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Hasta su propio antagonista se dio cuenta de la singularidad de la chica. Katon no es que fuese raro, es que hasta llegaba a estar casi extinto en una aldea donde el agua era el pan de cada día. No es nada fácil sacar una afinidad elemental casi inexistente en el ambiente, lo lógico es que la chica se hubiese criado en tierra de bosques o desiertos. Pero no, casi podía decirse que era originaria de ese país.
—La verdad es que si... encontrar a alguien para entrenar mi katon es realmente difícil.—
Y la chica acertó de lleno al suponer que Mogura se dedicaba a la especialidad médica. Aunque lo raro fue lo siguiente que dijo, algo así como que se había dedicado a investigar otra cosa. ¿Se referiría a que había estado entrenando en otra especialidad mas? ¿O meramente hablaba alguna jerga científica?
Fuera como fuera, nunca venía mal tener a un conocido que se dedicase a la especialidad médica, mas aún cuando una vive rodeada de armas. Un mal entrenamiento puede terminar en una peligrosa herida, cualquier rutina de ésta vida shinobi podía ser de gravedad mortal. Así que no, no venía nada mal éste tipo de amistades.
Tras eso, Mogura comenzó a hablar de nuevo a la chica, aunque se detuvo súbitamente. No parecía estar seguro de atreverse a preguntar, pero quizás la curiosidad le terminó arrastrando. Tímido, preguntó a la peliblanco si podía mostrarle alguna de sus técnicas ígneas, y después el podría mostrarle alguna de su repertorio a ella. La verdad, la propuesta hasta podía servirle de entrenamiento. No es nada fácil controlar una técnica incendiaria bajo una tormentosa lluvia.
—Claro, no hay problema.— Contestó con una sonrisa.
Dicho eso, Katomi giró para evitar poder herir al chico. Buscó ponerse a favor del viento, para que así su técnica pudiese crecer con mas facilidad, tomó aire, y lo mantuvo mientras realizaba una ligera serie de sellos. Cuatro sellos fueron mas que suficiente, tras ellos, la chica exhaló una potente mancha de gas. Creó de la nada una nube grisácea, que para nada parecía ser una técnica de katon, la cual se deslizó despacio hasta no mas de 3 metros de la chica.
Los orbes de la chica se mantuvieron en ésta nube, la cuál estoicamente aguantaba ante la inclemente lluvia. Pese a que ésta tormenta la azotaba, la nube parecía mantenerse en perfecto estado, densa como la mas espesa de las nieblas. De pronto, la chica chasqueó los dientes, cortando la bocanada de humo.
Con el mismo chasquido, la densa y oscura nube prendió fuego de manera realmente violenta. Cada milímetro de la nube ardió como un infierno en mitad del agua. El vapor se elevó rápidamente, y hasta la luvia se detenía a pocos centímetros de la llamarada. Las turbulentas aguas se abrieron paso incluso ante la llamarada, algo realmente espectacular.
—Ésta es mi técnica favorita, sirve tanto para ocultarse como para prender fuego a todo lo que haya dentro.— Comentó al chico una vez se hubo extinguido el fuego. —Aunque hay que tener mucho cuidado con ella, porque es un arma de doble filo...—
Sin mas, volvió a sonreír al joven, esperando que éste hubiese disfrutado del show.
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Interrumpir a una persona en medio de su entrenamiento era algo que podría llegar a tomarse como descortés, pero a la muchacha no parecía haberle molestado e incluso había mostrado cierto interés en saber quien era él. Ahora molestar a la gente con que te muestre sus técnicas podría ser algo mas delicado, son las habilidades y armas secretas de una familia o un clan, no era para tomarlo a la ligera y mostrarlo a todo el mundo por las buenas.
La kunoichi sonrió aceptando mostrarle a Mogura una técnica, lo cual hizo que se relajará y a la vez emocionará. Consecuencia de esto seria una gran sonrisa y unos ojos un poco mas brillantes de lo normal, contento e impaciente por ver el ninjutsu elemental tan poco frecuente en la Lluvia.
La observo en todo momento, mientras giraba y cuando realizaba sus sellos. Aunque no entendía aún, pues era muy pronto para saberlo, estaba convencido de que había una razón para las acciones que ejecutaba. Fue entonces cuando que de su boca salia una nube la cual era empujada en menor medida por el viento y sostenida por el agua del lago. Ya para ese momento Katomi tenía toda la atención de Mogura.
