Juro abrió los ojos y pestañeó varias veces, al ver el extraño comportamiento que Datsue estaba teniendo tras escuchar a Juro. Primero, se tapó la boca. Luego, se le humedecieron los ojos. Parecía estar aguantándose algo muy grande. Y parecía sufrir mucho al respecto.

« ¿Qué puede ser? ¿Un ataque de tos? » — En esos momentos cómicos, el interlocutor nunca descubría lo que le pasaba al que se aguantaba la risa. Ese momento era algo parecido.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? — murmuró Juro, algo asustado por su reacción.

Sin embargo, pareció componerse e incluso ser capaz de continuar hablando.

— Si te sirve de consuelo, a mí también me lo hizo en una ocasión. Y sí, yo también perdí los nervios. Te entiendo. — Juro si que se sorprendió. ¿Él no era el primero? ¿Le había hecho eso incluso a un compañero de aldea? ¿Qué clase de persona era Nabi? —. Joder, pues hablaré con Eri, tío. Seguro que se puede arreglar. Además, a diferencia de los amejines, Eri no es de naturaleza rencorosa.

— Bueno, es un alivio escucharte — suspiró Juro. No le gustó la chanza a los amejins, pero tampoco iba a poner a defenderlos. Después de todo, no conocía más que a un par de personas y muy poco como para opinar del tema —. ¿En serio hablarías con ella? ¡Eso sería genial! ¡Mil gracias! Estoy seguro de que si acepta hablar conmigo, se podría arreglar. Me disculparía sinceramente y ella lo entendería, igual que tú ahora.

Juro se sentía un poco más feliz. Después de todo, si un desconocido como Datsue le comprendía, ¿Cómo no iba a comprenderle Eri?

Datsue hizo un gesto con la mano, como quitándole importancia.

—No te preocupes, hombre —¿Cuándo negaba Datsue su ayuda por una causa justa? «Bueno, aquella vez en… Y también en… Para, para, que si te pones a enumerar no acabas»—. Además, es un detalle minúsculo, en comparación a todo el desaguisado que hay ahora entre Villas. Arreglar eso sí que va a ser complicado.

Datsue le quitó importancia con un gesto. Juro no pudo evitar sonreír ante ello. Era fácil decirlo, pero la verdad es que le había quitado un gran peso de encima.

— Además, es un detalle minúsculo, en comparación a todo el desaguisado que hay ahora entre Villas. Arreglar eso sí que va a ser complicado.

— Eso es cierto — murmuró Juro. La verdad es que arreglarlo con Datsue había sido fácil (bastante fácil, a decir verdad). Pero no podía decir lo mismo de los demás. Yota o Etsu probablemente acabarían discutiendo con él. Daigo, bueno, quizá también lo tuviera fácil. Y por no hablar de cualquier otro amejin: probablemente, acabaría mal la cosa —. Me gustaría pensar que hay un arreglo, y que con la disculpa y el diálogo podríamos llegara él, pero ahora mismo, la situación es bastante complicada. La verdad es que no sé que opinará Amegakure del tema. No tengo mucha relación con nadie de la villa.

Juro se mordió el labio. Aunque Datsue ya había manifestado que no había problemas entre ellos, aún no podía evitar seleccionar sus palabras para evitar aludir a su comportamiento durante el chunin. Por verguenza ajena más que otra cosa.

— Dime, Datsue-san, ¿Tú te has encontrado con ninjas de otras aldeas tras todo lo del examen? Aparte de mí, claro — preguntó Juro. Quizá él hubiera visto a algún amejin, o kusajin más, aunque esperaba que por su aldea no fuese nadie. Después de todo, parecía ser el único kusajin que había hecho las paces con él.

Datsue negó con la cabeza.

