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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
—Creo que entre tantas disculpas, mejor será dejarlo en que cada quién tiene sus fallos. Aunque bueno, si no no seríamos humanos, ¿verdad? — Juntó las manos. —Si quiere esta vez yo le ayudaré con al cena. Aunque usted esté aquí con los quehaceres, la verdad es que como mi hermano siempre me ayuda no estoy dispuesta a que hagan todo por mí. Permítame al menos esta vez ayudar con la comida. Así, podremos decir que fue trabajo en equipo. ¿Verdad? — Giró su cabeza. —Además así será mucho más rápido y tendrá el resto de la noche libre para usted — Dijo mientras ella misma empujaba su silla hasta la cocina.

—ES mejor así, ¿no? — Voltearía a verle.
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#47
Creo que sí, todos nos equivocamos.

Luego de esas palabras intercambiadas con ella, Isamu pudo alegrarse un poco. Lo último que quería era que la chica y él estén todos esos días en discordia.

Si, mucho mejor. Claro que podemos hacer la cena juntos. Ciertamente, va a ser mucho más rápido si lo hacemos en conjunto.—Contestaba la mirada de la chica con una sonrisa.—Entonces, si le parece bien el yakisoba, ya podemos ponernos con ello.

El shinobi inmediatamente se puso a buscar los elementos para cocinar, tanto los utensilios como los ingredientes de la receta.

Si le parece bien, puede cortar las verduras y hacer la salsa, mientras yo cocino los fideos y troceo la carne.—Dijo, aún recolectando algunos de los ingredientes.
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#48
—De acuerdo — Sonrió.

El resto de la noche por suerte fue mucho más tranquila, dándoles un respiro respecto al largo día. Luego de preparar la cena, pudieron pasar una noche bastante tranquila y amena. La lluvia ahora parecía mucho más calmada, caía incesantemente como si quisiera arrullar a los hijos de Amenokami y no hubo más relámpagos que anunciaran discordia.

Esta vez, la cena fue más tranquila y la muchacha parecía sonreír mientras degustaban de la comida que juntos habían preparado.

—Ehhh, esto está bueno. Ojalá pudiese guardar un poco para mi hermano para cuando regrese, aunque luego de refrigerar y recalentar se pierde algo de la magia del sabor — Comentó al aire. —Igual creo que no sobrará lo suficiente... Él no es tan buen cocinero. La clave de una buena comida es usar el amor como ingrediente secreto, pero a veces él cocina con tan poco entusiasmo. Por eso a veces prefiero hacer yo sóla la comida, que cuando él me ayuda es un desastre — Río.

Una vez terminada la cena, ella misma decidió lavar sus propios trastos, pues tal y como estaban, no tenía nada mejor que hacer. Solo era una forma de comerse el tiempo.

—Creo que iré a mi habitación. Lamento si no hay mucho que hacer aquí, la noche quizá sea larga para usted — Bajó la cabeza. —No dormiré aún pero, desde una vez le deseo las buenas noches, Maki-san— Diría antes de marcharse.
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#49
Durante la cena, el shinobi sentía todo el ambiente del lugar más ameno y tranquilo, o por lo menos para él. Lo dejaba aún más relajado el ver que la chica estaba a gusto mientras comía.

Se metía un poco de fideos en la boca y comía lentamente, mientras escuchaba a la muchacha hablar.

En verdad si está bastante rico, nos salió muy bien la comida. Quizá no sea lo mejor refrigerarlo, pero de todos modos puede hacérselo cuando él esté aquí.—Dijo luego de tragar.— Entiendo. Yo opino lo mismo, creo que si hay algo que no se hace con amor y dedicación, tanto la comida como otras cosas, termina saliendo mal. Tiene buena mano para la cocina, entiendo porque prefiere hacerlo usted.

Miraba como la chica se puso a lavar sus trastos al final de la cena y, al terminar esta, él haría lo mismo con los suyos.

No se preocupe, estoy bien. Además, quería descansar un poco. No pude dormir bien hoy y me desperté algo temprano.—Dijo ya terminando de lavar. —Buenas noches igualmente, Isa-san.

Al terminar de lavar los trastos, se dirigió a la habitación que se le asigno y se tumbaría en la cama un rato, pensando en todo lo que ocurrió en el día.
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#50
El resto de la noche transcurriría en silencio, tendría bastante tiempo para pensar, hasta que finalmente decidiese dormir. Las horas pasarían con tranquilidad, hasta que el genin finalmente decidiese descansar y cayese en su habitual sueño profundo. Pero esto acarrearía problemas.