Si no hubiese estado prestandole atención quizá no habría llegado a oír el chasquido. Pues este sería opacado completamente en un principio por la lluvia y luego por el rugido furioso de la violenta y poderosa llamarada que tomo el lugar de todo ese humo flotando sobre el agua misma.
El siguiente sonido que inundaría el lugar sería el de las palmas del shinobi regalandole un aplauso como espectador emocionado por tremenda demostración.
¡Eso fue fantástico!
Dijo aplaudiendo mientras aun quedaba un poco de la técnica repeliendo las aguas de la lluvia. Esos aplausos durarían un par de segundos después de que el fuego se apagará por completo dejandole la palabra a la kunoichi. Esta explicaría por que le gustaba tanto su técnica, poderosa y versátil pero que también uno tenía que tener cuidado de usarla.
Aun así creo que prefiero quedarme correcto de la técnica... ya sabes... el que no me dejaría hecho cenizas flotando en el agua... jajaja...
Comentó sonriendo para luego dejar escapar una ligera risa. Realmente le había encantado la demostración.
... muchas gracias por mostrarme tu técnica, aunque apenas nos conocemos. ¡Me gustó mucho, eres genial!
Agregó a su comentario con una sonrisa de oreja a oreja, podría haber sumado una reverencia a ese agradecimiento pero la muchacha le había dicho que no tenía que ser tan formal, por lo que simplemente no lo hizo.
Me temo que las técnicas que se puede que no sean tan increíbles en comparación con lo que acabas de hacer... pero bueno ¿Es mi turno, no?
La mirada del chico cambió ligeramente, su sonrisa se apagó un momento. El ninjutsu de aquella chica parecía algo bastante avanzado, Mogura no tenía tanto entrenamiento como para poder dominar algo tan complicado quizás, pero ahora se encontraba un poco mas inspirado a causa de ella. Tras realizar su pregunta su sonrisa se volvió a prender.
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La peliblanco fue alagada por Mogura tras su exhibición, éste solo necesitaba volver a recolocar su mandíbula en su sitio, aunque no literalmente. Quedó realmente asombrado, y hasta le dedicó un aplauso al espectáculo. Realmente tampoco había sido demasiado, aunque sus técnica de elemento fuego quizás sobresalían un poco al nivel habitual en un genin, sobretodo porque se especializaba en éste tipo de técnicas.
El chico confirmó que realmente era correcto mantener las distancias con esa técnica, evitando así quedar calcinado sobre las aguas. Así mismo, agradeció a la chica que le hubiese mostrado una técnica de su repertorio. Pensándolo en seco, era arriesgado enseñar una técnica a un desconocido, pero por otro lado bien cierto era que ese chico era un aliado. No cabía a pensar que ese chico fuese a usar ese conocimiento en su contra.
—Muchas gracias.— Respondió sin demora.
La chica le devolvió la sonrisa, y se mantuvo inalterable sobre las aguas. Sus ojos se mantenían en el chico, el cuál ahora había de mostrar una de sus técnicas. Aunque éste admitió que no sería tan impresionante como la de ella.
—Nah... no pasa nada. Es normal que mi técnica sea bastante poderosa, me dedico principalmente a entrenar mis técnicas de katon. Lo importante es la intención, y el modo de usar las técnicas. Por simple que sea, saber usar una técnica hace relucir las habilidades de un shinobi. Me encantará ver tu técnica.—
Intentando darle ánimos, la chica le intentó empujar a que le mostrase la técnica. Después de todo, era su turno, no tenía porqué tener vergüenza... ya casi se podían considerar amigos.
La chica se mantuvo en pie, firme. Esperaba con ánimos y una clara sonrisa al turno de su antagonista, el cuál quizás le mostrase ahora una técnica médica. Realmente no sabía con qué le saldría, pues comentó que también tenía otras facultades, que no se especializaba solo en ninjutsu médico.
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El shinobi del paraguas, que ya no tenía el paraguas porque se había volado, estaba empezando a sentir algo un tanto tibio dentro suyo, si bien ya tenía una vaga idea de lo que era le sorprendía ligeramente sentirlo con una persona que recién conocía pero que le tomaría cierto aprecio y respeto.
Es un sentimiento cálido el tener una persona que te anime. Lograr que una persona te anime sin conocerte mucho es algo muy agradable...
