Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tengo otra misión en curso, así que no cobraré esta.
Rōga y Minamoto se encontraban en el comedor que ahora lucía reacondicionado luego del incidente del salvaje suitonazo de Iroha, teniendo pintar de nuevo las paredes y puliendo algunos muebles y electrodomésticos dañados por la humedad. Ambos estaban de pie frente al otro y los ojos del genin pasaban a toda velocidad por un escrito, aunque su cara no era de agrado precisamente.
—¿Heeeeeeh? ¿Por qué me metiste en algo como esto?— Arqueaba la ceja el Yotsuki mientras releía de arriba para abajo un pergamino de misión que claramente indicaba "D" de forma muy grande y clara.
El padre de familia, cruzado de brazos, suspiró.
—¿Cómo que algo como esto? Te recomendé por una buena razón, además que me he enterado que has estado evitando por mucho tiempo las misiones de Rango D. Si vas por ahí con la mentalidad de que algún día van a reconocer lo que vales y te va a caer la placa plateada del cielo estás muy equivocado. Hasta los trabajos pequeños tienen algo de mérito.
—Estás bastante motivado con este asunto pese a no ser ninja — El genin entrecerró los ojos.
—No soy ninja pero sí soy tu padre, y como padre mi deber es que triunfes en el camino que has elegido aunque yo no lo comparta — Asintió con la cabeza.
—¿No crees que te pasaste de melodramático con ese discurso?— Rodó los ojos, cerró el pergamino, lo lanzó al aire, tomó su chaqueta rápidamente de la silla de al lado y la colocó por sobre su espalda a gran velocidad justo antes de que el pergamino cayese de nuevo a su posición, atrapándolo con la mano contraria y guardándoselo en el portaobjetos.
—¿¡ME VAS A HABLAR A MÍ DE DRAMATISMO!?— Gritó tras aquella escenita. —Igual ya conoces a Yue, te facilitará las cosas.
—Bueno, supongo que algún día tenía que pasar y sirve para llenar curriculum. Safo, nos vemos — El genin se giró, levantó la mano para despedirse, tomó sus cosas y salió de su hogar.
Así, el genin se encaminó a la biblioteca bastante temprano. La primera impresión era importante con un compañero y no le gustaba que llegaran a tacharlo de irresponsable, por lo que prefería siempre tratar de llegar mucho más temprano para demostrar diligencia y compromiso.
La biblioteca de Amegakure no era tan distinta del resto de edificios, con sus paredes de concreto y vigas de metal. Destacaba quizá por su enorme fachada y algunos decorados sutiles en sus cornisas. Eso sí, un gran letrero rezaba "Cerrado al público hasta nuevo aviso", indicando que dentro las cosas no estaban tan bien como sus muros exteriores. El Yotsuki entonces procedió a recostarse a la par del marco del portón de entrada. Curioso, pero pese a que no la iba a necesitar, no podía despegarse de aquella mística arma mitad hacha mitad guitarra eléctrica que le distinguía, así que la había llevado de todas maneras.
El genin miraba la calle de enfrente, esperando al que sería su colega de misión, aunque ciertamente no estaba muy complacido de trabajar con otros genin que no fuesen sus colegas Myu o Zōzei. Tenía el ego muy subido y por lo mismo unos lineamientos muy estrictos para con quienes le rodeaban.
(D) Desastre Bibliográfico
Publicada en: Ame Rango recomendado: Genin Nivel recomendado: ~ Solicitante: Kasano Yue Lugar: Biblioteca de Amegakure
En días anteriores, se suscitó un altercado en la biblioteca provocado por un grupo rebelde en un intento de dañar la infraestructura a amnera de protesta. Los responsables fueron detenidos, pero el caos generado por el combate derribó varias estanterías en distintas salas a lo largo del inmueble. Se solicita al menos la presencia de dos genin para que ayuden a limpiar, ordenar y clasificar nuevamente los escritos para poder abrir nuevamente las puertas al público. Se adjuntan las indicaciones para llegar y se espera su presencia al medio día frente a las puertas del edificio dónde se les darán más instrucciones sobre el procedimiento.
