La diferencia de poder y habilidad, en esa afrenta en particular, era indiscutible. Ninguno fue capaz de percibir siquiera la secuencia de sellos que le permitió invocar el fuego, ni de el calor envolviéndoles en un manto rojo vivaz. La intensa llamarada era tan poderosa y palpable que consumió en ancho todo el pasillo, y avanzó como una tormenta de llamas hacia adelante, consumiéndolo todo. Tragándose el oxígeno concentrado del interior y avivándose a sí misma en todo su recorrido.

¿Alguna vez habías escuchado a un cerdo chillar en el matadero? para algunos era insoportable. Pero oir a un humano calcinándose, era otra cosa. Los gritos se antojaban abrumadores. Quejidos guturales que sólo el dolor resultante de tus propias carnes derritiéndose hasta tocar las capas más profundas de tu piel podían causar.

Cuando las llamas se extinguieron y dejaron a cuatro moribundos rodando por el suelo, tratando de sobrevivir; Datsue lo previó. Una corazonada. De que quizás, no había sido el momento correcto.

Murmuros desde los muros exteriores se hacían cada vez más audibles. Había movimiento, a gran escala.

Y la manija de la puerta custodiada giró...

No, quizá no había sido el momento. Pero no había peor cosa que la duda. Hecha la cagada, lo mejor era continuar abriéndote paso entre la mierda. Porque si intentabas salir… Oh, si intentabas salir lo único que conseguirías era perder tiempo y ensuciarte más.

Si algo había aprendido en sus dos años como ninja, era eso.

Con el rabillo del ojo, vio la manija de la puerta abriéndose. No lo dudó ni un instante: saltó hacia arriba, y con mucho cuidado de no hacer ruido, se situó justo encima, haciendo uso del chakra para mantener los pies pegados al techo.

Su Henge, por cierto, había desaparecido en una nube de humo. Y el ninjatō transformado seguía tirado en el suelo. Si sus cálculos eran los correctos, todavía quedaban dos minutos que recuperase su forma original.

¡Cof, cof, cof!

—Señor, señor. ¡Esto es un hervidero! la guardia está calcinada —espetó el cogote de un hombre mundano que también se asomaba por la puerta, tratando de escapar del humo resultante y del hedor de la carne humana calcinada que ahora inundaba el pasillo—. ¡mierda, están muertos, señor y... hay una cría en el suelo, señor!

—¡UhmmmUhhmmmmmm! —un murmuro engullido por la mordaza. Un murmuro conocido.

—Parece que tenemos acompañantes, querida —dijo nadie, desde la clandestinidad. Una voz profunda y parsimoniosa, aunque llena de ira—. si seguimos teniendo secretos esta relación nunca funcionará.

¡Plas!

Le gustaba pegar desmedidamente. Eso estaba claro.

No supo por qué, pero aquella voz le puso los pelos de punta. No la del enésimo guardia que se encontraba, ahora situado bajo él, sino la que surgía del interior de la habitación. ¿Sería él, el famoso Kosetsu? Tenía que serlo. No había otra.

Datsue había alargado aquel encuentro por demasiado tiempo. De un momento a otro, una tropa enorme estaría subiendo por las escaleras. Meros civiles, quizá. Pero hasta las ratas cuando formaban un ejército eran un enemigo de temer. Y él, un simple chico solitario que empezaba a costarle hasta a mantener el Sharingan.

Pero, como ya se dijo, una vez hecha la cagada, lo mejor es continuar en ella. Ser ahora precavido era quedarse a medio camino de todo. Era como desnudarse en la cama con la persona que te gusta y simplemente abrazarla y susurrarle palabras de amor.

O eras un romántico, o un precoz. Lo del medio era simplemente estúpido.

Se dejó caer y hundió el kunai que liberó de su antebrazo en el cráneo de aquel hombre. Una muerte, en principio, limpia y rápida. Indolora.

