Luego de haber sufrido un accidente durante su misión, Kimi y Jun tuvieron que pasar poco menos de una hora en el hospital, donde las trataron y les dieron una píldora de sangre por la urgencia de la situación.

Ahora, tal y como habían prometido antes de ir al hospital, las chicas se encargarían de buscar al hermano de Nazo, quien había sido presuntamente secuestrado.

— Supongo que deberíamos empezar por la habitación donde sucedió la explosión. Quizás podamos encontrar por donde salió desde allí. —Le dijo Kimi a su compañera mientras andaban.

Solo unas palabras ajenas hicieron que Jun bajé de las nubes donde estaba. Decir que estaba siguiendo a su compañera, de lo contrario se hubiera chocado con todo porque casi que no le estaba prestando atención al camino. Si bien ese poco tiempo que pasaron en el hospital le habían hecho bajar un poco los humos, todavía sentía cierto rencor por todo lo sucedido.

—Yo creo que si, es lo más lógico. Pero sigo sin entender nada de todo esto, no tiene mucho sentido. Acá hay gato encerrado. Debe haberlo. — Suspiró, dejando notar una leve frustración en su voz. —Ya veremos de que trata. Por lo menos estamos un poco mejor, ¿no?

Un sello explosivo en un pergamino. Si les hubiera pasado en un lugar más lejano y mucho más peligroso, la Nara lo hubiera entendido. Pero, ¿en su propia aldea y dentro de una casa? Le parecía una locura absoluta. Por lo menos sabía que a partir de allí debería tener mucho más cuidado con todo. No se perdonaría que le pase de vuelta un descuido así y, menos aún, si es que ese descuido termina con una compañera herida.

No tardarían en recorrer el camino de vuelta al edificio donde habían realizado su anterior misión. Esta vez el puzzle de la puerta ya estaba resuelto, dicho de otra manera, la puerta estaba abierta, aguantada con un palo metálico para que no se cerrase.

Sin embargo, había algo diferente. Ahora que ambas estaban más alerta podrían fijarse en que en el suelo había un pequeño hilo de sangre algo disuelto por los retazos de lluvia que lograban acertar en el interior del edificio.

Kimi le sonrió a su compañera.

— Sí. Creo que estamos mejor. —Le contestó, mientras sacaba una botella de agua de su portaobjetos.

Antes de que se la tomase, pudo notar un hilo de sangre algo disuelto en el suelto. ¿Será esa la sangre que habían derramado ellas? ¿O puede que sea la de alguien más? Kimi miró a Jun, algo preocupada, antes de girarse y adentrarse poco a poco al edificio.

— ¿Hola? Ya hemos vuelto del hospital. —Dijo en voz alta, para que alguien la escuchase.

Kimi parecía coincidir con ella. Y es que, por lo menos, debían conformarse con que nada había pasado a mayores. Por lo menos no para ellas.

No pintaba muy bien las cosas cuando llegaron al lugar, al menos que la sangre sea un buen augurio de algo. Jun también miró a su compañera, evidentemente preocupada por lo que se podían llegar a encontrar.

—No bajes la guardia, Kimi. — Le comentó despacito. Se le hacía raro que, si esa sangre era de ellas, no se haya terminado de ir con la lluvia después de que haya pasado casi una hora del accidente. De hecho, si no era con la lluvia, la gente del lugar podía terminar de limpiar, no era algo que se veía bonito ni nada por el estilo.

Se quedó plantada en el lugar, sin perderle la atención a lo que podía salir de adentro.

— ¿Hola? Ya hemos vuelto del hospital.

Kyoka se levantó de golpe al oír una voz en la entrada. Estaba sentada en el escritorio haciendo algo con un trozo de papel medio quemado. La fortaleza que había mostrado en el momento de máxima tensión, cuando había explotado el sello y todo se había cuelto puro caos, estaba decayendo poco a poco. Empezaban a asomarse algunas lágrimas en su mirada mientras se giraba para encarar a las kunoichi.

— Oh, chicas, ya estáis aquí. — se limpió con una manga del kimono las lágrimas y entonces volvió su atención al papel. — Sí, eh, aquí teneis. — cogió el papel, medio quemado, arrugado, humedo, para que lo leyesen. — Cuidado, está algo delicado.

En el papel apenas quedaban un par de lineas que parecían haber tenido toda una redacción detrás: "[...]con todo eso, espero que entendais mis razones. No quiero que os involucreis más de lo necesario, pero si existe una posibilidad de saberlo, tengo que arriesgarme." Y en la esquina inferior derecha, la firma de un tal Otoko Hito.