—No por el momento —respondió, sincero. Juro era el primero de otra Villa que se había encontrado desde hacía meses—. Y sí, también veo muy difícil una solución a corto plazo. Los amejines valoran demasiado poco la vida. Lo he visto infinidad de veces —confesó—. Ayame en una ocasión cortó el hilo del que colgaba en Tane-Shigai a treinta metros de altura, simplemente porque se ofendió. Daruu trató de apuñalar a Uchiha Akame tras este salvar a su novia de sí misma. Shanise… ya viste lo que trató de hacerme. Kaido tratando de matar a uno de los suyos durante el caos del Chunin. Probablemente lo consiguió. Y Yui, su mismísima Arashikage, anda asesinando a sus propios genins cuando le dan una respuesta que no le gusta. No saben lo que es la compasión, el honor o la bondad. Y, desde luego, no saben lo que es respetar un Tratado de Paz.

Por los Dioses, se había quedado a gusto. Un poco de desahogo de vez en cuando era bueno para la salud.

—¿Qué tipo de confianza puede haber con cualquier acuerdo que se llegue a tener con ellos? ¿Si sabemos que, a la mínima, lo rasgarán como papel mojado?

Juro escuchó con los ojos abiertos las palabras de Datsue. El marionetista se había equivocado si creía que el odio de Datsue iba en dirección a Kusagakure. No, lo que sentía por su aldea parecía ser una neutralidad, o un leve desprecio en comparación con lo que le estaba a punto de contar de Amegakure.

« Suena tan... subrealista » — Parecía un discurso de odio frente a una aldea extranjera, desde luego. El problema es que Juro no podía desmentir lo que decía. De hecho, algunas cosas las había visto.

Desde luego no podía rebatir nada sobre la actitud de la lider de Amegakure, ni de su segunda al mando (es cierto que había pensado que habían secuestrado a Ayame, pero se notaba la desconfianza que había de antes). Al tal Daruu ni le conocía, así que no podía juzgar (¿Con novia se refería a Ayame?). Tampoco al tal Kaido, aunque tenía que admitir que daba bastante miedo.

Pero a Ayame la había conocido. Nunca olvidaría esa experiencia que habían vivido juntos. Ni sus palabras finales: "Estoy en deuda con vosotros".

« Es cierto que tenía un poder atemorizante, y que no pegaba su aspecto de niña tímida y amable. Pero aun así... no me pareció una mala persona » — pensó Juro.

— ¿Un ninja de Amegakure trató de asesinar a Uchiha Akame? Eso no lo había escuchado. — murmuró Juro. Sabía que Akame era poderoso, y probablemente ese ninja había fracasado, pero aun así, podía imaginar por qué tanta desconfianza —. Pensaba que tras contener a Ayame, la habíais llevado al hospital y ahí es cuando habíamos irrumpido pensando en el malentendido. — Ni Nabi ni Eri habían sacado esa versión a la luz, al menos, que él recordara. ¿Por qué haría algo así el tal Daruu?

» Ya lo imaginaba antes de que lo dijeras, pero pensaba que había pasado algo entre Ayame y tú. Algo antes del examen, ya sabes. ¿Ella intentó asesinarte también? ¿Tuvisteis alguna clase de pelea?

¡Y tanto que un ninja de Ame había tratado de asesinar a Akame!

—Daruu, el novio de Ayame. Akame lo llevó junto a él y Eri para frenar a la jinchuriki. Lo consiguieron, la llevaron al hospital… Y alguien tuvo la feliz idea de decirle a Daruu que Shanise nos debía una disculpa. Por tratar de asesinarme. Por semejante desconfianza. Por prácticamente habernos escupido a la cara. Pero eso, eso el orgullo que tanto caracteriza a los amejines no podía aceptarlo. Así que va el tío, con sus huevos bien puesto, y trata de apuñalar a Uchiha Akame con una daga que tenía bajo la manga —Al Uchiha se le olvidó mencionar el pequeño detalle que previamente su Hermano le había esposado. «Pequeños detalles sin importancia»—. Qué te parece, ¿eh?

»Tuvimos nuestras cosas, sí —afirmó—. No sé si trató de asesinarme… Pero ya me dirás tú qué pretendes cortando el hilo del que cuelga alguien a una altura de treinta metros. Hacerme cosquillas no quería, eso desde luego.

Juro escuchó con los ojos como platos como Datsue le contaba su versión de la historia. Como Akame y Eri frenaron Ayame, y como ella y Daruu (su novio) fueron al hospital. Pero culparon a Daruu de lo sucedido y que Shanise le debía una disculpa, y Daruu decidió simplemente apuñalar a Akame.

