Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Datsue, ya en la posada junto a Juro y con una buena jarra de hidromiel entre sus manos, esbozó una gran sonrisa.
—Pues me siento bien, tío. Alegre, una alegría tranquila pero profunda. —No era ese tipo de alegría que te hacía saltar por los sitios, abrazar a todo el mundo y ponerte a cantar a toda voz. Era una más sosegada, pero seguramente también más profunda y duradera—. Sabes que no luchaba por mí. Esta victoria va dedicada a mi mentor en el hierro, Soroku, que en paz descanse.
Levantó la jarra, alzándola hacia el cielo, y luego dio un buen trago en su honor.
—Y oye, esta victoria no sería posible sin tu ayuda. No creas que me olvidaré. Si algún día forjo algo con el botín, considera que te debo una de las armas que salga de ahí. —Entonces se dio cuenta de algo—. Y hablando de eso, para darte el pequeño regalo antes tendría que ponerme en contacto contigo. No creo que nuestro sello comunicador dure mucho más, tío. Deberíamos renovarlo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
25/01/2021, 16:31 (Última modificación: 25/01/2021, 16:32 por Eikyuu Juro. Editado 2 veces en total.)
Juro sonrió al ver a Datsue feliz y nostálgico. Por su mirada, supo que en aquel momento, al alzar la jarra, no estaba con ellos, sino en otro lugar mucho más lejano, donde su mentor aún vivía.
— Que en paz descanse — repitió, alzando también la jarra. Por los tiempos pasados, los buenos tiempos presentes y los que vendrán. Esperó que la fortuna les siguiera sonriendo muchos más años.
Viendose ahí, en aquella taberna, con esos dos, no pudo evitar llevarse también por la nostalgia. Había pasado poco tiempo, pero cuando llegó ahí, nadie le había advertido que iba a tener que enfrentarse a enigmas y saboteadores, chiflados y amenazas. Ahora todo se había terminado, pero quedaría en su memoria para siempre. Esta experiencia le había ayudado a crecer.
No pudo evitar sentir un poco de vergüenza cuando Datsue reconoció su labor. Era cierto que le había ayudado, aunque también lo había hecho siguiendo su propio código moral.
— Es una oferta difícil de rechazar. Me muero de ganas de ver que cosas increíbles podrás hacer con esto — admitió, volviendo a sonreír —... y ha sido un placer verte competir también. Creo que todos hemos aprendido un poco en esta experiencia.
Juro se ruborizó un poco cuando Datsue habló del sello delante de su alumno. Mierda. Llevaba días haciendose el sensei molón y fingiendo que era capaz de comunicarse con Datsue o adivinar su paradero de forma instantánea. Supuso que a la vuelta, tendría que explicarle de qué iba el asunto. Le dedicó una mirada a Kazuma indicandole que luego lo hablarían, y asintió.
— Por supuesto. Tenemos que renovar nuestra alianza — Y se lo permitió, permitiendole llegar hasta la oreja donde reposaba el sello que les permitía hablar.
Lo cierto fue que Uchiha Datsue no forjó nada con aquel nuevo mineral. No, al menos, durante los siguientes meses. Demasiadas cosas acontecieron en su vida como para tener tiempo siquiera a diseñar un arma. El torneo de los Dojos, la masacre posterior, la aparición de Uchiha Akame…
Pero quizá, con el tiempo, algo fuese surgiendo de su cabeza. Además, contaba con Sasaki Reiji, uno de los mejores herreros de la villa. Algo tendría que hacer con aquel meteorito que tanto le había costado conseguir, ¿no?
Había sido una aventura que recordaría con cariño. Una en la que había conocido a un joven kusareño interesante —al que más tarde partirían la cabeza—, y en la que había afianzado lazos con Eikyuu Juro. Una de esas aventuras que uno gustaba acordarse, pues no había daños ni muertes —al menos, de seres queridos— que lamentar.
Y Uchiha Datsue no solo afianzó los lazos con Juro emocionalmente, sino también de forma más… tangible. El sello de comunicación había sido renovado, y quien sabía si algún día fuese a serle de utilidad.
¤ Yūkan'na Kyōdai ai, en Augurio del año 219. Por aquel entonces, contaba con Poder 80 e Inteligencia 70. E aquí la prueba. El sello, por tanto, permanecerá funcional hasta Augurio del año 221
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Una celebración siempre era más dulce luego de una difícil campaña. Y aquella sin duda había sido dura. Al menos así lo pensaba Kazuma, que había estado carca de la acción, mucho más que cualquier otro espectador.
Sin embargo, su poca experiencia en las vicisitudes de la vida no le permitía apreciar la placidez que cubría a Juro y Datsue. Para gente con recorrido como ellos, lo normal luego de tantos problemas, desgraciadamente, eran pérdidas humanas, seres cercanos heridos, cargos de conciencia y uno que otro horror que les acompañaría por el resto de sus noches. Por tanto, salir de semejante asunto con la posibilidad de sonreír junto a quienes se metieron en problemas con ellos era algo casi idílico.
Por supuesto, la desesperación siempre merodeaba el mañana, pero en el hoy la dicha era la que gobernaba.
Kazuma se llevaría muchos recuerdos de aquella ciudad, y no solo los caros que les obligaron a tomar el transporte más barato de vuelta, sino que también aquellos que le servirían para aprender un poco cómo funcionaba el mundo.
Este es el final, muchas gracias a ambos por su participación y constancia.