Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#13
El primero en irse fue Nabi y poco después le siguió Juro. Ambos miembros de su equipo y ambos con distintos objetivos en mente… Todos con las mismas preocupaciones. El torneo ya no parecía la feliz competencia deportiva que se había imaginado. Ahora, por todo lo discutido en aquella habitación, mostraba tener un aire mucho más oscuro y ominoso. Si las cosas resultaran tal como el Uchiha sospechaba, poco importaban los motivos que se tuvieran para estar allí… Todos estarían en peligro mortal y poco podrían hacer al respecto.

El Ishimura no estaba seguro de que pensar o que hacer de ahí en adelante.

Nabi parecía bastante insatisfecho con su encuentro y su desempeño. Bueno, la prensa local no había sido para nada amable con él; En los periódicos narraban cómo había sido aquel combate tan reñido y vistoso, pero únicamente luego de señalar la vergonzosa y patética demostración de arrogancia que tuvo en su primer movimiento. Con lo orgulloso que era el Uchiha aquello le debió dar un golpe bastante fuerte. No había mucho que hacer pues así era él, duro en apariencia y absolutamente débil ante cualquier falla propia, todo un castillo de naipes.

Juro parecía estar preocupado, pero aun así demostraba una determinación notable cara a su siguiente encuentro. A pesar de todo el peligro que se comenzaba a arremolinarse alrededor de él, se mantenía firme en confiar en sus compañeros, aunque en aquellas circunstancias no podrían darle más que apoyo moral. De los tres parecía ser quien estaba más consciente de lo que significaba ser un equipo.

Kazuma quedó solo en aquella habitación, solo con los pensamientos e inquietudes que sus compañeros habían traído consigo. Aquello también era parte del trabajo en equipo, el compartir las dudas y miedos, el apoyarse en tus compañeros para sobrellevar aquellas cosas difíciles. De cierto modo sentía como si con solo escucharles ya hubiese puesto su granito de arena en aquella unión heterogénea que llamaba equipo.

«¿Entrenar eh? —No lo había pensado, pero tenía cierto sentido—. Supongo que a todos nos caería bien, pero… No creo que pulir nuestras habilidades sea lo que necesitamos —recordó como sus compañeros habían asegurado el querer buscar quien les entrenara—. Creo que nos falta algo más que solo fuerza.»

No estaba seguro de que les hacía falta, pero de cierta forma podía tantear aquello que buscaba.

A aquellos jóvenes no les hacía falta fuerza como tal, sino algo mucho más abstracto. Se trataba de actitud; Nabi era fuerte, pero su arrogancia y terquedad empañaban su visión de los problemas que se le presentaban. Juro era muy hábil, pero le hacía falta más instinto de combate y más agresividad, la falta de aquello causaba que su inocencia les restará efectividad. Kazuma tenía experiencia, pero pecaba de falta de seriedad en los combate y aquello era a causa de la poca motivación que sentía cuando no estaba persiguiendo sus propias convicciones.

Todas aquellas eran fallas que podría tener cualquier persona, pero que un ninja tendría que controlar. Aquella era parte de los deberes de un sensei. No basta con afilar la espada, la mano que la esgrime también debe estar bien entrenada. Y así eran aquellos muchachos subordinados de Shiori, armas con un gran potencial y con poca capacidad de manejo.

«Nos falta tanto… A mí me falta tanto.»

Tenía mucho en que pensar, pero lo dejaría para luego. El cansancio le ganaba y necesitaba acostarse. Se reclinó en su cama y entonces pudo ver en la pared una silueta alada que se proyectaba desde la ventana. Ahí estaba de nuevo, cubriendo el sol de la mañana como siempre. Se trataba de aquel buitre que solía visitarlo a diario, pero en esta oportunidad no le pareció una compañía tan perturbadora como en otras ocasiones.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
Responder


Mensajes en este tema
RE: Cuando la fatalidad te roza la mano - por Hanamura Kazuma - 20/03/2016, 17:21


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.