No pudo evitar sorprenderse ante semejante destrozo; esperaba que alguna que otra estantería rota y varios montones de libros apilados, pero aquel pensamiento se quedaba corto ante tal catástrofe. Una de las paredes tenia marcas de quemaduras y el simbolo de la villa de la Lluvia; desde luego aquellos bandalos habían dado rienda suelta a su creatividad y habían campado a sus anchas. Supuso que fue una suerte que no fuera a mayores; aquel fuego podría haber llegado a quemar todo el edificio entero junto a todos sus conocimientos, y no solo eso, podría haber llegado a extenderse a los colindantes por los interiores pese a la incesante lluvia.

—Creo que ahora ya pueden darse cuenta de la magnitud del problema. Solicitamos su colaboración para tener la biblioteca nuevamente en orden. Como mucho devolver los escritos a su sitio y ordenarlos. Ya luego el personal de la biblioteca se encargará de la limpieza y los últimos detalles para poder volver a operar de forma inmediata. ¿Alguna duda? — Añadió.

— Pero... ¿A qué ha venido todo esto? Si no ha quedado ni una sola estantería en pie — dijo de cuquillas, cogiendo un libro cercano a sus pies, para darle una pasada rápida a las hojas, sin prestarle absolutamente nada de atención para posteriormente mirar a Roga. — Y porque las de las paredes están empotradas, que si no también.

Rōga le devolvió la mirada a la kunoichi, debido a que él tampoco tenía las respuestas. Finalmente, sus ojos se dirigieron al bibliotecario, el cual agachó su mirada de manera sombría ante la pregunta.

—Ellos clamaban por la "memoria de nuestras víctimas" — Soltó enigmático.

El genin giró la cabeza cómo un perro que observa a su dueño, confundido por el repentino aire de misterio que parecía emitir aquel cuatro ojos. Él siempre era un exagerado pero se extrañaba cuando otros se comportaban de esa manera.

—Encontramos varios panfletos donde los atacantes decían que la verdad de las bestias con cola estaba en los libros de historia, y que no se debía manchar la memoria de los que están sepultados en el Cementerio del Gobi— El hombre empezó a caminar e hizo un ademán con la mano para que los genin le siguiesen el paso. —Aparentemente, ahora que se ha empezado a difundir la idea de que necesitamos la ayuda de los bijū se han formado pequeñas revueltas en contraposición— Se detuvo frente al muro que estaba al otro lado de la sala.

Frente a ellos se alzaba un enorme graffiti, pintado con aerosol negro y que rezaba: "No perdonemos, no olvidemos la Ciudad Fantasma".

—¡Pero serán animales! — Infló los cachetes en señal de molestia al leer aquello.

Tras devolverle la mirada, Roga volvió a prestar atención al bibliotecario, y Ren la imitó como un mono algo inteligente.

—Ellos clamaban por la "memoria de nuestras víctimas" —dijo con voz afligida.

— "¿En memoria de nuestras víctimas?" — susurró extrañada.

—Encontramos varios panfletos donde los atacantes decían que la verdad de las bestias con cola estaba en los libros de historia, y que no se debía manchar la memoria de los que están sepultados en el Cementerio del Gobi— El hombre empezó a caminar e hizo un ademán con la mano para que los genin le siguiesen el paso. —Aparentemente, ahora que se ha empezado a difundir la idea de que necesitamos la ayuda de los bijū se han formado pequeñas revueltas en contraposición— Se detuvo frente al muro que estaba al otro lado de la sala.

Por si aquellos llibros apilados y amontonados, junto a las quemaduras que había sufrido aunque en menor daño; una enorme pintada coronaba todo aquel vandalismo con colores negros en una de las paredes: "No perdonemos, no olvidemos la Ciudad Fantasma" narraba aquel escrito.

—¡Pero serán animales! — Infló los cachetes en señal de molestia al leer aquello.

Ren lo observó apenada; recordaba haber estudiado aquel incidente en la academia tiempo atrás. Las bajas fueron innumerables y los restos de aquella ciudad solo se mantenían en pie hasta que el fuerte viento, junto al agua de la lluvia, derribaban los pocos escombros que quedaban en el lugar. Ella ya se había cruzado con una versión menor y casi no salió viva de aquello; pensar en cuanto poder podría llegar a tener una bestia de colas real, parecía tan gigantesco, que no pudo evitar temblar. Miró a Roga, quien estaba visiblemente molesto frente a aquellas pintadas ¿cuál sería su opinión sobre todo el asunto?