Juro torció el gesto. Sonaba casi fantastico. ¿De verdad ese tal Daruu era una persona tan irascible como para ir apuñalando a la gente así de buenas?

— ¿En serio? ¿Por qué hizo algo así en vuestro territorio? Se le habrían echado encima a los cinco segundos. ¿Era un acto suicida o alguna cosas así? — dijo Juro, alzando sus cejas. ¿Se le escapaba algo, o simplemente había sido un movimiento idiota? —. El orgullo es una cosa importante, sí, pero casi diría más que es un acto de idiotez.

Juro no conocía a Daruu, pero en ese instante, deseo poder haberlo hecho, para tener una idea que contrastar. Sin embargo, no tenía nada.

« Tengo que averiguar sobre él. Creo que Yota mencionó que venció a Daigo en el torneo de los dojos, pero ya ha pasado mucho tiempo »

Por otro lado, Datsue le contó más cosas sobre Ayame. No, otra cosa no, pero Datsue tenía cosas de los amejin a ratos. Parecía que se había peleado a muerte con cada ninja de Amegakure con el que se había encontrado.

. No sé si trató de asesinarme… Pero ya me dirás tú qué pretendes cortando el hilo del que cuelga alguien a una altura de treinta metros. Hacerme cosquillas no quería, eso desde luego.

— Si, supongo que tienes razón. Desde luego, no esperaba que Ayame fuera así. Parecía una buena persona — admitió Juro, pensando en la última vez que la vio —. Creo que voy pillando el porque de tantas tensiones en el conflicto.

— El orgullo es una cosa importante, sí, pero casi diría más que es un acto de idiotez.

—O un acto de guerra —añadió, con voz grave—. Porque Akame es un hombre de paz y no lo hizo, pero nadie podría culparle si en defensa propia le mataba allí mismo. ¿Y luego qué? Luego guerra.

Una guerra en la que ellos tenían a la jinchuuriki de Amegakure. Una guerra en la que, si hubiesen querido, empezarían con un fuerte golpe sobre la mesa: aniquilando a los ninjas enviados por las dos Villas, incluyendo a los pesos pesados de Shanise y Yubiwa. Claro que, probablemente, luego estas dos se hubiesen unido. Y ahí empezarían los problemas.

Porque, si dos Villas se aliaban…

—Si, supongo que tienes razón. Desde luego, no esperaba que Ayame fuera así. Parecía una buena persona. Creo que voy pillando el porque de tantas tensiones en el conflicto.

—¿Sabes lo que haría yo, si tuviese poder? Me aliaría con vosotros —le espetó—. Sí, sí, tuvimos nuestras cosas. Pero ambas somos Villas de palabra. De mantener los acuerdos. De paz. No me malinterpretes, no digo de aliarnos contra Amegakure, no… No, no —negó con la cabeza tres veces—. Simplemente, volver a forjar un pacto de no agresión entre nosotros. De, incluso, ayudarnos en caso de necesidad. En caso de que a algún amejin se le vuelva a ir la pinza. Quizá así aprendan que eso de ir a tu bola tiene sus consecuencias, y que no respetar las reglas te acaba penalizando.

El anzuelo estaba lanzado.

Juro escuchó atentamente a Datsue. Desde luego, no podía acabar de concebir lo que le contaban. ¿Amegakure podría haber buscado provocar una guerra? ¿Y si ese tal Daruu hubiese sido asesinado?

« La tal Shanise no se lo habría tomado muy bien, eso seguro » — pensó Juro.

Sin embargo, las propuestas de Datsue iban más allá. Dejo caer el hecho de una futura alianza en contra de Amegakure.

—. Sí, sí, tuvimos nuestras cosas. Pero ambas somos Villas de palabra. De mantener los acuerdos. De paz. No me malinterpretes, no digo de aliarnos contra Amegakure, no… No, no. Simplemente, volver a forjar un pacto de no agresión entre nosotros. De, incluso, ayudarnos en caso de necesidad. En caso de que a algún amejin se le vuelva a ir la pinza. Quizá así aprendan que eso de ir a tu bola tiene sus consecuencias, y que no respetar las reglas te acaba penalizando.

