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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Al estar frente al establecimiento notaría un silencio repentino que si bien le pareció raro, no le daría tanta importancia pues la puerta se abriría segundos después, lentamente y con un chirrido que la mantuvieron atenta y ansiosa por saber quién y qué había detrás, hasta que finalmente un hombre alto apareció.

En un principio parecía no haberla visto o simplemente la había ignorado esperando a alguien más. Cuando por fin vio a Sayori pasaría a preguntarle su identidad y de igual forma, como si le diera lo mismo su respuesta, volvió a ver a los alrededores ignorándola nuevamente.

La ninja se quedó allí en silencio y poco después se percata de la mujer que ya estaba a pocos pasos, respondiendo a sus espaldas. Sayori se sorprendió un poco y giró su cabeza para poder verla y luego regresó su vista hacia donde estaba el hombre.

¿Qué es este lugar?

Preguntó un poco curiosa y con algo de sospecha, relacionaba las palabras de la gente, el sonido del interior, el aspecto del sitio y casi podía asegurar que había llegado al bar, y de ser así se preguntaba si alguno de ellos fue quien envió el pergamino.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#32
Al girarse a observar a la chica, notaría que no era de las personas más normativas que había en la aldea. También era bastante pálida y parecía de unos veintipocos. De altura era levemente más alta que Sayori, su cabello le llegaba a los hombros, era lacio y lo tenía de color negro con las puntas pintadas de un verde esmeralda. La ninja no sabía si era porque parecía que se había levantado hace cinco minutos o su cara siempre daba la misma sensación, pero no parecía estar muy de buenas que digamos. Sus ojos de color marrón suave estaban clavados en la chiquilla, cosa que por momentos podía parecer más o menos intimidante.

Cuando se volteó a ver nuevamente al alto y preguntar, el hombre parecía estar ya más suelto. Parecía que ya había un problema menos por el que preocuparse y podía ocuparse al cien por cien de la kunoichi.

Bien, verás. Hacemos música y esto es un ba-

Hey, calla. No tiene porqué saber. — Dijo la muchacha adelantándose, pasando la puerta y poniéndose en frente de la chica, dejando al muchacho un poco más atrás. —Este lugar no es para menores de edad.

Pero Midori, es una ninja... — Susurró muy bajo el muchacho, cerca de la oreja de su compañera.

Me importa un culo.

En ese momento, parecía que el muchacho se asustó un poco y apretó un poco los dientes, sorprendido por la respuesta que dio la peliverde. Por lo contrario, esta última parecía bastante firme con lo que decía, cruzada de brazos y moviendo impaciente sus uñas pintadas de color negro.

Es ninja pero aún sigue siendo menor. No puede hacerse la tonta, quedarse aquí hasta que esto empieza, y ponerse a beber y unirse a todo el descontrol que hay solo por tener una bandana.

A diferencia del otro, la ropa de chica era blanca. Solo una remera de manga corta oversize que le llegaba hasta las rodillas. No se veía que llevaba abajo, ya que lo escondía la prenda de arriba, pero parecía tener un short. Su calzado también era de aquel color. Al verla hablar ya varias veces, pudo divisar que en su lengua tenía un piercing.
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#33
Luego de muchas vueltas e intentos fallidos había llegado al bar finalmente, era un avance pero podía decirse que su misión apenas comenzaba. Los músicos, en especial la chica no cooperarían tan fácilmente y seguía sin conocer al resto de integrantes de la banda.

Dejó que los dos hablaran sin decir una palabra, solo alternaba la vista entre estos a la vez que mantenía un gesto de desesperación y disgusto, culpando en parte a la persona que le entregó el pergamino por no tener en cuenta su edad, pero ya estaba allí, había decidido seguir con la misión sin pensar en ese detalle.

Ni aunque... ¿pague por mi entrada?

Soltó ni bien había terminado de hablar Midori, un poco impulsada por su impaciencia y necesidad de ingresar. Debía investigar el lugar y conocer a los otros dos muchachos y allí no iba a poder descubrir qué pasaba entre el grupo.

