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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Darle caza a un jodido gato, Hazegawa pensaba en que quizás la arashikage también tuvo que hacer sus misioncillas como estas antes de saltar a escena y comenzar con el trabajo de verdad, había caminado lo suficiente como para darle la vuelta al asunto mentalmente, cuando ya se estaban acercando al sitio.

Había escuchado al par de jóvenes charlar sobre sus habilidades y por cuestión de suerte había demostrado su punto, ambos eran iryo-nin cosa a la que Haze simplemente se encogió de hombros, Keisuke era bueno en el cuerpo a cuerpo ambos eran equiparables en combate se preguntaba si el tal mogura era igual de útil que su hermano.

Bueno, supongamos que el gato vive siquiera— Dijo riendo levemente, para llevarse una mano al bolsillo— ¿Deberíamos hablar con la dueña e indagar un poco sobre el gato, nos facilitaría un poco las cosas no creen? —Finalizo con una sonrisa alternando la mirada entre el par de iryo-ninjutsuteros.

Uno de nosotros que vaya, podrías ir tu mogura…tienes más tacto con la gente—Dijo observando al pelinegro.
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#32
Entretenidos por la conversación sobre sus capacidades, el trio de shinobis se fue acercando hasta estar justo delante de su destino. A unos cuantos metros podrían discernir sin ninguna duda la tienda de animales en cuestion, encima de la puerta habia un cartel luminiscente enorme en el cual se veía un gato andando con un pescado en la boca.

Por si eso no fuera suficiente notorio, de un palo horizontal colgaba una figura metalica unida por cadenas. La figura era plana, se trataba de un gato sentado con brillantes blancos por ojos, esas joyas brillaban incluso en el día más nublado de Amegakure. Si uno se fijaba detenidamente podría ver que la verdadera forma de las gemas no era otra que la de otro gato sentado en vez de ser simplemente redondas.

La gracia es que la cosa no acababa ahí. Las puertas del establecimiento eran unas puertas dobles de cristal especialmente resistente con unos finos bordes de metal, en teoria, se podría ver a través de dicho cristal, si no fuera por los centenares de figuras de gatos que cubrían hasta el último recobeco. Sin embargo, se podía ver que había luz en el interior. Habían dos escaparates, uno a cada lado de las puertas. Uno de ellos estaba lleno hasta arriba de accesorios y comida para gatos, en el otro estaba todo lo demás.

Antes de que los shinobis pudieran dejar de contemplar tal opulencia, las puertas se abririan de par en par durante unos segundos para dejar pasar a un hombre que maldecía todo lo maldecible antes de volver a cerrarse.

¡Es la última vez que piso esta tienda! ¡LOCA! Eres un peligro para toda esta puta villa y parte de la de al lado. Psicopata gatofilica de los cojones.

En el rato que habían tardado las puertas en volver a su estado original decenas de gatos salieron despavoridos de la tienda.

MiauMeowMiowGato

El hombre se acercó a ellos sin darse cuenta de su presencia, pues aún se estaba sacudiendo una especie de bolitas marrones que tenía por todo el cuerpo y maldiciendo.

putalocadeloscojoneshijadeunchacal — se detuvo justo antes de chocar con Mogura — La hostia, ¿cuanto llevais aquí? ¿Sois los siguientes? — soltó una carcajada y le dio una palmadita en el hombro antes de pasar de largo por su lado — Suerte, eso es lo único que os puede salvar.

El olor a comida de gato se hizo real cuando estuvo lo suficientemente cerca, eso combinado con un nada ligero olor a alcohol, lo cual revolvería las tripas a cualquiera. Si nadie lo detenía, el hombre pasaría de largo y desaparecería en la lluvia.
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#33
El recien conocico lanzó una propuesta sobre la mesa que Mogura miró con cierto cuidado, tener un compañero para entrenar ninjutsu médico podía ser algo interesante, pero lo cierto era que el joven Manase había dedicado muchisimo de su tiempo en indagar en aquel tema, al punto de salir de la academia sin nada mas que los conocimientos para envenenar a todo el salon de clases. ¿Podría llegar a resultar el joven Keisuke una mera carga o lograría sacar algo bueno de aquella colaboración?

Sería interesante probar entrenar un poco juntos un día, Inoue-san.

Contestó finalmente el muchacho mientras llevaba una mano hasta su cabello y se acomodaba, sin razón alguna, el peinado qué, a decir verdad, no tenía nada fuera de lugar.

Una vez frente al negocio y por la propuesta de Hazegawa, Mogura trató de dar el primer paso. No se consideraba a si mismo una persona muy sociable y ni de lejos sentía que tenía el tacto necesario para esas cosas. Pero alguien debía hacerlo. Sin embargo...