Pensaba para si mismo mientras se ponía de pie. Observó a ambos lados buscando algo con la mirada.
Ese parece estar bien.
Parecía haber encontrado lo que quería, y eso que quería era un objetivo para poder mostrar los efectos de su técnica. Desde donde estaba no podría ejecutarla eficiente, por lo que avanzó hasta la orilla del lago y comenzó a caminar lentamente por el agua concentrando chakra en la planta de sus pies hasta quedar cerca de la kunoichi de peloblanco.
Voy a comenzar, espero te guste Katomi-chan.
Dijo sonriendo mientras el agua turbulenta le hacía pequeños atentados de sacarlo de equilibrio, estaba centrado en su tarea como muy pocas veces lo habría estado, podría decirse que la presencia de aquella muchacha estaba teniendo algún efecto en Mogura. Respiró hondo y centró su mirada en aquel árbol a unos pocos metros, estaba un poco caído y algunas ramas a medio romper que estaban creciendo sobre esa base. Realizó los sellos, un total de cinco finalizando con la serpiente, sello que mantuvo para luego exclamar el nombre de técnica.
¡Fūton: Daitoppa!
Una corriente de aire se generó delante del shinobi, la cual no solo estaría yendo en una dirección diferente a la del viento interesante que se había llevado el techo de su choza sino que también avanzaría con una fuerza considerable que empujaría el agua a los costados ligeramente marcando la trayectoria que tomaría hasta dar de lleno contra el árbol a medio caer.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver las ramas terminar de quebrarse con la fuerza de su técnica para caer al agua del lago pero cuando el árbol pareció desprender algunas de sus raíces inclinándose un poco más, tuvo que sonreír mas.
Parece que estuvo bien...
No pudo evitar ocultar su contento con el resultado de aquella simple técnica, no era nada avanzado ni nada especial era simplemente eso y lo hacía como se supone que debía ser. No era algo que podía comparar con el vistoso efecto que tenía la técnica de fuego de su amiga, eran cosas diferentes directamente.
Esta es una de las facultades adicionales que he estado investigando casi por mi cuenta, una fuerte ráfaga de viento que busca dar un fuerte golpe a lo que este delante suyo. Ninjutsu elemental de viento.
Mientras realizaba esa aclaración volteaba a ver a Katomi, aunque había un detalle que se le había estado escapando. Al no estar bajo el árbol sabía que se mojaría y puede que por eso no estuviese notando que poco a poco estaba perdiendo la concentración en sus pies y estaba hundiéndose ya casi hasta las rodillas.
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Su antagonista se dispuso a comenzar su espectáculo, y comenzó por localizar algo, quizás un objetivo sobre el cual usar lo que fuera que fuese a mostrar. No tardó demasiado en encontrarlo, y tras ello se acercó un poco a la posición de la chica. Casi al instante, confirmó que comenzaría, y comentó que esperaba que le gustase a ésta. La chica le devolvió la sonrisa, y permaneció callada, aunque afirmó la conformidad con un si contundente usando un gesto firme de cabeza.
Pronto, Mogura se posicionó encarando un tocón de madera casi destruido, y comenzó a realizar una serie de sellos. Tras culminar la serie, mantuvo el último al grito de "Fūton: Daitoppa". Como si fuese el rey del viento, provocó que una ráfaga del tormentoso viento se desviara de su rumbo, y lo precipitó contra el árbol, o lo que quedaba de lo que antaño había sido un árbol. La tromba de aire arremetió con fuerza contra el tocón de madera, y rompió numerosas ramas, así como casi lo sacó de raíz. Sin duda, la fuerza del viento había sido contundente. Hasta el agua se había apartado a su camino.
La chica comenzó a aplaudir ante el comentario de que parecía haber estado bien. Realmente lo había estado, había sido una buena técnica, a pesar de su sencillez. Para ser un shinobi médico, no se le daba mal el ninjutsu elemental.
—Si, ha estado genial.— Contestó a su comentario.
Tras de ello, dejó de aplaudir. La sonrisa aún reinaba en su rostro, se encontraba a gusto con ese nuevo conocido.
Mogura no tardó en confirmar que esa era una de las facultades que había estado entrenando a parte del ninjutsu médico. Según dijo, se trataba del elemento aire. Sin duda, éste chico compaginaba bastante con Katomi. Tenía un elemento que nada tenía que ver con lo frecuente en Amegakure, no era el recurrente suiton. Se trataba del elemento que avivaba el fuego, si fuesen compañeros de equipo sería genial.