El olor del pequeño local comenzó a subir por las escaleras, atravesando también los huecos del techo y las paredes; y la genin no tardó en bajar con su pijama rosado. Lo estaba empezando a usar desde hace poco, se lo regalo quien consideraba su hermana y a la que le estaba cogiendo un gran aprecio. Oda no sabía ni que pensar; tenía un gran arcoiris y era excesivamente cantoso, no le pegaba ni con cola a Ren, pero se limitó a seguir con su desayuno oriental al que estaba acostumbrado.
— Bueno, ya que estás levantada; esto llego hace un rato mientras dormias — el cocinero se agazapó ligeramente, y pareció coger algo de detras de la barra para ponerlo junto a la tostada que le quedaba a Ren en el plato; era un pergamino con una gran D.
— ¡Oooh! ¡Mhe fhuelfo a hofrah mifion! — abrió el papiro para examinar el contenido sin perder el pan de la boca.
— ¿Quieres dejar de hablar con la boca llena?... — suspiro angustiado, por más que se lo repetía no conseguía quitarle esa manía.
Tras acabar de comer; corrió como alma que llevaba el diablo a su habitación. Volvió a dejarla desordenada, si es que en algún momento de su vida aquella habitación había conocido lo que era el orden, con distintas piezas de ropa por el suelo y la cama. Bajo las escaleras con aquel curioso daisho en el que portaba una wakizashi y un bokken a su vez, aferrado con correas de cuero negras bajo su ropa. Los pantalones oscuros y anchos que solían usar todos los ninjas así como las sandalias. Su ropa interior deportiva; una camisa de mangas largas negra con una sudadera blanco roto de mangas cortas y capucha encima.
Antes de salir, se despidió de Oda y Nanashi, y los pocos clientes que estaban a primera hora de la mañana también lo hicieron; había trabajado durante mucho tiempo en el local y para los habituales era una chica más que conocida. Marchó con un paraguas rojo; era el que utilizaba desde hace un tiempo pese a que prefería las tonalidades frías, pero inconscientemente se adueño de este.
La misión estaba ubicada en la biblioteca de Amegakure; no un lugar que soliera visitar demasiado pero no fue un problema para encontrarlo. Dentro del papiro había un pequeño mapa que le sirvió de guía, aunque se dio cuenta de que no lo necesitaba cuando comenzó a ver la fachada en la lejanía; a lo largo de su vida, había pasado varias veces por delante de aquel edificio tan característico, pero no sabía que se trataba de una biblioteca.
Como era habitual a primera hora, había poca gente por las calles, puede que no fuera el concurrido distrito comercial tan abarrotado pero era lo normal tan temprano. La misión denotaba la presencia de al menos dos personas para aquella tarea; algo más cerca del edificio, pudo observar a un joven postrado al lado de la entrada con una bandana alrededor de su cuello. Ren entonces desvió un poco su paso, dirigiéndolo hasta él.
— Hola, me llamo Ren ¿también estás aquí por una misión? — dijo algo nerviosa.
No se le daba bien entablar conversaciones, ni seguirlas, ni iniciarlas, ni acabarlas; nada. Pero tampoco era plan de quedarse de pie con cara de tonta.
7/04/2020, 19:17 (Última modificación: 7/04/2020, 19:36 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
El Yotsuki observó pronto a alguien acercarse, aunque a primera instancia no supo identificar su género por sus facciones. Esperó, con la mirada altiva, a que le dirigiesen la palabra. Pero ante la pregunta de Ren, no respondió de forma inmediata.
—Intuitiva, al menos — Se despegó del muro y se levantó las gafas para dejar ver sus penetrantes ojos dorados y su sonrisa blanca de comercial de dentífrico. —Si, así que supongo nos tocará trabajar juntos — Metió sus manos en sus bolsillos y se acercó con paso firme hasta ella. Oh, nunca iba a aprender a no molestar a los más novatos. Era uno de sus pasatiempos favoritos, en especial cuando percibía esa temerosidad.
—Are you okay?— Giró su cuello bruscamente al lado dejando que su fleco se despeinase por sobre su coronilla. —¿A qué vienen esos nervios? Sólo es una D. ¿O acaso es tú primera misión? — Volvió a girar el cuello, pero esta vez en dirección contraria para luego cruzarse de brazos.
Cuando el joven recortó las distancias, no pudo evitar llevarse ambas manos al mango de paraguas; algo amedrentada. Desde lejos no parecía tan amenazante, pero ahora de cerca, con aquella sonrisa y tras llevarse incluso las manos a los bolsillos, daba un aspecto ligeramente siniestro, lo suficiente por lo menos como para que una genin poco experimentada dudase de su seguridad.