M-Miren… solo vine a ayudar…

Vio momentáneamente hacia la zona por dónde había venido y a las personas que aún transitaban y nuevamente dirigió su mirada al chico alto y a la peliverde.

La gente del lugar no anda muy conforme… y… p-podrían cerrar el lugar si... si el problema no se resuelve
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#34
Al igual que la niña, sendos músicos dejaron que ella hable y termine de explicar, y en cierto punto también convencerlos. Cuando mencionó lo de la gente del lugar, pudo notar como una levantó la ceja y el otro quedaba intrigado. Y con lo del cierre del lugar, solo hizo que ambos acentúen aún más cada expresión.

Vaya, ya entiendo. Supongo que alguien llamó un intermediario.

Midori giró la cabeza hacia la derecha, en busca de algún punto dentro del bar el cual no se llegaba a ver desde afuera. Si antes se ponía en duda lo intensa que podía parecer su mirada, esta vez era bastante seguro. Sea quien sea la persona a la que estaba mirando, se tuvo que haber cagado encima como mínimo de lo molesta que parecía estar.

Dejemos de acusar así sin más. Solo por hacer eso estamos en esta situación.

La chica giró de golpe y vio al hombre que tenía detrás.

Estamos en esta situación porque alguno se está haciendo el tonto, no por acusar... Y te recuerdo que no fui la primera en hacer eso, Fuyu. — Nuevamente giró, ahora no tan brusca y mirando a Sayori. —Y no me importan qué o quién eres ni que pretendes hacer, no te voy a dejar pasar.

¡Midori!

Cierren el pico los dos, ya bastantes problemas me vienen trayendo. — Se escuchó una voz desde adentro a la izquierda. Tampoco se podía ver desde afuera quien fue la persona que dijo eso. —Si quieren que algo de todo esto se resuelva, déjenla pasar. Además, no recuerdo desde cuando te convertiste en la portera del bar, chiquilla.

Ambos se quedaron viendo para el lado de donde provenía la voz. Fuyu se volvió para adentro a la derecha, soltando una risa después de lo último que se escuchó. Por su lado, Midori se quedó mirando sin pestañear unos segundos a la ninja. Luego revoleó los ojos y se dirigió al mismo lado que su compañero, soltando un notorio suspiro.

No parecía que había más obstáculos para pasar, por lo que ya tenía la oportunidad de entrar al lugar. Desde afuera solo podía ver que en la entrada no había ni un tipo de luz y que, ya más para adentro, se podían divisar alguna que otra mesa y silla sueltas por ahí, iluminadas con luces rojas. Pero, para ver con más detalle todo el lugar, debía meterse allí.
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#35
Tal y como imaginó, el ingreso al bar le resultaría difícil y no había podido convencer a ninguno de los músicos. Nuevamente escuchaba como el par discutía y para Sayori la situación se ponía cada vez más estresante. La peliverde por su lado parecía estar molesta y culpando a alguno de los integrantes que la kunoichi no podía ver.

«¿es que no lo entiende? ¿qué harán si les cierran el bar, dónde van a tocar o es que no necesitan del dinero de sus presentaciones?»

Cuando Midori se giró nuevamente a ver a la ninja le dejó claro que no podría convencerla y que se mantenía firme en no dejarla pasar, pero antes de que pudiera responderle, una cuarta persona les ordenó que le dieran paso.

