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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
No me estás escuchando, Yuu-chan. He dicho ¿de qué color quieres el collar?

¿Eh? Aaahmm... — Se llevó al mentón la mano que quedaba suelta, ladeando la cabeza de varias formas y en distintas direcciones.

Qué color, que color... Vestía siempre de negro, pero sentía que fuera negro, también no resaltaría ni quedaría bien. Tampoco es que el negro fuera su color favorito, durante un tiempo se tintó el pelo rosa intenso con el único objetivo de alejar los peores pensamientos en su cabeza cuando se mirara en un reflejo. Resultó ser ligeramente útil, y no le quedaba mal, pero se odiaba demasiado así misma como para terminar de aceptar aquel hecho. Fue mucho más doloroso cuando apenas le quedaba color, y era un rosa pastel suave como el de los pétalos de los cerezos, porque le gustaba demasiado como le quedaba. Al final terminó de rechazar la idea, y no quiso volver a pensar en eso.

Tal vez uno rosa... O purpura... Creo — añadió no muy convencida, sin mantenerle la mirada y enfocando esta al suelo, concentrada en qué decisión tomar.
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#32
Tal vez uno rosa... O purpura... Creo

Yuri suspiró. Aquella chica era completamente ajena al concepto de la vergüenza, pero no importaba demasiado, ya sabía su punto debil. Aunque no se lo volvería a hacer en mitad de la misión, porque le apetecía cero tener que cargar con su cuerpo inconsciente mientras buscaba una bola de pelo.

Rosa entonces. Vamos a hablar con los vecinos a ver si saben algo. ¿Te ves capaz de ir a hablar con la anciana a solas? Así puedo ir yo de mientras a los del final de la calle y acabamos pronto.

Propuso medio a proposito para que si era facil de encontrar, hacerlo ella misma. Si estaba muerto, se encargaría ella, si había que escalar algún arbol para rescatarlo, ya iría a buscar a Yuu.


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#33
Hablar con gente mayor parecía más fácil para ella que con otra franja de edad, como había pasado con la anciana de antes. Seguramente porque la mayoría de ancianos con los que se había cruzado, eran bastante afables, comprensibles y pacientes. Así que Yuu en esa parte lo tenía claro.

Y-Yo me ocuparé de la señora mayor, Yuri-senpai. ¡Déjamelo a mí! — Dijo dándose un suave golpe en el pecho con la palma extendida y una mirada llena de ilusión acompañada de una bonita sonrisa por sus rosados labios.

Aquella pequeña aventura estaba siendo más divertida y animada para ella de lo que esperaba, y eso que apenas había salido de la oficina y hablado con una persona. Y sin embargo, se sentía radiante y animada, con ganas de seguir adelante. Más que nada por el hecho de que todavía no había tenido que enfrentarse a ninguna situación complicada desde que salió aquella mañana de casa, pero puede que si se encontrara un muro, por pequeño que fuera, se derrumbara por completo.
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#34
Y-Yo me ocuparé de la señora mayor, Yuri-senpai. ¡Déjamelo a mí!

Era estúpida como una piedra. Algunos llamarían a aquella actitud inocencia, credulidad, sinonimos de terriblemente estúpida. Por suerte para ella, Yuri aún tenía corazón debajo de todo el sarcasmo y las ganas de divertirse.

Perfecto, pues iré a preguntar allí y cuando acabe volveré a buscarte, ¿vale?

De repente se sentía como una madre soltera. Si su hija le daba el visto bueno e iba hacia la casa de la anciana, ella iría en dirección contraria hacia los vecinos de al final de la calle.


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#35
Tras la aprobación de Yuki, Yuu se marchó en dirección a la casa de la señora mayor dando pequeños trotes por la emoción. Esta vez volvería visiblemente más confiada. No sería mucha distancia, pero la suficiente como para que aquella chica torpe casi se cayera de la ilusión. Por suerte, pudo mantener el equilibrio y evitar un guarrazo contra el suelo.

¡H-Hola de nuevo, señora! — Dijo casi jadeando. — ¿Recuerda que vine buscando un gato? Es Tsuchi, el gato de Jin ¿lo ha visto? Es como así de grande... O tal vez así... B-Bueno, es grisaceo y... — Hizo varios tamaños con las manos, como si sostuviera algo que ocupara ambas, para luego juntarlas algo más y cuando se dio cuenta de que desconocía el tamaño, que le temblaran un poco los dedos.

Busco en uno de sus portaobjetos algunos de los dibujos que se había quedado, para mirar entre ellos algún detalle más que pudiera servir en su descripción. Si la señora lo disponía, se los enseñaría, aunque seguramente serían tan poco útiles como lo fueron en primera instancia.
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#36
¡H-Hola de nuevo, señora! ¿Recuerda que vine buscando un gato? Es Tsuchi, el gato de Jin ¿lo ha visto? Es como así de grande... O tal vez así... B-Bueno, es grisaceo y...