— Cuando volví, estaban discutiendo Masu y Nazo. Al parecer, Nazo había encontrado una carta de su hermano. Estaba medio quemada, obviamente, porque estaba en el mismo mueble que ha reventado. — soltó una risa nerviosa y se tapó la boca levemente, como si le costase seguir hablando. — Entonces Nazo intentó marcharse a buscar a su hermano, Masu intentó detenerlo y Nazo le soltó un puñetazo en toda la cara. Yo... yo no... no sé qué significa la carta, qué quiere saber Hito, pero la he arreglado un poco para que pudieseis leerla.

Los varios pedazos que componían la carta estaban juntados por cinta adhesiva en su parte trasera. Kyoka volvió a limpiarse los ojos a la espera de las preguntas de las chicas.

Kimi se sintió algo aliviada al ver a Kyoka. Parecía algo triste por todo lo que había pasado, pero al menos estaba allí, enterita.

— De acuerdo. —Le dijo Kimi y cogió con cuidado el papel que les tendió Kyoka.

La chica se acercó a Jun para que pudiesen leer el papel juntas. Parecía ser alguna especie de carta, pero la mayor parte de su contenido se había perdido por la explosión. Apenas quedaba lo que parecía ser el final, donde el hermano de Nazo daba a entender que se había marchado voluntariamente para descubrir las razones de algo.

Pero entonces ¿por qué habría dejado el sello explosivo?

Kimi escuchaba lo que Kyoka tenía que decirles mientras leía y releía la carta. No le cuadraba que le dejase un sello explosivo si había salido él voluntariamente y por su cuenta, ¿pero entonces quién? Tenía que haber un tercero que no conocía. Alguien había hecho que Hito tomase aquella decisión tan repentina.

— Entonces... ¿esa sangre de ahí es de Masu-kun?

Sinceramente, se sintió aliviada que la persona que estaba allí era Kyoka. Por lo menos en un principio, porque, cuando salió, la notó realmente afectada por toda la situación. La mujer sostenía un papel en bastante mal estado, principalmente quemado, explicando luego que era porque estaba en el lugar del incidente. Cuando Kimi lo tomó, esta se acercó a su compañera para que ambas puedan leerlo. Jun solo asomó su cabeza para verlo con más claridad. No había mucho que sacar de allí sinceramente, solo que la persona que había escrito eso parecía bien decidido en su cometido. De alguna forma u otra, podía llegar a servir en un futuro.

Luego del testimonio de Kyoka, no pudo evitar soltar un chasquido con la boca, dejando ver su molestia ¿Cómo iba a pegarle a Masu en medio de toda esta situación? Todavía se sentía culpable de que no pudo llegar a hacer nada para evitar que todo esto esté pasando.

Al ver nuevamente a la mujer en el estado que estaba, se obligó a ella misma a soltar la tensión que tenía en su cuerpo con un suspiro. Tenía que relajarse e intentar ser empática con la persona que tenía adelante.

—Muchas gracias por tomarte el trabajo con este papel. Puede ser bastante útil.

En espera por preguntas, su compañera acertó a preguntarle si aquella sangre era por el golpe que había recibido Masu.

—¿Masu se encuentra bien? ¿Dónde está?

No era de menor importancia saber eso, pero Jun tenía otras dudas en su cabeza. Demasiadas incluso, pero no quería agobiar con todas a la mujer, solo con las que les parecían más vitales. Por lo que esperaría a que responda a eso para seguir preguntando.

Kyoka asintió a todas las preguntas de las kunoichis y se giró a ver el rastro de sangre, acongojada.

— Pensaba que ya lo había limpiado todo, incluso había un diente en el suelo cuando llegué. — hizo una leve sonrisa triste sin saber exactamente por qué, que se deshizo rápidamente — Lo mandé al hospital, se le estaba hinchando la mejilla. Os lo habréis cruzado, ¿no?

No, no lo habían hecho y al plantear la pregunta ya supo que si tenía que hacerla era que, exactamente, no lo habian visto. Sin embargo, mantenía cierta esperanza de que las chicas se hubiesen olvidado de comentarlo, esa esperanza podían verla en su mirada.

Kimi se sorprendió un poco ante la pregunta de Kyoka. Era cierto que estaba algo distraída, pensando en la misión mientras andaban de vuelta a La Casa de los Misterios, pero no recordaba haber visto a Masu en ningún momento.

—No... —Miró Miró Jun, como preguntándole si ella había visto algo—. ¿Hacia dónde se dirigió Nazo? Quizás Masu lo intentó seguir.