Desde luego, como lo pintaba, tenía sentido. Nada de guerras. Si alguien atentaba contra la paz, lo detendrían. Pero eso era lo que los Kages querían, ¿no?

Aun así, no pudo evitar pensar en algo. En su enfrentamiento con Nabi y con Eri.

« Eri se enfadó mucho conmigo. Creo que en parte fue por que generalicé. Los uzujin no hicieron las cosas mal en su mayoría, y no todos los kusajin fuimos malos. ¿De verdad toda Amegakure es tan cruel? » — Juro no lo creó. Creía más bien en la posibilidad de que un miembro de Kusagakure o de Uzushiogakure también pudiera atentar contra el pacto. Aunque por lo que le contaban, era menos probable.

— Bueno, yo tampoco tengo el poder. Pero creo que entiendo lo que dices. Es algo así como el pacto que había antes, ¿no? — sugirió Juro —. Tenemos que intentar mantener la paz pasado. La verdad es que no creo que todo Amegakure sean monstruos crueles. Pero es cierto que parece que últimamente hay bastantes peligros por ahí, por eso, deberíamos tener cuidado de que no vuelva a repetirse algo así. Yo solo quiero evitar nuevos problemas. Lo que más me preocupa es que su Kage sea así de sanguinaria. Con una lider así, es normal que sus ninjas sean tan violentos.

» Pero igualmente, ¿Crees que Kusagakure y Uzushiogakure podrían llevarse bien tan fácilmente? No sé lo que piensa tu Kage de nosotros, la verdad. Puede que no sea tan malo como en Amegakure, pero tampoco creo que sea bueno — dijo Juro.

La verdad es que Juro no contemplaba el pacto unilateral. Lo que le parecía bien, en todo caso, era que Kusagakure y Uzushiogakure comenzaran a llevarse bien, y dieran el primer paso. Luego, Amegakure podría unirse, una vez que pudieran arreglar sus diferencias. Era lo más lógico, ¿no? Un pacto de dos contra Amegakure simbolizaría guerra, y él no quería una guerra. Él solo quería que el pacto volviera, y así poder arreglar sus errores.

— Pero igualmente, ¿Crees que Kusagakure y Uzushiogakure podrían llevarse bien tan fácilmente? No sé lo que piensa tu Kage de nosotros, la verdad. Puede que no sea tan malo como en Amegakure, pero tampoco creo que sea bueno.

Era una buena pregunta. Una pregunta que se merecía una respuesta a la altura. Una respuesta sincera.

—Mira, Juro, quitémonos todos las caretas aquí. Surgió el caos, y vosotros elegisteis posicionaros con Amegakure. Si es que no hay que darle más vueltas. El tiempo os ha quitado la razón, pero es entendible lo que hicisteis. Sí, lo es —dijo, como tratando de convencerse incluso a sí mismo—. Y Hanabi lo entenderá así también. ¿Y sabes por qué es entendible? Porque tuvimos a Zoku —Datsue esbozó una sonrisa amarga—, y Zoku hizo mucho daño. Así que, ¿sabes qué? Ahora, escuchándote a ti, lo entiendo. Y no solo lo entiendo, sino que de haber estado en vuestro lugar, joder, pues yo también hubiese tenido mis dudas.

Allí no solo estaba Juro para reconocer sus fallos. El Uchiha tenía que asumir la parte de responsabilidad que le tocaba a Uzu. Zoku se había agenciado un bijuu, había asesinado a la Uzukage de por aquel entonces y había intentado que pareciese obra de Kusa o Ame, para que se enemistasen entre ellas. Aquello había dañado la imagen de su Villa, y la confianza que los demás tenían en ella.

Y era normal.

