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Maldijo internamente su falta de aptitud física en aquel momento.
Maldigo mi aptitud física...
Un shinobi médico no era precisamente el tipo de persona que se la pasaba haciendo acrobacias en el aire así que no había mucha razón para destinar tiempo a ese tipo de entrenamiento, se podría decir que solo tenía lo básico que alguna vez lo obligaron a hacer en la academia.
La respuesta de Inoue Keisuke fue rápida y directa, su objetivo se estaba escapando y no podía perder tiempo con Mogura y ponerlo al tanto de mejor manera. Parecía ser que el sujeto aquel tenía al gato en su poder, osea que sabía donde estaba y por tanto le había mentido al joven de cabello azabache.
¡Me mintió!
Con eso ya llevaba dos tachones de tres en la tabla imaginaria de Mogura sobre respetuosidad, el sujeto estaba demostrando ser terriblemente maleducado.
¿Tiene el gato consigo mismo en este momento? ¿O lo tendrá escondido en algún lado?
Se preguntaba el muchacho mientras hacía su mejor esfuerzo por seguir a Keisuke, quien seguía al sospechoso. Tenían un par de herramientas para usar, el silbato haría que el gato cayera dormido y la bomba de humo sería un repelente de cualquier agente hostil y permitiría acercarse a Ryu. ¡Solo necesitaban confirmar donde estaba!
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Keisuke le vociferó a Mogura lo que pasaba antes de salir por patas tras el sospechoso. Pudo comprobar que el hombre se conocía las calles de Amegakure como si fuera un geografo, se escurría entre multitudes a través de callejones sin desacelerar ni desorientarse. Sin embargo, la agilidad de Keisuke no tenía nada que envidiarle.
No estuvo mucho rato persiguiendolo, el justo para que al detenerse necesitara tomarse un breve descanso, por suerte, el hombre se detuvo en la entrada de un callejón sin salida. Keisuke podría observar desde el tejado como el hombre se acercaba hasta la pared final del callejón y rebuscaba entre la cantidad ingente de basura que se amontonaba. Finalmente sacó una especie de jaula para gatos, vacía.
El hombre montó en colera, tirando la jaula contra la pared y pateandola repetidamente.
___________________________________________________
Mogura intentó valerosamente seguir a Keisuke, pero entre que lo pensó y dio el primer salto, su compañero ya había desaparecido. Entonces desde uno de los tejados por los que había saltado apareció un gato que se detuvo en el momento en que vio al shinobi medico con la mirada clavada en sus ojos.
La distancia entre ellos era notable, unos cuantos metros y ni siquiera estaban en el mismo tejado, pero no hacía falta acercarse más para distinguirlo, era exactamente igual a la transformación de la kunoichi. El gato evaluaba el riesgo de dar un paso en falso al igual que debía de hacerlo Mogura, cualquier movimiento podría provocar la huida del animal.
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Hábilmente el sospechoso huía, cruzaba por calles y se entremezclaba entre los habitantes, incluso la lluvia y los mismas personas se habían vuelto un obstáculo en ese momento, afortunadamente en los tejados no había tráfico pero eso no significaba que fuera más fácil la persecución.
Corrí, salté e hice gala de varias maniobras y piruetas en las alturas, todo con la finalidad de no perderle el rastro a aquel sujeto, trataba de mantener la mente fría pero quizá pudiera darle un buen golpe, por verme la cara desde el comienzo de la misión.
Mi aptitud física se estaba empezando a disminuir, sí la resistencia disminuyendo con el pasar del tiempo e incluso el ácido láctico hacía que hubiese una molestia en mis músculos, no obstante, seguí adelante; llegué a una esquina y me detuve al ver como él ingresaba, no estaba corriendo sino caminando, me mantuve oculto, mi pulso estaba aceleradísimo y podía sentir el palpitar de mi corazón.
Vi como se agachó y buscaba entre la basura, la jaula hicieron brillar mis ojos ”BINGO!” pensé como si fuera el ganador de la lotería, pero para mi decepción y la del sujeto, su interior estaba vacío. ¿Quería despistarme? Sí así lo fuera era el momento para enfrentarle, no podría huir.
Salté del tejado y bloqueé la única salida, me acerqué caminando lentamente y me detuve cuando faltaban unos escasos 5 metros. —¿Dónde está el gato? No estoy para juegos y no me voy a comer tus mentiras.— Exigí con un tono autoritario, en mi rostro se podía ver la seriedad del asunto.