Su Sharingan centelleó hacia el interior de la habitación, en busca de los ojos de Kosetsu…

Era una habitación hermosa. Pulcra. Ordenada. Nada que ver con esa actitud hostil de su dueña. Tan amplia como tres cuartos regulares juntos, aquél espacio —que gozaba de una especie de dormitorio en el punto más extremo de su ala derecha, y de un despacho en el mismo punto del lado izquierdo—. yacía sólo perturbado por unas cuantas mesas y sillas deportricadas en el suelo. La carpeta que cubría cuál alfombra lo que suponía ser el suelo, severamente tintada de un rojo oscuro. Sangre seca.

Su fuente, el cuerpo magullado de una mujer mayor. Era Nahana, con el rostro hinchado y morado de la golpiza, además de la boca cubierta por una mordaza húmeda de sangre y sudor.

Tenía un yunque de color amarillento cubriéndole el cuello. Envolviéndolo como una boa constrictora. Se trataba del brazo de su captor, un hombre no muy alto pero asquerosamente fornido. Nada más verle el cuello era como presenciar el caparazón de una tortuga, y el torso le sacaba dos tallas de hombro a hombro a Lady Tākoizu. Tenía una quijada cuadrada como un cubo de rubic y la barbilla alargada. Cabello alambroso de color castaño y una barba rala de tres días. Su mirada era profunda, tenía los orbes de color verde y lo más curioso era la serpentina de venas que le atravesaba el rostro como un puzzle.

Éste sostenía con su mano libre una daga que amenazaba el cuello de la mujer.

Lo que percibió a continuación fue un color cerúleo de gran intensidad que se movía por el interior de aquél hombre. No era demasiado abrumador, ni el chakra más grandilocuente —Poder 50—. más sí el estándar de un ninja de rango medio como el suyo.

—¿Es que te van los críos de quince, o tienes un hijo bastardo de quien no nos hemos enterado, eh? —el cuchillo se apretó lo suficiente como para que un hilo de sangre se deslizara lentamente desde el filo hasta la clavícula de la Herrera—. y... ¿quién coño eres tú?

Su Sharingan centelleó hacia el interior de la habitación, en busca de los ojos de Kosetsu…

… y allí los encontró. Los ojos de un depredador, que se sabe en lo más alto de la cadena alimenticia. Y eso era lo que les hacía tan peligrosos. No necesariamente por su fuerza, ni por su poder, sino por la desbordada confianza que tenían en sí mismos. En su hábitat, los superdepredadores no tenían rival, y veían a todo ser vivo como una posible presa. No tenían miedo, no tenían dudas de sí mismos ante ningún enfrentamiento. Por eso, aunque un foráneo desconocido de cuatro patas, escuálido y ojos rojos con un poder netamente superior al suyo les enfrentase, ellos ni se plantearían por un segundo huir.

Al contrario, atacarían con todo para demostrarle quién era el rey de aquellas tierras.

Con mucho cuidado, Datsue cerró la puerta tras de sí, aislándoles del humo y las llamas que consumían el pasillo de fuera. Agudizó sus oídos, no obstante, pues intuía que tarde o temprano tendría nueva compañía a sus espaldas.

—Soy el hombre encargado de que no consigas las respuestas que buscas —respondió, tirándose un farol—. De un modo… u otro —y su Sharingan se posó por unos instantes, de manera muy reveladora, en la figura de Nahana. Como queriendo decir que si en aquel momento el hombre la degollaba, en realidad, estaría haciendo el trabajo por él—. Dime, Kosetsu. ¿Se le ha ido ya la lengua? Por su pinta, diría que todavía no.




1 AO nueva

El hombre miró a Nahana, y a su deplorable estado. Estaba orgulloso de su trabajo.

—Algo ha dicho, aunque aún falta lo más importante —dijo, apretujando más el cuchillo. ¿Datsue creía que era el mejor en el arte de blofear?... pues no conocía a Kosetsu—. como en dónde se esconde el Teniente Kobotaru y su comitiva. Oh, sí, necesito saberlo antes de que muera.

