22/03/2023, 13:01
Daruu resolvió la situación de forma eficaz. Resulta que conocía a un hombre que dominaba el ancestral arte del Mokuton, el elemento de la madera. Prácticamente era un anciano y Ayame no sabía de qué le conocía, pero consiguió replicar los destartalados muebles y el suelo de madera de la taberna de Kirishima.
—¿Pero cómo se te ocurre, Ayame? —exclamó Daruu, mientras caminaban por el Distrito Comercial—. ¡Mira, va cojeando!
—No le he dado en la pierna —replicó ella, enfurruñada.
—Ah, no. Eso es de la borrachera.
Pero Datsue se llevó el dedo a los labios, pidiendo silencio.
—Shh, calla. Un Uzukage jamás se emborracha. O, al menos, no pueden saber que se emborracha.
—Desde luego... Debería darte vergüenza. ¡Que eres Uzukage! —le reprochó Ayame. Aunque una vocecilla en su interior tuvo a bien recordarle que la difunta Yui había sido igual, o peor, que el Uchiha en ese aspecto.
—Veo que la fuerza no la has perdido, ¿eh, Ayame?
Aquella pregunta la sacó de su ensimismamiento. Aunque no supo bien qué responder. En realidad, aquel golpe había sido un descontrol sobre sus propias habilidades después de no utilizarlas durante mucho, mucho tiempo. No es que no hubiese perdido fuerza, es que ahora no conseguía controlarla.
—Nunca llegamos a terminar nuestro combate —recordó entonces el Uzukage, haciendo referencia al combate que habían dejado a medias durante el accidentado Examen de Chünin—. Quizá un día debamos retomarlo.
Ayame le miró, atónita, de arriba a abajo. Se había quedado pálida del susto.
—¿Yo? ¿Enfrentarme... a un Uzukage? —Parecía que habían pasado siglos desde su encontronazo en el Examen de Chünin, pero aquel chico ya no era el mismo al que se había enfrentado. Si habían decidido ponerle el sombrero sobre la cabeza era porque su poder debía haber escalado de forma exponencial—. No... no creo que sea adecuado...
Aunque también era cierto que Shanise le había ofrecido el mismo sombrero a ella. Pero alejó aquel pensamiento sacudiendo la cabeza.
—¿Pero cómo se te ocurre, Ayame? —exclamó Daruu, mientras caminaban por el Distrito Comercial—. ¡Mira, va cojeando!
—No le he dado en la pierna —replicó ella, enfurruñada.
—Ah, no. Eso es de la borrachera.
Pero Datsue se llevó el dedo a los labios, pidiendo silencio.
—Shh, calla. Un Uzukage jamás se emborracha. O, al menos, no pueden saber que se emborracha.
—Desde luego... Debería darte vergüenza. ¡Que eres Uzukage! —le reprochó Ayame. Aunque una vocecilla en su interior tuvo a bien recordarle que la difunta Yui había sido igual, o peor, que el Uchiha en ese aspecto.
—Veo que la fuerza no la has perdido, ¿eh, Ayame?
Aquella pregunta la sacó de su ensimismamiento. Aunque no supo bien qué responder. En realidad, aquel golpe había sido un descontrol sobre sus propias habilidades después de no utilizarlas durante mucho, mucho tiempo. No es que no hubiese perdido fuerza, es que ahora no conseguía controlarla.
—Nunca llegamos a terminar nuestro combate —recordó entonces el Uzukage, haciendo referencia al combate que habían dejado a medias durante el accidentado Examen de Chünin—. Quizá un día debamos retomarlo.
Ayame le miró, atónita, de arriba a abajo. Se había quedado pálida del susto.
—¿Yo? ¿Enfrentarme... a un Uzukage? —Parecía que habían pasado siglos desde su encontronazo en el Examen de Chünin, pero aquel chico ya no era el mismo al que se había enfrentado. Si habían decidido ponerle el sombrero sobre la cabeza era porque su poder debía haber escalado de forma exponencial—. No... no creo que sea adecuado...
Aunque también era cierto que Shanise le había ofrecido el mismo sombrero a ella. Pero alejó aquel pensamiento sacudiendo la cabeza.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)