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No había caso, saltar a un techo y tratar de seguir a un chico tan acelerado como era Keisuke mientras se sostenía un paraguas y evitaba romperse el cuello evitando una caída era bastante difícil. Todo eso se debía a la falta de un plan de acción, el joven médico de cabello azabache no estaba preparado para ese ritmo.
Bueno, Inoue Keisuke. No pierdas la pista de ese sujeto...
Pensaba mientras se daba cuenta de que ya no le era posible seguirle el rastro al pelirrojo. Para su sorpresa, una cara conocida se manifestó en la cercanía. Era prácticamente una calcomania de lo que había visto en la tienda, el henge de la joven Nekomura.
Es el gato.
Pensó Mogura mientras sostenía su paraguas y ambos intercambiaban miradas, un gato que no sabía exactamente como había llegado a subirse al techo a unos metros de distancia. Pero estaba ahí, juzgándolo por ser un shinobi y ocultarse de la lluvia con un paraguas, y Mogura a su vez juzgándolo a él por no estar encarcelado o siendo prisionero de un negociante.
Solo tendré unos segundos.
Pensaba mientras delicadamente tomaba el silbato de uno de sus bolsillos. Sin perder de vista al felino, llevaría a sus labios el instrumento y lo tocaría. Si el efecto que esperaba comenzaba a manifestarse, el gato perdería toda oportunidad de escapar.
Pero también de mantenerse de manera segura sobre el tejado, el chico tenía poco tiempo.
Ni bien se manifestaran los primeros efectos de la somnolencia en el gato, el joven médico soltaría su paraguas y saltaría hasta el pequeño felino para tomarlo y ponerlo a salvo.
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El culpable a los ojos de Keisuke siguió pateando aquella trampa para gatos hasta que quedó irreconocible, siendo poco más que unos barrotes pegados entre ellos sin una forma definida. Maldijo entre dientes su suerte.
—¿Dónde está el gato? No estoy para juegos y no me voy a comer tus mentiras.—
Esa voz a sus espaldas le hizo sonreir, tal vez su suerte no era tan mala. Se giró sonriente, con la expresión de quien sabe que esta a salvo.
— ¿Qué gato? No me has visto con ningún gato y tampoco tienes nada que demuestre que yo haya tenido un gato en algún momento. No inventes cuentos, criajo.
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El animal se tumbó como si hubiera decidido que Mogura no era un peligro suficientemente peligroso para mantenerse alerta. Sin embargo, el genin se mantenía en guardia moviendose lentamente para no asustar al felino, quien estaba lamiendose sus patas lascivamente.
El joven ninja sopló el silbato y el gato apoyó la cabeza en el humedo tejado, quedandose dormido al instante y por lo tanto, perdiendo el equilibrio en aquel inclinado tejado. Por suerte para él, Mogura llevaba la valentía en sus venas y no se lo pensó dos veces en lanzarse a cogerlo de tejado a tejado.
Consiguió agarrar al animal y ponerlo a salvo entre sus brazos, pero ¿quien le pondría a salvo a él? Se había lanzado con todo para cogerlo y ahora resbalaba inevitablemente hacia la cornisa hasta caer del tejado llevado por el agua que caia.
Cayó sobre un charco, lo cual aminoró parte del golpe, que se llevó igualmente, pero a cambio le dejó empapado de arriba a abajo. Al gato parecía darle igual todo y seguía durmiendo como si estuviera en coma, pero respiraba.
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Al parecer mi aparición fue muy tarde, los constantes ruidos a lo que alguna vez fue una jaula cesaron, observé todo y ningún detalle se me pasó por alto, pero ahora parta de la evidencia se había perdido, cualquiera podría decir que era un poco de metal inservible, chatarra, lata vieja y basura.
Me estaba empezando a irritar, sobre todo por aquella actitud, sabía lo que hizo y sabía que estaba a salvo; sí él se sentía superior, se sentía sobrado. —Claro y lo que estabas golpeando no era una jaula, ¿no?— Expresé con serenidad, no podía volverme volátil en ese momento.
