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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Bueno... Mi madre tiene un pequeño negocio de sastrería. Principalmente, hace arreglos, corrige desperfectos... Pero también hace alguna que otra cosa tal vez algo simple — respondió, buscando con la mirada unos palillos similares a los que había cogido el resto, para separarlos posteriormente ella también—. Cojines, bolsas de tela... También hace algunas cosas de punto. Lo que llevo puesto lo hizo ella misma practicamente — añadió con una pequeña carcajada.

Estiraría entonces la mano un poco, para alcanzar un plato en el que había algunas gyozas al vapor, tal vez eran de carne o verduras, a lo mejor incluso setas. Solo lo sabría cuando les diera un buen bocado.

Yyy.... Uuuhm... Bueno, yo al igual que Ranko y meme, soy kunoichi
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#17
Ya veo, trabaja con telas. Es posible que haya usado alguna de las nuestras. Como sabrás, los Sagisō hemos proveído a Kusagakure de las más finas telas y productos textiles del mercado —lejos de sonar engreído, el tono de Kizaemon era tranquilo y amable, como buen hombre de negocios. —. Oh, claro que eres kunoichi. No es una profesión que recomendaría, pero es loable.

El hombre prosiguió con su cena, aunque pronto fue Kuumi quien se interesó.

¿Tu madre hizo eso? Huh, es buena. Yo comencé hace tiempo mi propia marca de ropa —ella sí sonaba un poco engreída —. Aunque... La situación actual nos dificulta vender en ciertas zonas...

Hubo un silencio breve.

Así... Es, Kuu-chan. Mañana partiremos para hacer lo nuestro y ayudar —Mientras hablaba, Komachi intercambió una mirada preocupada con Ranko, aunque sonrió como intentando animarla —. Tú también irás, no, ¿Lyndis-chan? ¿Te sientes preparada?

Todos miraron a Lyndis, aunque fuese por poco tiempo, esperando su respuesta.
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#18
La joven de cabellos plateados asintió ante la información que Kizaemon había dado. Era más que seguro que habrían utilizado los productos textiles que comercializaban en más de una ocasión, pero simplemente era algo a lo que no prestaba ninguna de las dos atención. Si la tela era buena, era lo único que importaba. Después rodó su mirada hasta Kuumi para escucharla. ¿A que es a lo que se estaba refiriendo exactamente?

Y entonces, Komachi hizo la pregunta decisiva. Lyndis alternó la mirada entre ella y Ranko, intentando buscar una respuesta a ello. ¿Y ahora a que se estaba refiriendo ella? ¿Sería muy estúpido preguntar por aquello? Pero si no sabía de que se trataba exactamente, sería peor aún.

¿Ir a...? ¿Dónde? — Preguntó un poco nerviosa, esbozando una leve sonrisa mientras sostenía los palillos con una sola mano.
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#19
Kizaemon y Komachi intercambiaron miradas algo confusas, y Ranko bajó la mirada, preocupada. Pero Meme habló, con su tranquilidad de siempre.

Huh. Pensaba que sobre todos, tú querrías ir a la guerra.

Meme-chan —le llamó la atención su madre, aunque con cariño. —. Lyndis-chan. Al frente. A combatir al ejército de Kurama que ha tomado algunas ciudades. Ran-chan y yo... Partiremos en unos días. Por eso ella quiso invitarte, para tener una cena familiar antes de un evento tan... Trágico. Para tener un... Respiro de aire fresco antes de zambullirse en aguas turbulentas.

Komachi habló con tono afable, dispuesta a explicar todo, aunque le extrañaba de sobremanera que Lyndis no lo supiera. Y una tristeza silenciosa se deslizó lentamente en la expresión de la pelirroja.

