23/01/2025, 15:41
(Última modificación: 23/01/2025, 16:10 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.)
— ¡Pero si a comprar ropa eres la que tiene que venir sí o sí! — protestó Hana poniendo los brazos en jarra. — Eh, ¿donde crees que vas?
La llamó al verla irse, agarrandola de la camiseta y obligandola a agacharse para darle un rápido beso antes de dejarla marchar.
Durante su camino, Ren no vería nada sobre mantenimiento de armas. Era logico que todo eso estuviese en la forja, que es donde iría alguien con una herramienta desgastada. Y eso es lo que encontraria al llegar a la forja. Había un local con todo tipo de utensilios de hierro y acero, desde cubiertos de gran calidad hasta hoces para el campo. Dentro podría ver a una escualida mujer de pelo anaranjado tras el mostrador.
Sin embargo, la forja estaba al lado de dicho edificio, a cierta distancia por seguridad. Era una forja semi abierta. Tenía techo y paredes, pero carecía de la cuarta pared, lo que hacía que fuese perfectamente visible desde el camino. Estaba hecha de una roca negra y en su puerta estaba sentada una mujer pelirroja mucho más desarrollada que la del interior de la tienda. Su cabellera era más rojiza y su piel clara, casi sin imperfecciones, a excepción de sus manos trabajadas.
Dentro de la forja había todavía otra mujer pelirroja, su cabello no solo era rojo, sino que parecía brillar de la misma forma que el fuego de la forja. Estaba dandole forma a algo, parecía un simple cuchillo.
— Te he dicho que le des como si fuese la primera mujer de la noche. ¿Es que nunca has tocado a una mujer? — le reprobó la mujer que iba vestida elegantemente a la que estaba en la forja.
— ¡Pues claro que no! ¿Quieres que mate a alguien o qué? — protestó la del interior.
La llamó al verla irse, agarrandola de la camiseta y obligandola a agacharse para darle un rápido beso antes de dejarla marchar.
Durante su camino, Ren no vería nada sobre mantenimiento de armas. Era logico que todo eso estuviese en la forja, que es donde iría alguien con una herramienta desgastada. Y eso es lo que encontraria al llegar a la forja. Había un local con todo tipo de utensilios de hierro y acero, desde cubiertos de gran calidad hasta hoces para el campo. Dentro podría ver a una escualida mujer de pelo anaranjado tras el mostrador.
Sin embargo, la forja estaba al lado de dicho edificio, a cierta distancia por seguridad. Era una forja semi abierta. Tenía techo y paredes, pero carecía de la cuarta pared, lo que hacía que fuese perfectamente visible desde el camino. Estaba hecha de una roca negra y en su puerta estaba sentada una mujer pelirroja mucho más desarrollada que la del interior de la tienda. Su cabellera era más rojiza y su piel clara, casi sin imperfecciones, a excepción de sus manos trabajadas.
Dentro de la forja había todavía otra mujer pelirroja, su cabello no solo era rojo, sino que parecía brillar de la misma forma que el fuego de la forja. Estaba dandole forma a algo, parecía un simple cuchillo.
— Te he dicho que le des como si fuese la primera mujer de la noche. ¿Es que nunca has tocado a una mujer? — le reprobó la mujer que iba vestida elegantemente a la que estaba en la forja.
— ¡Pues claro que no! ¿Quieres que mate a alguien o qué? — protestó la del interior.