Bueno, había libros y estanterías de sobra que volver a levantar, así que tendría tiempo de preguntarle por ello cuando estuvieran a solas. Aunque de lo que más ganas tenía ella, era de preguntarle donde pensaba actuar la próxima vez. Se volvió a agazapar, cogiendo algunos otros libros; aunque ningún titulo de estos llamo su atención.

—Los responsables ya fueron capturados, así que por el momento sólo queda volver a poner todo en orden. Cuento con que podrán ordenarlo sin mayor contratiempo. Nadie vendrá a interrumpirlos y si necesitan ir a almorzar o algo pueden avisarme con antelación, estaré en la recepción de la biblioteca si me necesitan. Cuento con ustedes, con permiso —. Hizo una reverencia antes de marcharse.

El Yotsuki suspiró y simplemente se apuró en agacharse y empezar a recoger algunos libros.

—Pero esto será de nunca acabar — Empezó a leer las pastas de los libros. —Tendremos que tratar de leer los números para corroborar los tomos y ver a que serie pertenecen, además de la temática. Puede que hayan caído unos cerca de otros pero de todas formas lo que nos llevará más tiempo será clasificarlos de nuevo. Ya luego veremos si levantamos las estanterías y los ponemos en su lugar — Se limitó a decir.

"¿A quién demonios se le ocurre venir a rematar a una biblioteca? Malditos vándalos." Rezongaba mientras iba apilándolos en torres y rebuscaba cuando faltaba alguno.

Roga comenzó entonces a recoger también algunos libros y apilarlos, después de que el bibliotecario se marchara; para acto seguido comenzar a refunfuñar.

—Pero esto será de nunca acabar. Tendremos que tratar de leer los números para corroborar los tomos y ver a que serie pertenecen, además de la temática. —La joven genin, no pudo entonces mirar la pequeña pila de cuatro libros que llevaba; ninguno de ellos estaba relacionado entre si ni parecían compartir nada en común, por lo que avergonzada, se apresuró a separarlos. — Puede que hayan caído unos cerca de otros pero de todas formas lo que nos llevará más tiempo será clasificarlos de nuevo. Ya luego veremos si levantamos las estanterías y los ponemos en su lugar.

— Desde luego esto va a ser una tarea larga y pesada — suspiró viendo a lo lejos una montaña más alta que ella, se quedó dubitativa sobre que hacer. Debían organizarse bien o jamas acabarían; y si no lo hacían, por lo menos avanzar todo lo que pudieran. Un poco alejado de ellos, despejó una parte del suelo que tenía pocos libros. — Podemos ir juntándolos aquí y así vamos despejando el suelo. Por lo menos nos dará la sensación de estar avanzando al no haber tantos desparramados.

No era una idea muy innovadora, pero ya se le había roto tres veces sus estanterías con todos sus libros y mangas; asi que algo de experiencia tenía en eso. Y cuando no se rompía por el peso, era porque la tiraba golpeándola con el bokken imitando movimientos.

—Tienes razón, es mejor dejar libre el camino — Se limitó a asentir ante la propuesta ya que él no tenía ninguna mejor. —Lo que se me olvidó preguntarle al bibliotecario fue la lista de libros prestados. Puede que nos falten algunos mientras los estemos ordenando. Incluso puede que se hayan llevado algunos o se hayan dañado. No sé, sé que vinieron a pintarrajear todo pero me gusta considerar cualquier probabilidad. Lo que no quiero es ponerme a paniquear porque falta algún libro — Empezaba a apilar tomos. Algunos que iban de una misma serie tenían pastas de color similar, así que eso ayudaba a discernirlos un poco antes de tener que leer el numeral. —Si nos falta alguno ya luego se lo reportamos al bibliotecario. Sería bueno hacer una lista.

Pese a su aspecto de matón, cuando se trataba de trabajar se esforzaba al máximo.

En eso el Yotsuki recogió un libro con pasta azul marino y sonrió, saltó hasta dónde Ren y lo abrió delante de ella señalando la foto en su interior.

—¡Mira! ¡Él es mi papá! — Sonrió de oreja a oreja mientras cerraba los ojos.

El interior rezaba: "Influencia de la tecnología armamentística ninja de Amegakure" -King Minamoto". La foto estaba en en un tono sepia, pero aún así era posible distinguir que el hombre era de piel morena y cabellos blancos. Muy opuesto a cómo lucía Rōga.