—Pero mira, te voy a decir una cosa. Que en Amegakure actúen como actúen, va más allá de que su líder sea violenta —dijo, retomando el hilo que había dejado Juro. Él aseguraba que Yui era la responsable de que sus ninjas fuesen así. Y, aunque el Uchiha compartía parte de su punto de vista, no era toda la verdad—. Y Zoku es el ejemplo perfecto —aseguró. Le venía como anillo al dedo—. Porque Zoku era el mayor hijo de puta que te puedas echar en la cara. Pero, ¿sabes cuánto duró Zoku en el poder? Ni tres días —le espetó—. Ni. Tres. Jodidos. Días. Porque los ninjas de Uzu veníamos de Shiona —a Datsue se le iluminaron los ojos—, y sabíamos lo que era Uzu. Lo que representaba. Y, desde luego, no era lo que ese hijoputa quería. Así que nos lo quitamos de encima. Nos lo cargamos, Juro. Porque era lo que había que hacer.

»Y Yui es como Zoku, ni más ni menos. Pero allí, en Ame, ni tienen huevos, ni tienen esa conciencia, esa moral que en Uzu y Kusa puede haber, para sublevarse. Y eso es la raíz de todo. Y está muy bien que me digas que hay que evitar nuevos problemas. Pero es que van a llegar igualmente, Juro. Te digo yo que van a llegar. Y si quieres te pongo ejemplos muy rápidamente, pero hazme caso en una cosa. Cuando lleguen, nos necesitaremos. Y más nos vale estar preparados.

—Mira, Juro, quitémonos todos las caretas aquí. Surgió el caos, y vosotros elegisteis posicionaros con Amegakure. Si es que no hay que darle más vueltas. El tiempo os ha quitado la razón, pero es entendible lo que hicisteis. Sí, lo es

Juro se removió, inquieto. Aun así, no pudo negarlo. En su momento, él no llegó a pensar que estaba aliandose con otra aldea, ni que estaba enfrentándose a Uzushiogakure. No hasta que vio a Yubiwa caminar con la representante de Amegakure al menos. Quizá fue un inconsciente de verdad.

« Pero los demás te van a juzgar por tus actos. Vete acostumbrando »

Datsue habló de otro factor que Juro no había tenido en cuenta: Zoku. Aunque él no conocía muy bien la historia, sabía mucho de lo que había pasado. Entre ello, un Kage nefasto que parecía dispuesto a iniciar una guerra contra todas las potencias. Fue asesinado por sus propios shinobis antes de que eso pasara.

Datsue incluso llegó tan lejos como para decir que le entendía, y que probablemente él habría actuado igual. Juro no supo que decir, así que solo asintió.

Y Yui es como Zoku, ni más ni menos. Pero allí, en Ame, ni tienen huevos, ni tienen esa conciencia, esa moral que en Uzu y Kusa puede haber, para sublevarse. Y eso es la raíz de todo. Y está muy bien que me digas que hay que evitar nuevos problemas. Pero es que van a llegar igualmente, Juro. Te digo yo que van a llegar. Y si quieres te pongo ejemplos muy rápidamente, pero hazme caso en una cosa. Cuando lleguen, nos necesitaremos. Y más nos vale estar preparados.

Ahí le habían dado donde dolía. Sí, por muy pacifista que fuera, la vida no era un cuento de rosas. No iba a salir todo bien, ni todas las personas iban a tener buenas intenciones. Etsu era el ejemplo perfecto de Kusajin que se había pasado durante el examen. Podía haber personas así por todas partes.

La vida era peligrosa. Eso era cierto. Estaba delante de un ninja que afirmaba que la muerte de su anterior kage fue necesaria para la paz. ¿Cómo podía rebatir eso?

—Tienes razón. Supongo que los ninja tienen una responsabilidad, incluso con su líder. Si nadie se ha opuesto a ella aún, es porque deben seguirla — O porque tenían una muy mala manera de organizarse, pero no creía que es funcionase así —. Un pacto de protección contra peligros, ¿no? Está bien. No represento a mi aldea ni a mis compañeros, pero creo que tiene sentido, al menos para mí. Convencer a los demás puede que no sea tan fácil.

» En el caso de que Amegakure intentara hacer algo que atentase contra la paz y nosotros, nos protegeremos mutuamente.

«¡Fantástico!» Datsue tuvo que contener su júbilo para no dar un salto de alegría allí mismo. Se había internado en el País de la Tierra sin más pretensiones que hacer el tonto con una torre indestructible, y se podía volver a casa con una alianza calentita bajo el brazo. Aquella no era indestructible —el Uchiha era más que consciente de ello—, pero al menos era el principio de algo.