Fuyu fue el primero en entrar y luego Midori, no sin antes dedicarle otra mirada a la ninja quien respondió apartando el rostro. No quería problemas con la mujer aunque internamente celebraba pues al final no pudo evitar que una “menor” ingresara al bar. Cuando entró sus ojos recorrieron el lugar para ver que tenía de especial ese sitio.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#36
Al pasar la entrada, notaría que el piso de todo el lugar era de un cemento algo resbaloso. Más adelante de la entrada del lugar había mesas y sillas. Lo curioso era que estaban desordenadas y, en cierto punto, bastante juntas. Quizás una mesa no contaba con sillas, mientras otra tenía una, dos o mas. Las mesas también variaban, algunas eran circulares y otras cuadradas. Tanto las mesas como las sillas parecían ser bastante simplonas, estaban poco cuidadas y, en su mayoría, eran de color negro o marrón. Esa era la zona que estaba con pocos focos de color rojo, que era lo único que iluminaba esa parte del bar.

Hay que tener en cuenta que el lugar en sí es algo penumbroso, con algunas zonas más iluminadas que otras.

Entre esas otras, al lado donde fueron los músicos (derecha) había un amplio espacio libre y, adelante de este, un buen escenario de madera, en el cual ya había dos personas subidas ahí. Tanto Fuyu como Midori miraron a los dos que estaban arriba mientras subían, sin medias palabra. La iluminación del escenario constaba en varias luces blancas, las cuales no parecían estar todas prendidas pero que, ya solo esas, iluminaban bastante. Era, sin duda alguna, el lugar donde se veía más claro. Cerca de aquí había dos puertas que llevaban a otros lugares.

Arriba del escenario había varios instrumentos. Al centro y en frente, una guitarra eléctrica apoyada en un banco y, frente a este, un micrófono con un pie que sostenía el mismo. A la derecha del centro, un teclado con un banco. A la izquierda del centro, un bajo eléctrico, también apoyado en un banco. Y, por último, más atrás y casi en diagonal en donde estaba el micrófono, una batería. Y, justo allí, era donde estaban las dos personas. Uno a un costado de la batería y el otro sentado en un banco detrás de la batería, hablando entre sí. Sayori pudo notar que la estuvieron viendo un corto tiempo, hasta que vieron que se acercaron sus dos compañeros y desviaron su atención a otro lado.

El que estaba a la derecha del baterista, era uno hombre seguramente cerca de los veinticinco años. De piel blanca, cabeza rapada y con un físico algo entrenado, que se notaba más que nada por sus brazos y pecho que parecían medianamente fuertes. Con una camiseta negra sin mangas y un pantalón de jean del mismo color. Tenía un piercing de bolita en cada oreja y en cada muñeca llevaba una pulsera con pinchos.

Sin duda alguna, el baterista era el que más desencajaba con todo su grupo. Se notaba que era el más grande, probablemente pasando los treinta. Piel blanca, el pelo ni largo ni corto, con volumen mediano, peinado con un flequillo y de color marrón suave. No parecía ser ni flaco ni gordo, sino más bien un punto medio. Desde abajo del escenario no podía ver que llevaba abajo, pero arriba vestía con una camisa de manga larga a cuadros y blanca. No llevaba ningún tipo de accesorio encima.

Al otro lado del bar, es decir, en la derecha del bar (pasando todo el "laberinto" de mesas y sillas) había una barra grande, con asientos altos y muchas bebidas exhibidas detrás. La barra era algo alta, sobre todo para la ninja que tampoco era una muchacha de gran estatura. Curiosamente, había muchas botellas de varias bebidas apoyadas en la barra y totalmente vacías. Incluso, si era observadora, notaría que había una botella de cerveza apoyada en el piso, cerca de uno de los asientos de la barra. Ese lugar, en general, también poseía luces blancas, pero parecían alumbrar mucho menos y había también menos en cantidad. Para un costado de la barra había unas escaleras que iban hacia arriba y, del otro lado, una puerta que llevaba a otro lugar.

Por el lado de la barra, a simple vista no vería a nadie. Sin embargo, escuchó el ruido de una caja registradora abrirse, la cual estaba en la parte interna de la barra y en la esquina de la misma, por lo que solo veía la parte de arriba de esta y no mucho más. Solo segundos después, escucho el ruido de algunas monedas.
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#37

Aviso que andaré un poco ausente hasta la siguiente semana por estudios, seguro revivo el otro miércoles pero no quería desaparecer sin dejar respuesta o avisar :p

Analizó de a poco el lugar, siguiendo primero al par de músicos para luego detenerse en el área de las mesas y estudiar esa zona. El lugar desde afuera se veía descuidado y adentro a más de ello también se notaba un desorden, había poca iluminación por un lado y por otro estaba bastante oscuro, el escenario era sin duda lo que más resaltaba.