¿No irás, Lyndis-chan?
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#20
Ah, te referías a eso — respondió con total tranquilidad, y como si aquello no fuera un tema serio ni en el que posiblemente estuviera en juego todo el mundo, tal y como lo concebía —. Pues claro, no me perdería un combate de esas proporciones, ni aunque tomara todo el alcohol del mundo

Añadió con una mueca final. No había tardado más de un par de minutos en "soltarse la melena", y sentirse cómoda, pese a que hasta hace un rato Komachi la miraba con ojos críticos de arriba abajo

De hecho Meme, otro chaval y yo, tuvimos que limpiar el estropicio en el que derivó un combate de alguien de la aldea contra un general. No creo que sean para tanto, y más si tuvo que escapar de esa persona. Oí que era un usuario de... Shen... Sen... No me acuerdo bien — dijo dispuesta a pinchar otro trozo de carne para llevarlo a su plato —. El caso es que huyó de ese kusajin que ni siquiera estaba bien entrenado, seguro que son todos unos bocazas y cobardes.
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#21
Oh, sí, recuerdo mapaches y ratas. —dijo Meme, asintiendo varias veces para luego comer a bocados pequeños.

Kizaemon, sin embargo, miró a Lyndis con ojos acusadores. Komachi apretó los labios, como conteniendo una risa. Ranko arrugó la frente con preocupación.

¿Alcohol?

Vamos, cariño, Lyndis-chan ya no es una niñita. Tampoco lo es nuestra Ran-chan.

Entiendo. Pero el alcohol es algo con lo que hay que tener cuidado. Por eso no lo ves en la mesa. No condenaré que bebas, Zhaoren-san, siempre que no te excedas. Y de preferencia no lo bebas frente a Ranko.

La aludida hundió su mirada en su plato y comenzó a llenarse la boca de comida para evitar hablar de la vez que Lyndis se había emborrachado frente a ella. Kizaemon pareció no notar su reacción y siguió comiendo.

Me encanta tu actitud, Lyndis-chan. Aunque no te confíes. La gente de Kurama puede exceder las expectativas fácilmente si uno baja la guardia.

La mujer tenía perfecto control de su único brazo, y comía con tanta facilidad como el resto de los presentes.

¿Y cuánto llevan de novias? —preguntó Kuumi de la nada, haciendo que Ranko se atragantara, que Meme y Komachi sonrieran cual cómplices, y que la mirada de Kizaemon se ensombreciera.
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#22
Oh si, no se preocupe, tengo un control absoluto sobre mis capacidades a la hora de beber. Sé perfectamente cuanto parar — mintió, para beber de una de las copas algo de agua.

Acto seguido, Komachi le advirtió que no se confiara ante la guerra que se avecinaba. Lyndis no es que estuviera confiada en que el enemigo tuviera pésimas capacidades, sino que, por el contrario, estaba bastante orgullosa y segura de las suyas. Seguro que a un buen ritmo, podría conseguir alcanzar la divinidad, y vivir de forma indefinida. No como un recuerdo que mantiene viva su imagen, sino como algo más allá de las capacidades humanas.

Y entonces, otra pregunta la devolvió a un plano y unos sentimientos más terrenales. Lyndis se tuvo que golpear el pecho ante la pregunta, mientras miraba a Ranko con los mismos nervios que ella lo estaba haciendo. Otra vez, había vuelto a bajar la guardia y su sensación de orgullo y superioridad se habían desvanecido.

E-Ehmm.. P-Pues... — Dijo carraspeando, después de haber tosido un poco mientras utilizaba una servilleta para aquella situación—. C-Creo que... ¿D-Desde año nuevo? ¿No, Ranko? — añadió buscando ayuda tanto con la mirada como con las palabras hacia su pareja.
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#23
Kizaemon dirigió una mirada de incredulidad a lo del control absoluto del alcohol. Él sabía que quien afirma eso es porque no lo controla. Sin embargo, el comentario sobre el noviazgo de su hija con Lyndis le arrastró cierto pesar a su rostro.

Aah... Eeh... S-sí. D-desde invierno. Cu-cuando fuimos co-con Meme-chan y l-las chicas Kaminari... —dijo Ranko con suma timidez.

Ya veo. Y pasaron un par de días juntas.

Oh, claro que sí.

¡M-Meme! ¡N-no! Di-digo... E-estábamos to-todas ju-juntas... N-no estábamos... Solas.