¿Q-qué?

Cuando el sujeto logro detenerse el muchacho hizo un paso al costado, con la intencion de esquivarlo, cosa que no habría pasado con sus pocos reflejos. Su mirada perdida se centró fijamente en el sujeto cuando este le dio una palmada y no demoró mucho en quitar su hombro del camino.

Que sujeto tan falto de modales, como mínimo debería disculparse.

Sin reparar mucho en el sujeto, siguió su camino hacía el interior de la tienda. A fin de cuentas, ahí es donde debían ir.

Disculpe... con permiso...

Pronunció manteniendo un par de segundos la e y la o mientras cruzaba el portal hacía el local.
Hablo - Pienso

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#34
Mi propuesta fue respondida de una forma satisfactoria, no era un no, más bien un sí, sería cuestión de quedar un día y luego seguir haciéndolo, sería fenomenal tener un compañero para practicar.

-Genial, pues un día de estos podríamos entrenar.- Comenté.

Tras unos breves minutos caminando por las calles de la aldea pude observar un gran letrero que no podía pasar de inadvertido, y es que tenía un enorme gato y si por dudas me quedaban había un poste con otro gato y al parecer sus ojos brillaban, sí, sí lo hacían. -Al parecer ya llegamos. Dije señalando lo obvio.

Caminé hasta la entrada y pude observar unos breves segundos a través de las puertas de cristal, el abarrotado lugar, comida de gatos y algunos accesorios pude divisar antes de que la misma se abriera de par en par y un personaje característico saliera del mismo vociferando algunas cuantas maldiciones. Mis ojos se abrieron al escuchar aquellas palabras, aquel tono era imposible que no captara mi atención. ”Y dicen que la primera impresión es lo que cuenta”

Una manada de gatos salió junto con el sujeto, pero los gatunos se desvanecieron bajo la lluvia ”Espero que no tengamos que buscar a esos también” Pensé después de suspirar levemente.

Aquel olor, un tanto repugnante, me hizo caer en cuenta lo cerca que estaba aquel tipo de nosotros tres, y sus palabras abrieron mi curiosidad. -¿A qué se refería? Pregunté en tono bajo

”¿Debería ir a preguntarle?”

- Ya vuelvo- Dije tras seguirle rápidamente para evitar que se perdiera de mi vista. Prácticamente corrí tras él y intenté detenerle. -Oiga! Espere un momento! Grité mientras me acercaba. Sí éste se detenía le preguntaría -Disculpe el abuso ¿podría explicarme lo que sucedió allí adentro? Pregunté tratando de no ser atrevido.
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#35

Ha pasado una semana desde el post de Keisuke, tomo el relevo asumiendo que Hazegawa no hace nada durante su turno. Solo le salto, si se repite tendré que echarlo de la trama.

Parecía que ninguno de los shinobis se prestaba atención entre ellos, dado que en vez de ir todos juntos se podía ver que cada uno decidía por su cuenta. Era tanta su independencia, que ahora solo quedaban dos de los Gennins que formaban el grupo. Uno decidió proceder hacia la tienda mientras un segundo buscaba información y el tercero estaba, sencillamente, en paradero desconocido.

Keisuke era un chico lo bastante precavido como para recolectar algo de información antes de meterse en la boca del lobo

-Oiga! Espere un momento! -Disculpe el abuso ¿podría explicarme lo que sucedió allí adentro?

El hombre misterioso se detuvo, suspiró y se volteó para ver qué pasaba. Podía verse con claridad que el sencillo hecho de darse la vuelta le había resultado tremendamente pesado, como si le acabaran de decir que debía mover un mueble de una punta a otra de la ciudad.

Llevaba un pañuelo tapandole el pelo, que le sobresalía por debajo del mismo con un color marrón oscuro y aún bastante rastro de comida de gato. Aparte de eso, era un hombre del montón, ojos oscuros, un leve bigote y mirada propia de un besugo.

¿Y tú qué quieres ahora? ¿Qué quieres que te explique? Todo el barrio sabe que esa mujer busca su gato, pero la condenada no da una descripción coherente, así que he cogido unos cuantos bichejos de esos de la calle y se los he llevado a ver si colaba. Y se ha puesto como una energumena, la muy desgraciada.

Cuando se paró a contarselo se dio cuenta de que apenas era un crio, tenía algo de altura pero su rostro dejaba claro que tenía unas esperanzas típicas de la etapa infantil. Por un momento le dio algo de pena.

Mira, muchacho. Si la Arashikage te ha mandado a ayudar a esa loca solo puede significar una cosa, quiere verte fallar. Así que yo de ti me iría preparando para recibir el castigo ejemplar.