—Elemento aire... interesante. Espero que en alguna ocasión seamos compañeros de misión, nuestros elementos combinan genial.—
No tardó en pensar en voz alta. Sin duda, a veces se dejaba llevar demasiado.
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El aplauso que recibía por parte de la muchacha de pelo blanco hizo por un momento un mejor abrigo que el propio sobretodo de cuero que había dejado hace un momento en el suelo. Se sentía bien el poder compartir sus habilidades con otra persona.
Una expresión de sorpresa se dibujo en su rostro al darse cuenta en la posición que estaba respecto al nivel de las aguas. Apoyó ligeramente su mano en el agua y se impulsó hacía arriba para poder colocarse de nuevo a flote mientras escuchaba las palabras de la kunoichi.
¿Compañeros de misión? ¿Como si fuésemos un equipo? No suena nada mal esa idea... ¡me agrada!
Contestó mientras se enderezaba con una sonrisa en el rostro siendo rociada por el agua de la lluvia de la aldea. Ciertamente la idea le agradaba, podía ser una muy buena experiencia formar un equipo con una persona como parecía serlo la Sarutobi. Sin embargo había algo que también le había llamado la atención de lo que dijo, sobre los elementos.
¿A que te refieres con lo de que combinan genial? Según lo poco que tengo entendido el viento no es la mejor opción para contrarrestar una técnica de fuego... ¿hay algo que no estoy teniendo en cuenta, no?
Preguntó con una mirada un tanto curiosa cruzando los brazos y tomándose el mentón con su mano izquierda. Parecía que Katomi sabía algo que él no. Era aun muy nuevo en eso del ninjutsu elemental, y casi en todo lo demás. Aun tenia muchísimo camino que recorrer delante suyo, había cosas que sabía y cosas que no. La muchacha por otro lado, quizá por sus origines, tendría mas conocimiento sobre lo que a elementos se refiere.
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Ante el comentario de la chica de cabellos blancos, Mogura pareció quedar algo sorprendido, o quizás entusiasmado. Lo asimiló como compañeros de equipo, y ciertamente no se equivocaba. Podían hacer un dúo realmente demoledor, o eso era lo que al menos la chica tenía en mente.
—Así es, algo así como compañeros de equipo.— Confirmó con su aterciopelada voz.
Tras ésto, el joven quedó dubitativo. No pareció haber entendido bien el propósito que la chica le asimilaba a su naturaleza elemental, quizás aún no lo había visto. Pero lejos de reírse, o dejarlo rezagado, la chica sonrió mientras daba un pequeño paseo por el agua. Se llevó la mano al mentón, y comenzó a mirar sus pisadas. Realmente no miraba eso, solo meditaba cómo explicarlo de manera sencilla.
De pronto, se paró en seco. Bueno, seca no podía estar del todo bajo aquella lluvia, pero bueno. Chasqueó los dedos, y volvió la vista hacia su antagonista.
—¿Sabes qué es necesario para prender un buen fuego?— Preguntó sin propósito a que el chico respondiese. —Son solo tres cosas. Una chispa, materia combustible, y oxigeno. Si bien entendemos que en el elemento aire, las corrientes creadas llevan consigo oxígeno, ésto aviva cualquier combustión en gran medida. Vamos, que si usamos una técnica elemental de aire y otra de fuego en la misma dirección, el resultado sería una técnica de fuego devastadora.—
Su explicación quizás había sido mas densa de lo que debería, pero intentó matizar las cosas básicas en sus últimas palabras.
—¿Entendiste?—
Realmente lo importante es que no se quedase como una habichuela, mejor preguntar a que el chico se callase por apuro.
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La explicación que había dado Katomi le habría llegado al shinobi, este entonces extendería sus manos levemente hacía delante y chocaría ambas una con la palma abierta y la otra con forma de puño, gesto típico cuando uno se da cuenta de algo que debería haber entendido con anterioridad.
Si si si, debería haberme dado cuenta antes.
Dijo para luego dejar escapar una pequeña risa ligeramente avergonzado llevando una de sus manos hasta su nuca. El viento alimentaba y daba fuerza al fuego, eso podría jugar como una super carta secreta para el equipo que podrían formar esos dos juntos.