Meme sonreía, alegre, mientras que Ranko parecía querer hundirse en su asiento. Komachi se daba toquecitos en la barbilla, pensativa. Kizaemon se dirigió a Lyndis con total seriedad.

Como comprenderá, Zhaoren-san, nosotros queremos lo mejor para nuestra Ranko. Lo mejor para la familia Sagisō. Lo ideal sería ver sus capacidades de combate y su nivel académico, así como un análisis médico, de ser posible.

¡P-padre! ¡Lyndis-chan e-es una invitada! —alzó un poco la voz con leve temor —. ¡N-no es como si nos fueramos a casar ya!

¿Ya? ¿Eso significa que eventualmente sí pasará? —dijo Kuumi con leve burla, lo cual hizo que Ranko enrojeciera mucho más.
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#24
Antes de siquiera poder salir de un entuerto, los padres de Ranko volvían a meter a Lyndis en una nueva tesitura, a la que no sabía exactamente como responder. ¿Casarse? ¿Ya? Si prácticamente se conocían desde hace un año, aunque eso no les impidió empezar a salir juntas la una con la otra. Pero el matrimonio era otra historia, era algo mucho más serio que robarse unos besos a escondidas en las calles o unas caricias y miradas cada vez que coincidían. Pero... ¿Pero y porque no?

No es algo que tuviéramos presente, pues llevamos saliendo hace poco... — dijo llevándose una mano al mentón, y desviando la mirada sobre el plato durante un par de segundos, para después mirar con decisión a quien presidía la mesa con las manos sobre esta, a quien parecía ahora mismo el más crítico y reacio a esa relación. — Pero si, me encantaría casarme con su hija. Sin duda alguna. Y daré mi vida en la guerra sin pestañear dos veces si su vida está en peligro.

Frunció el ceño, y no miro a nadie más en la sala, solo y exclusivamente a Kinzaemon con un semblante serio y transmitiendo una tensión que fácilmente podría cortarse con un cuchillo de untar.
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#25
Las palabras de Lyndis tuvieron un eco distinto en las diferentes partes de la mesa. Ranko la miró, aún sonrojada a más no poder, pero con sus ojos miel brillantes, ojos de enamorada. Meme hizo amague de aplaudir, aunque no hizo ningún sonido. Kuumi sólo alzó una ceja y suspiró. Komachi sonrió con aires de satisfacción. Kizaemon frunció el entrecejo también, como si aceptara un reto por parte de la peliplateada.

Creo que no mides el significado de lo que dices todavía, Zhaoren-san. Deberías de...

Yo también lo haré —La interrupción de Ranko le hizo perder el aliento al padre. La castaña le miraba con decisión —. Daré mi vida si eso implica salvar a Lyndis-chan.

Meme se escandalizó, abriendo mucho los ojos, con aires evidentemente molestos. No podía concebir que su hermana mayor muriese. Era imposible.

Ranko —Kizaemon la miró fijamente —. Solo quiero que ambas vean lo apresuradas que son sus palabras. Tú bien sabes que los Sagisō seguimos el protocolo. ¿Quién lo hará si no la familia más antigua de Kusagakure? ¿Cómo se mantendrá la línea de sangre de nuestra casa?

¿Disculpa? —intercedió Kuumi, alzando aún más su ceja.

Cariño. No hablemos de eso. No aquí, no ahora, por favor. —le pidió Komachi, con una voz extrañamente suave, aunque lo suficientemente convincente para apartar temas incómodos de la mesa. —. ¡Ran-chan nos ha contado que comes casi tanto como ella, Lyndis-chan! Hay postre, así que deja un espacio para el final, ¿Ok?

Komachi había cambiado de tema bruscamente, y esperaba que la peliplateada le siguiera el paso.
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#26
Lyndis mantenía la mirada de forma decidida, casi parecía que no pestañeaba y su semblante serio, así como la mancha de sus ojos tal vez reforzaba un poco más su posición. Cerró los ojos durante un par de segundos, para volver a posar la vista sobre su plato dejando escapar un pequeño suspiro.

