Viejos amigos, nueva voz

[Uchiha Datsue]

Datsue negó con la cabeza.

—No, no. Atropellar, no. —Aunque dejarle un bonito muro que podía decorar a su antojo... Eso ya...—. Dios, menos mal que no comimos tres pizzas antes, o creo que las potaría todas.

Cuando llegaron al tejado, Datsue se dejó caer de espaldas sobre las tejas, exhausto. La lluvia, refrescante, caía sobre él, pero sin mojarle. No se podía mojar algo que ya estaba empapado.

—Ah, estoy de acuerdo —dijo, aunándose con Daruu en que Ayame podría vencerle. O, al menos, presentarle batalla—. Aunque dime una cosa, halcón. ¿Qué hay de los murciélagos sin cola? He leído por ahí que vuestro récord es una falacia. Que en una carrera de quinientos metros lisos, nadie batiría a esa especie de murciélagos.

Lo cierto es que Datsue era un friki de esas cosas. ¿Quién ganaría en un enfrentamiento, un león o un tigre? ¿Cuál era el animal más grande? ¿Y el más fuerte? ¿Y entre los animales extintos? Ahora no tenía tiempo, pero de genin se había comido decenas de documentales. Siempre se había interesado más por animales terrestres, aunque las águilas le fascinaban, y consideraba que los zorros y los leones eran los seres más maravillosos que los dioses habían puesto sobre la faz de Ōnindo.