miki la invitó a ir al concierto, no vio ninguna pega. Alguien tenía que vigilar que no secuestrasen a la pobre Miki y, con suerte, validaria su teoría.
Vació su pergamino para guardar un par de cosas que podrían necesitar. Una toalla, un peine y una muda completa para Miki. El primer peligro era el secuestro, el segundo la hipotermia. Miki no estaba tan acostumbrada a la lluvia como ella.
Así que cuando llegaron y Miki estaba toda empapada, sacó la toalla antes de contestarle. La movería al lugar cubierto más cercano.
— Al borde de una hipotermia estás, deja que te seque bien. — y como no era una petición empezó a secarla en la fina línea entre el cuidado y la firmeza.
Una vez estuviese medianamente seca, volvería a guardar la toalla. Suspiraria y le dedicaría una mirada de "¿Qué voy a hacer contigo?" con una leve sonrisa.
— Venga, entra, que si no te vas a perder la entrada triunfal de la gran Suzume. — le abrió la puerta para que entrase delante y poder tenerla vigilada en todo momento.
Cuando tuviesen confirmación de cuánto quedaba para la actuación ya le sacaría el tema de la muda.
En el momento no lo pensó, pero con el tiempo y la dilución de sus recuerdos llegó a la conclusión que tenía que ser cosa del escenario. Estar ahí arriba cantando con esa voz embelesados debe de hacerla parecer más hermosa. Nadie puede ser tan hermosa.
Sin embargo, aquellos eran pensamientos suyos compartidos consigo misma y ya. Así que cuando Miki la invitó a ir al concierto, no vio ninguna pega. Alguien tenía que vigilar que no secuestrasen a la pobre Miki y, con suerte, validaria su teoría.
Vació su pergamino para guardar un par de cosas que podrían necesitar. Una toalla, un peine y una muda completa para Miki. El primer peligro era el secuestro, el segundo la hipotermia. Miki no estaba tan acostumbrada a la lluvia como ella.
Así que cuando llegaron y Miki estaba toda empapada, sacó la toalla antes de contestarle. La movería al lugar cubierto más cercano.
— Al borde de una hipotermia estás, deja que te seque bien. — y como no era una petición empezó a secarla en la fina línea entre el cuidado y la firmeza.
Una vez estuviese medianamente seca, volvería a guardar la toalla. Suspiraria y le dedicaría una mirada de "¿Qué voy a hacer contigo?" con una leve sonrisa.
— Venga, entra, que si no te vas a perder la entrada triunfal de la gran Suzume. — le abrió la puerta para que entrase delante y poder tenerla vigilada en todo momento.
Cuando tuviesen confirmación de cuánto quedaba para la actuación ya le sacaría el tema de la muda.