Se escuchó los pasos de un ejército de hormigas subiendo desde todos los puntos posibles de la torre. Datsue estaba rodeado. Nahana miraba aterrorizada a Datsue. Sus ojos no se movían de los suyos. Casi que quería ver a través de él. Y lagrimaba a cántaros ahora que estaba ante su presencia.

— PV: 400/400
— CK: 190/190

1 AO mantenida (Turno anterior)

Fuerza 80 · Resistencia 80 · Aguante 70 · Agilidad 70 · Destreza 70
Poder 40 · Inteligencia 40 · Carisma 20 · Voluntad 50 · Percepción 70

Sin revelar

Datsue estaba jodido. Las hormigas empezaban a rodearle por todos lados. No las veía, porque eran diminutas y se encontraban al otro lado de las paredes, pero estaban ahí. Acorralándole. Y el hombre que tenía en frente era un tipo curtido, con un chakra que denotaba que no era un cualquiera. Al contrario, tal y como se temía, era un jodido ninja.

¿Serviría su Saimingan para doblegarle? ¿O tan solo sería malgastar el chakra? Malgastar chakra era algo que, precisamente, no podía permitirse. «Nota mental: para la próxima, te sellas un jutsu de emergencia en la jodida palma de la mano. Y un par de técnicas más en pergaminos». Oh, sí. Datsue iba a recordar hacer eso para la próxima.

Si es que había próxima, claro. Antes, tenía que sobrevivir al marrón en el que se había metido. Hacía un rato que estaba más preocupado por su propia vida que por cumplir la condenada misión.

Datsue, muy lentamente, empezó a andar. No hacia él, no recortando la distancia que le separaba de él y el hombretón —por temor a que hiciese algo a Nahana—, pero si trazando un semicírculo alrededor suyo.

—El teniente Kobotaru, ¿dices? —No había oído hablar de él en su vida. ¿Era una carta trampa, echada para comprobar si Datsue era quien decía ser? ¿O realmente era eso lo que quería averiguar? Prefirió no mojarse en el tema—. Pues no veo cómo va a decirte nada, con la mordaza puesta. ¿Sabes? Estoy en un dilema, Kosetsu —dijo, tratando de aparentar una calma que estaba lejos de poseer—. ¿Cómo propones que resolvamos esto?




1 AO mantenida

—Entre tú y yo —espetó, cuando Datsue dio el primer paso—. no hay nada que resolver.

De pronto, la daga que amenazaba la vida de Nahana voló tras un rápido movimiento de mano que se vio incluso revitalizado por la capa eléctrica que le impulsó a enormes velocidades hacia el torso de Datsue.

— PV: 400/400
— CK: 184/190 (-6)

1 AO mantenida (Turno anterior)

Posibles daños: PV/golpe con anilla, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración + 10 PV (Chakura Nagare)

*Facultad Nin. Elemental Raiton, revelada*

Fuerza 80 · Resistencia 80 · Aguante 70 · Agilidad 70 · Destreza 70
Poder 40 · Inteligencia 40 · Carisma 20 · Voluntad 50 · Percepción 70

Sin revelar

¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu
¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Raiton 15
- Gastos:

• 6 CK (divide regeneración de chakra)
  
• (Raiton 30) (multiplicable x2)

- Daños: Daño del arma + 10 PV
- Efectos adicionales:

• Multiplicado, hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
  
• (Raiton 40) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
  
• (Raiton 80) Atraviesa técnicas Doton.

- Sellos: -
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -

Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.

Oh, pero Kosetsu se equivocaba. Y él mismo delataría su error en seguida, en cuanto lanzase esa daga imbuida de electricidad hacia el torso del Uchiha. Sí que había algo que resolver. Algo trascendental, tan antiguo como la vida misma. Eran dos depredadores que estaban compartiendo un mismo territorio de caza. Y, por tanto…

…debían averiguar quién de los dos estaba por encima de la cadena alimenticia. Porque al que estuviese debajo, oh, al que estuviese debajo lo iban a echar a patadas de allí.

