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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Caminar por la villa de madrugada era increíblemente refrescante. En vez de tener calles hasta arriba de gente, tenía calles con gatos paseándose sin mirarle siquiera. Además de una refrescante brisa que te despertaba quisieses o no, con un frío primaveral prácticamente asesino.

Tardó mucho menos de lo que esperaba en llegar al acantilado y no parecía que hubiese una sola alma en la parte más alta del lugar.

Pero había decenas de plataformas por comprobar si quería asegurarse. Él y Kinumi solían quedarse en los que estaban algo bajos, prefiriendo la privacidad al miedo al mar.


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#17
Al llegar, Toshio miró a su alrededor, buscando.

«Parece que no está por aquí...» Pensó, pero todavía le quedaba mirar en la parte de abajo.

Luego de asegurarse de haber mirado bien, el herrero empezó a bajar salto a salto las distintas plataformas, hasta mirar en todos lados.
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#18
La visión nocturna de Toshio no estaba funcionando porque no veía casi nada. Las plataformas no tenían focos y aún quedaba para que amaneciera.

Sin embargo, aún con la visión claramente limitada, algo podría ver. Nada fuera de lo normal, pero podía ver precisamente esa normalidad.

Sería su oído el que le dijese que algo sonaba extraño. Había un sonido más del que debería haber, un sonido que no era de las olas del mar ni de las rocas del acantilado.


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#19
No veía a Kinumi por ningún lado, pero sí que escuchaba algo extraño de algún lado. Por desgracia no tenía manera alguna de apagar el sonido de las olas, pero sí que podía hacer algo al respecto de la luz.

En su mano derecha, que alzó ligeramente, Toshio empezó a crear una gran cantidad de lava para iluminar el lugar, aunque fuera solo ligera y momentáneamente para mirar a su alrededor, intentando guiarse por su vista y el sonido.
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#20
Pudo identificar el sonido cuando se subió a la plataforma de la que provenía. Era el sonido de tiritar. Alguien estaba tiritando, luchando por mantenerse oculto y no consiguiendolo. Gracias a la luz que él mismo se había dado pudo ver que donde la plataforma se encontraba con la pared había una ligera vibración. Era como si el mismo viento estuviese temblando.

Una vez llegados a ese punto, Toshio sabría que se trataba de la técnica de camuflaje básica. Había algo o alguien oculto allí.


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#21
Pudo identificar el sonido como el de alguien tiritando. Un ninja, probablemente novato, que intentaba camuflarse en la pared con la técnica de camuflaje básica. Probablemente algún genin que había escapado de casa y que ahora tenía que esconderse. Probablemente era Kinumi.

El chico miró a su alrededor una vez más para asegurarse de que no lo estaban siguiendo, antes de acercarse a esa persona y sentarse cerca suyo, apoyado en la pared.

— Hace algo de frío. —Dijo—. Quizás necesites una chaqueta.
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#22
La única respuesta que recibió Toshio fue el choque de las olas contra el acantilado. Tras unos segundos, aquel bulto que había evitado para sentarse soltó un breve quejido de dolor. Dandole a entender que si no reaccionaba ni contestaba a sus palabras no era por elección propia sino porque no podía.


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#23
— Oye ¿estás bien? —Dijo Toshio, al escuchar a aquella persona quejarse de dolor—. ¡Oye!

Se levantó para acercarse y coger la tela para quitársela, preparándose para atrapar a aquella persona por si fuera necesario.
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#24
Al tirar de la manta se encontraría con una imagen dura cuanto menos. Se trataba de Kinumi, la kunoichi de largo y sedoso cabello negro con la que había estado entrenando, pero en un estado deplorable. Sus ojos vidriosos apenas se movieron a ver a Toshio.

Sus ropas estaban arañadas por casi todas partes, de golpes, caidas o cortes. Estaba despeinada y ensangrentada, con la bandana practicamente colgando de la cabeza. Tenía toda una pierna llena de senbons y varios hematomas en brazos y abdomen. Parecía haber sido emboscada y haber conseguido llegar hasta allí de puro milagro. ¿Cómo había conseguido perder a sus perseguidores en aquel estado? Tal vez aquí el novato era Toshio.


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#25
Los ojos de Toshio se abrieron como platos. ¿Esa era Kinumi de verdad? ¿¡Qué le había sucedido!? No se lo pensó en el momento y decidió ponerle su chaqueta encima, para taparla. Parecía haber sido emboscada por alguien y haberse escapado completamente de milagro, así que quien sea que le hubiese hecho esto todavía debía de estar buscándola.

Tenían que salir de allí, ya.

— Voy a sacarte de aquí. —Le dijo, a la vez que intentaba cargar con ella—. Puedo pedirle a Tamao que te trate esas heridas, pero no aquí. ¿Puedes aguantar?