En el escenario vio los instrumentos e intercambió miradas con los otros dos músicos, probablemente el que se veía mayor, el baterista, era el líder de la banda. En algún momento tendría que acercarse a conocerlos pensó, ni ella misma sabía bien qué buscaba o como proceder desde allí y hacerles preguntas podía ser un buen inicio.

Se abrió paso por entre las mesas y sillas llegando hasta el otro lado del bar, a la barra que seguramente era la zona más visitada, allí vio curiosa las bebidas exhibidas y más desorden al ver que unas cuantas botellas vacías descansaban sobre la barra. Se apoyó en esta para sentarse un momento, inclinando su cuerpo en dirección a los músicos y descansó ambos codos en la barra, apoyando su cuerpo en estos y observó a la banda, esperando a que terminaran de hablar o instalar los instrumentos, era como si buscara el momento oportuno para acercarse.

En ese momento escucharía el sonido de la caja registradora abrirse y voltearía la cabeza para mirar, pero al no notar nada raro regresó su vista a los músicos, a los cuatro músicos porque los contó bien y recordaba el pergamino, eran cuatro a menos que también omitieran ese detalle. Escuchó otro sonido, ahora el de unas monedas y esta vez se levantó e inclinó para ver detrás del mostrador, con un movimiento brusco talvez por reflejo o miedo, y quizás hasta sacando de balance alguna de esas botellas vacías que allí reposaban.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#38

Dale Sayo, sin problemas. Mucha suerte con los estudios :3 Por cierto, ya cuando vuelvas, decime si el azul este que estoy usando es molesto para la vista o si está bien, que me di cuenta que quizás era muy oscuro jsjsj

Al sentarse en aquella silla alta, notaría que se podía tambalear un poco. No era que se iba a caer de boca ni bien hacerlo pero, descuidándose un poco, tranquilamente se podía caer.

Del otro lado del bar, los músicos parecían haber hecho total silencio. Uno pensaría que era por la incomodidad que podía transmitir que una persona ajena al grupo los vea pre-recital. Pero, la verdad, que parecía que el silencio hizo presencia cuando Midori subió al escenario. El baterista y el bajista intercambiaron miradas para luego desviarlas hacia otro lado y volver con sus instrumentos. Fuyu, al notar eso, miró a Midori y suspiró, yendo a sentarse donde estaba el teclado. La chica recorrió el escenario, pasando por el frente de casi todos los demás y sin hacerles puto caso. Luego, volvió con un cable en mano que fue llevando hacia la guitarra, para conectarlo a la misma.

Sosteniendo el instrumento y apoyando su pierna arriba del banquito, miró hacia delante y vio a Sayori, la cual estaba apoyada tan cómodamente en la barra. Fuera del micrófono, el cual no parecía estar prendido aún, dio un fuerte suspiro, que de todos modos se hizo notar en el lugar. Y, justo cuando se dio vuelta la kunoichi, tocó un par de acordes que sonaron en los parlantes. Si la ninja no estaba muy acostumbrada a esos lugares o ruidos tan fuertes, probablemente le aturdiría un poco.

Al mismo tiempo, cuando se asomó a la barra, notó que había un hombre que andaba guardando dinero en la caja registradora. También movió las botellas, haciendo que, una de las que estaban más pegadas al lado interior de la barra cayera.

¿Niña? — Soltó con bastante tranquilidad mientras atajó con rapidez la botella. —Ten más cuidado...