—Are you okay?— Giró su cuello bruscamente al lado dejando que su fleco se despeinase por sobre su coronilla. —¿A qué vienen esos nervios? Sólo es una D. ¿O acaso es tú primera misión? — Volvió a girar el cuello, pero esta vez en dirección contraria para luego cruzarse de brazos.
— N-No; aunque si que es la segunda — añadió con una nerviosa risa, intentando relajar el frio ambiente que parecia estar formándose; si no llega a ser por la placa, cualquiera podría decir que es trataba de un delincuente. Aunque si así lo fuera, podría haberle robado la placa a alguien. No, eso sería una estupidez, si alguien hiciera eso el peso de la autoridad caería con dureza sobre ellos.
—Good... Good, good, good, good — Si no era su primera misión, entonces no tendría que estarla llevando de la manita todo el tiempo, que ser niñera no se le daba para nada bien y le podría suponer un suplicio de haber sido así. Aunque de todas formas, ante la falta de carácter de su compañera no dudaría en tomar las riendas y creerse al mando si no le demostraban templanza.
Ciertamente la chica parecía únicamente seguirle la corriente, sin reaccionar o tomar iniciativa en aquel asunto y eso era algo que él podía calificar de negativo.
—¡DESPIERTA QUE PILAS TE QUIERO!— Aplaudió de repente delante de la cara de ella. —Parece que sólo sabes hablar si te dicen algo, ¡necesito decisión aquí!— frunció el ceño y apretó los dientes. —¡Sólo estás contestando a lo que te digo! ¿Y ni se te ha ocurrido presentarte? — Increpó cruzándose de brazos.
"Buuuufff." Ciertamente ella parecía asustadiza. En condiciones normales la hubiese seguido fastidiando pero si iban a hacer una misión en conjunto no tenía planes de hacer él todo el trabajo mientras ella se dormía en los laureles.
Aquella palmada a tan pocos centímetros la sorprendió, y seguido de sus gritos hizo que su mal genio brotase de su interior. Era su nuevo compañero, no el encargado de la misión, y pese a que quería no buscar problemas con él, este si que parecía querer buscarlos. Pero a todas horas.
— ¡¡PERO SI EL QUE NO SE HA PRESENTADO HAS SIDO TÚ!! — exclamó siendo ella ahora la que se acercaba a él. — ¡¡TE HE DICHO QUE ME LLAMO REN, HIMURA REN!!
Al menos, aquel joven con aspecto tan peculiar, había desecho aquel angustioso nudo que se le formaba cuando tenía que hacer una misión; por el miedo a meter la pata queriendo solo dar lo mejor de sí.
—¿¡Llamas a eso presentarse cuando ni siquiera te habías dignado a decir el apellido!?— Recriminó de regreso con los ojos abiertos como platps. Él era, desde luego, el que más valoraba la primera impresión al conocerse. Oh, sí. —¿¡QUIERES UNA PRESENTACIÓN!?— Una presentación le iba a dar.
El de pelos tricolores retrocedió de un salto y se agachó de pronto apoyando una rodilla en el suelo, estiró el brazo izquierdo tomando el brazo de Otome mientras con la diestra se desabrochaba el clip de la cadena que sujetaba la chaqueta.
—¡YO SOY!— Anunció a viva voz.
Movió el brazo y clavó el arma al suelo mientras arrojaba al aire su prenda superior su prenda superior, torció nuevamente el cuello en diagonal hacia atrás para que el fleco de su cabello cubriese la mitad izquierda de su rostro.
7/04/2020, 22:10 (Última modificación: 7/04/2020, 22:11 por Himura Ren.)
Aquello desde luego fue una presentación; una presentación de lo más... Curiosa. No sabía exactamente como reaccionar hasta el final de aquello, pero aquella especie de arma se veía del todo impresionante para Ren; y en verdad era una entrada casi tan excéntrica y singular como la de algunos personajes de los mangas y series que seguía.
—¡KING RŌGA!~ — gritó al final.
