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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
Lentamente los ojos del shinobi se iban abriendo. Lo primero que hizo fue estirar sus brazos para arriba, sintiendo algo molesto su cuerpo por haber dormido en el piso. Acertó en levantar la parte superior de su cuerpo, notando que aún sentía dolor pero no tanto como antes. Con un gran esfuerzo, apoyó sus manos en el piso y con fuerza hizo el impulso para poder levantarse.

Estando ya de pie, comenzó a estirar sus brazos de manera vertical, despabilándose un poco e intentando alivianar la molestia que sentía por haber dormido con esa postura. Molestia que probablemente se le iba a pasar en un rato.

Fue cuando comenzó a salir de su habitación que su estómago hizo un ruido algo fuerte, dando a indicar que se encontraba con algo de hambre. «Que hambre...» Sus manos se posaron en su abdomen y sus pasos se dirigían directamente a la cocina. Al entrar a la misma, notó que Hangaku no se encontraba ya ahí. No sabía bien si ya se había despertado y no lo quiso despertar a él, habiendo desayunado ella sola. O si, simplemente, aún se encontraba durmiendo, algo raro ya que durante esos días siempre se despertó temprano. Aunque, podía ser entendible por la noche que tuvieron.

Por no querer molestar a la muchacha en su habitación, decidió que iba a hacerse el desayuno, a pesar que ya era un poco tarde. Si llegaba a llegar Isa a la cocina, se iba a poner hacer algo para ella que quisiera desayunar. Bueno, si esta la dejaba, ya que últimamente le mostró que la chica le gustaba mucho cocinar. Simplemente tomó un tazón y puso cereales y leche, comenzando a comer lentamente y sin mucho apuro.
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#92
Pasarían unos veinte minutos, siendo que hasta ese momento aparecería la muchacha por la zona del comedor. Su cabello estaba aún algo desaliñado, y sus ojos estaban extremadamente rojos. No parecía haber dormido para nada bien comparado a los dos días anteriores, siendo que incluso llevaba aún su largo camisón de tela que la hacía lucir como una abuelita.

—¡Maki-san!— Parecería abrir finalmente los ojos, parpadeando con sorpresa al tenerle ahí tan pronto. —Ay no puede ser, quería compensarlo y que no se esforzase mucho hoy por la mañana, ¡pero usted ha llegado primero! — Se sonrojó y entró a la cocina. —Aunque me parece extraño que esté tan claro, no deber- ¡¿EEEHHHHHHHHHHHHHHHH?! — Se llevó amabas manos a la cara, horrorizada al ver el reloj. —¿TAN TARDE ES? Ay amenokami mio, hay amenokami mío — Giró la cabeza a los lados. Varias veces.

—Qué retraso, no sólo que hoy necesito tener una refacción para cuando mi hermano vuelva pro la tarde... Aunque, supongo que ya que el desayuno será tarde, quizá podamos almorzar un poco más tarde aprovechando el problema. Ay no puede ser, ¿cómo me quedé dormida? — Suspiró.
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#93
Cuando la muchacha entró al comedor, el shinobi se encontraba dejando el cuenco que había usado para su desayuno secando, ya que lo había terminado de lavar. Dio una media vuelta para quedarse mirando a la chica, agarrándolo un poco por sorpresa con todo lo que está venía a decir.

Tranquila tranquila...—Movía sus manos para atrás y delante, en un intento de que se calme.—Aún tenemos tiempo para todo, no se preocupe.

Pegó un leve suspiro y dejo mostrar una sonrisa, con los labios cerrados. Se cruzó de brazos y se apoyó contra la mesada.

Yo acabo de desayunar, disculpa si no la esperé. Tenía un poco de hambre.—Rió un poco forzado y se rascó la nuca con el índice.—Y supongo que usted también tendrá. Así que, si quiere algo para desayunar, puedo hacerlo... Aunque si se encuentra algo apurada, puedo ir adelantando las cosas que hay que hacer antes de que llegue tu hermano.
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#94
—Creo que me bastará algo de pan tostado con mantequilla, hoy no estoy para desayunos largos pero tampoco me puedo quedar con el estómago vacío — Alzó el puño con decisión. —Por lo menos hoy no necesitaremos hacer la compra de nuevo, ya que hoy papá no se llevó las provisiones sin aviso — Bromeó. —Eso sí, mejor todo listo. Que luego mi hermano va a querer ayudar pero digamos que el no tiene mano para las cosas que requieran cariño. Es cierto que tiene la buena voluntad de ayudarme pero si queremos que sea medianamente comestible será mejor que afine yo los detalles — Río nerviosa.

—Iré a arreglarme y regresaré pronto a comer — Se dió la vuelta. —¡Ah! — se volteó a último segundo. —Y quiero un café con tres de azúcar por favor — voltearía de nuevo antes de regresarse.