—Eso es, Juro, eso es. Y te garantizo que pondré a mis ninjas firmes. Basta de viejos rencores por el Chunin, y por supuesto, se acabaron las tonterías de lanzar mierda a ningún kusajin. Te doy mi palabra —«Dios, hablo como si fuese Uzukage ahora. Menos mal que ningún compatriota me oye o me fríe a palos. O la mitad de los compatriotas, más bien»—. Como también te doy mi palabra, que si alguna vez alguno de los tuyos o tú mismo tiene algún problema con un amejin, acudiremos a ayudaros. Pero no hablo solo de pequeñas disputas —incidió—. Sino de amenazas a largo plazo. ¿Qué pasa si vuelve a aparecer un bijuu? Dime tú a qué Villa le toca recibirlo. Y dime, honestamente, quién se lo quedará si aparece en el País de la Tormenta. —¿Qué Amegakure se lo iba a dar a Kusagakure, para equilibrar poderes? Eso no se lo creía ni el más iluso del mundo. Es decir, no se lo creía ni un kusareño.

»¿Tienes mano con tu Kage? ¿Puedes presentar la propuesta para hacerlo algo más… oficial? —Lo que forjasen entre ellos estaba muy bien, pero nada como el sello de ambos Kages para que verdaderamente hiciese la diferencia.

Juro no pudo evitar sonreír ante las palabras de Datsue. Sí, ningún ataque entre Kusajins y Uzujins estaría bien. Sería un acuerdo ideal entre ellos.

« Pero tú no eres quién para firmar ese tipo de pactos » — pensó Juro, para sí. Creía que Datsue se estaba pasando un poco. Un acuerdo entre ellos estaba bien, pero... ¿Uno a nivel de villas?

Luego, la incognita varió hablando del tema de los bijuus. Juro se revolvió. No era un tema que le gustase. No precisamente por todo lo que había pasado en el torneo, sino por el obvio de que no podía ser del todo sincero con ese tema. Igualmente, esperó que su nerviosismo pasara por inquietud.

— Los bijuu son un tema complejo — suspiró Juro. Pues claro que esa había sido la razón de la disputa. Si Uzushiogakure se quedaba con Ayame, habrían estado en problemas. Eso lo entendía hasta él —. Ahora como estamos, probablemente Amegakure podría llegar a quedárselo. Pero eso no generaría precisamente buenos rollos. Si la desconfianza ya es alta, una aldea que posea dos bijuus podría ser el objetivo de las otras dos.

Eso era evidente. Claro que Kusagakure ya tenía su bijuu, pero de eso no tenía porque enterarse.

Sin embargo, la pregunta fue por otra dirección, y esta vez Juro si que se sintió incómodo.

»¿Tienes mano con tu Kage? ¿Puedes presentar la propuesta para hacerlo algo más… oficial?

— He hablado con él alguna vez, pero... no creo tener "mano" con él. La verdad es que no me creo capaz de convencerle de algo así — Juro pensó en su rostro. En su sonrisa. Oh dios, esa siniestra sonrisa del averno. Se abrazó así mismo —. No me malinterpretes, estoy de acuerdo contigo y te entiendo, pero una cosa es que yo te entienda y otra hacerselo entender a nuestros Kages. Puedo explicarle lo que me has dicho, pero la única prueba física que tenemos es lo que ocurrió en el examen, y eso ya ha tenido múltiples interpretaciones..

» Lo más fácil es que pensase que estoy proponiendole un pacto contra Amegakure, y entonces no sería tan amable recibiendome la proxima vez.

Dudas. Excusas. Un paso atrás. La viva imagen de un kusareño rajándose. No sabía de qué se sorprendía. Suspiró pesadamente.

—Comprendo… —Sí, lo comprendía. Pese a todo, lo hacía—. Te preocupa que la relación con tu Kage se deteriore. Que no te mire con los mismos ojos… Es comprensible.