—Te repito.— Hice una breve pausa mientras daba dos pasos más, quizá con un poco de presión lograba admitir el delito. —¿Dónde está el gato?— Cerré mis puños y troné mis dedos, como quien se preparaba para empezar una golpiza. —No creo en las coincidencias, y tú mi estimado amigo has tenido tres puntos en contra.— Expresé refiriéndome al primer encuentro, al segundo y a la antigua jaula, sin contar su huida por toda la villa.
Hablo - "Pienso" - Narro
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Había logrado sortear la distancia y llegar al otro tejado, pero no era ningún atleta. Para su suerte el gato había caido dormido, eso significaba que era el gato que estaba buscando. La misión estaba a pocos pasos de finalizar.
No no no no ¡No!
Pudo sostener al felino, ya que no tenía nada en las manos. Pero no había nadie sosteniéndolo a él, por lo que la caída fue inevitable. Quizás en aquel momento podría haber considerado haber invertido un poco más de entrenamiento en sus habilidades de ninjutsu o taijutsu, aunque sea salir a correr un poco más cada día y ser un poco más ágil.
Ryu-san... ¿Podría demandar al municipio de la aldea por lo que acaba de pasar?
Divagaba el joven médico de cabello azabache mientras se recuperaba del golpe aún tirado en el piso, el gato parecía estar bien y él a su manera tambien. Sin embargo, no era la persona mas resistente del mundo, necesitaba un poco de tiempo para volver a ponerse de pie.
En cuanto a la ropa mojada... no había mucho más que hacer ya, mucha gente en Amegakure iba de acá para allá sin paraguas y estaban mas que acostumbrados a tener la ropa mojada todo el día. Él no era la excepción, solamente elegía estar seco por cuestiones de etiqueta.
Bueno, es momento de volver.
Pensó mientras se reincorporaba habiendo pasado un momento. ¿Qué sería de Inoue Keisuke en ese momento? ¿Sería correcto buscarlo? No estaba del todo seguro pero al pensarlo una segunda vez y mirando al gato durmiendo, la respuesta fue tan clara como el agua.
Voy a la tienda.
No podía arriesgarse a perder el gato y perder tiempo buscando a un ninja, esa no era su misión.
Con eso en mente, se apresuró a una velocidad interesante, a devolver el gato su propietaria.
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11/05/2017, 21:47
(Última modificación: 11/05/2017, 21:47 por Inuzuka Nabi.)
—Claro y lo que estabas golpeando no era una jaula, ¿no?— —Te repito.—
—¿Dónde está el gato?—
—No creo en las coincidencias, y tú mi estimado amigo has tenido tres puntos en contra.—
Aquel hombre podía ser muchas cosas, un rastrero, un ladrón, un parasito de la sociedad, un chulo, una rata callejera, incluso puede que un violador, pero lo que no era era un loco. Podía vacilar a los genins que parecen más perdidos que un gato de secano en Amegakure, pero desde luego no tenía intención de tener un enfrentamiento físico con uno de esos monstruos.
— Mira, te lo voy a decir porque sé que vuestra misión es conseguir al gato, pero si sale de aqui o me entregas lo negaré todo. Sí, yo tenía al gato ese, lo encontré hace un par de días y lo rescaté, para salvarlo de las malas gentes de estos lares. Entonces oí que la loca, digo, la dueña del gato, había dejado de dar la recompensa porque se lo había pedido a la villa como misión. Así que lo he liberado voluntariamente para evitar lios. No sé donde está, lo juro.
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Mogura está de camino a la tienda.
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A pesar de mi intento de intimidación, el sujeto no parecía responder a ese tipo de estímulos, no podría golpearlo de buenas a primera, pero lo que no podía hacer era persuadirme, él era el culpable, ¿sino por qué había salido corriendo? Me detuve nuevamente a escuchar lo que tenía que decir en su defensa.
—Ya lo admitiste, lo tenías tú. ¿Por qué simplemente no lo entregaste?— Pregunté y luego analicé unos segundos sus palabras finales. —Nadie sabía que ellos habían solicitado ayuda a la Arashikage… Tú te asustaste al vernos entrar a la tienda cuando ibas saliendo y por eso ha ocurrido eso, quisiste venderle el gato al señor de la otra tienda y cuando nos viste allá también te diste cuenta que íbamos a por el gato.— Terminé mi acusación, pero ciertamente le gato no estaba ahí ¿Cómo mostraba las pruebas?