Gracias al Sharingan, captó el movimiento del brazo justo a tiempo para interponer su kunai entre torso y daga. La cuchilla rebotaría en su filo y saldría despedida hacia el suelo. Y, con aquel simple acto, el duelo entre aquellas dos bestias había comenzado.

Datsue sintió cómo la adrenalina corría por su cuerpo, haciéndole olvidar, por un momento, del cansancio acumulado. Como ya se había dicho, el Uchiha había caminado alrededor de Kosetsu, trazando un semicírculo y dejando la puerta por la que había entrado de frente y no de espaldas.

No quería ninguna sorpresita de alguno de los soldados de abajo, por mucho que fuesen meros civiles con un acero que sujetaban burdamente en las manos. Miró de reojo, momentáneamente, a la ventana. Por tenerla localizada

—Cinco —dijo de pronto, alzando la mano libre para enseñarle cinco dedos levantados—. No me hagas seguir con la cuenta atrás, Kosetsu. Porque como me lo hagas hacer, y sigas aquí cuando diga cero, morirás.

¿Otro farol? O, aquella vez, tenía… ¿un plan en mente?




1 AO mantenida

El hombre sonrió cuando su primer ataque fue desviado. Él también comenzó a rodear la habitación en la misma circunferencia que iba trazando Datsue, aunque se detuvo a la mitad de círculo y quedó viendo hacia el ala donde estaba el área de la habitación. Por tanto, aún cuatro metros les separaban de frente a frente, y otros cuatro de lado a lado. Ambos trazaban una línea recta a la puerta de entrada y la ventana.

La mano de Kosetsu se paseó asquerosa por el pecho de Nahana y le desapretujó la camisa.

Datsue pudo ver dos sellos explosivos de clase desconocida acariciándole el área de los senos y el corpiño.

—Cuando digas cero probablemente muramos todos.

Y es que, al dar vuelta a la habitación, pudo darse cuenta de que estaban rodeados de sellos explosivos. Unos pegados a la pared, otros a los muebles.

Entonces...

los brazos del renegado empujaron con potencia a Nahana, tirándosela encima a Datsue. Ella se tambaleó como un muñeco de trapo dirigiéndose desairada hacia sus brazos, mientras que el brazo derecho del hombre se curvó, invocando los poderes de fuujin, para que un haz de viento cortante se dirigiera mortal hacia la espalda de Nahana, cuyo cuerpo cubría la visión del joven Datsue.

— PV: 400/400
— CK: 136/190 (-48)

1 AO mantenida

— PV de Nahana: 90/150

Posibles daños: 80 PV a Nahana o, en su defecto, a Datsue.

Fuerza 80 · Resistencia 80 · Aguante 70 · Agilidad 70 · Destreza 70
Poder 40 · Inteligencia 40 · Carisma 20 · Voluntad 50 · Percepción 70

Sin revelar

¤ Fūton: Kaze no Yaiba
¤ Elemento Viento: Cuchilla de Viento
- Tipo: Ofensivo
- Rango: A
- Requisitos: Fūton 40
- Gastos: 48 CK
- Daños: 80 PV
- Efectos adicionales: -
- Sellos: -
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: El corte abarca 1 metro de ancho y recorre 2 metros antes de disiparse

El usuario emite chakra desde la punta de sus dedos índice y corazón, y realiza un movimiento en arco con su brazo, creando una ráfaga de aire cortante prácticamente invisible a cortas distancias, que avanza de forma rápida hacia el adversario como si se tratase de una cuchilla. De hecho, es tan cortante que su impacto equivale a un tajo directo y certero en el pecho con una katana larga.

El rostro de Datsue se arrugó de un horror primitivo y ancestral, no cuando la mano de Kosetsu se recreó de manera vomitiva por las tetas de Nahana, sino cuando le desanudó la camisa y mostró los dos sellos explosivos que tenía pegados al pecho.

