Viejos amigos, nueva voz

[Aotsuki Ayame]

—Sí, eres rápido. Pero creo que Ayame te adelantaría si fuese a pie —replicó un envalentonado Daruu, ganándose una mirada tan afilada por parte de la rapaz como sus propias garras.

Pero no fue el único.

—Ah, estoy de acuerdo —afirmó Datsue, aunándose con Daruu—. Aunque dime una cosa, halcón. ¿Qué hay de los murciélagos sin cola? He leído por ahí que vuestro récord es una falacia. Que en una carrera de quinientos metros lisos, nadie batiría a esa especie de murciélagos.

Takeshi desplegó las alas de golpe, levantando un vendaval de aire que fue acompañado por un ensordecedor graznido.

—¡¿Te atreves a compararme con una rata voladora?! —graznó, visiblemente ofendido—. ¡Habría que ver si esos murciélagos de los que hablan son tan veloces como dices! ¡Y si de verdad lo son, estoy cien por cien seguro que nada tienen que hacer con MIS picados supersónicos! Habrase visto...

Ayame se acercaba desde detrás de Takeshi, con pasos lentos y las manos entrelazadas sobre el pecho. Tenía las mejillas arreboladas por lo frenético de la carrera, pero sus labios estaban curvados en una sonrisa que, muy probablemente, Daruu no veía desde hace mucho tiempo. Ni siquiera parecía importarle lo más mínimo ir empapada de los pies a la cabeza.