—Indistintamente lo niegues o no, hay un escuadrón encargado para obtener información de una manera u otra, es contra de tu voluntad, así que no hay pérdida.— Saqué otra carta, ¿tendría resultado?
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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—Ya lo admitiste, lo tenías tú. ¿Por qué simplemente no lo entregaste?
—Nadie sabía que ellos habían solicitado ayuda a la Arashikage… Tú te asustaste al vernos entrar a la tienda cuando ibas saliendo y por eso ha ocurrido eso, quisiste venderle el gato al señor de la otra tienda y cuando nos viste allá también te diste cuenta que íbamos a por el gato.—
— ¿Tú me escuchas cuando hablo? ¿O es que directamente me estas ignorando? Chaval que no nací ayer. Fui a la tienda con varios gatos para preguntarle si era uno de ellos y cuanto me pagaría si lo encontraba, y la muy loca se puso histerica diciendo que como podía confundir a su minino con unos gatos cualquieras de la calle. Entonces me dijo que no había recompensa, que ya se encargaban unos shinobis.
—Indistintamente lo niegues o no, hay un escuadrón encargado para obtener información de una manera u otra, es contra de tu voluntad, así que no hay pérdida.—
El hombre soltó una carcajada y se llevó la mano a la cara.
— Ya veo que eres el gracioso del grupo, ¿qué coño te inventas de un escuadron? Si sois tres shinobis y como ya te he dicho, yo no sé nada de ningún gato.
Keisuke tenía que desistir, lo había intentado y el hombre se había mantenido firme en su declaración, era lo suficientemente inteligente como para saber la verdad tras las acciones del sospechoso pero tambien para saber que no le iba a sacar nada más. Además, no encontraria la voluntad para seguir insistiendo.
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Mi insistencia era más que evidente, él era el único culpable y debía enmascararle ; no obstante ell sujeto también empezó a darle a la lengua y agregó unos cuantos detalles a su defensa. ”Recuerdo los gatos saliendo de la tienda cuando él también lo hacía” Me dije mientras tensaba un poco la mandíbula, aquello era cierto.
Sí las miradas mataran el sujeto hubiera estado más que muerto, mi ojos se entrecerraron aún más cuando, de cierta forma me insulto, mencionó que yo era el gracioso. Su descaro, la risa y la poca evidencia me daban impotencia, no tenía como demostrar nada, sin ningún tipo de acusación. Mis puños, que ya se encontraban cerrados, fueron víctimas de este estrés psicológico, hice aún más presión, la molestia empezó a modificarse, ya no era solo molestia sino un leve dolor.
¿Qué decía hacer? Mogura no llegaba, no sabía dónde estaba, esta era la única pista que teníamos para no fallarle a la Arashikage y por mi negligencia podríamos perderlo absolutamente todo. Más no tenía fuerzas para seguir acusándole, no tenía nada que decir, ninguna otra carta que jugar, solté un fuerte y notorio bufido, soltando parte de la tensión acumulada.
—La próxima no correrás con tanta suerte. — Finalicé con cierto tono de rabia, demostrando el enojo que tenía.
Sin ninguna otra oportunidad y tuve que desistir y así como le había seguido desaparecí de aquel callejón, llegando nuevamente a los tejados con unos breves saltos. La lluvia seguía igual que siempre, pero me daba cierta nostalgia y tristeza. ”¿Cómo le digo a Mogura que fallé?” Me dije decepcionado de mí.
Retrocedí buscando por el camino a mi compañero, debía ponerle al tanto de todo lo ocurrido y debía saber qué íbamos a hacer.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Keisuke se encuentra a Mogura a medio camino de la Tienda de Animales con el gato dormido en brazos. Sigue lloviendo.
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Mis pasos aunque eran veloces no demostraban gran ánimo, se podía ver en la forma de desplazarme, cabizbajo pero con una gran energía acumulada dentro de mí, hubiera podido golpearle y torturarle más las dichosas pruebas eran intangibles.
Aunque me devolví exactamente por el mismo lugar y llegué prácticamente al tejado de la tienda de mascotas no logré toarme con Mogura, ciertamente me causó confusión, ¿en qué momento se me había perdido? ¿a dónde habría ido mi compañero? Tras detenerme y pensar un momento los posibles lugares a los cuales podría haber ido Manase llegué a la conclusión que habría ido a la tienda de nuestro cliente, después de todo no acordamos ir a otro lugar, él tenía el mapa y no estaba por el camino, porque si no ya nos hubiéramos topado.