Aplicado entonces a la técnica que me has enseñado hace un momento, si usamos los dos juntos resultaría en una nube más grande y por tanto en una explosión mas grande... que tan grande podría llegar a ser es la cuestión...
Mogura estaba curioso nuevamente ante el pequeño proyecto que había entre los genin de Amegakure. Quería saber que tan fuerte podía ser la combinación de las dos partes del equipo que parecía estar formándose. Se sentía contento de poder experimentar tal cosa, no era algo que le había pasado antes y como con sus demás investigaciones, quería buscar mas resultados.
¿Qué te parece si lo intentamos?
Preguntó con una sonrisa en el rostro mirando a la kunoichi a los ojos como imaginadose él mismo realizando una técnica de fuego, pues de alguna manera podría decirse que eso estaría haciendo, no sería exactamente su fuego pero él sería la causa de una parte de este.
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El chico se ruborizó bastante, al parecer él mismo había caído en cuenta. Cualquiera que hubiese atendido lo mas mínimo en clase ya lo sabía, aunque quizás se le había pasado ese detalle por alto, y esperaba una respuesta científica algo mas compleja. Fuera como fuera, tampoco había sido una reprimenda, la peliblanco se lo había intentado soltar con una sonrisa.
Para cuando la Sarutobi quiso darse cuenta, la mente de Mogura ya andaba maquinando. No pudo evitar darle vueltas al asunto, y se lanzó con una pregunta realmente interesante. Mas que una pregunta, terminó por convertirse en un experimento científico en vivo. Al joven le había picado la curiosidad, y quería saber cuanto era capaz de avivar la técnica de la chica con su propia técnica elemental. No era para nada una desfachatez, era una propuesta de lo mas interesante.
La Sarutobi afirmó con la cabeza, un gesto firme y contundente que reafirmaba su decisión.
—Si, me parece bien. Aunque ten cuidado, ponte cerca mía y en dirección contraria al viento. No se hasta qué punto de inestable podría volverse la técnica...—
Evidentemente, nunca había tenido oportunidad de probar a hacer éste experimento. Ni tenía a muchos conocidos con esa naturaleza elemental, ni tenía confianza suficiente con esos pocos conocidos. Era una oportunidad curiosa, y que no podía dejar pasar.
La chica se reajustó sobre la superficie inestable del agua, ampliando su templanza abriendo un poco las piernas y agazapándose un poco. Lo hizo lo justo y necesario para mantener la estabilidad al realizar la técnica. Sin mas, se posicionó de la manera que lo hizo antes, y esperó a que Mogura tomase posición también.
—Cuando des el listo, realizo la técnica. Cuando tu vayas a lanzar la tuya, avisas, y así sabré cuando prender fuego a la nube. ¿ok?—
Sin mas preámbulos, la chica comenzó a realizar los sellos de preparación para su técnica, inhaló una gran cantidad de aire, y se dispuso para exhalarlo en el momento propio. Aguardó unos segundos, y tras ello escupió aquella nube grisacea que resistía hasta la mas intensa lluvia. La nube se extendió como antes había hecho, fue entonces que la chica desvió su mirada, esperando a que su compañero actuase.
Sabía que él iba a avisarla, pero podía permitirse esa distracción. La mente tan solo la tenía en localizar el momento justo para chasquear los dientes y darle explosión a la nube antes de que el aire se la llevase a otro lado.
—Cuando quieras.— Avisó a Mogura.
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La muchacha había hecho un gesto cuando aceptó realizar la prueba de la combinación de las técnicas. Nunca antes había hecho algo como eso y mucho menos se le habría ocurrido que pasaría ese día y con alguien que a pesar de no saber mucho le caía bien, incluso estaba planeando misiones y un equipo.
Imitó el gesto que realizó Katomi para luego escuchar atentamente su advertencia, no era algo que no había pensado pero nunca estaba demás resaltarlo antes de ponerse a intentar hacer cosas locas con el fuego. Dio unos pasos mas y se coloco junto a la kunoichi.
Teniendo en cuenta el viento y en la posición que nos encontramos deberíamos estar bien.
No estaba bajando la guardia por la emoción, pero aun así tenia una sonrisa casi de oreja a oreja, esta disminuiria ligeramente en el momento en que la peliblanco adoptara la postura previa a la realizacion de su técnica. Por unos segundos pensó en la masa de humo que había visto hace un momento, cual sería la mejor forma de ayudarla a crecer. Su abuelo solía abanicar el fuego de la comida desde la base, entonces este estaría bien alimentado, detalle que Katomi habría señalado anteriormente y gracias a eso lo recordaría mejor.
