9/01/2025, 10:27
Pero para cuando Ren llegó. Hana ya estaba ahí.
Estaba sentada en el borde del lago, con los pies metidos en el agua. No estaba sentada sobre la tierra y el cesped, sino sobre una enorme tela de cuadros rojos y rosas. A un lado tenía las sandalias altas que había vestido hasta ahí y al otro una enorme cesta de mimbre. Sus ropas eran mucho más elegantes de lo habitual. Se trataba de un kimono blanco con los bordes y el interior rojo carmesí. El cinto que llegaba para agarrarlo también era del más puro blanco. Se veía de sobra que la tela era de la mejor calidad. El pelo lo llevaba recogido en un elegante moño con su habitual horquilla floral, con el añadido de llevar una flor de cerezo en el lateral. No lleva todo el pelo recogido, sino que tenía un mechon a cada lado de la cabeza, planeadamente sueltos.
Su mirada, a diferencia de la de Ren, no estaba buscando nada. Estaba clavada en la isla que había en el centro del lago, mientras sus manos acariciaban su bandana, que descansaba en su regazo.
Estaba sentada en el borde del lago, con los pies metidos en el agua. No estaba sentada sobre la tierra y el cesped, sino sobre una enorme tela de cuadros rojos y rosas. A un lado tenía las sandalias altas que había vestido hasta ahí y al otro una enorme cesta de mimbre. Sus ropas eran mucho más elegantes de lo habitual. Se trataba de un kimono blanco con los bordes y el interior rojo carmesí. El cinto que llegaba para agarrarlo también era del más puro blanco. Se veía de sobra que la tela era de la mejor calidad. El pelo lo llevaba recogido en un elegante moño con su habitual horquilla floral, con el añadido de llevar una flor de cerezo en el lateral. No lleva todo el pelo recogido, sino que tenía un mechon a cada lado de la cabeza, planeadamente sueltos.
Su mirada, a diferencia de la de Ren, no estaba buscando nada. Estaba clavada en la isla que había en el centro del lago, mientras sus manos acariciaban su bandana, que descansaba en su regazo.