En aquel momento, Datsue tuvo que afrontar la verdad: supo que no sería capaz de cumplir con aquella misión. Instantes después, tuvo que afrontar otra peor, a la que se negó a aceptar: probablemente, ni saldría con vida de allí. Y es que, para su consternación más absoluta, se acababa de dar cuenta que estaba rodeado de sellos explosivos.

Había caído en una jodida trampa para ratas.

—Cuando digas cero probablemente muramos todos.

Era cierto. ¡Era cierto! ¿Cómo coño iba a escapar de allí con vida? Él no tenía la capacidad de teletransportarse, como su Hermano o el propio Daruu tenía. Estaba solo, y aunque consiguiese derrotar a aquel mamón, iba a salir muy malherido de ello. Sin casi chakra. Con todo un ejército esperándole para rematarle.

Y todo lo que iba pensando, se fue cumpliendo. Kosetsu le lanzó a Nahana como un arma de doble filo. Le entregaba a su rehén, sí, pero con ello unas jodidas bombas que podían matarla tanto a ella como a él.

El Uchiha tiró de ella justo lo suficiente para alejarla del corte mortal que —descubrió con pesar--, ahora se dirigía hacia él. Se encorvó lo que pudo y giró sobre los talones, tratando de que el corte de viento le impactase en un costado y el hombro y no en pleno pecho.

Aunque…

Quizá, quizá, por un segundo la suerte estuviese de su lado. Verán, cuatro eran los metros que separaban a Datsue y Kosetsu. Y aquel jutsu tan espectacular… Bueno, normalmente recorría solo la mitad de distancia.




1 AO mantenida

Decían que la suerte era una perra caprichosa. Siempre vendiéndose al mejor postor.

Pero: ¿quién lo era en aquél combate? ¿el prodigio Uchiha, con pocas reservas de chakra en su haber, o el renegado; que esperó a que Datsue intentara salvar a Nahana —moviéndola de un tirón al estirar su brazo y sacándola de la ruta de la hoja de viento—. para invocar los poderes del sunshin y encontrarse de pronto bajo Datsue con la pierna derecha alzándose hacia su barbilla y mandándolo a volar hacia el techo?

Después, su mano se extendería plagada de chakra y expulsaría un buen puñado de agujas de raiton que buscarían dañar aún más a su descuidado rival.


— PV: 400/400
— CK: 56/190 (-14) (-48) (-18)

— PV de Nahana: 90/150

Posibles daños: 80 PV (Konoha Shofu) + 30 PV (Chidori Eiso)

Fuerza 80 · Resistencia 80 · Aguante 70 · Agilidad 70 · Destreza 70
Poder 40 · Inteligencia 40 · Carisma 20 · Voluntad 50 · Percepción 70

Sin revelar

¤ Sunshin no Jutsu
¤ Técnica del Parpadeo Corporal
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 40
- Gastos:

• 14 CK/20 metros
  
• 52 CK para huir de un combate

- Daños: -
- Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos
- Sellos: Carnero/una mano
- Velocidad: Instantánea

El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.

¤ Konoha Shōfū
¤ Viento Ascendente de la Hoja
- Tipo: Ofensivo
- Rango: C
- Requisitos: Taijutsu 40
- Gastos: 48 CK
- Daños: 80 PV
- Efectos adicionales: Manda al oponente por los aires, desarma
- Sellos: -
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo

Esta técnica utiliza el cuerpo entero como resorte, amasando chakra a través de todo él y tomando una postura donde la parte posterior del mismo cae hacia abajo. Con este poderoso Taijutsu, el usuario asesta una fuerte patada en la barbilla de su adversario, causándole un tremendo daño en la mandíbula y mandándolo a volar por los aires, desarmándolo de cualquier objeto con el que estuviese equipado en las manos.

¤ Chidori Senbon
¤ Senbon de los Mil Pájaros
- Tipo: Ofensivo
- Rango: A
- Requisitos: Raiton 45
- Gastos:

• 18 CK
  
• (multiplicable x2)
  
• (multiplicable x3)

- Daños: 30 PV
- Efectos adicionales: Es posible apuntar a varios objetivos a la vez
- Sellos: -
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones:

• Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 5 de largo.
  
