Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Y así de fácil era asesinar a alguien. Tanto que daba miedo. Con la de enemigos que se ganaría en el futuro, no sabía ni cómo podría pegar ojo.
La sangre caliente resbalaba por su rostro, por los dedos de la mano ejecutora, recordándole lo que acababa de hacer. ¿En verdad aquella risa que había oído había sido la suya? ¿Tanto le había trastocado Shukaku? ¿Tanto se había metido en su mente?
Negó con la cabeza. No, debía de ser el Ichibi. Siempre jugando con él.
Asintió dos veces. Sí… mejor no seguir pensando en ello. Mejor enterrar aquel suceso en un rincón de su mente, como siempre hacía con las cosas que no le convenían. Que no le interesaban afrontar.
Estaba a punto de desaparecer, pero entonces se acordó de algo. «Joder, casi se me olvida». Cuando había abierto la puerta de aquella habitación, había encontrado a Makoto en una posición sospechosa. Incluso había oído su propia voz —¿o era la de otro?—, como si estuviese hablando con alguien.
Con mucho cuidado de no hacer ruido, se movió hasta la cabecera de la cama. Luego, si ésta estaba pegada a la pared, la empujaría con mucha lentitud para ponerla tal y como estaba cuando lo había pillado casi in fraganti, con la esperanza de descubrir algo.
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Datsue trató de mover la cama lo más silenciosamente que fue capaz; poco. La madera fue arrastrada sobre la madera, emitiendo un crujido seco y prolongado. Al mirar en el hueco que formaba la cama con la pared, el Uchiha halló...
Una espada. En su vaina. Parecía sucia y desde luego no tenía nada de especial, la empuñadura estaba forrada de tiras de cuero y la guarda era una placa de hierro gris oscuro. La vaina tampoco parecía tener ningún distintivo ni ornamenta, simplemente era eso, una vaina para mantener la hoja de la espada a salvo de golpes, polvo y demás elementos que pudiesen deteriorarla.
Tampoco había nada más junto al arma, aunque Datsue sí pudo apreciar a simple vista que su longitud era más corta que la de las katanas que solían llevar guerreros y soldados. Parecía, más bien, un ninjatō; pero aparte de eso no había mucho más que destacar.
En el pasillo, fuera de la habitación, se pudo escuchar un ruido.
«¿Solo esto?», pensó, decepcionado. Aunque, ¿qué esperaba hallar? No era más que un recoveco, no había espacio para mucho más. Pero, entonces, ¿qué hacía Makoto cuando le interrumpió? ¿Acaso simplemente iba a coger la espada, temeroso de que fuese a necesitarla? «A veces la respuesta más sencilla es la correcta», se recordó. Los más eruditos lo llamaban la navaja de Okham.
Tenía sentido. El noble acababa de ver a Iekatsu y tendría miedo de que fuesen a por él. El primer instinto de cualquiera sería el de buscar algo con lo que defenderse. Pero, ¿qué había sido esa voz? Y, ahora que se fijaba, esa katana no era propia de un guerrero o samurái… Era más bien…
Un ninjatō. Una espada ninja. Frunció el ceño, confuso. ¿Acaso…?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos. Ruidos procedentes del pasillo. ¿Alguien se acercaba? «Mejor no averiguarlo», dijo para sí. Su trabajo ya estaba hecho. Se concentró un instante y se dejó ir, desapareciendo en una nube de humo blanca.
• • •
Datsue se detuvo de pronto. Como un sueño lúcido del que acabas de despertarte, los recuerdos inundaron su mente como un tsunami. Las dudas. El asesinato. La sangre. La risa…
…una risa que se encargó rápidamente de esconder en un rincón de su mente, difícil de encontrar hasta para él. Entonces llegó el descubrimiento del ninjatō. La posibilidad de que aquel hombre, por raro y descabellado que pudiese parecer, tuviese conocimientos de shinobi.
Miró a su Hermano, y, con voz lúgubre, sentenció:
—Está hecho.
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Akame se detuvo un momento después que su Hermano, dirigiéndole una mirada inquisitiva que preguntaba sin necesidad de palabras. La noche ya se había cernido sobre Hi no Kuni y era probable que Makoto Masaru se hubiese ido a dormir, lo que significaba que el sello de Datsue se activaría. «Es realmente increíble lo que se puede lograr con el Fuuinjutsu. Definitivamente debería dedicarle más tiempo de estudio...»
Cuando el jōnin confirmó de forma verbal y escueta que el asesinato se había llevado a cabo, Akame dejó escapar un suspiro de satisfacción.
—Excelente, una cosa menos.
Luego se dio media vuelta y siguió andando, dejando que la tranquilidad y el alivio que emanaban de él por haber saldado su deuda con Toritaka Jirō contrastaran de forma brutal con la pesada losa que reposaba sobre la conciencia de Datsue; el que había empuñado el kunai.
La comitiva siguió su curso hasta que, en un momento dado, el propio Iekatsu ordenó que se detuviera sacando su mano decrépita por la ventana del carruaje. Soldados y demás integrantes del séquito se mostraron sumamente sorprendidos por esta decisión, pero nadie dijo nada. Con movimientos pesados y torpes, el anciano señor bajó del carro junto a la dama Tome.
—Nos acercamos al mausoleo de mis antepasados. A partir de este punto debo continuar solo —anunció, y la consternación fue evidente en los rostros de todos sus súbditos—. Sólo mi querida Tome y los ninjas del Remolino me acompañarán, para asegurarme de que ningún forajido desalmado tiene la osadía de interrumpir el último tramo de mi peregrinaje.
Uno de los soldados, su rostro oculto por el casco, se acercó a su señor.
—Iekatsu-sama, con el debido respeto, somos su guardia personal. Cada uno de nosotros ha jurado servirle tanto en la vida como en la muerte. No puede apartarnos ahora, no pued...