El señor destacaba por una estatura bastante baja. Es decir, medía más o menos como la Yuki, con la diferencia que el hombre parecía algo mayor. Entre unos cuarenta y cincuenta años. Su cabello era corto y totalmente canoso, y en su cara asomaba un mostacho pronunciado y del mismo color.

Cerró la caja con la mano que le quedó libre y, luego, metió la botella en una bolsa grande de residuos que tenía cerca.

Con que te mandaron a arreglar este embrollo, ¿eh? — Dijo mientras iba tirando una en una las botellas vacías.
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#39
Cualquiera con un básico entendimiento acerca de las interacciones sociales habría notado las reacciones que mostraban los miembros de la banda, las diferencias que tenían y que este grupo se encontraba distante debido al problema que la ninja debía resolver. Sayori por su parte notó el comportamiento de la guitarrista y como no le dirigió la palabra a ninguno de su grupo pero no mucho más.

Y aunque hubiese querido, no había tenido tiempo de analizar tanto por el sonido de las monedas que además de llamar su atención, le hicieron girarse y tocar una de las botellas haciéndola caer. Su reacción fue rápida, estirando su brazo para agarrarla, pero unos acordes de guitarra le hicieron fallar por milímetros, cerró sus ojos por reflejo esperando el ruido del vidrio chocar contra el piso pero nunca llegó, en su lugar escuchó la voz de un hombre algo mayor.

Abrió los ojos al instante viendo a la persona cerrar la caja registradora con la botella en la mano, no se había imaginado que podía haber una quinta persona en el lugar, talvez era el dueño o solo trabajaba allí, de cualquier forma tenía alcance del dinero y podía darle más información sobre lo que pasaba.

Ahh si…— Dijo simplemente ante su pregunta para pasar a presentarse, algo avergonzada por no haberlo visto antes debido a su baja estatura.

Soy… Yuki Sayori m-mucho gusto— Agregó recogiendo una que otra botella ayudándole a limpiar y depositándola en la misma bolsa de residuos —¿Trabaja aquí… s-sabe cómo… comenzaron las peleas...?

Se volvería a sentar en un banco luego de haber terminado de recoger las botellas, con más cuidado esta vez para no tambalear, caer y romper algo, no querría que la echaran del lugar ni tampoco llevarse una de esas miradas asesinas de cierta chica de la banda.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#40

Procedo a cambiar el color del npc por uno algo más claro

El hombre notó la intención de la chica en ayudarle, cosa que no iba a rechazar. Cada vez que agarraba alguna que otra botella y la acercaba a la bolsa, este la abría y dejaba que la repose allí.

Mientras realizaba la tarea, escuchó como la chica se presentaba, a lo que solo reaccionó asintiendo la cabeza con respeto.

¿Cómo empezaron? Puf. — Soltó una risa al momento de escuchar la pregunta. A pesar de parecer un hombre serio, se le podía notar bastante ameno al tratar con la muchacha. —Ya no recuerdo hace cuanto tiempo vienen estos acá pero no recuerdo ningún momento en el que se llevasen del todo bien.

Al terminar de recoger las botellas que estaban sobre la barra, apoyó la bolsa con delicadeza en el suelo y se sentó en un banco alto que estaba del lado de adentro de la barra. Ahora si parecía estar prestando más atención a la ninja, mirándola de frente.

Tienen roces desde el día uno que los conozco. Yo no sé bien si son por cosas personales o que hay detrás de cada uno, pero siempre tenían discusiones. Aunque, por aquel entonces eran un poco más leves...

Al terminar de escuchar eso, un sonido de interferencia, muy molesto, resonó debido al micrófono de la artista. Parecía que, después de ese sonido, golpeó un par de veces con la palma el mismo.

Si si... Probando probando.

El bigotudo pareció enfocarse, esta vez, en Midori.

Y en parte se debía a ella. — Se quedó tenso unos segundos callado y mirando al escenario, solo rompiendo este con una risa y mirando a la Yuki. —Puede que no hayas tenido la mejor primera impresión del mundo pero te aseguró que se mantenían a flote gracias a ella.

