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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#15
Y entonces, después de respirar profundamente y decirse que todo iría de maravilla, salió de detrás de la cortina.

Suzume vestía una blusa azul, con mangas separadas y largas medias a juego, así como unos pantaloncillos y un chalequito de color rojo muy oscuro. Portaba una gargantilla negra con un corazón dorado. Saludó a todos con un amplio movimiento de la mano y una sonrisa brillante. Caminó hasta el taburete donde estaba la guitarra, la tomó y se sentó. Mientras tanto, una chica alta de cabellos azules y una más bajita y robusta de cabellos verdes salieron detrás de ella, la primera fue al bajo y la segunda a la batería.

Buenas noches, Amegakure —dijo con voz dulce. La gente comenzaba a emocionarse, y ya varios aplaudían y aclamaban. Los nervios nunca se iban de la pelirroja, pero ella los usaba para cantar con más fuerza —. No saben lo mucho que me alegra que quieran compartir conmigo mis canciones. Sé… Que los tiempos de ahora son muy duros y… Hay mucha gente allá afuera, haciendo lo posible por acabar con los males que nos aterran —miró en derredor. Algunos bajaban la mirada, pensativos, otros suspiraban. Suzume tragó saliva antes de seguir —. Y en estos tiempos oscuros es cuando más debemos tener fe.

Se acomodó en el taburete y le hizo una seña a sus compañeras de escenario. Las luces que no estaban sobre ellas se atenuaron, y la gente comenzó a guardar silencio. Luego ella rasgó la guitarra una vez, y la dejó resonar mientras el bajo entraba. Luego la batería siguió, un ritmo un poco más agresivo que de costumbre, y algunos tiempos después, ella tomó aire y comenzó a cantar:

Madre, madre, di a tu hijo
Que su vida comenzó
Ha sufrido por su ira, y yo
Yo lo veo con convicción ~

Padre, padre, cree en tu hija
Que sus armas desgastó
Se ha quebrado como flecha
Perdona,
Perdona su valor~


Las otras chicas cantaron también. No tenían la dulzura de Suzume, pero eran suficientemente buenas como coro.

Todos necesitan alguien que amar

Madre, madre~

Todos necesitan alguien que odiar.

Cree en ellos~

Todos se lamentan de no tener más.

Y es tan duro aguantar
Cuando nadie te apoya…


¡Fe!

Sabes que la lluvia caerá~
Debes de tener más fe~


¡Fe!

No dejar más nunca de amar~
Hoy hay que tener más fe~!


El coro acabó con más acordes, y Suzume mostró su habilidad con la guitarra mientras sonreía al público.

Di, cariño, si te hieren
¿Tú lo guardas cual rencor?
¿O dirías~ "Te perdono"~
Orgulloso corazón?


Todos necesitan alguien que amar.

Madre, padre ~

Todos necesitan alguien que odiar.

¡No los dejes~!

Todos se lastiman, guerras que vienen ya.

Y es tan duro ser fuerte
Si nada tú sueñas…


¡Fe!

Sabes que la lluvia caerá~
Debes de tener más fe~


¡Fe!

Nunca es muy tarde para actuar~
Ahora hay que tener más fe~
Ten más fe, ten más fe
Debes de tener más fe~


Siguieron unos instantes instrumentales, y luego quedó sólo un redoble de batería, como de marcha. Lo siguiente fue Suzume con voz suave, más hablando que cantando.

He caminado en la lluvia
Oigo a sus hijos llorar
Aquella escena de dolor
No quisiera verla ya.

A veces espero al alba
Para el llanto ocultar,
¿Cómo me lo quito yo?
¿Cómo dejo eso atrás?


Mientras la voz de Suzume retomaba fuerza, las acompañantes cantaban en canon.

Madre, padre~
Hay cosas que no puedo borrar~
Pecados que nunca se expiarán~
¡Y aún~! ¡Con el mundo en tu fe!
Intenta aguantar, ¡Intenta aguantar!


Repitieron el coro una vez más y Suzume terminó la canción con un fuerte y teatral rasgueo de su guitarra.

Y la gente aplaudió.
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Mensajes en este tema
RE: La Llama Radiante, o el Animal Nocturno - por Murakisho Suzume - 10/07/2022, 23:58


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