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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#22
A Kaido no le bastó con ver a la joven Eri en el suelo, magullada y solloza por su caída. Tuvo que soltar un comentario que probablemente le hizo sentir más vergüenza de la que ya cargaba encima, haciendo que la experiencia no fuera la más grata del mundo. Y ante semejante señalamiento, la muchacha no pudo reprimir mucho más tiempo las palabras a tal punto de devolver de tú a tú las recriminaciones que el tiburón comenzó desde un principio, con un mote que en lo personal había escuchado infinidad de veces.

-¡Aunque yo tenga una edad mental de ocho años, al menos no soy una cara de pez!

En efecto, él tenía el rostro repleto de detalles que le asemejan a un animal marino. No había novedad en eso ni para sí mismo ni para los que le rodean. Ella, en cambio, era débil e infantil; incapaz de hacer honor a la labor de un shinobi. Y aunque fuera algo que pudiese ocultar con el esfuerzo apropiado a fin de aparentar al menos un poco más de fortaleza, evidentemente no parecía demasiado interesada en hacerlo. Pues, que una simple caída la delatara era, cuanto menos; preocupante. Y aunque no lo viera en ese momento, ello podría traerle problemas más adelante cuando enfrentase situaciones que fueran realmente comprometedoras.

Por suerte, no era su problema. Los del remolino podrían encargarse de ello luego.

No obstante, el berrinche de la muchacha no había terminado allí. También lanzó una pequeña calabaza al rostro del gyojin y salió corriendo apenas su brazo hubo terminado el movimiento. Y Yota, como príncipe sobre corcel; le siguió un par de metros para detenerla.

«Al menos le ha dado un beso, el cabrón debería agradecerme»

Kaido suspiró hastiado y se estrujó los ojos. Podía hacer dos cosas: o les dejaba inmersos en su propio drama y les dejaba solos o se disculpaba debidamente a la espera de que la diversión no se fuera con ellos. Después de todo, Yachi no estaba siendo demasiado divertida de todos modos.

Caminó hasta ellos y carraspeó la garganta. Era evidente que lucía incómodo y las muecas en su rostro demostraban lo difícil que le resultaba siquiera pensar en decir lo siguiente.

—Mira, lo siento; ¿está bien? —argumentó con dificultad—. no he querido ofenderte ni nada similar. Es sólo que deberías esforzarte un poco más en guardar las apariencias, más cuando hay un shinobi de otra aldea contigo. Es probable que pueda traerte problemas luego, ¿entiendes?

Luego miró a Yota fugazmente, para volver a la peliazul.

»Tómalo como un consejo. Si no te lo decía yo ahora mismo, alguien más lo habría hecho luego. Solo estoy siendo un buen samaritano, aunque no tenga las mejores formas de hacerlo, evidentemente.

Sonrió. Inconsciente de que sus dientes no ayudaría demasiado, pero no había de otra.
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Mensajes en este tema
¡A por calabazas a Yachi! - por Uzumaki Eri - 11/01/2016, 14:02
RE: ¡A por calabazas a Yachi! - por Umikiba Kaido - 17/02/2016, 23:08


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