Se arrodilló en el agua manteniendo la estabilidad de forma un poco mas eficiente, a esa altura sería una tarea mas sencilla la de darle mas oxigeno al fuego.
Entendido, voy a apuntar a la base de la nube, con eso la llama debería crecer como el fuego de una buena fogata. Comienza cuando lo consideres preciso.
Exclamó para después observarla realizar los sellos y dejar escapar por su boca la nube de humo por segunda vez en su encuentro. Desde su posición podía apreciar un detalle interesante, el agua hacía de limite para donde se extendía lo cual teóricamente significaría que debajo de ella se estaría a salvo del poder rabioso de las llamas de la técnica, al menos eso fue lo que cruzó por la mente del shinobi durante un segundo.
Había llegado su turno y cumpliría con su parte, realizó los sellos correspondientes de la técnica teniendo la delicadeza de antes de realizar el ultimo sello, el de la serpiente, buscar un punto en la parte baja de la nube.
Ahora.
Dijo sosteniendo el ante último sello para luego terminar la secuencia y dar inicio a la técnica de viento.
Una corriente de aire para nada natural se generaría delante del shinobi y avanzaría de lleno en dirección a la técnica de su nueva amiga, desplazando otra vez las aguas a los lados. Esperaba que el timing hubiese sido el correcto y que los efectos de la combinación fuesen convenientes, ciertamente esperaba ver algo que le dejara impresionado, tenía una buena cantidad de fe puesta en esa estrategia loca que estaban haciendo.
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Su compañero pareció comprender a la perfección el lugar que debía tomar, y no perdió tiempo en movilizarse. Tomó una posición cercana a la kunoichi, y confirmó que en esa posición seguramente estaban lejos de quedar calcinados. Obviamente, ese era el propósito desde un inicio.
Como mi profesor dijo una vez, una vez estés de espaldas al viento, escupe todo el fuego que quieras y puedas.
Esas palabras le vinieron como un rápido flash a la cabeza a la peliblanco, recordando algo que en un principio lo pareció casi un chiste, pero que poco a poco comenzó a entender con el tiempo. La experiencia es una virtud en el guerrero. Con la sonrisa aún persistente, afirmó de nuevo con la cabeza.
—Así es, desde aquí deberíamos estar seguros.—
Con la explicación que la Sarutobi dio al joven acerca de cómo debían realizar la combinación de las técnicas, el chico pareció comprenderlo. Quizás la chica se había tomado demasiada libertad interpretativa, pues aunque se había autoproclamado reina de éste salseo, no tenía realmente nociones de cómo se debía ejecutar esta combinación para tener éxito. ¿Debía chasquear antes o después de la influencia del aire? Eso era una seria duda que abarcaba su mente, pero para nada lo hizo público, ese pensamiento se lo llevaría a la tumba.
Mogura, afirmó que soplaría su técnica de futon desde la base de la nube de cenizas que habría creado para entonces la Sarutobi. La idea que a él le llegó, consistía en alimentar el fuego como si de una fogata se tratase. Pensándolo bien, tenía todo su sentido. Lo único que faltaba era que ambos sincronizasen bien, y todo saldría a pedir de boca.
—De acuerdo, me parece bien.— Contestó a la forma en que el chico actuaría frente a la técnica de la kunoichi.
Para aquél entonces, los sellos la habían llevado a culminar la serie necesaria para concentrar el chakra elemental en sus pulmones. Sin mas, tomó una gran bocanada de aire, que llenó casi al instante sus pulmones. Sin mas, la soltó, y con ello bañó en cenizas y pólvora la zona. La nube se mantuvo frente a ella y el shinobi, estática como una densa nube de humo de esas que se podían obtener en cualquier tienda, pero ésta era algo mas peligrosa.
El joven dio el listo, y fue entonces que la kunoichi chasqueó los diente, detonando la chispa que le faltaba al material inflamable. Casi al instante, el chico arremetió con su técnica elemental en la base de la técnica de la Sarutobi. Cuando ésta surcaba el agua que había entre la nube y la superficie acuosa, la ignición había empezado.
