29/02/2016, 18:43
Antes de que la mujer se fuese, Nabi, haciendo gala de su carisma casi nula, pero carisma de Uzushiogakure después de todo, llamó la atención de la anciana con una oferta mucho mejor que el que había ofrecido la menor de ambos shinobi.
Espere. Seguramente nuestra villa se haga cargo de los gastos siempre que nosotros demos el visto bueno, así que el dinero no sera problema. No puede esperar que una kunoichi le haga una reparación. Así que tenga esto para agilizar el proceso y encarguese usted de todo. Esta muchacha esta ocupada con las semifinales de mañana.
Tan ancho y pancho sacó un fajo de billetes de debajo de su almohada que no se había despegado del colchón y se lo lanzó a la dueña, que con placer lo cogió y desapareció afirmando que los clientes de Uzushio eran los mejores.
''¿D...Desde cuando duerme con un fajo de billetes bajo la almohada? Eso tiene que ser incomodísimo...''
Pensamientos extraños a parte, el joven se volvió para contestar a la chica sobre su estado, respondiendo que le dolía al parecer un poco la cabeza... ¡Ay! ¡El golpe! Eri corrió cual gacela para socorrerle, ¡casi lo mataba y ella ahí preocupándose por algo tan insignificante como era el dinero! Tocó su zona superior descubriendo como hilos de sangre recorrían sus rubios cabellos y se llevó las manos a la cabeza, lo había matado, madre mía...
-Vale, no te preocupes,¡ te curaré! - Alegó haciendo aspavientos con ambas manos para no tocar la zona afectada más, o quizás intentando que el chico siguiese con sus ojos sus extremidades superiores para comprobar si estaba vivo de verdad, no podía darse por vencida todavía -.¿Puedes moverte? Vamos a mi habitación, allí te podré curar y podrás dormir todo lo que quieras, pero... ¿Estás bien? - volvió a preguntar, claramente presa del nerviosismo, tanto que ya ni se planteaba morderse el labio, ahora devoraba sus uñas como si fuesen el manjar más exquisito del mundo. -Oh, bueno, quizás sería lo mejor pedir una habitación nueva... Bueno, es igual, vamos a mi habitación que tengo mi kit médico allí y luego iré a pedirte una habitación nueva...
Bajó del pilón de ropa sucia y tendió una mano a su compañero de villa y mejor amigo para que se dejase guiar por ella.
Espere. Seguramente nuestra villa se haga cargo de los gastos siempre que nosotros demos el visto bueno, así que el dinero no sera problema. No puede esperar que una kunoichi le haga una reparación. Así que tenga esto para agilizar el proceso y encarguese usted de todo. Esta muchacha esta ocupada con las semifinales de mañana.
Tan ancho y pancho sacó un fajo de billetes de debajo de su almohada que no se había despegado del colchón y se lo lanzó a la dueña, que con placer lo cogió y desapareció afirmando que los clientes de Uzushio eran los mejores.
''¿D...Desde cuando duerme con un fajo de billetes bajo la almohada? Eso tiene que ser incomodísimo...''
Pensamientos extraños a parte, el joven se volvió para contestar a la chica sobre su estado, respondiendo que le dolía al parecer un poco la cabeza... ¡Ay! ¡El golpe! Eri corrió cual gacela para socorrerle, ¡casi lo mataba y ella ahí preocupándose por algo tan insignificante como era el dinero! Tocó su zona superior descubriendo como hilos de sangre recorrían sus rubios cabellos y se llevó las manos a la cabeza, lo había matado, madre mía...
-Vale, no te preocupes,¡ te curaré! - Alegó haciendo aspavientos con ambas manos para no tocar la zona afectada más, o quizás intentando que el chico siguiese con sus ojos sus extremidades superiores para comprobar si estaba vivo de verdad, no podía darse por vencida todavía -.¿Puedes moverte? Vamos a mi habitación, allí te podré curar y podrás dormir todo lo que quieras, pero... ¿Estás bien? - volvió a preguntar, claramente presa del nerviosismo, tanto que ya ni se planteaba morderse el labio, ahora devoraba sus uñas como si fuesen el manjar más exquisito del mundo. -Oh, bueno, quizás sería lo mejor pedir una habitación nueva... Bueno, es igual, vamos a mi habitación que tengo mi kit médico allí y luego iré a pedirte una habitación nueva...
Bajó del pilón de ropa sucia y tendió una mano a su compañero de villa y mejor amigo para que se dejase guiar por ella.