El arrugado rostro de Iekatsu se contrajo en una súbita mueca de ira.
—¿Se atreve a decirme lo que puedo o no puedo hacer, Akodo-san? —replicó, y Akame no pudo evitar acercarse más al escuchar aquel nombre—. Continuaremos solos.
Entonces el viejo noble se volvió hacia el séquito.
—¡Me habéis servido bien, mis queridos súbditos! Pero ahora debo marchar. No temáis, pues mis hijos gobernarán Rōkoku como hombres de bien, ya que han heredado mis tres virtudes. Coraje, sabiduría, y honestidad.
Con aquellas, Iekatsu le hizo señas a los dos jōnin de que le acompañaran y, a pie, siguió el ancho sendero hacia lo que podía vislumbrarse como un claro. Akame, diligente, caminó tras el anciano y la mujer de pelo negro... Aunque en su rostro se podía ver que estaba realmente tenso.
Datsue contempló, no sin cierta aprehensión, cómo Iekatsu se deshacía de toda su escolta. Ahora, el peso de su protección recaía plenamente en los hombros de los Hermanos del Desierto. Todavía perturbado por el asesinato recién cometido, el Uchiha se olía algo malo. Recordó esa voz que hablaba con Makoto. ¿Y si, de alguna manera, Kuranosuke supiese exactamente hacia dónde se dirigían? ¿Y si había sido su voz la que había oído desde el otro lado de la puerta? Sabiendo el momento en el que habían partido del templo donde residía su ya difunto hijo, no le sería difícil pronosticar la hora de su llegada. Menos todavía preparar una emboscada al amparo de la noche.
El rojo del Sharingan iluminó la mirada de Datsue.
—Tengo un mal presentimiento, compadre —susurró a su Hermano, mientras aligeraba el paso para colocarse a pocos pasos de Iekatsu y su dama.
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«Yo también, maldita sea», quiso contestar Akame; pero se contuvo. En su lugar, se limitó a encogerse de hombros tratando de imprimir en el gesto cuanta seguridad fue capaz. Sí, aquello olía definitivamente mal. Nada había cuadrado desde hacía un rato, y para colmo ahora habían dejado atrás a cuatro soldados robustos como montañas y armados hasta los dientes.
En silencio, el cuarteto siguió avanzando por el sendero hasta abandonar el amparo de los árboles. Las frondosas copas dejaron paso al cielo nocturno, azul oscuro y extensísimo, plagado de estrellas. La Luna brillaba con fuerza, iluminando el camino ante ellos y regalándoles la visión de un atisbo de lo que les esperaba al final.
Una figura inmensa, oculta entre la negrura de la noche, que se alzaba como una montaña. Todos sintieron un escalofrío recorrer su espalda. Iekatsu siguió caminando del brazo de la mujer de ojos amielados.
Al acercarse más, los jōnin pudieron distinguir con más claridad de qué se trataba aquel mastodonte negro y retorcido; eran, inequívocamente, las ruinas calcinadas de un gran edificio. Los restos de lo que antaño fuese una muralla, que a trozos todavía se mantenía en pie, rodeaban su perímetro, y el tamaño de la construcción dejaba poco lugar a dudas sobre su naturaleza. Estaban ante una antigua fortaleza, ahora derruida y reducida a poco más que una carcasa cenicienta.
—¿Qué demonios...? —masculló el Uchiha, tenso como un alambre.
El señor Iekatsu dejó escapar una tos seca que bien podía haberse interpretado como la última carcajada de un moribundo.
—Aquí es, sin duda —respondió a nadie—. Aquí yacen los restos de mis ancestros, un mausoleo apropiado para los Toritaka. Querida Tome, ¿podrías...?
La mujer de cabellos negros se adelantó, cruzando el postigo derruido de las murallas exteriores, y se acuclilló sobre la tierra ennegrecida de lo que antaño habría sido la entrada al castillo, frente a la gigantesca figura de las ruinas.
—Acercaos, mi buen señor —cominó al anciano, que se colocó junto a ella con pasos torpes y cansados—. El descanso eterno os espera, Iekatsu-sama. Vuestros antepasados os reconocen como un gran gobernante que ha traído paz y prosperidad a esta tierra.
«¿Paz y prosperidad?» Akame se cruzó de brazos.
—¿Ellos... Tengo... Tengo su perdón? —masculló el anciano señor, que parecía haber perdido todo su regio porte y ahora lucía más como un mendigo aterrorizado por el destino que ya sabe como cierto.
Tome se irguió, extendiendo los brazos hacia Iekatsu y abriendo las palmas, como si estuviera a punto de acogerle en su regazo.
—Eso es algo que depende de vos, como ya sabéis —respondió con voz serena—. Grandes sacrificios hicísteis por el bien de vuestro linaje. Es hora de que os entreguéis al último de ellos.
Iekatsu pareció dudar, pero finalmente introdujo una de sus manos en su lujoso kimono y sacó un objeto ovalado del tamaño de un puño de infante. En la mano del gobernante, la que asía aquel presente, se pudieron ver unos destellos violáceos que cortaron las sombras a su alrededor. De repente, todo parecía más oscuro.
—Por las tetas de Amaterasu.
—Sabéis lo que debéis hacer, Iekatsu-sama. No dudéis ahora —dijo Tome, conteniendo el impulso de alargar la mano y tomar aquella gema ella misma.
El noble tembló ligeramente.
—Yo... Yo...
De repente, los jōnin pudieron escuchar el susurro del viento a sus espaldas acompañado de los pasos de varios pies. Las sombras se agitaron a su alrededor, y entre las murallas derruidas que les rodeaban se pudieron observar varias figuras. No estaban solos.
No hacía falta ser muy avispado para entrever que algo malo iba a suceder. Aquello no era, desde luego, normal. El supuesto mausoleo no era más que tierra calcinada y piedra derruida, tristes vestigios de lo que antaño había sido a buen seguro un gran castillo. Iekatsu, como si estuviese dentro de una ilusión y viese otra cosa, le pareció de lo más normal.