»Aunque, ya sabes, hay gente a la que no puedes tocarle su dinero. Y cuando eso pasó, fue que todo empezó a irse al carajo. — Suspiró y abrió una botella de agua que tenía cerca apoyada. —Sin nadie que ponga un poco de cordura ahí y con el carácter que encara las cosas la muchachita, es una situación que es difícil de manejar.
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#41
Escuchó atentamente mientras ayudaba, hasta terminar con la tarea y sentarse de su lado de la barra. Intentaba encontrar un origen del problema, un inicio de los roces entre el grupo pero según le contó el hombre, ya llevaban un tiempo así solo que esta vez las peleas habían aumentado en intensidad.

El sonido y la prueba del micrófono la distrajeron de sus pensamientos y giró levemente la cabeza para ver en dirección de Midori, y posteriormente regresar la atención al hombre cuando este le volvió a hablar.

Si bien los problemas estaban desde siempre, estos empeoraron desde lo del dinero. El grupo desconfiaba entre si y no podían contar ya con esa persona que de alguna forma servía de soporte.

Ya veo— hizo una pausa antes de continuar, apoyando sus codos sobre la barra y descansando su cabeza en una de sus manos.

¿Cómo empezaron los... los problemas c-con el dinero? ¿Ha-Hace cuánto tiempo? ¿quién comenzó con… las acusaciones?

La ninja sabía que si quería resolver el problema tendría que hablar con todos los integrantes y obtener más información, pero primero haría algunas preguntas al hombre antes de dirigirse al escenario.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#42
En el momento que Sayori miró a Midori, esta simplemente estaba a lo suyo. No le estaba mirando ni nada, estaba más concentrada en probar como iba el sonido.

Eventualmente, se escucharía a la cantante pronunciar alguna que otra palabra o sonido al azar por el micrófono, aunque nada relevante.

Hace algunas semanas ya.

»Pasó dos veces en distintos días, aunque las dos fueron casi de la misma manera, siendo algo diferente la segunda vez. Las dos veces fueron noches que ellos tocaban aquí. — Pausó por un breve instante para tomar un sorbo de agua. —Desde el principio de todo, llegué a un trato con ellos para que puedan tocar acá. Básicamente, lo que ellos ganan es el total de la entrada que se les cobra a la gente que viene. Yo me quedo con todo lo que consume la gente adentro. Al principio querían que me quede con un porcentaje de la entrada, pero, sinceramente, prefiero que se lo lleven todo ellos.

Volvió a refrescar su garganta con la botella y procedió a cerrarla.

Como te decía antes, el primer problema fue hace unas semanas y básicamente todo el dinero que ganaron ese día desapareció. Al ya estar casi lleno el lugar, fui a preguntarles si querían que les dé el dinero en ese momento o después. Prefirieron lo primero y lo guardaron allí, donde se juntan antes de salir y dejan sus cosas personales para que no les moleste arriba del escenario. — El hombre señaló las escaleras que estaban más al costado de la barra. —Arriba hay una habitación no muy grande.

»No sé bien que pasó en todo el ínterin pero, cuando terminaron el show, subieron arriba y al rato me vinieron a buscar. Me preguntaron si entré a la habitación o si dejé la puerta abierta o algo. No hice ninguna de las dos y les aclaré que las llaves las tenía Shun, el baterista. Siempre se las confíe a él porque parece el menos despistado y alborotado de los cuatro.

Suspiró y nuevamente dejó una pausa. Parecía que el tema lo tenía un poco agobiado.

Luego, ya no sé bien que pasó entre ellos. Midori le echaba la culpa a Shun, diciendo que se llevó el dinero antes de empezar. Luego Fuyu, el tecladista, parecía que también lo hacía pero al mismo tiempo desconfiaba de Midori... Sinceramente, yo no sé muy bien que pensar de todo esto y tampoco me quiero meter mucho.
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#43
Puso atención a cada palabra del hombre sin dejar pasar un detalle. El problema del dinero había ocurrido en más de una ocasión en ese mismo lugar. Por lo visto la banda guardaba sus ganancias en la habitación de arriba, y mientras Sayori escuchaba atentamente observó hacia las escaleras que le señaló.