El resultado fue algo abrupto y sin precedentes. El fuego consumió al instante toda la superficie gaseosa, convirtiéndose en una vorágine de fuego sin control aparente, que se avivó mucho mas con el efecto del viento que pasaba por debajo, y como resultado creció rápidamente en alto y espesor. Sin embargo, no solo quedó en eso. Con el mismo efecto del aire, la técnica terminó consumiendo gran parte del agua que se situaba bajo ella. El vapor casi no dejaba ver bien que sucedía. pero claramente se podía deducir lo que pasaba. El fuego comenzaba a bajar, y quedó dando vueltas por un rato, creando un torbellino de fuego en el mismo agua.
Inconscientemente, la chica dio un par de pasos hacia detrás. La técnica parecía estar terminando de consumirse, por efecto obvio del agua, pero realmente había sido atroz. Una tempestad de fuego incontrolable, que había tomado la forma que le había salido en gana, devorando hasta a su principal enemiga; el agua.
—Ha sido.. increíble.—
Casi no le salían las palabras. Ante ella, el agua volvía a tomar su posición, y el fuego quedaba consumido. El vapor aún persistía, síntoma del enorme efecto calorífico de la técnica.
—¿Has visto cómo se ha transformado? HA SIDO INCREIBLE!— Comentó ahora algo mas emocionada.
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Parecía que los genin de Amegakure se habían alineado bien para ser la primera vez que intentaban la combinación de técnicas. Cosa un tanto curiosa pues a penas se habían conocido y solo estuvieron compartiendo una buena charla aunque también risas e incluso temas un poco mas discretos como sus facultades y por que no también sus orígenes.
El resultado de esta pequeña unión había tomado la forma de aquella bestial técnica. Una llamarada de fuego que ya de por si era algo intimidante se había convertido en una versión prácticamente el doble de grande, el doble de poderosa y el doble de salvaje. Casi que hasta parecía estar queriendo decir algo con el sonido que llegaba a emanar el fuego mismo.
¿De esto... somos capaces?
Él no lo notaba, quizás por la condición del agua en la que estaba apoyándose, pero estaba temblando ligeramente a la par de que le brillaban los ojos mientras en su mirada se reflejaba el espectáculo del trabajo que había realizado junto a Katomi.
Se mantuvo en silencio durante lo que duró el jutsu, no había mucho que decir realmente, era mejor apreciar las cosas en silencio y sentir el calor del fuego bajo aquella fuerte lluvia. Volteó a mirar a la muchacha un momento cuando el fuego se habría dispersado, parecía estar en una situación parecida a la suya.
Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Mogura mientras se levantaba y daba un par de pasos para estar cerca de la kunoichi de nuevo, si él por un momento había sido el dios del viento entonces ella habría sido la diosa del fuego.
Por un momento sentí que me estaba hablando... ¡FUE FANTÁSTICO!
Alzó su mano derecha hacía delante, en dirección a la que se encontraba ahora su nueva amiga. Había algo dentro de él que estaba reteniendo pero que no podría dejar en suspenso por mucho tiempo. La lluvia lo cubría perfectamente pero una pequeña lagrima de la emoción se estaba escapando por un lado de su rostro.
¡¡Chocalas, Katomi!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Diría para luego dejar escapar una sincera carcajada, un tanto ruidosa, pero con la intención de dejar de temblar tanto y liberar eso que tenía dentro suyo.
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La flamígera combinación había salido a pedir de boca. Una auténtica obra de arte compuesta por fuego, vapor, aire y destrucción total de todo lo que había de por medio. Suerte que nadie se iba a cruzar por el camino, porque muy bien parada no hubiese acabado. Ante todo, los chicos retozaron en alegría. Parecían mas que sorprendidos con el resultado, y desde luego no era para menos... ni estudiándolo mas a fondo habrían sido capaces de organizarse con ese resultado. Casualidad o no, el resultado había sido excelente.
Mogura no pudo evitar el entusiasmo tampoco, hasta soltó una burrada similar a que la bocanada de fuego le había hablado o algo similar, dato al que la kunoichi no hizo apenas caso. Tras de ello, alzó su diestra, aún tembloroso ante el rugido de fuego. Sin mas, solicitó a la Sarutobi que la chocase, soltando una grotesca carcajada. No cabía duda, el experimento le había gustado, mucho.
La peliblanco sonrió de nuevo, y terminó chocando su diestra contra la del chico. Un contundente aplauso sonó, entre que ambos reían.