Ahora que lo pensaba, que estuviese dentro de una ilusión no era tan descabellado. ¿Cómo se explicaba, sino, que llamase a aquello un mausoleo apropiado? ¿Cómo podía creer a Tome cuando aseguraba que había traído paz y prosperidad a sus tierras? ¿Es que no había visto el grupo de pobres con el que horas atrás se habían cruzado? ¿Qué broma de mal gusto era aquella?
Entonces el señor sacó una especie de gema, y Datsue supo en aquel momento, por la reacción de Tome, que era importante. Muy importante. Un susurro del viento les chivó que no estaban solos. Datsue miró a su alrededor. Se distinguían sombras moviéndose entre la penumbra.
Como su mente era incapaz de entender todavía lo que estaba sucediendo, dejó que su instinto actuase por él. Formó un sello, y un clon apareció a su lado. El Kage Bunshin no Jutsu se precipitó hacia Iekatsu, alzando una mano como si quisiese interponer una especie de barrera entre el señor feudal y la dama.
—¡Iekatsu-sama, esto es una trampa! —Si de algo estaba seguro, es que habían caído en una jodida emboscada.
El Datsue real, mientras tanto, no permaneció ocioso. Liberó un kunai y un sello sonoro de sus manos, al que pegó un hilo shinobi. Entonces, lo lanzó al cielo, lo más lejos que pudo, en dirección al camino por el que habían venido. El hilo se iría desenrollando y, al llegar a su tope, despegaría el sello sonoro, liberando un potente chirrido. ¿Su objetivo? Alertar a los cuatro robustos soldados que habían dejado atrás. Con suerte, oirían la explosión e irían a ayudarles.
Para otorgarles una nueva pista visual, tiró una hikaridama al cielo, para acto seguido lanzar un senbon hacia la bomba de papel y detonarlo. Había aprendido aquel de Daruu, en su combate en el torneo, tiempo atrás. Esperaba que le funcionase.
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5/06/2018, 16:56 (Última modificación: 5/06/2018, 22:39 por Uchiha Akame.)
Pongamos tablas de stats a partir de ahora e.e
El caos se desató con rapidez.
Datsue formó un único sello y un clon suyo surgió del vacío tras una voluta de humo blanco. El Kage Bunshin avanzó a la carrera hacia el señor y su dama, ante la mirada atónita de éste y escéptica de ella. Tome se limitó a retroceder un paso, sin tomar la gema todavía, mientras el clon de Datsue se interponía entre ella y el marchito Iekatsu.
—¿Qué... Qué está pasando? —balbuceó, confuso, el noble.
Mientras tanto, el menor de los Hermanos del Desierto llevaba a cabo su estratagema para alertar a los guardias de la caravana. El kunai voló, con el sello sonoro pegado al mango y un extremo de hilo shinobi a éste. Sin embargo, cuando se disponía a meter mano a su portaobjetos para sacar una hikaridama, notó un violento golpe en la espalda que lo tiró de boca contra el suelo.
Luego, el inconfundible silbido de varios proyectiles surcando a toda velocidad el aire sobre su cabeza le llegó a los oídos. Había faltado poco para que Datsue recibiese aquella andanada de lleno, demasiado distraído en su propia estratagema. Su Kage Bunshin fue alcanzado, aunque Tome fue capaz de poner a salvo al señor Iekatsu tras unos escombros de considerable altura con un rápido movimiento poco usual en una dama de la corte.
—¡Por Amaterasu, cúbrete joder! —masculló Akame, entre dientes, mientras se levantaba de encima de su compadre—. Nos están rodeando.
En efecto, gracias a su Sharingan los jōnin podrían distinguir claramente las figuras que les acechaban en la oscuridad, así como la particularidad de su chakra. De entre los restos de las murallas exteriores emergieron seis figuras formando un semicírculo alrededor de los ninjas, cerrándoles entre su formación y las ruinas calcinadas de la fortaleza. Por su nivel de chakra, cinco de ellos eran civiles —mercenarios, probablemente—; pero el sexto...
—Tú otra vez... —el Uchiha casi escupió las palabras entre sus dientes apretados—. Hijo de puta.
Al abandonar sus coberturas, los agresores quedaron un momento expuestos a la mortecina luz de la Luna. Los cinco que no eran ninjas llevaban ballestas en las manos y espadas cortas en el cinto, y vestían con la indumentaria típica de los mercenarios. Del sexto, el shinobi, apenas alcanzaron a ver más que el portaobjetos que llevaba atado al muslo derecho, porque todavía estaba al amparo de la larga sombra que proyectaba una sección de la muralla.
—Seis contra dos. El ninja es peligroso, compadre —susurró Akame—. No podemos dejar que se haga con la gema.
PV:
220/220
– CK:
242/260
–
-18
–
reg. dividida
–
Sharingan activado
–
Inventario
Hitai-ate con el símbolo de Uzushiogakure [en la frente]
¤ San Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Tres Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos: Uchiha 60 - Gastos: 18 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:Percepción+18 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Los iris del usuario se vuelven de color carmesí, y alrededor de sus pupilas surgen tres aspas negras que giran hasta formar un trío en una circunferencia imaginaria. Este estado del Sharingan se considera el más avanzado en su forma básica.
El Sharingan le da color al chakra, y permite distinguir su composición elemental. El usuario puede ver el flujo del chakra de otros seres vivos como un manto, con suficiente precisión para detectar si tiene mucho o poco chakra (CK actual) o si ese chakra es débil o poderoso (mide aproximadamente el Poder), pero no con la suficiente para detectar movimientos de chakra dentro de un oponente si no hay una técnica activa. El Sharingan puede ver el chakra de las técnicas activas: las que afecten al interior de un ser vivo o las que ya se encuentren en el exterior de un oponente, pero no antes de que se hayan formado. Puede detectar si alguien está siendo afectado por una técnica ilusoria.