Oh, Yuu-chan. Imaginaba que volverías a preguntarme. Vamos, pasa, prepararé algo de té.

Y antes de darle tiempo a contestar se levantó de su mecedora y abrió la puerta de su casa, ayudandose de un bastón para caminar. Si Yuu entraba, vería que en el mismo recibidor había un montón de fotografias enmarcadas en un mueble de madera. La anciana seguiría por el pasillo y abriría la puerta a su izquierda, mientras le señalaba la de la derecha.

Sientate, ahora traigo algo de té. — diría mientras empezaba a preparar el té en la cocina.

La casa estaba mayormente recogida. En la estancia que le había señalado la anciana había un enorme salón con dos sofas dispuestos alrededor de una mesita baja y una mesa alta y grande detrás, como la de un comedor familiar. Sin embargo, la mujer parecía vivir sola allí.


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#37
Y antes de poder seguir hablando, la señora no dudo en invitarla al interior de su casa. Yuu no sabía muy bien como responder a eso, y antes de darse cuenta la señora ya había pasado el marco de la puerta. La kunoichi entró al interior algo miedosa, con una mirada nerviosa que se dirigía a las paredes y el pasillo. Había varios cuadros, que en su mayoría parecían fotografía.

E-Esto... — Pero la señora siguió avanzando por su casa, pasando a otra habitación.

La morena tragó saliva, sin tener claro que debía hacer. Miró al suelo, en concreto a sus pies, intentó murmurar un leve "Con permiso" que más allá del movimiento de sus labios no produjo ningún sonido de su boca. Sostenía una de sus manos con la otra, cerca de su cintura, mientras caminó hasta el salón. No era muy grande, pero estaba bien amueblado.

O-Oh no h-hace falta yo... — Pero la señora mayor volvió a desaparecer.

Yuu se quedó de pie un rato más antes de sentarse, mirando a los alrededores de la habitación, sin posar la visión más de un par de segundos en algo concreto más allá de ver como era la estancia. Estaba en casa de una persona desconocida, y eso la seguía incomodando.
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#38
Unos minutos más tarde, la anciana apareció con una bandeja con la tetera, dos tazas y unas galletitas de mantequilla. La dejó sobre la mesa y se sentó soltando un fuerte suspiro.

Ooohh, qué mayor estoy. Sirvete tú misma, no confio demasiado en mi pulso para esas cosas ya.

La anciana echó un vistazo ella misma a su propio salón con un aire solemne. Después volvió a prestar atención a Yuu.

¿Donde está tu amiguita? Hay té de sobras para las tres si quieres llamarla. — le dijo sonriente.


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#39
Yuu antes de tomar la tetera, pondría las manos con cuidado para ver donde estaba menos caliente, y valerse con sumo cuidado para servir solo en una de las tazas.

G-Gracias por la invitación, ella está en otra casa preguntando por el gatito — dijo mientras posaba la taza cerca de la señora, antes de volver a su sitio. — V-Venia a preguntar precisamente por ese gatito; se llama Tsuchi, es el gatito de Jin, un chico que vive a un par de casas de aquí, es grisáceo, más u menos así... — añadió con voz tímida, mientras gesticulaba con sus manos.

No quería despreciar la generosidad de la señora mayor pero, por otro lado, quería cumplir su misión lo mejor posible y no quería hacer esperar a Yuki. Por eso intentó ceñirse a la misión en concreto, pero aquellas galletitas se veían muy apetecibles. Poco a poco, su mirada se alternaba cada vez más a estas, y una de sus manos se acercó con cuidado, pese a que la señora las había sacado precisamente para ella. Finalmente, tomó una, y aunque eran pequeñas, la sostuvo con las dos manos y le dio un pequeño mordisco.
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#40
Muchas gracias, encanto.

Sorbió algo de té para probar cómo le había quedado y escuchó atentamente a la chica. Asintió un par de veces mientras ésta relataba su historia.

Ah, sí. Lo veía a veces pasearse por mi jardín. No hay muchos gatos por esta zona, solo él y una gata al final de la calle. De hecho, últimamente no se ven ni gatos callejeros. No es muy amigable ese gato, siempre que pasaba se aseguraba de pasar bien lejos de mí. Una vez mi nieto intento cogerlo y salió tan rápido que casi se da contra la verja el animalito. Hace meses de eso, sí. — añadió con tristeza.


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#41
La galleta de mantequilla estaba buena, pero era demasiado pastosa. Al fin y al cabo ese tipo de galletas no estaban hechas para comer sin más, su objetivo era ser usadas a la vez con un té, precisamente para evitar eso y por la mezcla de sabores. Yuu no tuvo más remedio que servirse en una taza también para evitar que se le creara una bola en la garganta y que acabara pasando un susto o una desgracia. Tomó un sorbo, y arrugó el rostro. Era amargo, jodidamente amargo. Pero fue suficiente y vital para poder ingerir la galleta.