—Tienes razón, es mejor dejar libre el camino — Se limitó a asentir ante la propuesta ya que él no tenía ninguna mejor. —Lo que se me olvidó preguntarle al bibliotecario fue la lista de libros prestados. Puede que nos falten algunos mientras los estemos ordenando. Incluso puede que se hayan llevado algunos o se hayan dañado. No sé, sé que vinieron a pintarrajear todo pero me gusta considerar cualquier probabilidad. Lo que no quiero es ponerme a paniquear porque falta algún libro — Empezaba a apilar tomos. Algunos que iban de una misma serie tenían pastas de color similar, así que eso ayudaba a discernirlos un poco antes de tener que leer el numeral. —Si nos falta alguno ya luego se lo reportamos al bibliotecario. Sería bueno hacer una lista.

Tomó entonces nota mental de lo que Roga estaba diciendo; estaba completamente en lo cierto, si les faltaba un libro y se estresaban buscando de un lado a otro, aparte de alargarlo más de la cuenta encima estarían desquiciados y atacados de los nervios. Seguramente más pronto que tarde, el encargado volvería para ver como de avanzados estaban, así que, como sugirío Roga, deberían preguntar por una lista de libros prestados.

Este se puso de inmediato a trabajar, y en un momento ya había separado un buen montón. Ren le acompaño con los más cercanos, apilandolos esta vez en la zona que había dejado despejada. No tardó mucho en encontrar uno que llamo su atención, pero Roga la asaltó mostrandole el otro, muy emocionado. Lo sostuvo con ambas manos, para verlo mejor de cerca.

—¡Mira! ¡Él es mi papá! —

— Influencia de la tecnología armamentística ninja de Amegakure; King Minamoto — releyó lentamente. — ¡¿Vaya, de verdad es tu padre?! ¡Debe de ser realmente impresionante si hasta tiene un libro que trata sobre él! — exclamó sorprendida, pero ni con un solo ápice de sarcasmo

¿Llegaría alguien alguna vez a escribir sobre ella? ¿Qué la gente la recordara como alguien tan impresionante como el padre de Roga?

—Papá es un importante investigador sobre armamento ninja — Resopló orgulloso y se pegó el libro al pecho. —¡Él inventó las Gafas Militares! ¿Has oído de ellas? Ayudan a proteger los ojos en climas difíciles o de armas que afecten la visión — Se llevó las manos a las suyas propias y se las ajustó de nuevo en la frente. —En realidad las mías tienen este pintado rojo porque fueron el prototipo inicial. Me las regaló hace un par de cumpleaños y de paso yo tuve que reportar su efectividad antes de ser producidas. Aunque claro, si quieres unas como estas advierto que no son baratas, te van a costar lo mismo que un respirador. Ventajas de ser el hijo de un científico hehehe — Sonrió y luego apiló el libro junto a los demás tomos.

—Yo no soy un cerebrito como él pero creo que al menos como ninja soy decente — Continuaba apilando libros. —Él no se alistó nunca al servicio como shinobi, pero aún así siempre se esforzó con colaborar y esforzarse por el bien de la aldea — Continuaba su relato en medio del trabajo. Platicar era la mejor manera de alivianar la carga y evitar aburrirse en medio de la montaña de libros.

—Papá es un importante investigador sobre armamento ninja — Resopló orgulloso y se pegó el libro al pecho. —¡Él inventó las Gafas Militares! ¿Has oído de ellas? Ayudan a proteger los ojos en climas difíciles o de armas que afecten la visión — Se llevó las manos a las suyas propias y se las ajustó de nuevo en la frente. —En realidad las mías tienen este pintado rojo porque fueron el prototipo inicial. Me las regaló hace un par de cumpleaños y de paso yo tuve que reportar su efectividad antes de ser producidas. Aunque claro, si quieres unas como estas advierto que no son baratas, te van a costar lo mismo que un respirador. Ventajas de ser el hijo de un científico hehehe — Sonrió y luego apiló el libro junto a los demás tomos.

La morena observó como señalaba las gafas con detenimiento, realmente intrigada. Debía tenerle no solo mucho aprecio, si no estar realmente orgulloso de su padre para hablar de esa forma. En parte le hizo recapacitar aquello último; había muchas formas de apoyar a la aldea sin tener que ser parte de las primeras lineas de combate, pero con tantos problemas en tan poco tiempo, la necesidad de estos parecía haberse incrementado.