La percepción visual del usuario goza de un gran estímulo, volviéndose muy sensible al movimiento. El Uchiha puede leer labios con extrema facilidad o imitar movimientos tan sutiles como los de la escritura, escribiendo lo mismo que alguien a quien está observando. En combate, el clan utiliza esta destreza para seguir con claridad los movimientos físicos (y no de técnicas, importante) de un oponente y de sus extremidades en el Taijutsu, y para leer con claridad los sellos manuales que realiza. Si y sólo si el usuario conoce la técnica que va a utilizar, puede anticipar una respuesta (hay muchas técnicas con secuencias de sellos similares o iguales. En este caso, el Uchiha no tiene manera de saber qué va a hacer el oponente). El Tres Aspas hace que el Uchiha pueda predecir dónde va a encajar un golpe de Taijutsu mediante la lectura de las tensiones en los músculos del cuerpo del oponente, dotándole de cierta capacidad predictiva. Cabe destacar que aunque el usuario sea capaz de percibir un movimiento, necesita las capacidades físicas y de reacción para poder responder ante él.
La habilidad para leer los movimientos del Sharingan le otorga al usuario la capacidad de copiar los sellos de una técnica de Ninjutsu o de Genjutsu (o los movimientos de una técnica de Taijutsu) que no dependa de una facultad personal para ejecutarla al mismo tiempo que el oponente o registrarla en su repertorio (hasta un máximo de tres técnicas). Se pueden imitar evolutivas, pero no registrarlas. Para copiar una técnica se debe de tener su requisito convertido a la facultad Uchiha.
El Sharingan le permite al usuario distinguir técnicas como los clones simples (no los generados por la técnica Kage Bunshin no Jutsu) de un usuario real, y ver a través de la técnica Henge no Jutsu.
El Sharingan de Tres Aspas es capaz de penetrar y romper los Genjutsus sensoriales, y de ver a través de las imágenes creadas por los Genjutsus ambientales.
El ninja enemigo es Kaguya Hida, su ficha está en el Espacio personal de mi perfil.
Los otros cinco son mercenarios de nivel 10, abajo te dejo sus atributos, aunque como no son ninjas ninguno tiene más de Poder 10. Todos van armados con Ballesta de mano (como la Ballesta de muñeca listada en Objetos pero con menos requisito de Destreza) y Wakizashi, y llevan un Portavirotes grande (con 9/10 proyectiles porque ya dispararon una salva).
Negro = ruinas de la fortaleza
Marrón = secciones de muralla y escombros
Amarillo = Iekatsu y Tome
Azul = Akame y Datsue
Rosa = mercenarios
Rojo = ninja enemigo
Pero cuando estaba a punto de sacar una hikaridama para lanzarla al cielo, recibió una embestida por la espalda que le tiró al suelo, cortándole momentáneamente la respiración. Respiración que hubiese cesado para siempre de haberse mantenido en pie. Los característicos silbidos de unas saetas cortando el aire pasaron por encima de su cabeza. Si no fuese por su Hermano…
—¡Por Amaterasu, cúbrete joder!
—Joder… ¡Joder! —Pocas eran las ocasiones en las que Uchiha Datsue se quedaba corto de palabras. Aquella fue una de ellas.
Se levantó como pudo, trastabillando mientras se apuraba en buscar refugio. Algo tras lo que protegerse. Una mínima cobertura tras los escombros que le permitiese ponerse a salvo de una nueva salva de flechas.
—Mierda, mierda, mierda, mierda… —no podía dejar de farfullar.
Distinguió a seis. Seis luceros de chakra entre las sombras. Uno destacaba más que el resto. Un ninja.
—Seis contra dos. El ninja es peligroso, compadre —susurró Akame—. No podemos dejar que se haga con la gema.
«Lo que no podemos dejar es que nos maten, joder», pensó, asustado.
—S-sí —optó por decir—. Ocúpate de contener el flanco izquierdo. Yo del derecho. —Que hubiese elegido para sí el flanco derecho, donde no se encontraba el ninja, no era casualidad. Sin demorarse, pues cada segundo perdido era un segundo en el que las distancias se recortaban, realizó los sellos de su técnica ígnea estrella—. ¡Katon, Sogekihei Jūdan!
Una bola diminuta —de no más de 40cm de diámetro— de fuego se dirigiría entonces hacia el hombre que le flanqueaba por su derecha, a sus pies. Sabía que, sin el factor sorpresa, no le costaría esquivarla. Pero esperaba que no con el suficiente margen como para evadir la potente explosión de llamaradas que generaría al estallar contra el suelo.
Se medio escondió de nuevo tras los escombros —si es que había encontrado unos medio decentes—, y se llevó una mano a un bolsillo de su chaleco ninja, tomando una píldora de soldado y tragándola. Iba a necesitarla.
Estado de Datsue
200/200
–
200/300
–
-18
–(2 turnos atrás)
-20
–(1 turno atrás)
-72
–
+10
– *Sharingan activado*
—Objetos:
Hitai-ate [cuello]
Chaleco militar (4/5)
Chīsana Hyōrōgan x1x0(1 turno de cuatro)
Ōkina Chirōgan x1
Paquete de 15 makabishi x1
Bomba de humo x1
Portaobjetos básico (10/10)[costado derecho]
Hikaridama x1
Bomba sonora x1
Shuriken x4
Hilo shinobi x1x0
Paquete de 5 senbon x2
Chīsana Makimono x1 (2/3)
Bomba de aceite x1
Bomba adhesiva x1
Sellados en el cuerpo (5/6)
Kunai x1x0
Sello explosivo de clase B x1 [palma izquierda]
Oto Fuda x1x0
Fuda Kami x1[dorsal de la mano izquierda]
A-ranku no Kibakudama x1[antebrazo externo izquierdo]
La esfera abarca 1’5 metros de diámetro, y avanza 30 metros antes de disiparse. De impactar con algo, estalla en una explosión de 4 metros a la redonda
(Uchiha 80) La esfera abarca 40cm de diámetro, y avanza 20 metros antes de disiparse. De impactar con algo, estalla en una explosión de 4 metros a la redonda
Técnica creada por Datsue para realizar ataques a larga distancia. Para ejecutarla, y tras los sellos, concentra una gran cantidad de chakra en una bola de fuego de tamaño medio, que lanza por la boca en dirección a su objetivo. El peligro de esta técnica es que, al entrar en contacto con algo, estalla, provocando una gran tormenta de llamas a su alrededor. De recorrer su alcance máximo y no chocar contra nada, simplemente se desvanecerá en una voluta de humo.