Pondría especial enfasis en la última oración antes de volver a lo suyo, andar hasta desaparecer.
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Mogura, era un chico centrado y no perdía el tiempo en cumplir su tarea, fue directo a la tienda.

Al abrir la puerta de la tienda, el olor que todos pudieron notar en el misterioso hombre se quedó en un suave aroma en comparación a la fuerte peste que irradiaba el interior del lugar. De la mezcla entre pienso y alcohol a la mezcla entre pienso y gato era díficil decir cual chocaba más al olfato. Si algún Inuzuka tenía la necesidad de comprar algo, seguro que lo hacía por encargo.

Dejando de lado el olor, la tienda era mucho más calida y grande de lo que se esperaría por la fachada. Aunque a grandes rasgos era exactamente igual, a un lado todo eran colores calidos y dibujos adorables mientras que el otro eran estanterias apenas con algún toque estetico y una pared pintada con un solo color. Y no es que estuviera sucia ni nada por el estilo, era como seria en cualquier otra tienda. En la parte sobrecogida por los detalles se encontraban todos y cada unos de los productos gatunos.

Pero eso no le interesaba a ningún shinobi que hubiera venido a la tienda a completar una misión, ese ninja buscaría con la mirada a la dueña, que le iba a importar a él donde había o no colgantes de gatitos, aunque la respuesta era que había en todas partes.

El mostrador se encontraba en una perfecta diagonal desde donde estaba la puerta, en el lado izquierdo de la tienda, que era el de los gatos. Sobre el mostrador de madera perfectamente cuidado y barnizado se encontraba un gato, un gato gordo, bueno, un gato opulento, en todas sus dimensiones. El animal tenía su mirada clavada en el intruso, barra cliente.

Tras el mostrador, un poco alejada, había una señora mayor en una mecedora. Se balanceaba suavemente con un gato en el regazo. Su pelo estaba recogido en un moño tipico de abuela japonesa y era de un color grisaceo claro sin llegar a blanco. Sus ojos estaban entrecerrados tirando a cerrados, sería casi imposible saber si los tenía abiertos e imposible del todo, si estaba mirando algo, saber qué miraba.

Nada ni nadie contestaría al shinobi. Solo el suave balanceo de la mecedora.

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Ni Keisuke ni Mogura habían reparado en que en algún lugar entre el edificio de la Arashikage y la tienda Hazegawa se había separado del grupo.
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#36
Afortunadamente el hombre se detuvo y empezó a responder mis preguntas, escuché con atención sus palabras. ”Descripción coherente… Quizás tenga alguna foto…” Pensé en el peor de los casos. -Entiendo…- Comenté para hacerle saber que atendía a su comunicado.

-Gracias por cooperar.- Dije en tono amable, sin embargo, las palabras que vinieron luego fueron bastante desalentadoras para mi persona, “el castigo” retumbó en mi cabeza por algunos segundos, para cuando me di cuenta aquel sujeto ya se había marchado. - La Arashikage nos dio esta misión porque confía en nosotros y sabe que podemos cumplirla.- Me dije dando ánimos, no obstante, aún no me convencía del todo. -¿No?- Dudé.

La misión debía cumplirse satisfactoriamente y aquel comentario no me haría derrumbar, así que me dirigí a la tienda decidido a que todo iría a nuestro favor y que sería más fácil que pelar una mandarina. Al entrar, mi bienvenida la realizó aquel aroma característico, aquella esencia me pareció un tanto repugnante pero estaba seguro que en pocos minutos me acostumbraría y sino trataría de salir lo más rápido de ahí.

Mis ojos pasearon rápidamente por los estantes, observando la comida, los accesorios y juguetes gatunos, me topé con la silueta de Mogura y entonces empecé a buscar a Hazegawa, pero mis orbes no lo localizaron por ningún rincón de la tienda. -Mogura,¿ has visto a Haze? – Pregunté mientras me acercaba al mostrador.

La bola de pelos que estaba descansando en el mostrador era bastante grande, mis ojos se posaron en sus ojos, quién parecía no apartarlos de mí, la sensación que me provocó fue un tanto rara ¿Acaso pretendía saltarme? Sí así fuese no me preocupaba mucho, aquel mínimo parecía ser bastante flojo como para atreverse a atacarme. Un poco más allá visualicé la figura de una señora mayor quien se mecía en una silla ”¿Está dormida?” Fue mi primera impresión.

Me detuve a dos pasos del mostrador, pensaba en acariciar un poco al gato, pero luego desistí ¿y sí en verdad estaba loca y se enojaba?