—Yo no soy un cerebrito como él pero creo que al menos como ninja soy decente — Continuaba apilando libros. —Él no se alistó nunca al servicio como shinobi, pero aún así siempre se esforzó con colaborar y esforzarse por el bien de la aldea —

— Tendré más que en cuenta en un futuro lo de las gafas; y si se me ocurre alguna idea loca, te la dire. Le daremos una sorpresa a tu viejo — dijo ayudándole, añadiendo algunos títulos perdidos a una columna de libros roja, y otra de un tono verdoso; volvió a alzar la mirada hacia las pintadas, con un claro gesto de disgusto y ralentizando su movimiento. — Uuhm... ¿Se refieren a La Ciudad Fantasma? ¿Verdad?... El incidente del Gobi, el mayor desastre que ha asolado el país de la lluvia por ahora...

Su voz era apenada, apenas recordaba lo que le habían enseñado en la academia; la historia no era su punto fuerte. Por lo que en parte siempre intentaba hablar de aquellos temas a pies puntillas, intentando evitar un confrontamiento directo. Ella no había estado en ninguno de esos sucesos, al igual que mucha gente, el conocimiento de aquellos acontecimientos les llegaba por escritos; y quien sabe como de alterados estaban estos.

—¿Huh?— Giró su cuello como cachorro confundido y alzó una ceja mientras su boca formaba la forma de un cero. No había entendido la parte de darle una sorpresa a su padre y le había agarrado con la guardia baja con ese comentario. Se limitó a asentir y encogerse de hombros, siguiéndole la corriente a la kunoichi.

Continuaron con su labor de recoger libros, organizando los volúmenes necesarios en pilas. Quizá fue la plática pero a poco habían logrado organizar parte de la estantería. El Yotsuki tuvo que subirse un poco para alcanzar algunos libros que habían quedado arriba sin terminar de tumbarlos él mismo en el intento. Estaba por sugerir que enderezaran la estantería, pero de pronto la voz taciturna de Ren le hizo desistir de aquel intento.

—Yo una vez estuve en el Cementerio del Gobi; fue en una misión de reconocimiento que se terminó complicando mucho más de lo esperado... Ahí había tantas tumbas que era imposible contarlas — Le volteó a ver, pero su rostro era calmado y sonreía. —Fue algo que sucedió antes de que siquiera yo naciera, pero sé que es necesario conocer de dónde venimos para saber a dónde vamos. Y por ello sé que no puedes ir por ahí exigiendo paz para los muertos si con ello esparces odio entre los vivos — se bajó de la estantería de un brinco. El suelo dónde estaban ellos ya estaba despejado.

—¿Qué es lo qué crees tú de todo este asunto? — Puso los brazos en jarra, esperando la respuesta de la chica.

En el momento que el joven genin mencionó el Cementerio del Gobi, el pausado y ralentizado movimiento de Ren se detuvo, para escuchar detenidamente a Roga. Habla con ligera pena en su voz, y al igual que él, ella tampoco había sufrido la calamidad del bijuu. El Cementerio del Gobi, debía de ser un lugar realmente lúgubre y bastante desagradable de ver pese al paso de los años.

— Yo tampoco había nacido para aquello pero... Opino igual, se dice que debes conocer los errores del pasado para no cometerlos en un futuro ¿no? Es un pilar base de la historia o algo así — dijo mirando a los ojos de su compañero, pero poco después aparto la mirada dudosa. — Pero los bijuus... No sé que pensar... Se ven tan peligrosos...

Entre sus manos, ojeaba un libro que databa de los avistamientos de algunos. Comparando su tamaño con algunos edificios y mencionando vagamente sus capacidades; pero haciendo hincapié en su destructivo poder. En una hoja, se podía observar un dibujo hecho a mano sobre el gran agujero y los decrepitos edificios de la ciudad que ahora no era más que un cuento de terror viviente.

— Siempre habrá alguien que trate de usarlos como armas... Para conseguir cualquier cosa a cambio — murmuró, terminando cerrar el libro.

—En este punto creo que no deberías preocuparte por algo como eso — Se acercó hasta ella y tomó el libro que ella sostenía, dispuesto a colocarlo junto al resto de escritos que ya habían amontonado en el lugar. —Se nos dijeron muchas cosas por mucho tiempo, pero ahora de pronto se revela que debemos cambiar nuestra manera de pensar... Es verdad que surgen dudas, y es perfectamente normal tenerlas — Hablaba con mucha seguridad y con una madurez un poco extraña para su edad.

El de cabellos tricolor caminó hasta uno de los extremos de la estantería.

