6/03/2016, 05:02
(Última modificación: 6/03/2016, 05:05 por Manase Mogura.)
Para romper de forma contundente con la rutina, la lluvia había sido reemplazada con un día soleado y fresco de primavera. Para Mogura que acostumbraba a cargar consigo un paraguas para bloquear las gotas de agua todos los días... no estaba nada mal.
Igual ahora estoy usando este sombrero de paja... aunque sea tengo las manos libres...
Ademas de cubrirse la cabeza con el tradicional sombrero asiático, mantenía usando sus ropajes casuales, la camiseta y pantalón ambos de un color oscuro y un chaleco grisáceo, lo que resaltaba en aquella ocasión es que llevaba un haori azul oscuro con el símbolo de Amegakure bordado en la parte cercana a la nuca.
Sin embargo... creo que tengo un poco de calor.
Pensaba para si mismo mientras recorría los puestos viendo de un lado a otro, había cosas tan poco utiles entreveradas con ornamentos y cosas por el estilo. Pero había algo que estaba buscando en particular, y cuando finalmente lo encontró se acerco al puesto.
Abanicos de papel, necesito uno. Veamos... veamos... este es demasiado ornamentado, no quiero algo tan vistoso, este otro es simplemente horrible, estos que no se pueden doblar no me agradan... ah que tanto... me llevo este.
Después de perder tiempo revolviendo el local del pobre tipo, Mogura terminó eligiendo el abanico mas sencillo que podría existir, papel blanco y maderitas típicamente usadas, nada de otro mundo, la expresión del vendedor era la mas acertada para la situación. Entendió lo que esa cara quería decir sin ninguna palabra, pagó y se fue un poco apresurado.
Sería muy dificil no ver la cantidad de gente que había cerca de aquel lugar, podría haberse detenido a preguntar que estaba sucediendo pero todos parecian muy metidos en lo suyo.
Mejor no molestar a nadie...
Pensaba el shinobi del sombrero. Continuó caminando por los bordes de la plaza hasta que un aroma a comida lo empezó a convencer de que era hora de sentarse un momento y degustar algo rico. Pero sería la voz de un compañero suyo la que lo haría elegir finalmente aquel local.
"¡¿Es que no es evidente que soy un chico o qué?!"
Hermanos Hidekata se llamaba el lugar, restaurante de comida preparada por sus propios dueños, imaginó. Acompañando las palabras del otro shinobi de la lluvia, Mogura ingresó cubriendo un poco su rostro con el sombrero y buscando a Len con la mirada por lo bajo. Habían mas personas ahí aunque no les prestó mucha atención en un momento.
Todo el mundo se equivoca en algún momento, algunos mas que otros... cálmate un poco, muchacho. Seguro no era su intención ofenderte.
Le reclamó el joven shinobi al chico con la yukata mientras le apoyaba en el hombro el abanico de papel. Mirando mejor el ambiente parecía un lugar bastante agradable como para que algo agresivo se pusiese a cocinar. Observó la barra, había lugares libres y el camarero con el que Len parecía querer pelear todavía estaba ahí.
¡Dos de eso que huele tan bien, por favor!
Dijo sonriendo mientras se quitaba el sombrero y se acercaba a la barra para tomar asiento. Miro a su lado y vio a la kunoichi tan particular, volteó nuevamente a ver a su compatriota y regresó la mirada a la muchacha de Takigakure.
Corresponde una disculpa por el comportamiento de Len. Espero sea aceptada.
Le susurró por lo bajo.
Igual ahora estoy usando este sombrero de paja... aunque sea tengo las manos libres...
Ademas de cubrirse la cabeza con el tradicional sombrero asiático, mantenía usando sus ropajes casuales, la camiseta y pantalón ambos de un color oscuro y un chaleco grisáceo, lo que resaltaba en aquella ocasión es que llevaba un haori azul oscuro con el símbolo de Amegakure bordado en la parte cercana a la nuca.
Sin embargo... creo que tengo un poco de calor.
Pensaba para si mismo mientras recorría los puestos viendo de un lado a otro, había cosas tan poco utiles entreveradas con ornamentos y cosas por el estilo. Pero había algo que estaba buscando en particular, y cuando finalmente lo encontró se acerco al puesto.
Abanicos de papel, necesito uno. Veamos... veamos... este es demasiado ornamentado, no quiero algo tan vistoso, este otro es simplemente horrible, estos que no se pueden doblar no me agradan... ah que tanto... me llevo este.
Después de perder tiempo revolviendo el local del pobre tipo, Mogura terminó eligiendo el abanico mas sencillo que podría existir, papel blanco y maderitas típicamente usadas, nada de otro mundo, la expresión del vendedor era la mas acertada para la situación. Entendió lo que esa cara quería decir sin ninguna palabra, pagó y se fue un poco apresurado.
Sería muy dificil no ver la cantidad de gente que había cerca de aquel lugar, podría haberse detenido a preguntar que estaba sucediendo pero todos parecian muy metidos en lo suyo.
Mejor no molestar a nadie...
Pensaba el shinobi del sombrero. Continuó caminando por los bordes de la plaza hasta que un aroma a comida lo empezó a convencer de que era hora de sentarse un momento y degustar algo rico. Pero sería la voz de un compañero suyo la que lo haría elegir finalmente aquel local.
"¡¿Es que no es evidente que soy un chico o qué?!"
Hermanos Hidekata se llamaba el lugar, restaurante de comida preparada por sus propios dueños, imaginó. Acompañando las palabras del otro shinobi de la lluvia, Mogura ingresó cubriendo un poco su rostro con el sombrero y buscando a Len con la mirada por lo bajo. Habían mas personas ahí aunque no les prestó mucha atención en un momento.
Todo el mundo se equivoca en algún momento, algunos mas que otros... cálmate un poco, muchacho. Seguro no era su intención ofenderte.
Le reclamó el joven shinobi al chico con la yukata mientras le apoyaba en el hombro el abanico de papel. Mirando mejor el ambiente parecía un lugar bastante agradable como para que algo agresivo se pusiese a cocinar. Observó la barra, había lugares libres y el camarero con el que Len parecía querer pelear todavía estaba ahí.
¡Dos de eso que huele tan bien, por favor!
Dijo sonriendo mientras se quitaba el sombrero y se acercaba a la barra para tomar asiento. Miro a su lado y vio a la kunoichi tan particular, volteó nuevamente a ver a su compatriota y regresó la mirada a la muchacha de Takigakure.
Corresponde una disculpa por el comportamiento de Len. Espero sea aceptada.
Le susurró por lo bajo.