Con un tono de voz bajo pronuncie. -Buenos días, somos los ninjas que envió la Arashikage.-
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#37
Sin duda alguna aquella tienda era la que estaban buscando, si la fachada del lugar no era suficiente prueba de aquello, el olor del interior probablemente convencería al mas escéptico de los ninjas. En aquel instante la idea de conseguir una de esas tan tecnológicas mascaras respiradoras que se podían conseguir en Amegakure no sonaba para nada una mala idea.

No se podía esperar menos de un negocio como este...

Pensaba el joven médico mientras inspeccionaba el lugar con la mirada. Afuera Keisuke parecía tener una charla con alguien pero no le dio mayor importancia, pues a fin de cuentas parecia ser la misma persona que lo había ofendido con sus pobres modales instantes atrás.

Mogura ya había visto el gato obeso en el mostrador y la vieja en la mecedora, pero fue Keisuke con su entrada y su rápido accionar quien tomaría la iniciativa, tanto así que incluso se saltaría su turno. Las palabras no tardaron en salir de sus labios formulando una pregunta. Quizá por el olor del lugar o vaya a saber por qué, Mogura no reparó en el detalle de que Inoue no había agregado el correspondiente sufijo al dirigirse hacía él.

No lo he visto, Inoue-san.

Respondió sin más. Solo quería conseguir lo que necesitaba y marcharse de ese lugar. Keisuke no dudo mucho en acercarse al mostrador para cruzar palabras con la anciana, Mogura por su parte siguió al chico un par de pasos detrás mientras llevaba una mano hasta su portaobjetos y tomaba el pergamino de la misión.

Nekomaru-san, disculpe la molestia.

Pronunció en un tono típico que usaría una persona acostumbrada a dar servicio al cliente. Seguidamente colocaría el pergamino sobre el mostrador para dejarlo al alcance de la doña.

Arashikage-sama nos ha enviado para ayudarla a recuperar a su gato, traemos este documento como prueba de ello.

Seguidamente se reincorporó y espero alguna clase de respuesta por parte de la anciana dependienta.
Hablo - Pienso

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#38
Hazegawa ha sido saltado de nuevo, y por lo tanto, expulsado de la trama de momento. Si quisiera volver ya se hablaría, aunque en principio, no será posible. Vamos a dejar los turnos como están, por favor, POR FAVOR.

Keisuke no le dio un segundo pensamiento a las palabras de la persona que con tanto entusiasmo había parado para preguntarle. Al parecer, las respuestas no satisficieron al joven y decidió entrar en la tienda tras Mogura. Estaba tan decidido que lo primero que hizo al entrar en la tienda fue lanzarse a su compañero para preguntarle por su tercer y ausente compañero, y tras una breve conversación se lanzó a toda prisa al mostrador.

En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca el gato frunció el ceño, dando a entender que igual se lanzaba a arañarles hasta en la foto de la graduación. Cuando ambos hubieran acabado de hablar y finalmente, desvelado que no eran unos vándalos cualquiera sino shinobis de Amegakure, una nube de humo aparecería en el mismo mostrador, impidiendo momentáneamente ver a través o sobre de él. Sin saber que había sucedido exactamente una voz aguda e infantil les sobresaltaría por detrás.

¿Shinobis vosotros? Si ni os habéis pispao de que el gato era nada menos que un henge.

Cuando se voltearan hacia atrás, que era de donde venía la voz, verían lo que parecía ser, y era, una cría de unos diez años mirándoles con arrogancia, como si estuviera llamándoles inútiles con la mirada, aunque realmente les estaba llamando inútiles con la mirada.

Dejemos las cosas claras, me dijeron que venían tres gennins, y sois dos, y habéis entrado sin saludar y os ponéis a charlas dentro de la tienda de Oba-san como si tal cosa ¿y ahora esperáis que la legendaria mujer gata, la más poderosa shinobi gatuna de todos los tiempos se levante para atenderos? — su tono era de indignación, como si fueran gatos y se hubieran orinado donde no debían. — — dijo señalando a Mogura con el indice — Aún no has dado los buenos días ni un hola, ni siquiera un hey, ¡mal educado! Y tú — cambiando a Keisuke — se saluda al entrar, no después de haber estado de chachara con tu amiguito. ¡Mal educado!

Pasó entre los dos shinobis para sentarse de un salto en el mostrador y quedar un poco más alta que ellos, apoyó su codo en su pierna y su barbilla en su mano.

¿Y por qué estáis aquí exactamente? No os pagamos para que vengáis a ver lo bonita que está la tienda. Aunque está realmente bonita.