Si Kinumi se lo permitía, aunque realmente no estaba muy en situación de impedir nada, Toshio cargaría con ella y empezaría a subir saltando y utilizando la caminata vertical cuando fuese necesario, atento a sus alrededores para evitar encontrarse con nadie.
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#26
Kinumi apenas tuvo la fuerza para asentirle antes de dejarse ser cargada. Cuando Toshio se acercase para agarrarla se percataría de otro hematoma que no había visto de lejos, uno en el cuello, a un lado del cuello. Seguramente había esquivado el golpe en el último segundo porque un poco más y hubiese sido letal. Una vez cargando con ella, el shinobi notaría la respiración irregular de la kunoichi, la cual había cerrado los ojos en cuanto la había cargado, permitiendose relajarse por el momento.

No tuvieron ningún problema para hacer el camino de vuelta, más allá de algunos pequeños momentos en que a Kinumi parecían entrarle dificultades para respirar. Aparte de eso, no hizo ni un ruido ni un movimiento voluntario, pero seguía consciente, tanto como podía estarlo en su condición


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#27
Toshio se apresuró en llegar hasta casa, con seriedad. No se atrevió a decir nada ni a hacer ninguna pregunta por el camino, aunque tampoco es que ella pudiese llegar a responderlas en su condición. Simplemente estaba demasiado preocupado y concentrado en que todo saliese bien.

Por suerte todo salió bien y consiguió llegar a casa sin ningún problema.

Al llegar, el herrero abrió la puerta de su casa y fue directo a la casa de invitados que solía utilizar Tamao, asegurándose de cerrar todas las ventanas después de recostarla en una cama. El kit de primeros auxilios de su amigo todavía seguía allí, y aunque Toshio no era precisamente un ninja médico, sí que tenía nociones de primeros auxilios.

— Aguanta. —Le dijo, antes de sacarle las agujas del cuerpo y taparle la herida.

Evitó hacerle muchas preguntas mientras la trataba, haciendo todo lo que podía porque estuviese bien.
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#28
Toshio con su conocimiento medico pudo hacer un apaño y, al menos, conseguir que Kinumi no estuviese en estado critico. Solo en estado grave. Las heridas de la pierna no parecían extremadamente graves, sanarían con el tiempo. Las diferentes contusiones tanto en la gargante como en el abdomen eran lo preocupante. Sus conocimientos no llegaban a saber si eran tan graves como parecían o no.

Le sonaba el termino hemorragias internas, sabía lo que eran, no tenía ni idea de si Kinumi tenía o no. La pobre se relajó y a los pocos minutos de estar sobre una superficie más acogedora que una plataforma en mitad de un acantilado dejó de tiritar. A veces temblaba cuando Toshio tocaba alguna herida demasiado severa o intentaba curarla. Pero fuera de eso, estaba con los ojos cerrados e inmovil, sin reaccionar demasiado.


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#29
Luego de hacer todo lo que pudo para estabilizarla, Toshio dejó el kit de primeros auxilios a un lado.

— Iré a buscar a Tamao. —Le dijo—. Aguanta ¿vale? No tardaré mucho.

Y si la Uchiha no tenía nada que decir al especto, el Kurogane saldría corriendo de su casa directamente a la de su amigo, que no vivía demasiado lejos de su casa.

Saltaría directamente a un árbol cercano a su ventana y, desde ahí, tocaría su ventana con los nudillos hasta que finalmente despertó.

— Ven a mi casa. Kinumi está herida.

— ¿Qué?

— ¡Date prisa!

Y prisa se dio. Tamao, como Chūnin que era, era bastante más rápido que Toshio, apresurándose a casa de su amigo a toda prisa, llegando un par de minutos antes que el pelirrojo.

— Kinumi-san... —Apenas llegó a decir al verla en tan mal estado.

Antes de comprobar nada, el médico empezó a curarla utilizando el Shōsen no Jutsu en las zonas que parecían más heridas.
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#30
Tamao no necesitaba dedicarle una segunda mirada a su paciente para saber cuan grave era la situación. Primero de todo, necesitaban limpiar todas las heridas y él estaba tratando las más graves así que le encargaría eso a Toshio, añadiendo un por favor después. En su kit medico había alcohol y una medicina especial para evitar cualquier tipo de infección.

Con su Ninjutsu cerró casi todas las heridas de la pierna y trató todo lo que pudo el resto de heridas para que no desencadenase en algo peor. Sin embargo, todo eso no le iba a quitar a Kinumi ni un solo día de cama, pues la herida verdaderamente preocupante era la del cuello. Tamao había hecho todo lo posible, pero había tenido que ponerle un collarín para asegurarse de que ésta no se moviese. En apenas media hora, había quemado hasta la última gota de su chakra. Y no eran ni las ocho de la mañana.

Finalmente, el médico le dio su veredicto a Toshio. Aunque era algo evidente. Kinumi había sido emboscada. Por un asesino con bastante experiencia. Si el golpe en la garganta hubiese impactado con un pelin más de fuerza y unos milimetros más a la derecha, habría muerto de forma instantanea. El resto de golpes parecían a posteriori, para intentar que dejase de huir o rematarla.


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