No sabría cómo ni porqué, pero temprano en la mañana siguiente escucharía un insistente toqueteo en su puerta. Al inicio, no sentiría suficiente para arrancar su mente de los dominios del baku, pero pronto se volvería mucho más insistente.

—¡Maki-san! ¡MAKI-SAN! ¡MAKI-SAN! Llamaría a todo pulmón al genin, siendo que quellos gritos si que iban a hacerle despegar los ojos.
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#51
Él no tenía ningún problema con dormir en un lugar ajeno y en una cama que no es la suya. Tampoco sufre de muchas incomodidades al dormir, se puede tirar en cualquier lado y puede dormir plácidamente. De hecho, no pasó mucho tiempo desde que se acostó en el que su cerebro se apagó y se entregó de lleno al mundo de los sueños, en el que tan cómodo se siente y en el que tanto tiempo disfruta estar. Aunque, a veces, es mucho tiempo en el que está durmiendo y podría hacer otras cosas, o atender problemas como el que se le presentó. Lo que si es un gran problema, es cuando hay que despertarlo y las ventanas de posibilidades para hacerlo se disminuyen a solo un par de opciones. Por suerte, entre la baraja de situaciones para que pase, una es que le generen un ruido suficientemente fuerte para que este reaccione y despierte.

—¡Maki-san! ¡MAKI-SAN! ¡MAKI-SAN!

Dentro de la habitación, se escuchó retumbar unos gritos muy fuertes, los que hicieron que el shinobi despierte de una vez por todas. Algo atontado por su estado somnoliento, no reaccionó al instante que se despertó. «¿Qué mierda?...» Fue en los próximos segundos que su cerebro entró en estado de alerta y llegó a reconocer la situación. Su cuerpo, casi por instinto, se levantó al momento que entró en razón y se movió lo más rápido que su cuerpo le permitía moverse. Finalmente, al llegar a la puerta, se frenó en ella y, muy apurado y sin medir fuerza, la abrió...
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#52
—Maki-san...— Dijo con una cara de susto en cuanto el genin abrió la puerta, se le miraba bastante alterada. Ella apenas llevaba sus ropas de dormir y una bata. Aún estaba oscuro en el exterior por lo que se intuía que era aún de madrugada y el sol tras las nubes apenas estaba empezando a asomarse. —Es que, hay un desastre. Sígame a la cocina — la muchacha por su cuenta empezó a encaminar la silla.

No habían ni siquiera entrado, pero podía verse la puerta abierta y el piso mojado, siendo que la humedad provenía del interior. Al abrir, el sitio era un desastre. Habían tumbado unas sillas y el refrigerador estaba abierto de par en par. La olla con las sobras de la noche anterior estaba tirada y aparentemente se llevaron bastante de la comida que habían comprado el día anterior.

—Me desperté temprano como de costumbre, pero cuando vine aquí encontré este desastre. ¿Qué rayos pasó aquí? — Parecía incrédula. —Mi habitación está en la otra ala del dojo, así que no escuché nada. Pero como la sala de huéspedes estaba más cerca pensé que tal vez usted habría oído algo, ¿no notó nada raro?

Ciertamente, alguien había saqueado la cocina. El objetivo, claramente fue la comida. ¿Que haría ahora?
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#53
La preocupación del chico no bajo al ver que la chica estaba algo alterada. Lo que lo aliviaba un poco, es ver que la muchacha se encontraba en perfecto estado, sacando el nerviosismo. Él por fuera se mostraba más tranquilo, ya que no quería transmitirle una sensación de peligro a la contraria.

¿Qué pasó?

Fue a la cocina, acompañandola y estando en alerta en todo momento. Era extraño la situación que se le plantaba y no sabía que es lo que había pasado en la cocina aún.

¿Pero qué...—Sin terminar la oración, vio a la chica y se rasco la nuca al escuchar su pregunta.—Tengo el sueño un poco pesado, no suelo escuchar nada cuando duermo. Incluso, aunque lo que haya hecho esto hubiera generado mucho ruido o no, si no es un ruido lo suficientemente fuerte, es muy difícil que me despierte.—Dijo seguido de un suspiro, ya que si no fuera por ese pequeño problema que tiene, probablemente se hubiera despertado.

