El rasta y el Uchiha

[Riko]

Realmente estaba haciendo los correcto, desde el mismo momento en el que los ojos del rubio se habían tornado de ese color carmesí, el rastas no había sido capaz de acertar ni un solo golpe, era como si su rival, con esos ojos, fuera capaz de leer su pensamiento o algo por el estilo, algo que hacía que supiera cual iba a ser su siguiente movimiento antes incluso de llegar a realizarlo.

''¿Qué tendrán de especial esos ojos? Bueno, al menos sé que si me vuelvo a enfrentar contra unos ojos así, debería cambiar drásticamente mi estrategia...''

Allí seguía Riko, sentado en el suelo, notando como aquellas gotas de lluvia bañaban su piel, y descansando, sobre todo, descansando, ya no a nivel físico, si no psicológico, había sido un combate desbalanceado desde el minuto uno, y eso era algo difícil de asumir.

¿De verdad que solo sabes Taijutsu?

El pelinegro escuchó la pregunta de su compañero de Villa, pero tardó unos segundos en bajar la cabeza, para mirar directamente al Uchiha antes de responderle.

— No realmente, aunque sí es cierto que es mi ''especialidad'', por decirlo de alguna forma, aunque ya has visto el resultado... — Respondió con una sonrisa algo triste. — ... pero sé usar algo de Ninjutsu, aunque no demasiado. —

Lo cierto era que no había usado nada de su Ninjutsu porque habría podido producir daños en el Jardín, y no quería eso, así que había preferido centrarse en su Taijutsu, de forma errónea, como había podido comprobar. Las siguientes palabras del rubio fueron, quizás algo duras, pero, en ese momento, incluso alguien tan confiado como Riko sabía que eran ciertas.

Has tenido mala suerte de encontrarte con un Uchiha, eso es todo. Si volvemos a pegarnos el resultado no cambiara. Lo siento Riko, pero no puedes ganarme.

El rastas quedó pensativo, posiblemente pensando en todo lo que aquello implicaba, unos simples ojos no podían marcar tanto la diferencia, estaba seguro de que si entrenaba mucho y muy duro, llegaría un día en el que, aunque no consiguiera ganar, al menos podría plantarle cara.

— Bueno, en parte llevas razón, ahora mismo seguramente me sería imposible si quiera darte un golpe... Pero dame tiempo, en un tiempo te pediré una revancha... — Mientras el muchacho hablaba se fue levantando y acercándose al rubio, viendo como sus ojos volvían a un color normal. — ... y entonces será un combate al 100%, nada de contenerse, ¿trato hecho? — Terminó Riko, tendiéndole la mano al ahora ojinegro, con una sonrisa en el rostro.

— Y que no se te olvide, soy un jodido chico, género masculino, ni travesti, ni puta, ni nada de eso. —