—Que buena combinación... Ya te lo dije. Jajajaja.—
Entre tanto, el vapor iba quedando poco a poco en el olvido. Todo volvía a su tranquila apariencia anterior, bueno casi todo, pues la intensa lluvia arrastraba de nuevo todo a un constante vaivén bajo su manto. Lejos quedaba el anterior fogonazo, todo quedaba eclipsado de nuevo bajo ese grisáceo cielo.
—Oye, ¿te hace comer unos fideos en la ciudad, Mogura?—
Tras la breve demostración, y teniendo en cuenta que aún le quedaría un rato para llegar andando hasta Amegakure, ya habría entrenado mas que de sobra su equilibrio en el agua. Podía permitirse ese lujo, al menos por un día. Aunque eso era lo que pensaba al haber dejado de lado su principal moción que la llevaba a hacer esos entrenamientos. Quizás hasta a mitad de camino se arrepentía, pero de momento había optado por liberarse un rato del estrés y la rutina.
Todo el mundo merece un descanso, aunque sea de a siglo en siglo. Ya había dejado caer la oferta, cosa de su antagonista era aceptar o no.
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Todo era sonrisas y alegría entre los dos genin de Amegakure, y claro como no, qué mejor manera de iniciar una amistad que prendiendo fuego cosas juntos. Un poco de trabajo en equipo para romper el hielo.
La muchacha de peloblanco le había propuesto ir a comer fideos a la aldea, lo cual sin pensarlo mucho era algo que lo convencía, ya había pasado un rato que llevaba en aquel lugar e incluso había estado haciendo cosas que realmente no esperaba hacer.
Seguro, me gustarían unos fideos en buena compañia, celebremos por un trabajo bien hecho.
Dijo con una sonrisa para luego hacer unos pasos hasta donde había dejado su abrigo. Lo tomaría entonces con ambas manos inclinándose un poco hacia delante para sacudirle el agua que habría dejado pasar el árbol, un poco mojado como la mayoría de las cosas en la Lluvia, pero aun serviría para abrigarse. Aun así se lo coloco enrollado bajo el brazo.
No debería olvidar esto aquí afuera.
Ciertamente no deseaba sumar aquel sobretodo de cuero a la lista de cosas perdidas gracias al clima de la aldea. Se quedó un momento un tanto pensativo mirando a la choza medio destruida. Lo que parecía ser que iba a ser un día muy aburrido terminó siendo uno de los mas entretenidos, y aun faltaba para el final.
Estoy listo, si estas lista... ¿vamos yendo?
Preguntó volteando la mirada hacía Katomi, sonriendo. Bajó nuevamente al agua mas que dispuesto a caminar junto a la kunoichi de regreso a la aldea. El entrenamiento había estado de lo mas bien, pero ahora quería comer un plato de comida caliente en un lugar donde no estuviese tan presente la incesante lluvia.
Nivel: 11
Exp: 0 puntos
Dinero: 20 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Cuando las aguas volvieron a su "calma", la kunoichi soltó una invitación descarada. Lejos de rechazar, Mogura aceptó de inmediato, para él tras ese ligero entrenamiento, estaba bien merecida la recompensa. No tardó en recoger su chaqueta, mientras que la chica no lo dejaba escapar con la mirada. Tras de ello, afirmó estar listo, podían comenzar a andar si ella ya estaba lista.
—Oooooki, pues vamonos.— Afirmó sin titubeos.
Sin mas, y acompañada de ese curioso médico, comenzó a andar rumbo a la aldea. La susodicha no quedaba demasiado lejos, lo cual era de agradecer. A cada paso que daban adentrándose en el lago, las aguas parecían mas bravas. De hecho, no lo parecían, a cada paso que se acercaban a la aldea realmente se encontraban en mayores dificultades acuáticas.
Ante todo, la chica parecía calmada y alegre. Su rostro quizás no derrochaba felicidad en una constante sonrisa, pero ya es mas que conocido que las buenas cosas siempre van en frascos pequeños.
—Bueno, ¿alguna sugerencia? Conozco varios sitios, pero ninguno especialmente bueno para comer.—
En el camino, mejor era hablar de algo, aunque pudiesen perder todo motivo de conversación para cuando estuviesen comiendo. Aunque eso era raro, ambos parecían haber congeniado bastante bien.
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