18/11/2022, 02:59
(Última modificación: 23/11/2022, 16:58 por Murakisho Suzume. Editado 1 vez en total.)
Suzume vio el cabello en la mano de Tsubame y abrió los ojos, anonadada.
—Oh, mierda —soltó Shao, poniéndose pálida y cubriendo su boca. Era lo más que había mostrado emoción durante la noche—. Saki-san nos matará. S-Saki-san nos matará.
Odorihime sólo tragó saliva.
—¡Yo sólo quería algo de Suzume-chan para recordarla! —Tsubame soltó furiosa. Ya no se veía nerviosa como antes. Apretaba el mechón con fuerza, como si su vida dependiera de ello. — ¡Para probar que soy su fan número uno! ¡Nadie más lo tendrá! Suzume-chan entiende, ¿verdad?
La cantante examinó rápidamente su cabellera hasta encontrar una parte irregular donde evidentemente faltaba un mechón. El rostro de Suzume mostraba miedo, molestia y ansiedad. Sus ojos se movían rápidamente, como cuando uno sueña.
—Saki-senpai tenía razón —susurró sin voltear a ver a nadie —. Podría haber sido un kunai, y nunca lo habría sabido.
—¡Suzume-chan! ¡Yo no te haría daño! ¡Yo soy...!
—Disculpen —uno de los meseros se había acercado. Si antes no habían llamado mucho la atención, los gritos de Tsubame sí que lo hacían. El mesero les habló con voz firme, aunque sonreía educadamente—. Les suplico regresen a sus mesas o tomen asiento, por favor. Comienzan a alterar el ambiente. ¿Todo bien, Suzume-san?
Suzume apenas abrió la boca, aunque no pudo hablar, todavía en leve shock. Apenas el mesero posó sus ojos en Tsubame, la pelirrosa intentó huir. Intentaría apartar a Miki y escabullirse pasando de Chika, corriendo tan rápido como le era posible con rumbo al exterior.
—Oh, mierda —soltó Shao, poniéndose pálida y cubriendo su boca. Era lo más que había mostrado emoción durante la noche—. Saki-san nos matará. S-Saki-san nos matará.
Odorihime sólo tragó saliva.
—¡Yo sólo quería algo de Suzume-chan para recordarla! —Tsubame soltó furiosa. Ya no se veía nerviosa como antes. Apretaba el mechón con fuerza, como si su vida dependiera de ello. — ¡Para probar que soy su fan número uno! ¡Nadie más lo tendrá! Suzume-chan entiende, ¿verdad?
La cantante examinó rápidamente su cabellera hasta encontrar una parte irregular donde evidentemente faltaba un mechón. El rostro de Suzume mostraba miedo, molestia y ansiedad. Sus ojos se movían rápidamente, como cuando uno sueña.
—Saki-senpai tenía razón —susurró sin voltear a ver a nadie —. Podría haber sido un kunai, y nunca lo habría sabido.
—¡Suzume-chan! ¡Yo no te haría daño! ¡Yo soy...!
—Disculpen —uno de los meseros se había acercado. Si antes no habían llamado mucho la atención, los gritos de Tsubame sí que lo hacían. El mesero les habló con voz firme, aunque sonreía educadamente—. Les suplico regresen a sus mesas o tomen asiento, por favor. Comienzan a alterar el ambiente. ¿Todo bien, Suzume-san?
Suzume apenas abrió la boca, aunque no pudo hablar, todavía en leve shock. Apenas el mesero posó sus ojos en Tsubame, la pelirrosa intentó huir. Intentaría apartar a Miki y escabullirse pasando de Chika, corriendo tan rápido como le era posible con rumbo al exterior.