»Lo que no entiendo mucho es por qué es este lugar el único que esté así.—Se iba adentrando de a poco a la cocina y mirando para casi todos lados.—Si le soy sincero, no entiendo muy bien la situación. Si se metió una persona, era alguien que estaba hambriento y solo vino a buscar comida. Aunque quizá me equivoco...—Hablaba, como pensando en voz alta mientras se frotaba un ojo.—Quizá debería pegarle un vistazo en todo el lugar, no queremos encontrarnos con sorpresas.

Miró por la ventana de la cocina para ver si veía algo. Volvió para atrás en sus pasos y salió de la cocina, estando atento al pasillo.

¿Usted no escuchó nada cerca de su habitación? ¿Lo único que vio fue esto?—La miraba de reojo.
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#54
Al examinar con más detenimiento la escena del crimen podría corroborar que en efecto únicamente habían saqueado la comida como teorizaba. La ventana se encontraba cerrada, tal y cómo la dejaron el día anterior. No había señas de haber sido forzada por dentro ni por fuera. Al salir e investigar el resto de la casa, por el momento, lucía totalmente intacta. Analizando con detenimiento el piso, vería que el rastro de humedad que iniciaba en el comedor seguía por el corredor, desvaneciéndose al llegar al patio principal del dojo, siendo que bajo la lluvia no era posible que persistiese.

—No, pasé la noche bastante tranquila. Me acosté a las diez y dormí sin mayor inconveniente hasta que me levanté por la mañana — respondió pensativa mientras observaba el rastro.

Si revisaban todo el interior de la casa, no habría más señales de violencia. El rastro, no llevaba a nada más.
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#55
Una vez fuera del comedor, llega a notar el rastro que había en el piso y se dirigía para fuera. En un principio, su mirada se fijó en el final del pasillo a pesar del rastro, pero finalmente si seguiría el rastro que llegaba hasta el patio. Llegado al lugar, el rastro, obviamente, no estaba más por la lluvia.

Em...—Rascaba su mejilla, viendo a un lado y otro.—Esto me dejó aún más confundido, si le soy sincero.—Suspiró, sintiéndose incluso un poco frustrado.—Voy a revisar toda la casa, diría que me acompañe para que no se quede sola.

Inmediatamente, se puso a recorrer la inmensidad de la casa de punta a punta, sin dejar ningún lugar sin revisar. Lo hizo con cautela y estando en un estado de alerta constantemente. Aunque, finalmente, no iba a encontrarse con nada. Todo estaba igual que el otro día, el único problema estaba en la cocina.

Ya estando en la cocina, el shinobi se encontraba más intrigado que antes.

Quizá pasó lo que le he dicho, alguien que simplemente tenía hambre. Pero de todos modos voy a estar alerta. Iré a buscar un trapo o algo para limpiar todo esto.—Salió nuevamente del lugar, mientras se le escapaba un bostezo en el camino.—Luego deberíamos ir a comprar de nuevo.—Se le escuchó a lo lejos.
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#56
—Me preocupa que vuelva a suceder... — se llevó los dedos a los labios. —Pero tiene bastante razón en que tenemos que reponer la alacena — Suspiró pesadamente. —Iré a terminar de arreglarme, que con todo este desastre se me olvidó que aún estaba en pijama —. Se sonrojó. —Llámeme cuando termine de limpiar e iremos a comprar más ingredientes para el desayuno — Se dio la vuelta y llevaría su silla de regreso al otro lado de la casa.

La entrada del intruso no era para nada parte de la misión del joven shinobi, pero eso no quitaba que era muy misterioso todo aquel asunto. Los utensilios de limpieza estaban donde siempre, siendo el piso el realmente afectado en ese sentido. Por lo menos las vajillas y demás utensilios frágiles estaban en su sitio. Aparentemente quién quiera que vino se atragantó directamente de la olla sin recurrir a cubiertos.
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#57
¡Claro!—Habló fuerte, estando un poco lejos de ella al escuchar lo de las compras. Él no se había dado cuenta del pijama, ya que todo había sucedido muy rápido y no tuvo tiempo para detalles como ese, por lo que no le tomó mucha importancia.

Luego de ir a buscar los utensilios, llegó con una fregona a la cocina y comenzó a secar el piso que se encontraba totalmente mojado. Levantó la olla, levantó las sillas, cerró el refrigerador. Básicamente intento dejar todo como lucía antes de que pase el desastre. «Quizá un animal... pero el refrigerador estaba abierto, no tiene sentido.» Produjo un ruido de quejido con la boca y, de mientras, estaba apoyado en la pared mirando la cocina, para ver si estaba todo ordenado y limpio. «No sirvo para deducir este tipo de cosas, soy algo inútil en esta situación.»