Si lo que decía el hombre era verdad, el dinero no lo guardaban en la misma caja registradora que él manejaba, dejándolo libre de culpa y siendo un asunto solo entre el cuarteto de músicos.

De ser así, parecería que Shun era el culpable o al menos, comprendía porque Midori sospechaba de él. Estaba a cargo de las llaves y si había quedado bien cerrado y no había otra forma de entrar, él sería el único en poder llevarse el dinero.

De cualquier forma no podía quedarse solo con ese lado de la historia, debía subir a revisar la puerta por si había otra entrada, si alguien había manipulado el seguro, o cualquier cosa que pudiese haber pasado esa noche. La kunoichi pensaba revisar dentro de la habitación incluso, pero sin un permiso prefería esperar y evitarse un malentendido.

¿Pasó algo más ese día? ¿La… La segunda vez que desapareció el dinero… fue muy diferente?

No quería agobiar al señor con tantas preguntas pero necesitaba saber si sabía algo más, de lo contrario podía dirigirse hacia donde estaba el grupo o subir.

¿Ha-Habrá problema si… reviso arriba?
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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#44
Nuevamente dejaron el dinero arriba y, cuando lo fueron a buscar, desapareció. La diferencia fue que, por nada en específico, terminaron un poco antes y aún había bastantes personas en el lugar cuando subieron a la habitación. Además de esto, el que tenía la llave esta vez era Makoto, el bajista. Y, pues, lo demás es historia.

Apartó por un segundo la botella de agua y observó de reojo la bolsa de residuos.

Sinceramente, yo no tengo ningún problema, no. Lo único es que arriba solo está la habitación esa y no sé que tan bien les caiga que andes husmeando por ahí. — Dirigió la mirada a los músicos por un momento y luego se bajó de la silla. —Por ahora está abierta la habitación, pero iría a consultárselo a ellos antes de que te vean subir así sin más... O eso pienso yo.

»Si me disculpas, voy a sacar esta bolsa por un momento. — Dijo pasando por su lado, sosteniendo la bolsa que parecía ser un poco menos grande que él. —Tengo que aprovechar que tengo una ninja aquí dentro para que me cuide el lugar por lo menos un segundo cuando no estoy. — Bromeó mientras se iba retirando lentamente del local.

La banda andaba a lo suyo. Parecía que todos anduvieron probando sonido individualmente pero en ningún momento lo hicieron todos coordinados.
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#45
La desaparición del dinero no había sido muy distinta la segunda vez, aunque debía tener en cuenta que era otra la persona con las llaves, una responsabilidad así podía señalar al bajista como culpable o cómplice pero de nuevo, no podía apresurarse con conclusiones.

Sentía que algo podía estar pasando dentro de esa habitación, que allí encontraría alguna respuesta u objeto clave, pero coincidiendo con las palabras del hombre, no quería tener problemas y lo mejor era consultar antes con los miembros de la banda.

Cuando el hombre se retiraba, la chica simplemente asintió con la cabeza. A pesar de entender la broma no la tomó como tal, debido a lo que estaba pasando hasta se imaginó que en verdad podía desaparecer dinero o alguna bebida si se descuidaba, y suficiente tenía con el asunto de los músicos.

Bueno Sayo… hora de subir al escenario…

Dijo para sí misma luego de que el hombre había salido. Bajó de la silla y comenzó a caminar hacia donde estaban los integrantes, levantando tímidamente una mano en señal de saludo cuando cualquiera de ellos la viera avanzar. Debía hablar con todos antes de que se organizaran para tocar, y de que el público comenzara a entrar por si la banda se presentaba ese día.
«Pienso»  l  Hablo  l  Narro

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