La muchacha tenía el pelo marron corto alborotado y ojos marrones amarillentos, con unos bigotes de gato dibujados a ambos lados de la nariz. Los miraba impaciente.
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#39
”Haze, ¿A dónde fuiste?” Me pregunté extrañado, no era común que alguien desapareciera en una misión, y mucho menos su hermano, ¿acaso había visto algo importante?

A pesar de mi saludo a la dueña de la tienda, ésta no emitió ningún sonido, ninguna respuesta, no dio ninguna señal de vida; por lo menos hasta ese momento. El gato del mostrador cada segundo que pasaba demostraba cierta insatisfacción con nuestra presencia, y ciertamente parecía que en cualquier momento saltaría a arañarnos, así que le vi de reojo por sí tuviera que esquivar algún posible ataque.

Una cortina de humo se manifestó en el momento menos esperado, me causó una sensación de confusión y curiosidad por ver que ocurría luego; la voz infantil y aguda se manifestó una vez desapareció la nube, la escuché claramente estaba parada detrás de nosotros y era de una niña. En el momento en que ella apareció en escena nos empezó a degradar por cada una de nuestras acciones, acto que me estaba molestando pero decidí ignorar.

”¿Qué me importa sí era un henge ese gato?” Pensé malhumorado por la forma en que nos estaba recibiendo la chiquilla. Sinceramente debía observarla, pero solo con la finalidad de hacerle saber que le escuchaba porque realmente me importaba poco lo que decía, lo importante era que no notara mi actitud indiferente, que podría causar un problema innecesario.

En lo que le di la razón a la niña fue el hecho de que deberíamos ser 3 ninjas, ahí si no tenía nada para responderle, así que hice como venía haciendo ignorando un poco sus palabras y respondería lo necesario.

-Estamos aquí porque necesitamos algunos detalles.- Hice una pausa y me expresé de forma seria. -¿Nos podrías dar una descripción o una foto del gato que debemos buscar?- Al momento de terminar de expresar aquellas palabras vinieron a mi mente las palabras de aquel sujeto que salió hace unos minutos del lugar, pero para nuestra fortuna nos estaba atendiendo una chiquilla, ¿nos daría información de fiar?

-¿Tienes algún lugar en mente a donde pueda haber ido? Algún lugar que le guste, o algún dato curioso del gato, por cierto. ¿Cómo se llama?-
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#40
Aquel gato parecía decidido a dejarles una marca en la cara que no iban a olvidar en un buen tiempo, quizás nunca. Pero no, no fue así. Una nube de humo se manifestó y de un momento a otro el gato había desaparecido, casi al instante, una voz de una niña de mierda se haría dueña de la escena.

¿Shinobis vosotros? Si ni os habéis pispao de que el gato era nada menos que un henge.

Mogura se dio vuelta casi al instante, regresó su mirada un segundo y luego la volvió a posar sobre la chica.

Degradandolos con argumentos de que no eran lo suficientemente nobles como para hablar directamente con la anciana, sumado a eso reclamaba que no eran la cantidad que se suponía, gracias a Hazegawa. Pero lo que más le llegó y ciertamente le hizo sentir un poco mal fueron aquellas palabras dirigidas específicamente a él.

Tú. Aún no has dado los buenos días ni un hola, ni siquiera un hey, ¡mal educado!

Bajo condiciones normales, no habría hecho otra cosa que mirarla de reojo y mandarla a su casa con un argumento sin tacto alguno pero en ese preciso instante aquella niña se encontraba en una posición de poder por sobre el joven médico.

Humildemente me disculpo por mi falta de modales, no volverá a suceder.

Junto a sus palabras, una marcada reverencia dejaba en claro la sinceridad de sus palabras, o al menos de sus formas. ¿Cómo podía haber olvidado aquello a lo que había dedicado tanto tiempo de su vida? ¡Si hubiese sido un samurai debería haberse abierto el estomado con su espada corta!

¿Y por qué estáis aquí exactamente? No os pagamos para que vengáis a ver lo bonita que está la tienda. Aunque está realmente bonita.

Contestando a sus palabras, Keisuke tomó la palabra. En ese preciso instante Mogura decidió no entremeterse y dejar que su compañero hiciese lo que tenía que hacer, aunque sus formas no fuesen las mejores.
Hablo - Pienso

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#41
La niña no era precisamente adulta físicamente, por lo que era difícil definirla como hermosa o atractiva, sin embargo, su rostro carecía de imperfecciones. No era algo que se viera a primera vista, aún menos con aquel cuerpecito infantil, pero al fijarse detenidamente no verían una sola pega en su rostro. Su nariz era una nariz, sus cejas eran cejas, etcétera. No era que fuera perfecta, sino que no eran capaces de encontrar los defectos.