«¿Un diente? Mierda que le dio fuerte.» Le parecía demasiado pegarle semejante golpe por intentar detenerlo. Evidentemente, no conocía los detalles, pero le parecía mucho lo que estaba escuchando.

Literalmente, le acababa de preguntar donde estaba Masu. No se lo habían cruzado para nada y era una deducción muy fácil y lógica. Pero entendía que Kyoka no estaba pasando por un buen momento.

No respondió aquello, pues Kimi ya lo había hecho y le parecía un total absurdo. Jun solo se acercó un poco más a la mujer y le sonrió compasiva.

—Tranquila, Kyoka.

»¿Encontraron algo más además de la carta? ¿Algo fuera de lo común?

—. ¿Hacia dónde se dirigió Nazo? Quizás Masu lo intentó seguir.

—Tranquila, Kyoka.

»¿Encontraron algo más además de la carta? ¿Algo fuera de lo común?

Kyoka se tranquilizó un poco pero seguía mirando la puerta cada pocos segundos.

— No, no lo sé. Llegué y estaban ya con la carta y discutiendo, apenas me dio tiempo a intentar calmarlos cuando Nazo apartó a Masu a la fuerza y se marchó. Entonces le mandé al hospital y me quedé a esperaros.

Conforme hablaba aumentaba su nerviosismo, sus manos empezaban a estar incómodas independientemente de la posición en que las tuviese. De brazos cruzados, mordiendose las uñas, rascándose la nuca, iba cambiando de posición hasta que todo eso se desvaneció.

— Sí, dijo algo de una casa, su... Sus tíos creo que tenían una casa cerca de Yachi. No creo que Masu le haya seguido, no le alcanzaría y no sabemos dónde está esa casa. No sé si es Yachi la aldea o Yachi el río. Siento no poder daros una localización concreta. A lo mejor Masu sabe algo más.

Esperó a que le preguntasen algo nuevo o le diesen permiso para irse, ahora que ya había recordado la situación en concreto.

Kimi se llevó una mano al mentón, pensativa. Si Nazo se había ido a Yachi, probablemente podrían alcanzarlo si se daban la prisa suficiente en llegar hasta allá, aunque sería peligroso si se llegan a confundir de dirección. Por otro lado, podrían intentar buscar a Masu para hablar con él, pues probablemente él tenía algo más de información, pero tampoco sabían dónde se encontraba Masu exactamente.

— No te disculpes. Nos has ayudado mucho, Kyoka-san. —Le respondió Kimi, sonriéndole—. Ahora te ayudaremos nosotras. No te preocupes. Los traeremos de vueltas. ¿Sabes dónde vive Masu-kun? Probablemente haya vuelto a casa.

Si no, quizás podrían seguir el rastro de sangre que probablemente había derramado fuera, si es que la lluvia no lo había limpiado ya.

Fua ¿Yachi? ¿De en serio? Demasiado repentino. Bueno, ¿qué en ese día no lo era? Realmente ya no sabía bien que pensar con respecto a nada. El problema no era hasta donde tenían que ir, sino que se confundieran de destino, ya que la mujer no estaba segura de si se trataba del río o la aldea. Debían preguntarle a Masu para ver si tenía más información y partir inmediatamente a buscar a Nazo.

—¿En su casa o en el hospital? — Miró a Kimi confundida, teniendo en cuenta que Kyoka había nombrado que ella lo mandó al hospital. Puede que ya haya salido y vuelto a casa, ya que no se lo cruzaron allá, pero este dato no era 100% seguro. —Sea donde sea, tenemos que salir rápido hacia allí.

— No te disculpes. Nos has ayudado mucho, Kyoka-san.Ahora te ayudaremos nosotras. No te preocupes. Los traeremos de vueltas. ¿Sabes dónde vive Masu-kun? Probablemente haya vuelto a casa.

Kyoka alzó una ceja, extrañada de las palabra de la kunoichi.

— No, nosotros vivimos los cuatro aquí. Por la noche sacamos unos futones y dormimos en mi sala. No es que nademos en dinero precisamente, empezar un negocio... Bueno, que hubiese vuelto aquí. ¿Vais a ir vosotras al hospital? Entonces yo esperaré aquí por si vuelve.

Le preocupaba que la casa se quedase sola, no solo por el agujero que había en la última sala, sino por si volvía cualquiera de sus tres compañeros desaparecidos. No entendía nada de lo que estaba pasando y quería cubrir tantas opciones como fuera posible.