1/11/2022, 23:43
La morena era más parlanchina que otras fans de costumbre. A Odorihime le parecía algo torpe, no era una admiradora chillona que quería lanzársele a Suzume encima, como la del suéter, lo cual le caía muy bien. Le agradaba que reconociera que la música no la hacía solamente la pelirroja.
—Suzume lo es. Locura suya —se encogió de hombros —. Nosotras queremos dedicarnos a esto al cien por ciento, aunque a veces no nos rinde monetariamente. Lo bueno es que vamos mejor cada vez. Oye... —viendo cómo la chica se apoyaba en la mesa, la peliverde se inclinó un poco hacia ella —. ¿Cómo dijiste que te llamabas? Quizá podríamos vernos al terminar aquí y... Platicamos sobre música. ¿Te parece?
Odorihime se notaba llena de confianza. Su mirada no era coqueta, pero sí decidida. A su lado, Shao sólo las miraba de reojo, curiosa.
Tsubame se acercó un último paso y abrazó a Suzume. Lo hizo con fuerza, como quien abraza a un amor perdido, y se mantuvo allí por varios segundos.
—¡Hahaha! ¡Cuidado, Tsubame-chan! Me alegra tanto tener fans tan adorables y afectuosos. ¡Espero que nuestra música les alegre el día, la semana, el mes!
—Suzume-chan me dijo... Adorable...
La idol asintió y rió. Hubo un ruido pequeño, quedo. Suzume estaba riendo, y no lo escuchó. Shao estaba prestando atención a Odorihime y la morena, y Odorihime estaba enfocada en la chica. Pero las shinobi sí lo escucharon.
Ren estaba suficientemente cerca, y su entrenamiento como kunoichi le hacía poner atención, incluso sin querer. A pesar de haberse alejado, Chika seguía mirando a Suzume, por lo que sus sentidos estaban concentrados en ella, lo mismo con Miki.
Era un sonido suave, común, uno que habrán escuchado mil veces. El sonido del metal moviéndose suavemente contra el papel o la tela, o el cabello. No, más específicamente, el sonido de dos metales. Sí, eso era.
El sonido de una tijera cortando.
—Suzume lo es. Locura suya —se encogió de hombros —. Nosotras queremos dedicarnos a esto al cien por ciento, aunque a veces no nos rinde monetariamente. Lo bueno es que vamos mejor cada vez. Oye... —viendo cómo la chica se apoyaba en la mesa, la peliverde se inclinó un poco hacia ella —. ¿Cómo dijiste que te llamabas? Quizá podríamos vernos al terminar aquí y... Platicamos sobre música. ¿Te parece?
Odorihime se notaba llena de confianza. Su mirada no era coqueta, pero sí decidida. A su lado, Shao sólo las miraba de reojo, curiosa.
Tsubame se acercó un último paso y abrazó a Suzume. Lo hizo con fuerza, como quien abraza a un amor perdido, y se mantuvo allí por varios segundos.
—¡Hahaha! ¡Cuidado, Tsubame-chan! Me alegra tanto tener fans tan adorables y afectuosos. ¡Espero que nuestra música les alegre el día, la semana, el mes!
—Suzume-chan me dijo... Adorable...
La idol asintió y rió. Hubo un ruido pequeño, quedo. Suzume estaba riendo, y no lo escuchó. Shao estaba prestando atención a Odorihime y la morena, y Odorihime estaba enfocada en la chica. Pero las shinobi sí lo escucharon.
Ren estaba suficientemente cerca, y su entrenamiento como kunoichi le hacía poner atención, incluso sin querer. A pesar de haberse alejado, Chika seguía mirando a Suzume, por lo que sus sentidos estaban concentrados en ella, lo mismo con Miki.
Era un sonido suave, común, uno que habrán escuchado mil veces. El sonido del metal moviéndose suavemente contra el papel o la tela, o el cabello. No, más específicamente, el sonido de dos metales. Sí, eso era.
El sonido de una tijera cortando.