Nuevamente corrí como un rayó, ahora demostrando aquella energía intrínseca, debía detenerle si iba a comentarle algo a Kaede, aún podríamos tener suerte, no tenía un plan en sí, no obstante, se plantearía en la marcha, no era la mejor idea más si la única en mi mente en ese momento.
Tras recorrer las calles de Amegakure, sin importarme si me mojaba o no, llegué en breve minutos a la tienda de mascotas, me detuve en el tejado del frente de la tienda, no veía a Mogura por los alrededores ¿estaría adentro? Maldije simplemente el hecho de pensarlo y no había más opción debía comprobarlo por mis propios ojos, sí estaba ahí o no. Descendí a la calle y nuevamente miré a la izquierda, no había rastro del shinobi, luego a la derecha y justo en ese momento apareció en la esquina, parecía tener algo entre brazos ¿era mi imaginación?
”No puede ser” Agudicé la visión unos segundos, si mi vista no me fallaba logra ver una bola de pelos entre sus brazos, me acerqué no tan rápido a él, estaba anonadado ¿cómo lo había encontrado?
—¿Dónde estaba?— Pregunté de buenas a primeras.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Al final de todo parecía que no pasaría nada interesante en el viaje de Mogura hasta la tienda de mascotas, eso era algo muy bueno. Ya había tenido suficiente de todo, aquella caída esperaba fuese el mayor de los problemas.
No estaba del todo seguro de como debía sentirse con respecto a su compañero, no tanto porque le importase demasiado sino porque debería explicar que fue lo que le pasó si no llegaba con él al despacho de la Arashikage. Eso iba a ser un poco molesto, pues de por si debía explicar por qué estaba faltando Hazegawa.
Una misión de rango D no es tan peligrosa como para que solo regrese un ninja de un grupo de tres...
Quizá se estaba preocupando de sobremanera, pero para una persona como él, un plan era bastante importante.
Ah... ahí estas, Inoue Keisuke.
Pensó cuando giró en la esquina y vio al chico parado en el medio de la calle. Sin pensarlo dos veces el pelirrojo preguntó por la ubicación del felino.
En un tejado, antes de que nos separamos.
Contestó Mogura sin mayor demora y sin reparar mucho más en el muchacho, ingreso en la tienda. Esta vez tenía que hacer las cosas de la manera correcta.
Buenos días, disculpen las molestias.
Diría realizando una ligera reverencia teniendo cuidado de no molestar mucho al gato que cargaba consigo. Si existía algún tapete en el piso para poder limpiar ligeramente sus botas, dedicaría un par de segundos a dicha tarea.
Lamentamos la demora, Nekomura Kaede-dono.
Nuevamente hablaría realizando una ligera reverencia pero esta vez se acercaría un poco al mostrador. Desde esa distancia sería fácil que viesen al gato que cargaba.
Se encuentra dormido a causa del efecto del silbato.
Agregaría finalmente con el mismo tono calmado que manejaría en prácticamente todo momento.
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El tiempo parecía estar detenido en el interior de aquella tienda, la anciana seguía durmiendo en su mecedora y la niña sentada sobre el mostrador como momentos antes la habían visto los shinobis.
— Bienvenidos de nuevo.
Al parecer ya les esperaba, se levantó de golpe para acercarse a Mogura que entraba con el gato. Con una sonrisa se lo cogió de los manos intercambiandolo por un pequeño pergamino, sin dejar pasar el detalle de que el genin estaba más empapado de lo normal.
— Siento lo de la caída, Mogura-chan. Ah, sí, tengo algo para ti.
Dejó al gato con cuidado en el mismo sitio donde se la habían encontrado a ella cuando estaba transformada en él y se volvió a tumbar sobre el mostrador para coger algo del otro lado. Al ponerse en pie tendría el paraguas de Mogura en sus manos.
— Te lo olvidaste al saltar a por Ryu. Y eso es todo, si entregais ese pergamino conforme habeis completado la misión. Ha... sido un placer, Mogura-chan.
Diría avergonzada mientras hacía una leve reverencia, sonriendo inocentemente a los shinobis.
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