Toda esa parafernalia se eclipsaba por la actitud de niña molesta que se traía entre manos. Si hubiera actuado de forma más... melosa, tal vez les hubiera sacado algún que otro sonrojo a pesar de su edad. Sin embargo, esa falsa arrogancia y ese tono de desdén provocaban todo lo contrario.

Humildemente me disculpo por mi falta de modales, no volverá a suceder.

El joven gennin le hizo una reverencia a la vez que soltaba aquellas palabras, como si ella de verdad fuera una princesa a la que debía rendir respetos. La sangre subió deprisa hasta sus mejillas y no pudo evitar echarse levemente hacia atrás de la sorpresa... o de la alegría. Desvió la mirada tan rápido como se dio cuenta de lo que sucedía.

Te disculpo, pero no te acostumbres, eh. La próxima vez no seré tan benevolente.

Después de respirar profundamente, había recuperado su tono de piel normal. Miró a Keisuke, él la miró y procedió a preguntar cosas sobre la misión.

-Estamos aquí porque necesitamos algunos detalles.-

-¿Nos podrías dar una descripción o una foto del gato que debemos buscar?-

-¿Tienes algún lugar en mente a donde pueda haber ido? Algún lugar que le guste, o algún dato curioso del gato, por cierto. ¿Cómo se llama?-


Volvió a fruncir el ceño. Miro a Mogura y después a Keisuke, sin abrir la boca. Y entonces suspiró.

Aún tenéis suerte de que os haya atendido yo, si fuera otra persona ya estaríais volviendo a la Arashikage con dos hostias bien dadas. ¿De verdad sois shinobis de ésta villa? Lo voy a hacer bien para que veáis como es ser educado de verdad.

Saltó ante ellos vestida en su kimono azul oscuro lleno de figuritas de gatos que tenía el símbolo de Amegakure en el obi amarillo.

Nekomaru Kaede, encantada de conoceros. Y como sois un par de maleducados os daré dos opciones. Primera,— levantó el dedo índice de su mano derecha— despierto a mi Oba-san y le explico todo lo que ha sucedido desde que entrasteis en la tienda, o segunda,— levantó el dedo índice de la otra mano únicamente contestaré las preguntas que me hagas tú, que al menos sabes disculparte. — llevó el segundo dedo hasta la cara de Mogura, apuntando hacia él.

No miró a los ojos a Mogura, sino que miraba al suelo, con un cierto rubor en las mejillas al pronunciarse. Se volvió a sentar en el mostrador donde estaba cuando era gato. Se cruzó de brazos y miró a Keisuke con una mirada altanera, haciendo parecer que ignoraba a su compañero, aunque la realidad era que no podía mirarlo sin recordar aquellas palabras y aquella reverencia que la enervaban.

¿Qué decís?
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#42
Aunque aquella chiquilla nos degradó como le viniese en gana, Mogura se disculpó de una forma bastante formal y aunque no hubiese dado un cordial saludo al entrar a la tienda no debía hacerse un escándalo por ese hecho al cual yo le restaba un poco de importancia. Prácticamente quedé perplejo ante aquel acto de “sumisión”

Y como si fuera poco aquella infante respondió como sí de ella dependiese la vida de mi homologo ”Como si pudieras hacerle algo…” Pensé malhumorado por el ambiente que iba tomando la situación. Cada segundo que pasaba me irritaba más y más, mi actitud infantil estaba saliendo a flote y realmente no querría ponerme a la par con ella por lo que trataría de limitar mis palabras, no obstante, el hecho de que ignorara mis preguntas me molestó aún más, porque después de todos los que solicitaron la ayuda fueron ellos.

—Tengo entendido que Nekomaru Sakura es la solicitante de nuestro servicio, sí tú, Nekomaru Kaede, vas a cooperar con nosotros para el cumplimiento de su solicitud que así sea. — Comenté con un tono serio y dispuesto a decir más sí así lo viera conveniente, al fin y al cabo sí ella no ayudaría con nuestro objetivo no dejaría que nos atrasara con el mismo.

— Adelante Mogura. — Expresé para darle a entender que estaba de acuerdo con que fuese él quien hiciera las preguntas pertinentes. Por mi parte desvié mi atención directa de ella y empecé a curiosear las objetos que ahí vendían.

El olor ya no era tan repugnante, efectivamente me estaba adaptando al mismo.
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#43
Parecía ser que las formas de Mogura habían resultado de la forma adecuada, su disculpa había sido recibida y se le había dado otra oportunidad.

Te disculpo, pero no te acostumbres, eh. La próxima vez no seré tan benevolente.