No hacía falta tener mucha empatía para ponerse en su pellejo. El Uchiha hubiese actuado de la misma manera en la mayoría de ocasiones. Y, sin embargo…

—Pero, entonces —dijo, levantando un dedo y señalándole—, no digas que lo único que deseas es que todo vuelva a ser como antes y haya paz, Juro —le espetó, recordándole sus propias palabras—. No, di más bien que es algo que te gustaría, entre otras muchas cosas, ¿eh? Verás, tengo un colega, un socio de un pequeño negocio, llamado Okane —empezó a explicarle—. Está un poco pasado de peso, ¿sabes? Y el cabrón siempre me dice: joder, me gustaría estar delgado como tú. ¿Y sabes en qué momento me lo dice? —le concedió un breve instante para tratar de adivinarlo—. Mientras se zampa dos chuletones de buey, el muy jodío. Pero eso no hace que no le crea. ¡Pues claro que quiere adelgazar, joder! Ah, pero no tanto como comer bien.

»Y a ti te pasa lo mismo —concluyó—. Quieres paz, pero quieres con más fuerza una seguridad y bienestar personal, y un progreso sin complicaciones en tu vida profesional. Ascender sin mojarte demasiado. Oye, no lo critico para nada, tío. Ni mucho menos te juzgo. Pero como dije antes, vayamos sin caretas, tío. Sin caretas.

Juro esperó una reacción lógica por parte de Datsue. Sin embargo, lo que le iba a decir no se lo esperaba para nada.

—Comprendo... Te preocupa que la relación con tu Kage se deteriore. Que no te mire con los mismos ojos… Es comprensible.

— ¿Qué? Yo no he... — Sin embargo, Juro no pudo decir nada, porque entonces el chico continuó hablando. Empezó a contarle una curiosa historia sobre un tal Okane, el cual era gordo, y quería adelgazar, pero continuaba comiendo, o una mierda así. ¿Qué coño le importaba la dieta de ese tío?

Juro pilló la indirecta. Le estaba acusando de no tener huevos. De querer asegurar su pellejo sobre todo lo demás. Y eso le cabreó. Sintió una llama arder en su pecho, la llama de la injusticia, de saber que tenía razón, pero no poder hacer nada por demostrarlo.

Se mordió el labio, frustrado.

« Calma, calma. No te esta provocando. Solo te está explicando su punto de vista. Es un chico muy sincero » — pensó. La verdad es que Juro no podía evitar sentirse intimidado por la gran fuerza en el habla de Datsue. Sus palabras eran persuasivas, y él mismo lo creía.

»Y a ti te pasa lo mismo. Quieres paz, pero quieres con más fuerza una seguridad y bienestar personal, y un progreso sin complicaciones en tu vida profesional. Ascender sin mojarte demasiado. Oye, no lo critico para nada, tío. Ni mucho menos te juzgo. Pero como dije antes, vayamos sin caretas, tío. Sin caretas.

Juro estuvo a punto de asentir, y confirmarle todo, embobado por la gran veracidad de sus argumentos, y lo bien que sonaban. Pero en ese momento, la llama volvió a aparecer en él. ¡No podía afirmar algo así! ¡No lo creía justo, por muy bien que se lo pintasen!

— Claro que no quiero jugarme el pellejo, y si puedo evitarlo, no quiero complicarme la vida. Eso es lo que todo el mundo querría, salvo héroes, como los que se vieron en el examen. Yo nunca he sido como ellos, y no planeo serlo. Pero creo que no me estas tratando justamente, Datsue — protestó Juro, claramente disconforme —. ¿Qué diablos quieres que haga? ¿Ir a mi Kage y decirle que un ninja de Uzushiogakure, el que peleó con la jinchuriki durante el examen, me ha dicho de hacer una alianza contra un posible ataque de Amegakure? Te creo, pero como te he dicho, no tengo pruebas físicas que respalden lo dicho. Solo lo que me has contado. ¿De verdad crees que mi Kage me va a creer así por las buenas?

» Puedo hablar con mis compañeros y explicárselo, y con suerte, lo creerán. Pero no es algo que pueda hacer así, de buenas a primeras — añadió —. Además, te recuerdo que no todos están de acuerdo con lo que me dices. ¿De verdad estas seguro de que todos los ninjas de Uzushiogakure aceptaran que Kusagakure no tuvo malas intenciones y querrían formar la alianza?