— ¡Wooooooooooo! — aplaudió con el paraguas apoyado en su axila, realmente impresionada y con los ojos abiertos como platos. — Vale, eso si que es una presentación como Dios manda
Había captado sin problemas la curiosidad y la atención de la joven kunoichi, que se agazapó con curiosidad, señalando aquella especie de guitarra con suavidad desde la prudencia, quien sabe como reaccionaria Roga.
Oh, los elogios. Nada le encantaba más que provocar la admiración en los demás y llenarse el pecho de orgullo ante los aplausos por pequeños que fueran. Su sonrisa se ensanchó hasta niveles que no creías que fuera posible en un inicio debido a la satisfacción que aquello le generaba, como si todo el mal humor desapareciese y aumentase aún más sus ganas de lucirse.
—¡No es sólo un arma!— El muchacho puso su arma frente a sí y por un pequeño instante a Ren le parecería ver un brillo plateado en las manos del chico.
Y entonces la guitarra resonó a toda velocidad y la muchacha recibiría el fuerte sonido de golpe y de frente cómo si hubiese estado enfrente de una bocina, pese a que ahí no había ninguna.
—¡OooooooooaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhAAAAAAAAA!— Acompañó el riff inicial con un grito profundo y largo de parte del Yotsuki antes de empezar a pronunciar unos versos en un idioma extraño y ajeno para la chica.
See the blood of our friends that sticking to us
Rising out of the sea of sorrow
There's nothing to loose anymore
We will be fighting till we get hold of our victory
Oh my sword leads us to the castle where the evil lies
The sacrifice was big, but we became stronger
WE GET HOLD OF GLORY AGAIN
On the road, we will defeat our enemy even if we'll become the dust
The armors protect our body and departed souls protect our mind!
Now the time, we'll break through the gate of steel!
Into perdition
Struggle for freedom, it's our rule
Remató aquel corto concierto girando trescientos sesenta grados sobre el eje de su pie derecho antes de rematar con un pisotón del izquierdo mientras levantaba su mano diestra apuntando con el índice al cielo al cielo, agachando la cabeza ocultando su mirar. Se le había subido el ego hasta las nubes como para ponerse a cantar, olvidándose por un momento de la misión.
El "golpe" inicial seguido de una chispa plateada, hizo que se sorprendiera retrocediendo unos pasos, llevándose las manos a las orejas cuando dio aquel estridente grito. Pero no mantuvo ese tono inicial en toda la canción, o por lo menos no tan molesto como le pareció en primera instancia. Por lo que fue apartando las manos poco a poco, pero le agradaba aquel improvisado concierto; ladeaba a cabeza suavemente llevada por el son de la música, asintiendo en señal de agrado.
Con el último rasguido, el sonido de la lluvia volvió a inundar las calles; los pocos transeuntes que cruzaban en aquel momento los observaban a ambos con gesto de extrañeza. Al contrario que Ren; quien aplaudió con júbilo cuando tomó la pose final; parecía que hasta las gotas de lluvia le habían evitado mientras tocaba, apartando aún lado su continua melodía para dejar hueco a otra distinta.
— ¡ESO HA SIDO INCREIBLE! ¿¡TOCAS EN UN GRUPO!?
Los que habían sido espectadores en la distancia, se alejaron con disimulo, como si no hubieran escuchado lo que había pasado allí. Pero si alguien le había escuchado, tenía que ser en el edificio donde se les reclamaba. Allí se exigiría seguramente silencio; pobre de lo que seguramente les esperaba a ambos.
Y logró su sometido, cautivando a la chica. "Una más al club." Se regodeó para sí, aunque estaba perdiendo la noción del tiempo.
—Pues no, por el momento me estoy dedicando a ser un solista — Se reacomodó la guitarra en la espalda nuevamente. —Suelo cantar a veces en locales del Distrito Comercial o también voy de músico ambulante a veces — se reacomodó el fleco mientras seguía presumiendo.
Pero más pronto que tarde la amena charla fue interrumpida cuando la puerta de la biblioteca se abrió de golpe, dejando ver a un hombre de ropas formales y gafas salió a encararlos. Era la típica imagen de un ratón de biblioteca; pelo corto formal color castaño, anteojos de culo de botella. Ropa blanca, y un saco que puso por encima de su cabeza para evitar mojarse al bajar los escalones.
—¡Vengo a ver que era ese escándalo y encuentro a los shinobis que solicité platicando!— Puso los brazos en jarra.