Al escuchar aquellas palabras se volvió a colocar en su postura normal, esperando continuar con la conversación de forma adecuada y conseguir datos útiles para completar su misión. Keisuke tomaría nuevamente la palabra para decir algunas cosas, cosas que parecían no seguir el mismo camino que las formas de Mogura.

La jovencita frunció el ceño al escucharlo. Miró al joven médico y después al otro joven médico, el que había hablado. Y entonces dejó escapar un suspiro.

Aún tenéis suerte de que os haya atendido yo, si fuera otra persona ya estaríais volviendo a la Arashikage con dos hostias bien dadas. ¿De verdad sois shinobis de ésta villa? Lo voy a hacer bien para que veáis como es ser educado de verdad.

Las formas de Keisuke les había hecho ganarse un regaño nuevamente. La niña parecía ser un gato jugando con su presa, disfrutando su posición de poder con respecto a los genin. Aún así, alegando ser una persona bondadosa, les mostraría la forma adecuada de proceder.

Nekomaru Kaede, encantada de conoceros. Y como sois un par de maleducados os daré dos opciones.

Seguidamente planteó los dos posibles caminos a tomar desde aquel punto, el primero no sonaba del todo bien pues despertar a una persona mayor para decirle que dos extraños habían sido groseros con su nieta no estaba muy bien. Por otro lado se le daba la oportunidad al joven de ser el embajador del dúo, eso podía hacerlo.

Que reacción tan... extravagante.

Pensó al ver su comportamiento posterior. Inoue Keisuke, por su parte, no solo parecía disgustado por la actitud de la joven sino que quería terminar todo tan rápido como fuese posible, dejando en claro que era lo que quería, aceptó a hacerse a un lado.

Nekomaru Kaede-dono, mi nombre es Manase Mogura, cuarta generación de la familia Manase. El encanto de conocerle es mío.

Fiel a las formas que tanto había practicado en la tienda y en su hogar, ahora tenía oportunidad de hacer gala frente a una niña. Acompañó sus palabras de una formal reverencia, no tan marcada como la anterior pues la intención no era la misma.

Disculpe por irrumpir en su elegante negocio de esta manera.

Atendiendo al protocolo, continuó hablando sin dejar la reverencia y disculpándose como era correspondiente.

Estamos a su servicio, con el objetivo de recuperar su perteneciente gato. ¿Cómo deberíamos proceder?

Agregaría lanzando una pregunta después de una chorrera de cosas que se podrían haber evitado en otro contexto.
Hablo - Pienso

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#44
El primero en contestar, como siempre, fue el compañero de su principe azul, que aún sin haberse presentado seguía dirigiendose a ella como si tal cosa. Ella lo había intentado, no es que fuera tan ortodoxa como los ancianos de la villa, pero sabía que como no adquirieran esa "manía" llamada educación a la larga les saldría caro.

Por suerte, uno de ellos sí lo entendía.

Nekomaru Kaede-dono, mi nombre es Manase Mogura, cuarta generación de la familia Manase. El encanto de conocerle es mío.

Disculpe por irrumpir en su elegante negocio de esta manera.

Estamos a su servicio, con el objetivo de recuperar su perteneciente gato. ¿Cómo deberíamos proceder?


Durante todo el rato que había podido los ojos de Kaede no habían soltado los de Mogura mientras exhibia una leve sonrisa, además mecía las piernas, que le colgaban por delante del mostrador, dejando una imagen un tanto escalofriante. Sobretodo porque cuando el shinobi formuló su pregunta, ella aún se tomo unos cuantos segundos para hablar.

Esto se debía a que las formas de Mogura la sorprendieron gratamente, esperaba una exageración forzada de un niño de medio pelo que no entendía nada de educación. Por eso nadie salía contento de la tienda si venían a intentar encontrar a su gato. Los ancianos adoran los modales, la educación, el saber estar, algo que los jovenes desdeñaban por completo. Y ella no podía traicionar a su abuela y dejar que cualquiera tomara la misión.

Tal vez fuera suerte o tal vez la Arashikage supiera lo que hacía.

Bien, perfecto. — la sonrisa se extendió en su rostro, una sonrisa de pura felicidad. — Manase Mogura, le hablaré de ti a mi Oba-san, obviaré las muchas faltas que habeis tenido. Muchas, muchas. Y os ayudaré.

Metió la mano por detrás del mostrador y sacó una bola que a todos los aspectos parecía una bomba de humo.

Esto os ayudara, es una bomba de humo modificada. Cuando la tireis contra cualquier superfície solida explotará soltando un olor que algunos tacharan de nauseabundo, pescado podrido, etcétera. A Ryu le encanta. — dicho eso lanzó la bomba al aire esperando que uno de los dos la cogiera y se agachó hacia detrás del mostrador, tumbandose sobre este y dejandoles el culo en pompa, cosa que no deberia interesar a unos shinobis de Amegakure — Y... ¡esto!