(Uchiha 80) Refinando todavía más la técnica, el Uchiha es capaz de concentrar el Katon en una esfera flamígera más pequeña, consiguiendo que pase más desapercibida y tenga mayor velocidad, aunque sacrificando en alcance.
Otros datos:
Bala de Francotirador: 120PV al mercenario más a la derecha
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Los shinobi retrocedieron hacia las ruinas de la fortaleza para buscar cobijo, tras unos escombros cercanos, de una nueva salva de proyectiles que los mercenarios les dispararon desde sus propias coberturas. Las saetas silbaron al surcar el aire y luego se estrellaron con la fuerza de diez centellas contra el muro a medio derruir tras el que se refugiaron los jōnin.
Sin embargo, y por muy bien entrenados que estuviesen aquellos tipos, Akame supo que nunca habían visto el poderío de un auténtico Uchiha en acción. Se dio cuenta cuando ninguno de ellos echó a correr cuando Datsue asomó desde detrás de su cobertura, las manos entrelazadas. En lugar de eso, se limitaron a intentar cargar otro virote en sus ballestas de mano lo más deprisa posible.
«Ignorantes... ¡Arded!»
El proyectil ígneo salió disparado de los labios del joven Uchiha hacia la parte derecha de los escombros de la muralla exterior, donde uno de los atacantes alzaba ya su ballesta para apuntar a los dos ninjas. La canica rojiza fue apenas visible para algunos de los mercenarios —y para el shinobi enemigo— durante su corto viaje, antes de desatar una auténtica tormenta de llamas que engulló por completo al enemigo.
La figura ardiente de aquel pobre desgraciado trazó erráticos círculos entre las sombras de la noche mientras sus alaridos de dolor perforaban los tímpanos de sus compañeros y sembraban la semilla del temor en sus corazones. Quizás previendo esto, el shinobi enemigo arengó a sus hombres.
—¡Fuego a discreción! ¡No les deis oportunidad de atacar! ¡Vamos, vamos, vamos!
Entonces, los dos Uchiha pudieron ver cómo aquel tipo echaba a correr por detrás de la muralla, rodeando las secciones derruidas.
—Se dirige hacia nuestra retaguardia —informó Akame a su Hermano—. Tenemos que cubrir también esa zona para proteger al señ...
Las palabras se le quedaron en la boca. El jōnin se había girado un momento para comprobar el estado del señor Iekatsu, sólo para ver que había desaparecido... Junto a la dama Tome. «Maldita sea, ¿qué pretende...?» Akame supo entonces que era momento de cambiar de plan.
—¡Datsue-kun, ve tras ellos! Si el shinobi enemigo los intercepta, fracasaremos. Yo me encargaré de los tiradores y luego iré a buscarte.
PV:
220/220
– CK:
242/260
–
-18
–
reg. dividida
–
Sharingan activado
–
Inventario
Hitai-ate con el símbolo de Uzushiogakure [en la frente]
Enko el Trigre (mercenario #3) ha quedado fuera de combate al recibir el Katonazo, muerto o moribundo. El ninja enemigo ha desaparecido rodeando las ruinas en dirección a la retaguardia de la fortaleza.
El señor Iekatsu y Tome han huído hacia el interior de las ruinas.
El resto de mercenarios tienen ahora 8/10 proyectiles en sus portavirotes.
—Joder… ¡Joder! —Uchiha Datsue iba a repetir mucho aquella palabra en todo lo que quedaba del combate, terminase como terminase este. Iekatsu y su dama misteriosa habían desaparecido, justo en el momento en el que el ninja había decidido rodearles tras la muralla para acceder a su retaguardia. Alguien debía ir—. Joder, voy.
¿Enfrentarse a cuatro hombres con ballesta o a un ninja? Cualquier opción era un dolor de cabeza.
—Tendré el comunicador puesto, por si pasa algo —le informó a Akame, antes de escurrirse entre los escombros, con cuidado de tener siempre alguna cobertura a sus espaldas, y adentrarse finalmente en el castillo derruido. Esperaba encontrar a Iekatsu antes de que el ninja lo hiciese. Tras deslizar su mano al portaobjetos, donde lo había colocado tras su incursión en el templo, se puso el comunicador en el oído derecho.
Mientras tanto, los cuatro mercenarios ya habían terminado de cargar su ballesta. Algunos estaban atemorizados y nerviosos después de ver a un compañero arder hasta la muerte, pero espoleados por su líder, tres de ellos lanzaron una nueva salva de virotes hacia donde se encontraba Akame. Aprovechando el ataque, Nezumi la Rata se escabulló por su diestra —izquierda de Akame—, para terminar de flanquearle y acercarse a él por los escombros que, minutos atrás, el noble y su dama habían utilizado para esconderse.