• (multiplicable x2)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 10 de largo.
  
• (multiplicable x3)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 15 de largo.

Una de las muchas variaciones del Chidori, donde el usuario transforma la técnica inicial a medio formar en múltiples agujas de chakra eléctrico que esparce en un amplio rango. Las agujas tienen una velocidad extraordinaria, que sumado al rango que abarcan, las hace realmente difíciles de evitar.

Definitivamente, la suerte aquella vez le estaba poniendo los cuernos con otro. Con un hombre más alto, más musculado y más fuerte que él mismo. Al menos no más guapo que él, oye, pero en aquel momento, eso no le consolaba una mierda.

Cuando se quiso dar cuenta, Kosetsu ya estaba debajo suya —cuánto odiaba el Sunshin—, desplegando una poderosa patada que le alcanzó la barbilla y le hizo ver las estrellas, además de desarmarle. El kunai cayó al suelo al mismo tiempo que él salía despedido hacia arriba. Su cuerpo dio una vuelta en el aire y, con los ojos entrecerrados por el dolor, alcanzó a distinguir agujas eléctricas parecidas a senbons cerniéndose sobre él.

Su diestra formó el sello del Carnero de manera instintiva…

… y el Chidori Senbon impactó en un kunai solitario.

Sí, Datsue acababa de intercambiarse por el kunai que le había caído al suelo. Y, con aquel acto, también había intercambiado los papeles. Ahora era Datsue el que estaba debajo del grandullón. Su boca, roja por la sangre, emitió un gruñido al mismo tiempo que su zurda atrapaba la muñeca del gorila y la apartaba hacia un lado y…

…y asestaba un golpe en el único punto débil que veía en una mole como aquella. Una patada directa a los testículos.

—¡Tres!




1 AO mantenida

1 AO nueva

Kosetsu tenía que admitir una cosa. Y es que, dentro de la sorpresa que supuso la aparición de aquél crío, nunca esperó que se le resistiese a una técnica suya que le diera de lleno. Muchos caían a la primera, y ya era un gran mérito que en pleno apogeo después de recibir su patada tuviera la potestad de ejecutar un kawarimi a mitad del aire, e intercambiarse además por la misma arma que se vio obligado a soltar en primer lugar, y que se encontraba en diagonal a él.

Está claro que no tuvo manera de evitar que Datsue le apartada el brazo tras un leve agarrón, tras su aparición. Lo que si tuvo tiempo fue de impedir que le soltase, usando su brazo izquierdo para sostener él la muñeca del brazo que sostenía la suya —causándole un intenso dolor al apretar con su enorme fortaleza la escuálida muñeca de Datsue— para luego interponer su pierna izquierda en el trayecto de su patada para bloquearla, y usar su jodida fuerza bruta para hacer uso de una de sus mayores cualidades: el cuerpo a cuerpo.

Para Kosetsu, levantar a Datsue fue como sostener una pluma. Usó la fuerza de ambos brazos para alzarlo como un muñeco de trapo y lo obligó a impactarse a sí mismo contra la pared que tenían tras suyo, con tal potencia de que el propio cuerpo del Uchiha resquebrajaría el concreto.

— PV: 400/400
— CK: 66/190 (+10)

— PV de Nahana: 90/150

Daño recibido: 0 PV (13 PV base + 4 PV Fuerza -1/2 x bloqueo - 8 PV Resistencia -10 PV por bonus Resistencia 80)
Posibles daños: 48 PV (20 PV de efecto Fuerza 60 "Estampar contra una pared" x2 (Gōken Ryū) + Fuerza/10 usuario (8 PV) - Resistencia/10 advers.

Fuerza 80 · Resistencia 80 · Aguante 70 · Agilidad 70 · Destreza 70
Poder 40 · Inteligencia 40 · Carisma 20 · Voluntad 50 · Percepción 70

Sin revelar