Al ver que ya todo estaba en orden y limpio, se encaminó hacía la habitación de la muchacha.

¡Isa-san!—Pronunció fuerte desde el pasillo, aún quedándole unos cuantos pasos para llegar a su puerta.—Ya ordené todo ¿Esta lista para salir?
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#58
—¡Voy ahora mismo!— Aunque ese ahora, se volvieron unos diez minutos. Ciertamente, ella tenía algunas dificultades para arreglarse sola y tardaba más de lo normal. Cuando finalmente salió, vestía una yukata verde marino y se había recogido el cabello en una coleta media alta. Aparentemente aún estaba mojado, pues se acababa de bañar, pero con el clima de Amegakure, más tarde que temprano se mojaría de nuevo. —Ahora sí, nos vamos — Indicó esperando a que él shinobi pudiese encaminar su silla de ruedas, nuevamente partiendo hasta el distrito comercial.

En el camino, la muchacha parecía aún algo tensa por los sucesos de la mañana, por lo que no tardó en hablar aún mientras realizaban la compra.

—Es raro que halla ocurrido esto... ¡Si hasta los vagos evitan dormir a las afueras del dojo! — El tema sensible salía a la luz de nuevo, pero ciertamente tan mala era la fama de la supuesta maldición de la familia. —Ni siquiera se me ocurre por donde pudo haber entrado el ladrón, pero bueno — Suspiró pesadamente. —Mientras no suceda de nuevo, pues me duele admitirlo. Ciertamente mi hermano y yo apenas podemos sostenernos con lo básico para sobrevivir, sin nada más de dinero que para eso — suspiró de nuevo.

De hecho, el propio genin notaría que ella ahora tomaba muchos menos ingredientes que el día anterior.

—Se suponía lo del refrigerador era para el resto de la semana, y pasa lo que pasa.
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#59
Vale.

Se quedó esperándola a unos metros de la habitación. No pensó que iba a tardar mucho, pero tampoco era que le molestase esperar de más. «Me esta dando un poco de mal espina todo esto...»

Al finalizar la espera, vería a la muchacha ya arreglada y preparada para ir a hacer las compras.

Vamos.—Le dirigió una sonrisa y fue para ayudarla con su silla.

El chico notó que la muchacha estaba actuando diferente, era raro que todavía no haya hablado ni nada. Él no intento hacer mucho tampoco para que ese ambiente cambie, quedándose callado y limitándose a hablar, solo cuando ella le dirija la palabra.

La verdad que si fue bastante raro. Quizá no soy la persona más inteligente o analítica de todas, pero tampoco le encuentro sentido a lo que pasó.—No le molestaba ser totalmente sincero y directo con sus palabras.

»L-lamento escuchar eso...—Eso último lo había tocado bastante. Después de todo lo que pasaron los hermanos, le dolía que sigan pasando cosas y más si es que no tenían para sustentarse bien. Ya había logrado empatizar mucho con ella en ese único día que tuvieron de convivencia.—Déjeme pagar algo de lo que vamos a comprar. Por suerte, últimamente estoy bien y, al estar ahora trabajando como ninja, me puedo mantener bien.—Eso era algo que no estaba dentro de sus responsabilidades de la misión, pero no soportaba ver esa situación.
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#60
Ella puso cara de sorpresa, girando a verlo con los ojos como platos. Le hubiese gustado negarse, decir "no gracias estoy bien" pero mientras sus ojos se cristalizaban y empezaba a morder su labio inferior, no podía pronunciar esas palabras. Sus dedos se aferraron con aún más fuerza a los apoyos de su silla de ruedas. La congoja le invadió.

—Lo siento, lo siento mucho, Maki-san...— Hizo un esfuerzo por no romper a llorar ahí mismo. Estaban en público y lo último que necesitaba era llamar la atención de aquella manera tan escandalosa.

Era simplemente, que desde hace mucho nadie se había mostrado realmente amable con ella. Aún cuando no quería dar lástima, lo cierto es que en el ondo lo que realmente anhelaba era un poco de luz en el camino oscuro. Ahí, el genin fue una pequeña vela que alumbró aunque sea por unos instantes ese sendero. Los pequeños gestos, causaban una gran diferencia.

—Lo siento tanto, gracias, gracias Maki-san...
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