Estado de Datsue
200/200
–
220/300
–
+10
–
+10
–
reg. dividida
– *Sharingan activado*
—Objetos:
Hitai-ate [cuello]
Chaleco militar (4/5)
Chīsana Hyōrōgan x1x0(1 turno de cuatro)
Ōkina Chirōgan x1
Paquete de 15 makabishi x1
Bomba de humo x1
Portaobjetos básico (10/10)[costado derecho]
Hikaridama x1
Bomba sonora x1
Shuriken x4
Hilo shinobi x1x0
Paquete de 5 senbon x2
Chīsana Makimono x1 (2/3)
Bomba de aceite x1
Bomba adhesiva x1
Sellados en el cuerpo (5/6)
Kunai x1x0
Sello explosivo de clase B x1 [palma izquierda]
Oto Fuda x1x0
Fuda Kami x1[dorsal de la mano izquierda]
A-ranku no Kibakudama x1[antebrazo externo izquierdo]
Técnicas usadas:
Otros datos:
Nezumi la Rata tiene 8/10 proyectiles.
El resto de mercenarios 7/10.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Datsue se internó en las ruinas de la fortaleza quemada en busca del anciano al que debían proteger y de su dama, que parecía esconderse más de lo que revelaba. El ninja navegó durante unos minutos los escombros calcinados del edificio, que formaban intrincados pasillos en ruinas con una geometría deformada por el fuego.
Caminó hasta que el entorno se despejó ligeramente, abriéndose para formar un cuadrilátero amplio donde el techo todavía se mantenía medianamente en pie. Probablemente se habría tratado de la sala de audiencias del castillo, donde su noble señor recibiese a los leales peticionarios.
De repente, el Uchiha pudo oír un silbido que se aproximaba a su flanco derecho; el característico susurro de un acero cortando el viento a toda velocidad.
—
—Está bien —asintió Akame, colocándose el intercomunicador en la oreja derecha—. Suerte, compadre.
Con aquella escueta despedida, Datsue se perdió entre las largas sombras que proyectaba la fortaleza en ruinas.
Mientras tanto, Akame debía concentrarse en un problema muy real que se aproximaba a su posición; una nueva salva de saetas que los mercenarios acababan de dispararle. El jōnin se cubrió una vez más tras el muro medio derruido que le servía de barricada, y esperó hasta escuchar el inconfundible sonido de los virotes destrozando la piedra.
«Un momento...»
Su oído no le fallaba; sólo habían sido tres los impactos que retumbaron en mitad de la noche. «Había cuatro de ellos», se dijo rápidamente el Uchiha. Sumó dos y dos y no tuvo que pensar más para deducir que uno de los mercenarios no había disparado. «O está esperando a que me asome o se está moviendo. ¿Hacia dónde? Tengo que averiguarlo...»
Rápidamente, las manos del Uchiha se entrelazaron en una serie de sellos muy corta. Una copia ilusoria de sí mismo apareció junto a él con un característico "puf". El bunshin salió entonces de cobertura y echó a correr hacia el centro del claro, trazando un rumbo ligeramente diagonal para dirigirse a la parte derecha de los escombros. Mientras, el real aprovecharía la coyuntura para formar el sello del Tigre y desaparecer en un parpadeo... Con un destino claro.
Reaparecería junto a las ruinas de la muralla exterior, en un lateral, allí donde uno de los mercenarios seguía parapetado. Rápidamente el jōnin buscaría extraer el kunai oculto de su manga derecha y caerle encima, literamente, a aquel tipo. Su acero buscaría con la avidez de un depredador el cuello de la víctima en una puñalada directa a un punto vital.
PV:
220/220
– CK:
225/260
–
-3
–
-14
–
reg. dividida
–
Sharingan activado
–
Inventario
Hitai-ate con el símbolo de Uzushiogakure [en la frente]
¤ Bunshin no Jutsu ¤ Técnica de Clonación - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 10 - Gastos: 3 CK/clon (máx. 1 por cada 10 de Inteligencia) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Carnero → Serpiente → Tigre - Velocidad: Instantánea
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
¤ Sunshin no Jutsu ¤ Técnica del Parpadeo Corporal - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
14 CK/20 metros
52 CK para huir de un combate
- Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero/una mano - Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.
«Pero, ¿dónde coño se han metido?» No es como si pudiese buscar el rastro de sus pisadas por el suelo. Primero de todo, porque era de noche. Segundo, porque tenía un ninja del que preocuparse como para andar con la cabeza gacha, dejándose expuesto.
El corazón le latía con fuerza, y él, inútilmente, trataba de relajarse. De dar bocanadas de aire medidas y calculadas, profesionales. Pero para su desgracia, al contrario que su Hermano, él carecía de semejante cualidad.
Sus pasos le condujeron por un laberinto derruido hasta alcanzar una antigua sala, con el techo todavía en pie. En pie, sí, pero cualquiera con dos dedos de frente sabría que no era muy buena idea permanecer mucho tiempo bajo él. No si uno le tenía aprecio a la vida. Y eso era algo el Uchiha sí tenía. Estaba a punto de irse cuando…
Se tiró al suelo de golpe, rodando por él. El característico silbido de un acero cortando el viento le había llegado a su oído derecho. Se levantó de un salto mientras giraba la cabeza en busca de su atacante y se llevaba una mano al portaobjetos, extrayendo una estrella metálica.
—¡Da la cara, cobarde! —Por muy estúpido que pareciese, había hombres que se dejaban llevar por el orgullo en una situación de vida o muerte.
• • •
Dígase una cosa de las ratas: a nadie le gustan. No encontrarás siquiera a una persona en todo Oonindo a quien no le desagraden. Y, a pesar de ello —o quizá por ello—, no hay animal con mejor índice de supervivencia que ellos. Porque están acostumbrados a la hostilidad, y se adaptan a cualquier fenómeno adverso.
Por eso, pese a que estaba luchando por no cagarse en los pantalones, Nezumi la Rata sabía que sobreviviría a aquella noche. Porque él era astuto, listo y cobarde. Tres cualidades fundamentales para sobrevivir.
Siguió su flanqueo con el sigilo propio de un ninja. Entonces vio a uno de ellos, corriendo indefenso hasta el claro. Pobre infeliz. Le había puesto su vida en bandeja.