—Pues no, por el momento me estoy dedicando a ser un solista — Se reacomodó la guitarra en la espalda nuevamente. —Suelo cantar a veces en locales del Distrito Comercial o también voy de músico ambulante a veces — se reacomodó el fleco mientras seguía presumiendo.
— Lo tendré más que en cuenta; incluso ta vez podría... — y antes de poder continuar la frase, un fuerte golpe llamo la atención de ambos; la puerta de la biblioteca se había abierto violentamente y alguien bastante disgustado se acercó hasta ellos.
—¡Vengo a ver que era ese escándalo y encuentro a los shinobis que solicité platicando!— dijo poniendo los brazos en jarra; era un hombre que bestia de forma muy formal. Trajeado y con gafas, incluso una pequeña corbata. Por desgracia para ellos, era el solicitante de la misión; y ya habían dado una mala impresión.
—Lo siento — respondió rascandose la nuca, por lo menos parecía educado al igual que Ren.
— Lo sentimos, de verdad, no era nuestra intención — se disculpó ella también, cabizbaja avergonzada.
—Menos disculpas y más trabajar, que los libros no se van a recoger solos...— Se giró, se detuvo, suspiró, y se volvió de nuevo a ellos. —Perdón, mis modales — parecía enrocejido. —Kasano Yue — Hizo una reverencia.
—No es necesario que se presente conmigo — Soltó de pronto el Yotsuki.
Como resorte, alzó la cabeza y clavó su mirada en dle cabellos tricolor.
—Lo decía para con la señorita — Se aclaró la voz tosiento. —Disculpe la molestia, jovencita. En realidad conozco a ese... niño. Pero aún no he tenido el gusto de saber su nombre — Dijo ya más relajado.
Entre tanto, el agua de la lluvia parecía arreciar un poco.
—Lo decía para con la señorita — Se aclaró la voz tosiento. —Disculpe la molestia, jovencita. En realidad conozco a ese... niño. Pero aún no he tenido el gusto de saber su nombre — Dijo ya más relajado.
— No se preocupe — dijo con una calida y corta risa. — Yo soy Ren; Himura Ren. ¿Entonces debemos recoger manuscritos y demás? Supongo que no será algo del todo complicado — añadió dirigiendo la mirada a su nuevo compañero de aventuras.
Obvió el hecho de que aquel hombre y Roga se conocían; tal vez si indagaba podría buscar más problemas de los necesarios. Incluso puede que estuvieran allí por que Roga había sido uno de aquellos vándalos que destrozaron las estanterías. Si fuera así ¿sus motivos tendría? Los genin tienen autoridad, no mucha, pero puede que fuera por algo importante; de lo contrario, aquel era un castigo más que leve para cualquier pesadilla que la Arashikage hubiera podido encomendarle al joven.
Una vez hechas las presentaciones formales, ya todos parecían en la misma sintonía, siendo que nuevamente la kunoichi rápidamente asumió de que se iba a tratar la misión, aunque quizá se aventuró demasiado en cuanto a la complejidad de la misma.
—Ciertamente no te equivocas cuando dices que se refiere a recoger cosas, aunque no por ello va a ser menos complicado — Se acomodó la corbata. —Por favor acompáñenme al interior de la biblioteca; viéndolo ustedes mismos entenderán la magnitud del problema — Con la mano les instó a seguirlos.
Si bien la fachada del edificio estaba intacta en apariencia, el interior era un desastre completo: varios estantes habían sido derribados, luciendo ahora apilados como si fueran piezas de dominó gigantes mientras muchos libros estaban desperdigados por aquí y por allá. El Yotsuki suspiró al darse cuenta de que les iba a tomar un buen rato limpiar aquel desorden. Cerca de una pared, habían quemado un estandarte, quedando visible a medias el símbolo de Amegakure. ¿Por qué demonios alguien querría hacer algo como eso? Ciertamente Rōga creía que se trataba de una sandez.
—Creo que ahora ya pueden darse cuenta de la magnitud del problema. Solicitamos su colaboración para tener la biblioteca nuevamente en orden. Como mucho devolver los escritos a su sitio y ordenarlos. Ya luego el personal de la biblioteca se encargará de la limpieza y los últimos detalles para poder volver a operar de forma inmediata. ¿Alguna duda? — Añadió.