Sí, suelo comer bastante. Aunque sobre todo carne — cortó un gran trozo del filete que tenía sobre su plato, y al llevárselo a la boca, tuvo algo de dificultad para ocultarlo en su interior. Sus afilados dientes fueron más que visibles, pero no le costó mucho masticar y tragar. — No recuerdo mucho de mi hogar, pero mi madre sigue haciendo comida originaria de allí. No es muy distinta a la de aquí, también suelen usar muchas especias y condimentos, pero es realmente deliciosa. Sobre todo los bollos al vapor.

No lo dijo con aire de nostalgia ni tristeza, sino todavía un poco seria mientras terminaba de saborear aquella carne.
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#27
¡Oh, bollos al vapor! Suena bastante bien. ¡La próxima vez debes de decirle a tu madre que te dé algunos!

Ooo... Podrías decirle a tu madre que venga también, ¿No te gustaría conocerla, Ran-chan?

¿Aah? —Ranko le respondió a Kuumi con una risita nerviosa, aunque la coneja le dirigió una mirada tierna a Lyndis —. Y-yo... S-sí, me gustaría...

Kizaemon estuvo relativamente callado durante el resto de la cena, aunque se le notaba evidentemente molesto. Komachi sonreía y mostraba interés en Lyndis, al igual que Meme. A Kuumi parecía darle igual, aunque de vez en cuando soltaba algún comentario de leve malicia. Ranko parecía tensa, aunque sonreía, y de cierta forma estaba aliviada de que no sucediera nada malo. Tan malo.

Cuando la cena terminó, era claro que Ranko y Lyndis habían comido mucho más que el resto, aunque Komachi les llegaba un poco.

¡Oooh! ¡Que delicia! Perfecto combustible para ir a la guerra. Lyndis-chan, no vi tu equipaje, ¿Trajiste ropa de dormir?

Kizaemon miró a Komachi como preguntando "¿En serio?".
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#28
Su mirada fue alternándose de un lado a otro, entre Komachi, Ranko y todo aquel que hablara; cayendo en algún momento sobre Kinzaemon quien claramente era el comensal que estaba mas serio.

Solemos hacerlos de carne, verduras o restos. Iba a traer algún regalo pero fue todo tan rapido y repentino que no me dio tiempo — dijo con una breve carcajada. — Seguro que estaría encantada de venir. Después de la batalla habrá que celebrar la victoria ¿no? Haremos nosotras ese banquete de bienvenida — rio esta vez algo más fuerte.

Al acabar la comida, fue evidente quienes fueron los que más comieron entre los presentes. Pero aún quedaba algo de espacio para el postre y algo de entre mesa. Y la pregunta de Komachi, casi l desmonta.

Eeeeeehm... No... Vengo casi con lo puesto — añadió nerviosa con una sonrisa y otra pequeña carcajada mirando a la madre de Ranko.
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#29
¡La victoria! Habría que celebrarla, claro. Komachi rió junto con Lyndis.

Ah, pensé que estaba claro que no te íbamos a dejar caminar a casa en medio de la noche con el estómago lleno. ¡Tienes que descansar la comida! Bueno, apuesto a que podemos conseguirte algo para que duermas cómoda!

Yo puedo prestarle algo —dijo Ranko casi de inmediato —. D-d-digo, si... Si Lyndis-chan quiere...

Meme soltó una risita, mientras que Komachi se encogió de hombros, sonriente.

Estoy segura de que podemos encontrarle algo, Ran-chan, pero si Lyndis-chan así lo desea...
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#30
U-Uhm... No lo había considerado, pero... No me importaría la verdad — respondió moviendo su mirada por todos los presentes, para finalmente reposar sobre los ojos de Ranko.

¿Se estaba metiendo en terreno peligroso? Komachi, quien desde que puso un pie por la puerta de su casa parecía estar juzgándola con ojos acusadores todo el tiempo, ahora era la que más a favor parecía estar hasta el punto de que era la que proponía y daba alas a la situación. Espera, ¿y dónde iba a dormir? Seguramente tendrían una habitación para invitados, puede que hasta una puta casa entera solo para los invitados. Pero... Pero la habitación de Ranko estaba demasiado cerca, puede que incluso en aquella misma planta, únicamente que a varias decenas de metros.
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