Estiró la mano y apuntó a su nuca. Apretó el gatillo y la ballesta se disparó en un sonoro ¡crack!
• • •
Kujaku el Pavo sonrió cuando vio al ninja corriendo hacia el claro. Nezumi no era ni la mitad de listo de lo que la gente le consideraba. Ni la cuarta parte de lo que él pensaba de sí mismo. Pero había que reconocer que la jugada del flanqueo le había salido redonda.
Hinchó el pecho, como un pavo real, cuando la saeta de la muerte salió disparada del arma de su compañero, atravesando el cuello de aquel pobre diablo. Partiéndole la espina dorsal…
… y haciendo que desapareciese en una nube de humo.
—¿Qué coj…? —sintió una ráfaga de aire en un lateral. Vio a la sombra de la muerte cerniéndose sobre él. Gritó, y su chillido se vio ahogado por su propia sangre, que salía a chorros de su garganta.
• • •
Ushi el Toro giró la cabeza al oír el grito ahogado de su compañero. Nunca le había caído bien aquel fanfarrón, engreído y repulsivo ser. Pero era uno de los suyos.
—¡A la mierda! —masculló. Nunca se le habían dado bien las ballestas. Se encasquillaban con facilidad, y había que tener demasiado buen pulso y puntería como para acertar a un blanco móvil a más de diez metros. Desenvainó la espada y corrió hacia aquel cabrón, dispuesto a rebanarle el cuerpo entero con un tajo certero en diagonal, de arriba abajo.
• • •
Iun el Perro había estado en las suficientes batallas como para saber que todo se reducía a un segundo. Ese segundo de duda. Ese segundo de más que tardabas en alzar la ballesta. Ese segundo tarde en el que te dabas cuenta que te estaban rodeando por la espalda.
Por eso, no dudó. Se apresuró en recargar la ballesta mientras corría tras Ushi, que corría cual toro a embestir a su presa. Siempre hacía lo mismo. No por nada le habían puesto aquel apodo. Él, no obstante, decidió flanquear por la izquierda y tomar una buena posición para apuntar.
• • •
Tras el colosal fallo, Nezumi se apresuró a colocarse donde momentos antes habían estado los ninjas. Allí recargó la ballesta, apoyó la mano en los escombros, apuntó…
…y contuvo el aliento.
Estado de Datsue
200/200
–
240/300
–
+10
–
+10
–
reg. dividida
– *Sharingan activado*
—Objetos:
Hitai-ate [cuello]
Chaleco militar (4/5)
Chīsana Hyōrōgan x1x0(3 turnos de cuatro)
Ōkina Chirōgan x1
Paquete de 15 makabishi x1
Bomba de humo x1
Portaobjetos básico (10/10)[costado derecho]
Hikaridama x1
Bomba sonora x1
Shuriken x4
Hilo shinobi x1x0
Paquete de 5 senbon x2
Chīsana Makimono x1 (2/3)
Bomba de aceite x1
Bomba adhesiva x1
Sellados en el cuerpo (5/6)
Kunai x1x0
Sello explosivo de clase B x1 [palma izquierda]
Oto Fuda x1x0
Fuda Kami x1[dorsal de la mano izquierda]
A-ranku no Kibakudama x1[antebrazo externo izquierdo]
13/06/2018, 21:41 (Última modificación: 13/06/2018, 22:50 por Uchiha Akame.)
Datsue consiguió esquivar el proyectil que su enemigo le había arrojado por sorpresa, en parte gracias a sus buenos reflejos y agilidad, y en parte gracias a...
Que aquel ninja no le había apuntado a él. Cuando el Uchiha se volteó para buscar a su enemigo, pudo ver un manto de chakra incandescente de color blanco pálido moviéndose entre dos de las grandes columnas del salón, que sujetaban la maltrecha estructura del techo.
Sin embargo, el verdadero objeto de su atención estaba a un par de pasos detrás suya. Un kunai con un sello explosivo de clase A enrollado en torno al mango, que había comenzado a emitir un brillo blanquecino y letal.
—
La estrategia de distracción del jōnin funcionó a las mil maravillas —al fin y al cabo aquellos tipos, aunque instruídos en el arte de la guerra, no tenían conocimiento alguno de las técnicas ninja— y Akame no sólo pudo despistar a sus oponentes y hacer que se precipitaran, sino que además obtuvo una información muy valiosa...
El mercenario que se había movido estaba en lo que había sido su flanco, y era el que había disparado la saeta para "asesinar" a su clon ilusorio.
Así, el Uchiha se cernió sobre uno de aquellos desgraciados, cogiéndolo por sorpresa y enterrando sin problemas su afilado kunai en la yugular del tipo. Un grito hendió el silencio nocturno, seguido del inconfundible gorjeo de una garganta siendo inundada por la sangre del cuerpo que la sostiene. Akame sujetó el cadáver como si se tratase de una amante borracha mientras alzaba la vista por encima del hombro del mismo.
«Con este hacen dos muertos. Deben quedar tres. Uno junto a los escombros, a mi izquierda, y dos delante», razonó a toda velocidad. Su Sharingan le confirmó aquello al momento, mostrándole dos lámparas humanas de chakra que se le aproximaban a la carrera.
Akame no dudó. La mano diestra soltó el kunai —todavía enterrado en la garganta sangrante del muerto— y tomó algo del portaobjetos de su cintura que luego pegó en la espalda del susodicho cadáver. Cuando la mastodóntica figura del mercenario que cargaba contra él espada en mano se acercó lo suficiente, Akame empujó el cuerpo sin vida que tenía entre sus brazos para arrojarlo en dirección al toro. Un instante después agarró una hikaridama de su portaobjetos y la hizo explotar en medio de los dos atacantes, cerrando él mismo los ojos.