Tras rebuscar un rato les sacó un pequeño tubo metalico con una boquilla. Sopló por la boquilla y no se oyó absolutamente nada, ni siquiera un leve pitido. En cuanto sopló puso mala cara y paró.

Ahg, un silbato. Es de una frecuencia especial que es increiblemente molesta para los gatos. A Ryu le hace dormir. Otra cosa, nuestro gato no es un gato callejero, estará bajo techo y alimentado o enjaulado, así que... — tragó saliva y se metió la mano en algún lugar del kimono para sacar un papel doblado cuidadosamente. — Al abrirlo vereis que es un mapa del distrito comercial, hay tres sitios marcados. Una pescaderia especializada en atún, otra tienda de animales y el restaurante con más variedad de pescado de la villa.

En uno de esos tres sitios estará Ryu seguro, pero no podemos acusar a ciegas. No podeis decir nada del mapa, no podeis involucrarnos a nosotros en la busqueda. Si os preguntan, vosotros solos habeis llegado a la conclusion de que podría estar por ahí.

Si está en la otra tienda de animales, estará enjaulado porque querran extorsionarnos o hacer que les denunciemos para hacernos perder reputación con algún plan malevolo. Así que yo te pediría, Mogura-chan, que primero fueseis allí y os aseguraseis bien de que no lo tienen ahí.

A los otros dos sitios vamos muy a menudo, así que es probable que si Ryu buscaba comida fuese a cualquiera de los dos. Aunque ya sabe todo el mundo que estamos buscandolo y aún nadie ha dicho nada. Tenemos buenos lazos con los dueños así que tampoco conviene que sepan que dudamos de ellos.


Le pasó el papel y el silbato a Mogura, el papel aún desprendía bastante calor corporal. Se bajó y los empujó amablemente hacia la salida.

No perdais más tiempo y volved con Ryu, si no lo encontrais, no volvais, id directamente a informar a la Arashikage.

Ya estaban en la puerta, ellos dos fuera y la chica aguantando la puerta para que no se cerrase.

Espero que volvamos a vernos, Mogura-chan. Oh, respecto a su aspecto. — soltaría la puerta mientras se alejaba. — Estaba transformada en él, espero que te fijaras bien, Mogura-chan.

Estaban de nuevo con el frio de la calle en la piel, cubiertos por una pequeña cornisa pero con lluvia en todos sus angulos, un paso en cualquier dirección supondría mojarse. Tenían muchisimas facilidades de las que cualquier shinobi en un misión de rango D solía tener, lo mejor sería que las utilizaran sabiamente.


Solo hago este OFF para deciros que solo hay un sitio correcto. Pre seleccionado. Suerte.
Edit. Si ese sitio correcto y pre seleccionado es el último que visitais, la misión será fallida. Solo teneis tiempo de visitar 2.
[Imagen: MsR3sea.png]

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#45
Aquellas acciones por parte de Mogura, que me molestaron un poco, fueron las que dieron pie a que nuestra misión dieron inicio, Kaede finalmente accedió a facilitarnos la información necesaria, y no solo eso sino que empezó a dar detalles específicos.

Fui haciendo anotaciones mentales de cada dato que iba mencionando, se podía notar que estaba atento a lo que decía. ”Interesante artefacto” Pensé y me dispuse a atraparlo antes de que la bomba de humo estallase.

En silencio me mantuve todo el rato y me acerqué cuando sacó el mapa a visualizar los posibles lugares que planteaba Nekomaru, el objetivo de la misión empezó a tener un poco más de sentido, era más probable que el gato estuviese secuestrado, se trataría de alguna extorsión como bien decía ella o algún tipo de venganza.

Después de algunas aclaratorias más, Kaede nos despidió en la puerta de la tienda dándole el mapa y el silbato a Mogura. Hasta ese entonces teníamos 3 objetos claves y 3 posibles lugares, y uno de ellos tenía un asterisco inmenso que preocupaba a los dueños de Ryu.

—Bien, tenemos bastante información, considero que deberíamos ir a donde nos comento Kaede. — Dije refiriéndome a la otra tienda de mascotas. —El problema que me viene a la mente es que sí él está ahí como haremos para sacarlo…— Comenté mientras trataba de pensar en alguna posibilidad para no hacer algún espectáculo o escándalo en el otro local.

—¿Te parece bien que me quede con la bomba de humo? — Pregunté, lo ideal es que cada uno tuviera algún objeto por si acaso.

Esperaría la opinión de mi compañero para ponernos en marcha al lugar que ambos acordásemos.
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