18/02/2016, 10:19
Quería huir, escapar de la vergüenza que había sentido tras haber tropezado como una niña pequeña y tener un berrinche que no pudo controlar a tiempo, pero así era ella, y por mucho que le molestase o se quisiese liberar de las ataduras que tenía con su yo infantil, era una carga con la que tenía que vivir toda su vida. La carrera solo era para alejarse y tener un momento de intimidad con ella misma, así siempre se le pasaban estos ataques incontrolados.
Pero Yota no la dejó.
Antes de que pudiese alcanzar la puerta de madera que ya se encontraba abierta para su suerte, el Sasagani tomó su brazo impidiéndole la marcha. ''Malditas piernas cortas...'' Ese pensamiento solo aumentó las ganas que tenía de salir de ese lugar manchado de naranja, ¡encima de infantil, baja!
-Eri...- Fue llamada por su compañero de villa, más su cabeza no viró para enfrentar su mirada carmesí, ya que se quedó posada en la lejanía, donde quería huir. -¿Seguro que estás bien? ¿Qué ha pasado? ¡Y olvídate de ese imbécil! Conseguiremos tu calabaza y nos iremos de aquí, pronto lo dejaremos atrás y podremos olvidarnos de él-
¿Estaba bien? ¿De qué tenía miedo? ¿Y vergüenza? Bueno, nunca se había sentido demasiado bien consigo misma, pero... Un ninja tenía que ser fuerte y saber como controlar las situaciones por muy peliagudas que fueran. Lentamente fue girando la cabeza, o quizás el tiempo pasaba más lento, no lo sabía, lo que sí conocía era que tarde o temprano tenía que enfrentarse a las miradas tanto de Yota como de Kaido.
Así que enfrentó primero la de su compañero.
-Y-yo... - Tartamudeó, sin saber muy bien qué decir. Sus lágrimas comenzaban a secarse debido a la escasez de líquido que brotaba de sus orbes verdosos. Más antes de seguir, el chico que tenía facciones de animal marino se acercó de nuevo y comentó:
—Mira, lo siento; ¿está bien? —argumentó con dificultad—. no he querido ofenderte ni nada similar. Es sólo que deberías esforzarte un poco más en guardar las apariencias, más cuando hay un shinobi de otra aldea contigo. Es probable que pueda traerte problemas luego, ¿entiendes?
Qué manía con regañarla, por Kami, ¿y él qué sabía de la joven? Lo mismo que Eri sabía de Kaido: nada. Suspiró lentamente para que ninguno de sus acompañantes se enterase y escuchó terminar el relato del de la tez azulada.
»Tómalo como un consejo. Si no te lo decía yo ahora mismo, alguien más lo habría hecho luego. Solo estoy siendo un buen samaritano, aunque no tenga las mejores formas de hacerlo, evidentemente.
No sabía si sentirse aliviada o asustada después de que enseñase la sierra que tenía por dentadura. Eri mostró una mueca lo más parecida a una sonrisa y fue a hablar, en ese mismo instante cuando Yota dejó de agarrar su brazo por si acaso la kunoichi decidía emprender otra carrera por Yachi.
No supo por qué pero se vio desnuda ante aquel acto.
-Discúlpame, me enseñaron maneras en mi aldea pero no he sabido actuar conforme a ellas - soltó, inclinando su cuerpo ante ambos shinobi -.Kaido-san tiene razón y debería haber guardado las apariencias, pero mi actitud infantil ha podido superarme, ruego que me disculpéis, tanto Kaido-san como Yota-san -. Se le quedó corto el discurso, pero era lo mejor que tenía, o recordaba haber dicho con anterioridad para salvarse de un momento incómodo.
Luego levantó la mirada y sonrió sin rastro de muecas y lágrimas. -¿Me ayudáis a buscar una calabaza, por favor? - Preguntó con un ligero rubor en sus mejillas.
Pero Yota no la dejó.
Antes de que pudiese alcanzar la puerta de madera que ya se encontraba abierta para su suerte, el Sasagani tomó su brazo impidiéndole la marcha. ''Malditas piernas cortas...'' Ese pensamiento solo aumentó las ganas que tenía de salir de ese lugar manchado de naranja, ¡encima de infantil, baja!
-Eri...- Fue llamada por su compañero de villa, más su cabeza no viró para enfrentar su mirada carmesí, ya que se quedó posada en la lejanía, donde quería huir. -¿Seguro que estás bien? ¿Qué ha pasado? ¡Y olvídate de ese imbécil! Conseguiremos tu calabaza y nos iremos de aquí, pronto lo dejaremos atrás y podremos olvidarnos de él-
¿Estaba bien? ¿De qué tenía miedo? ¿Y vergüenza? Bueno, nunca se había sentido demasiado bien consigo misma, pero... Un ninja tenía que ser fuerte y saber como controlar las situaciones por muy peliagudas que fueran. Lentamente fue girando la cabeza, o quizás el tiempo pasaba más lento, no lo sabía, lo que sí conocía era que tarde o temprano tenía que enfrentarse a las miradas tanto de Yota como de Kaido.
Así que enfrentó primero la de su compañero.
-Y-yo... - Tartamudeó, sin saber muy bien qué decir. Sus lágrimas comenzaban a secarse debido a la escasez de líquido que brotaba de sus orbes verdosos. Más antes de seguir, el chico que tenía facciones de animal marino se acercó de nuevo y comentó:
—Mira, lo siento; ¿está bien? —argumentó con dificultad—. no he querido ofenderte ni nada similar. Es sólo que deberías esforzarte un poco más en guardar las apariencias, más cuando hay un shinobi de otra aldea contigo. Es probable que pueda traerte problemas luego, ¿entiendes?
Qué manía con regañarla, por Kami, ¿y él qué sabía de la joven? Lo mismo que Eri sabía de Kaido: nada. Suspiró lentamente para que ninguno de sus acompañantes se enterase y escuchó terminar el relato del de la tez azulada.
»Tómalo como un consejo. Si no te lo decía yo ahora mismo, alguien más lo habría hecho luego. Solo estoy siendo un buen samaritano, aunque no tenga las mejores formas de hacerlo, evidentemente.
No sabía si sentirse aliviada o asustada después de que enseñase la sierra que tenía por dentadura. Eri mostró una mueca lo más parecida a una sonrisa y fue a hablar, en ese mismo instante cuando Yota dejó de agarrar su brazo por si acaso la kunoichi decidía emprender otra carrera por Yachi.
No supo por qué pero se vio desnuda ante aquel acto.
-Discúlpame, me enseñaron maneras en mi aldea pero no he sabido actuar conforme a ellas - soltó, inclinando su cuerpo ante ambos shinobi -.Kaido-san tiene razón y debería haber guardado las apariencias, pero mi actitud infantil ha podido superarme, ruego que me disculpéis, tanto Kaido-san como Yota-san -. Se le quedó corto el discurso, pero era lo mejor que tenía, o recordaba haber dicho con anterioridad para salvarse de un momento incómodo.
Luego levantó la mirada y sonrió sin rastro de muecas y lágrimas. -¿Me ayudáis a buscar una calabaza, por favor? - Preguntó con un ligero rubor en sus mejillas.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)