—En este punto lo que nos queda es confiar. Confiar y ver con nuestros propios ojos el presente. Si es una buena o una mala decisión, no lo sabemos. A decir verdad casi siempre había sido algo indiferente con ello. Pero no puedo juzgar sin saber nada — Caminó un poco más de regreso mientras tanteaba el mueble. —Ya cuando pasen las cosas tendremos el criterio para decidir por nosotros mismos — Agarró por una de las repisas la estructura de madera.

»Por ahora necesito que me eches una mano para enderezar esto. ¿Sí?

Le hizo un ademán para que empujase nuevamente hacia arriba el inmobiliario.

Asintió dubitativa ante sus palabras, queriendo afirmar que le apoyaría con aquella estantería. Desde el otro extremo, Ren sostuvo la madera, cogiendo desde las partes salientes le resultaría más fácil, por lo que entre ambos genin no deberían tener mucha dificultad al no tratarse de una excesivamente grande.

— Ya pero... ¿Y si puedes evitarlo? — dijo con un suspiro, pues aun así le había supuesto un esfuerzo físico. — Si puedes evitar que se produzca otro incidente de semejantes proporciones; es nuestra responsabilidad. Pero... También poner medios e infundir un miedo ante algo que no sabes si puede llegar a ocurrir... ¿Podría llegar a generar un caos similar? Enfrentando al propio pueblo entre si.

Pese a que aquellos relatos de samurais que leía la joven, a priori resultaban para un público joven, algunas historias se acababan retorciendo y oscureciendo más de la cuenta. Las interminables partidas de Shogi con Oda, de las cuales apenas era capaz de llegar a arrebatarle más de tres fichas en una tarde, siempre iban acompañadas de largas charlas sobre como dirigir una ciudad, una guerra, sus costes y sacrificios; no es que entendiera mucho de eso, pero su compasión natural la ayudaba en aquel caso a comprender parte de lo que quería transmitirle.

Con el empuje de ambos genin, lograron levantar aquella estructura sin mayor complicación. Ciertamente tanto Ren como Rōga tenían unos brazos entrenados dignos de un shinobi hecho y derecho, así que por lo menos en cuanto al trabajo físico no les iba a costa demasiado el trabajo por ese lado. La tarea de ponerlos en su lugar iba a ser lo que más iba a consumir su tiempo. El Yotsuki no tenía problemas con ello, pero tuvo que girar de reojo y analizar las palabras que su compañera decía.

Entrecerró los ojos, ¿quién le había metido esas ideas en la cabeza? En parte, suspiró. Parecía que la chica aún era algo novata pese a que quizá le sacaba un par de años a él. No todos podían tomarse las cosas tan a la ligera como él, pero al menos quería intentar ayudar un poco.

Tomó de entre la pila el libro que la muchacha había sostenido y lo azotó tres veces para sacudirle el poco polvo que tenía encima, clavando sus ojos en la chica.

—Los que están arriba también son humanos, personas que pueden fallar y equivocarse. Yondaime-sama vela por todos nosotros, y la paz de Amegakure se la debemos a ella. — Trató de no sonar tan agresivo como de costumbre, para luego tomar el libro y empezar a colocarlo en el estante. —Si hay algo que no te parezca bien, está en tu mano resolverlo. Si hay cosas que no me gustan de la vida shinobi, yo las cambiaré. Y para eso voy a llegar arriba, y me pienso poner el sombrero de Arashikage algún día. Echarse en los hombros las alegrías y las tristezas de los demás es la responsabilidad de un líder — Seguía tomando más libros mientras hablaba, pasando a organizarlos en el estante.

»Si los viejos dogmas han de derribarse, que así sea.

A diferencia de ella, Roga parecía tener sus principios más que claros. Ayudar al pueblo en momentos de necesidad, y festejar con ellos las alegrías; evitando que se preocupasen por cualquier problema, mientras la mayor figura protectora de la aldea se ocupaba de todos y cada uno de los acontecimientos que pudieran llegar a amenazar la villa. En la academía, muchos alumnos soñaban con llegar a ser Arashikage, pero todos ellos solían mencionar una cosa; el poder. Sin embargo, aquel genin no era así; él si parecía saber lo que conllevaba llevar aquel gorro, no era solo el hecho de ser seguramente el ninja más poderoso de la aldea, si no la persona más capacitada para dirigir y proteger.

— Servir y proteger; en eso podría llegar a resumirse la figura de la Arashikage ¿no crees? — pensó alzando la mirada a una vidriera que adornaba la biblioteca por unos instantes, para volver a su tarea recogiendo libros, pensando en las palabras que Roga le había dedicado.