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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Bueno... Cuando tenga tiempo libre sin tantas misiones... Ya veré si hago algo y te aviso... — Respondió dudosa de si estaba a lo mejor ofreciendo algo que le iba a acabar siendo bastante caro. — P-Pero con todo el mundo en la cocina preparando para el restaurante estará igualmente complicado que haga algo yo. Antes de eso me sacarán a patadas de la cocina.

Aunque lo cierto era que arriba había otra, algo más reducida y pequeña, pero lo suficiente como para preparar cualquier cosa que Rin quisiera.
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Sora suspiró levemente al acabarse el arroz y cogió uno de los bollos.

No te preocupes, vas a tener tiempo libre. He decidido que no voy a venir a arrastrarte a más misiones. Voy a darte la semana libre para tí. Puedes hacer lo que quieras. Quiero que decidas qué quieres. No puedo seguir viniendo porque tu villa o tu padre lo hayan decidido. Tengo que saber que tú también quieres. — soltó con su calma habitual mientras le daba un mordisco al bollo.
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Rin se quedó mirando a Sora un poco sorprendida, apretando los labios cuando bajó ligeramente la cabeza al coger uno de los bollos.

De acuerdo, tenía pensado hacer un par de cosas y necesitaba algo de tiempo, así que me viene bien esa semana — dijo ligeramente sería mirando el bollo antes de darle un bocado.
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Sora acabó de comer en silencio. Se levanto, diciendole a Rin donde podría encontrar su casa para cuando decidiese si quería ser kunoichi o no. Le dio las gracias por todo y se marchó. Sin devolverle la chaqueta.
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Cuando terminaron de comer ambas, Rin tomo los platos y los llevo a la cocina de vuelta. Sora le detallo donde vivía para cuando pasara aquella semana le diera una respuesta y aquello la mosqueo un poco.

¿No decías que te pillaba de camino a mi casa? — respondió molesta mientras caminaba con ella a la puerta para despedirla.
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Sora se quedó parada ante esa pregunta.

Técnicamente, está mas cerca de aquí que de la puerta de la villa. Así que da igual realmente, ¿no? — dijo sin inmutarse
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Ya fuera y frente a la puerta del restaurante, Rin estaba cruzada de brazos ante aquella respuesta.

Supongo... En fin, tampoco te pases todos los días, que o no estaré o simplemente no me apetecerá — respondió algo más relajada.
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Oh, no. Si al final de la semana no sé nada de tí, daré mi informe a la aldea y cancelaré esta tutoria. — comentó tranquilamente mientras hacía una reverencia y se preparaba para marchar.
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Uhm... Ya... — Aquella idea parecía claramente incomodar a Rin.

Jugó un poco con un mechón suelto de su pelo algo nerviosa por esa opción. Volvería a ver a Sora seguramente por su restaurante, sobretodo si ella decidía quedarse en él en vez de ser una kunoichi; al fin y al cabo, parecía que la cocina de su familia había conquistado su estómago. Dejo escapar un suspiro y finalmente se abrazo así misma dedicándole una mirada lastimera a Sora.

En fin... Nos vemos — añadió antes de entrar de vuelta.

Aquella noche le costaría bastante conciliar el sueño por todas las cosas que rondaban su cabecita. Debía de entrenar más y aprender algo de primeros auxilios por si volvía a producirse algo así; aunque espera, eso sería si siguiera siendo una kunoichi ¿Debería? Algo más emocionante que hacer perdidos desde luego que lo era, pero aun así... ¡Y Sora se había quedado su chaqueta, ya lo había obviado por completo!
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Sora simplemente se fue. No hubo un pensamiento en ella hasta que llegó a casa y se dio cuenta de que aún tenía la chaqueta. Aun así, se la devolvería a la semana siguiente, cuando todo hubiese acabado para bien o para mal.
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