Y-Ya veo... Tal vez es algo arisco con los desconocidos...

Las galletas estaban buenas, pero no podía tomar más sin pasar por ese amargo sabor. ¿Todas las misiones eran así de duras? Yuki parecía experimentada, ¿por cuántos duros infiernos en los que para comer algo tan bueno y dulce debía pasar por algo así de infernal y demoniaco? Si era capaz de hacer eso, desde luego era una auténtica ninja hecha y derecha. Debía de hacerlo también si quería volverse más fuerte, pero... Suficientes emociones fuertes por un día.

M-Mi compañera ha ido, creo que justo a esa casa ¡M-Muchas gracias por todo, las galletas estaban muy buenas! — Dijo con su taza todavía a medio beber, a punto de levantarse.
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#42
Y-Ya veo... Tal vez es algo arisco con los desconocidos...


Hohoho, esperaba que después de años de vecinos no fuesemos desconocidos, pero sí, supongo que el animalito es algo receloso.

Bebió un poco de su té y sonrió al ver a Yuu comerse la galleta y probar su té. También apreció el gesto de la chica ante la amargura de la bebida. Estos jovenes no saben apreciar las buenas bebidas, ya se le pasaría con la edad.

M-Mi compañera ha ido, creo que justo a esa casa ¡M-Muchas gracias por todo, las galletas estaban muy buenas!

¿Ya te vas? Llevate unas galletitas para tu compañera, que estáis de arriba abajo y os olvidais de comer. — le dijo levantandose con ella para acompañarla a la puerta.


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#43
La idea de llevarse un par de galletas le agradaba, sería una parte más que visible sobre el éxito de su parte, seguro que a Yuki le gustaría ver lo bien que había cumplido. Yuu asintió, y esperó a que le diera una pequeña bolsita donde guardarlas o algo parecido antes de marcharse. Una vez en la puerta, le haría una profunda reverencia a la señora.

M-Muchas gracias otra vez por todo. ¡Si alguna vez necesita algo, no dude en pedirnos ayuda, los genin estamos para todo lo que se necesite! — dijo después de alzarse nuevamente, y despedirse de ella moviendo una de sus manos visiblemente animada.

Después, se dirigiría al final de la calle, a la calle donde Yuki había dicho que se marcharía. No habían acordado donde verse, así que Yuu pensó que ella habría hecho lo mismo en su lugar; ir hasta la casa de la señora, por lo que ella iría a buscarla. Posiblemente, había terminado antes que ella, ese era otro punto más a su favor para que Yuki la alagara.

"Vaya, Yuu; no solo has acabado antes, sino que además has conseguido galletitas para las dos. ¡Eres increíble"

Sí... Seguro que sería algo así... — Dijo en voz baja mientras seguía caminando.
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#44
Viendo que Yuu efectivamente quería llevarse las galletas, le ofreció una pequeña cesta de mimbre, asegurandole que no le daba uso alguno y que no había problema en que se la llevase.

M-Muchas gracias otra vez por todo. ¡Si alguna vez necesita algo, no dude en pedirnos ayuda, los genin estamos para todo lo que se necesite!

Lo tendré en cuenta. Suerte con tu misión, Yuu-chan.

La despidió desde el porche y procedió a sentarse de nuevo en su mecedora.

Una vez llegase a la casa al final de la calle, no vería a Yuri por ninguna parte. Tal vez aún seguía dentro de la casa. Al fin y al cabo, le había dicho que volvería a la casa de la anciana cuando acabase. Las ventanas de la casa tenían cortinas, lo cual dificultaba ver en el interior, aunque había alguna entreabierta por si las ansias de cotillear el interior era superior para Yuu.


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#45
Pero para cuando la kunoichi llego, Yuki no parecía estar. De hecho, no parecía haber nadie y no había ningun ruido más allá del posiblemente ambiental de la calle. Yuu miró a ambos lados, como si fuera a cruzar la calle mientras sostenía con sus dos manos la pequeña cesta de galletas, si fuera vestida de rojo, podría estar posiblemente visitando a su abuelita enferma con el objetivo de darle unas galletas que recien había horneado. Tan solo esperaría que no hubiera un fiero lobo haciéndose pasar por su pariente.

Yuu esperaría un par de minutos, pero pronto se impacientaría; arqueando el cuello y mirando los alrededores de la casa, pero no parecía poder conseguir nada en claro. Pero su senpai seguía sin aparecer, había algunas ventanas en el edificio con cortinas, pero estaban abiertas. Fue entonces cuando decidió si pasaba algo, y luego se disculparía casi llorando si había metido la pata. Caminó hasta una de estas, para apartar las cortinas si fuera necesario.

¿Y-Yuki? ¿E-Estas aquí, Yuki-chan? — añadió con voz temblorosa mientras movía los trozos de tela.
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