13/02/2023, 16:53
Un tenso silencio cayó sobre los tres shinobi, sólo roto por el suave murmullo de la lluvia y el ocasional paso de un trueno. Quedaba claro que ninguno de ellos tenía la respuesta a aquel dilema, y pensar en ello sólo les arrastraba a un remolino sin fin.
—Bah, a la mierda —soltó Daruu, haciendo un aspaviento con la mano con la que había estado pellizcándose el ceño fruncido—. Ayame lleva sin abrir la boca meses. No quiero que lo primero que diga sea algo sobre Kurama.
La aludida agachó la cabeza, sombría. No respondió, pero lo cierto era que cada vez que escuchaba el nombre de aquel bijū, cada vez que rememoraba la imagen de aquel zorro de nueve colas encarnado en un cuerpo humano, algo le removía por dentro. Y no era un sentimiento agradable.
—Creo que lo que se viene va a ser duro y difícil para todos —continuó hablando Daruu—, pero un bijū no nos va a robar nuestra humanidad. Y lo que nos hace humanos es disfrutar de la buena compañía de las personas a las que queremos. Yo no voy a dejar que Kurama me quite eso, ¿y vosotros? —Daruu sonrió—. Tomémonos algo. Conocemos un sitio, Datsue...
—Tienes razón, tienes razón. —Respondió Datsue—. Entiendo que en ese sitio cocinan pizzas, ¿eh? Pero chicos, y esto va en serio, no cometamos los errores del pasado. ¡NADA DE EMPACHARSE HASTA VOMITAR!
Ayame dejó escapar una pequeña risilla, leve y ligera como una pequeña brisa en verano, cuando entendió a lo que se estaba refiriendo el Uchiha.
—Si es donde creo que es... Creo que no hay pizzas. Por sorprendente que parezca —agregó, con una media sonrisa, mirando directamente a Daruu.
Porque que Daruu sugiriera un lugar que no fuera una pizzería si que era un auténtico milagro.
—Bah, a la mierda —soltó Daruu, haciendo un aspaviento con la mano con la que había estado pellizcándose el ceño fruncido—. Ayame lleva sin abrir la boca meses. No quiero que lo primero que diga sea algo sobre Kurama.
La aludida agachó la cabeza, sombría. No respondió, pero lo cierto era que cada vez que escuchaba el nombre de aquel bijū, cada vez que rememoraba la imagen de aquel zorro de nueve colas encarnado en un cuerpo humano, algo le removía por dentro. Y no era un sentimiento agradable.
—Creo que lo que se viene va a ser duro y difícil para todos —continuó hablando Daruu—, pero un bijū no nos va a robar nuestra humanidad. Y lo que nos hace humanos es disfrutar de la buena compañía de las personas a las que queremos. Yo no voy a dejar que Kurama me quite eso, ¿y vosotros? —Daruu sonrió—. Tomémonos algo. Conocemos un sitio, Datsue...
—Tienes razón, tienes razón. —Respondió Datsue—. Entiendo que en ese sitio cocinan pizzas, ¿eh? Pero chicos, y esto va en serio, no cometamos los errores del pasado. ¡NADA DE EMPACHARSE HASTA VOMITAR!
Ayame dejó escapar una pequeña risilla, leve y ligera como una pequeña brisa en verano, cuando entendió a lo que se estaba refiriendo el Uchiha.
—Si es donde creo que es... Creo que no hay pizzas. Por sorprendente que parezca —agregó, con una media sonrisa, mirando directamente a Daruu.
Porque que Daruu sugiriera un lugar que no fuera una pizzería si que era un auténtico milagro.