Después del flash, el Uchiha ganó metros con un par de saltos hacia atrás —aprovechando para quedarse con los restos de la muralla en ruinas a su izquierda, cubriéndose del tirador— mientras sus manos se unían en el sello de la Serpiente.
«¡Kibaku Fuda, Kassei-ka!»
PV:
220/220
– CK:
210/260
–
-15
–
reg. dividida
–
Sharingan activado
–
Inventario
Hitai-ate con el símbolo de Uzushiogakure [en la frente]
¤ Fuda: Kassei-ka ¤ Sello Adhesivo: Activación - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Bukijutsu 10 - Gastos: 15 CK por sello - Daños: - - Efectos adicionales: Activa un sello adhesivo a distancia - Sellos: Serpiente - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 10 metros
(Bukijutsu 50) Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 30 metros
(Bukijutsu 100) Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 100 metros
El shinobi utiliza esta habilidad para activar un sello o etiqueta adhesiva a distancia, sin necesidad de utilizar un hilo para tirar de él, una fuente de fuego o que el enemigo trate de despegarlo. Tras realizar el sello necesario, la etiqueta desprende un intenso brillo blanquecino durante unos instantes antes de liberar su contenido. No es posible frenar la activación, a no ser que el adversario conozca una técnica que se lo permita y suficiente tiempo de reacción.
Datsue lo vio, la chispa de su perdición, como quien retuerce el cuello hasta lo imposible y ve la guillotina que cae sobre él. Dicen que en estos momentos sucede algo mágico y misterioso. Que, por un instante, se detiene el tiempo. Que se rememora tu vida en diapositivas, mostrando tus mayores éxitos, y tus mayores fracasos. A Uchiha Datsue también se le mostró algo. Una frase, reverberando en su cabeza como los graves de un gigantesco altavoz. Una frase con una voz que solo él conocía, y que decía:
«Hoy no»
Su zurda entrelazó el sello del Carnero, y su cuerpo parpadeó. En un abrir y cerrar de ojos, Datsue ya no estaba allí, sino pegado a una columna, al lado contrario de donde el kunai había impactado, y usándola como escudo entre él y la explosión inminente. El Sunshin no Jutsu le había llevado muy, muy cerca del manto de chakra blanco que había visto moverse entre, precisamente, aquella columna y la de al lado.
Apretó los dientes, y levantó los brazos sobre la cabeza, intuyendo que el techo se vendría abajo. Solo esperaba que, al estar pegado a una columna, aquel trozo resistiese. Sus ojos, buscando ávidos a su oponente.
No podía permitirse el lujo de que le pillasen dos veces con la guardia baja.
• • •
Ushi el Toro apartó con su mano mala el cuerpo inerte de su compañero que el ninja había lanzado contra él. Una cornada que hubiese preferido dársela en vivo, solo para oír su repulsiva voz chillar de dolor. Eso sí hubiese sido música para sus oídos.
Siguiendo su embestida, alzó la katana con la diestra, justo a tiempo para ver una bolita estampándose contra el suelo. Un potente flash inundó entonces la noche, cegándole, y la luz se convirtió en oscuridad en sus ojos. Como iba en carrera, tropezó y se dio de bruces contra el suelo, perdiendo la katana por el camino.
Un truco ninja. Cómo los odiaba.
• • •
Inu el Perro descubrió, un segundo tarde, que aquella bola de papel era una de esas cosas que los ninjas llamaban hikaridama. Entonces lo supo. No cuando se vio obligado a llevarse las manos a los ojos, súbitamente cegado. No cuando, instantes después, oyó una tremenda explosión, seguido de un gruñido y quejidos de dolor de Ushi, que yacía ahora frente al ninja, a sus pies, con la espalda chamuscada. Vivo, pero maltrecho y castigado como un toro antes de recibir la estocada final.
No, no fue por ninguna de esas cosas. Fue por ese maldito segundo en el que su adversario le había ganado la partida. En ese momento supo, que aquella batalla estaba más que perdida.
—¡No me mates, por favor! —chilló, levantando las manos en señal de rendición.
• • •
Y mientras tanto, ¿qué hacía Nezumi la Rata? Había visto el fogonazo de luz, aunque desde su posición no le había afectado. Había visto, también, la explosión, y como el ninja se ponía a cubierto, perdiendo su oportunidad de disparar.
Había tragado saliva. Aquel no era un ninja, era un demonio enviado por Izanami. Un ángel de la muerte. Notó un líquido cálido bajando por sus piernas. Un temblor recorriéndole toda la espina dorsal. Tenía miedo, sí, pero había alguien a quien temía todavía más. Así que…
…hizo lo que mejor se le daba hacer.
Estado de Datsue
200/200
–
231/300
–
+5
–
-14
–
reg. dividida
– *Sharingan activado*
—Objetos:
Hitai-ate [cuello]
Chaleco militar (4/5)
Chīsana Hyōrōgan x1x0(4 turnos de cuatro)
Ōkina Chirōgan x1
Paquete de 15 makabishi x1
Bomba de humo x1
Portaobjetos básico (10/10)[costado derecho]
Hikaridama x1
Bomba sonora x1
Shuriken x4
Hilo shinobi x1x0
Paquete de 5 senbon x2
Chīsana Makimono x1 (2/3)
Bomba de aceite x1
Bomba adhesiva x1
Sellados en el cuerpo (5/6)
Kunai x1x0
Sello explosivo de clase B x1 [palma izquierda]
Oto Fuda x1x0
Fuda Kami x1[dorsal de la mano izquierda]
A-ranku no Kibakudama x1[antebrazo externo izquierdo]
¤ Sunshin no Jutsu ¤ Técnica del Parpadeo Corporal - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
14 CK/20 metros
52 CK para huir de un combate
- Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero/una mano - Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.
Otros datos:
Ushi el Toro está gravemente herido, tirado en el suelo. Todavía consciente.
Nezumi la Rata y Ushi el Toro tienen 7/10 proyectiles.
Inu el Perro 6/10.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80