Ella no mencionó nada de las sábanas mojadas del cuarto de huéspedes, porque, bueno, en realidad no estaba enterada del cómo fue la pelea.
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#95
Reía un poco antes los comentarios de ella.

Bueno bueno, lo importante es la intención. Por lo menos su hermano intenta ayudar, ¿no?

Al ver que se volvía y salía del comedor, dejo de reposar en la mesada y una vez más empezó a estirarse, esta vez arqueando un poco su espalda estando aún de pie.

Vale, Isa-san. Venga en unos minutos que ya me pongo en ello.

Ni bien estaría solo en el lugar, comenzaría a hacer el café y los panes tostados que esta le había pedido.
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#96
La muchacha, pese a todo, se tomó su tiempo para ducharse y arreglarse. Aunque bueno, bien podría ser que su propia condición la limitase para ello. Pasaría una media hora entera hasta que la muchacha regresó, cabe decir, aún con el pelo mojado, pero al menos ya no vestía las prendas de dormir.

—Ay como lo lamento en serio Maki-san, en serio no quería tardarme tanto. Solo espero que la comida nos e haya enfriado — Dijo apenada deslizando su silla a toda la velocidad que sus brazos le permitían. Ciertamente estaba muy, pero muy roja. —Lo siento es que se me va el tiempo con arreglarme. ¡Y ni siquiera lo he hecho bien esta vez! — Bufó. —Bueno, comeré aunque sea en frío y ya luego iremos pensando en el amuerzo para la tarde. Mi hermano había ido a una C, así que seguramente estará más cansado de lo habitual — Acotó.

De inmediato iría al comedor a ver que había en la mesa.
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#97
Apoyó el desayuno en la mesa al poco tiempo de que Hangaku se haya ido. Quizás se había apurado de más, teniendo en cuenta que la chica tenía que arreglarse y demás. Simplemente se quedó mirando a por la ventana, distrayéndose un poco con las afueras de la cocina para encontrar entretenimiento que algo le faltaba. Después de todo, no había otra cosa que podía hacer. Quizás pudo adelantarse a arreglar un poco la casa antes de que llegué el shinobi de su misión.

«¿Sabrá que toda la habitación esta totalmente mojada? No me mencionó nada sobre eso.» Suspiró, sabiendo que tarde o temprano tenía que encargarse de eso y que hasta el momento era un detalle que había pasado por alto.

Escuchó de lejos como se acercaba la chica y viró su mirada hacía dirección al pasillo, esperando que esta haga acto de presencia.

No hay problema. Quizás tuve que tener en cuenta ese tiempo.—Sonrió viendo como ella entraba al comedor.—Está bien. Lo mejor sería que llegue y pueda estar tranquilo aquí.

Luego de unos segundos de silencio, agachó su cabeza y perdía su mirada en un lugar donde no vea sus ojos.

Por cierto, no se si vio la habitación de huéspedes. Puede que haya sido afectada un poco por... lo de ayer.—Dijo, raramente, apenado por lo que había pasado allí.
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#98
La muchacha entró sin pena al lugar, acercándose al lavamanos y luego a al mesa para proseguir a ingerir su desayuno. Sin embargo, apenas había dado las gracias paradar un pequeño bocado cuando las palabras de Isamu no tardaron en llegar.

—¿Hum? — Giró la cabeza ante la última frase del genin, pero no respondió de inmediato. Masticó varias veces y se apresuró a tragar su tostada para luego beber y despejarse a garganta.Finalmente, respondería. —En cuanto termine de desayunar iré a ver, no puede ser tan grave... — Dijo despreocupada.

Pero una vez terminó su escueta comida y se dirigió a la habitación, lo que encontró fue inesperado.

—¿¡PERO QUÉ!? — Se adentró, e incluso tocó la húmeda puerta del armario por que no le daba la cintura apara agacharse a tocar el piso, pese a que el sonido de madera inflada era más que claro. —A padre se le ha ido la mano esta vez —[/colro] Se llevó la mano a la cara. [color=magenta]—¿Y usted durmió aquí ayer? ¿Si quiera pudo hacerlo? En serio lo lamento muchísimo — suspiró.

La muchacha negó con la cabeza. —Esto no se secará para hoy en la noche, pero es lo de menos. Hagamos lo posible hoy y luego a preparar la comida especial. A decir verdad no sé a que hora exacta volverá, pero bueno, al menos ya tenemos en que ocuparnos el resto del día — Dijo resignada. —¿Podría encargarle esta habitación mientras me ocupo de la comida? Si necesita un tendedero para toda la ropa de cama que s emojó hay un tendedero bajo techo al otro lado del patio.
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#99
La acompañó hasta la habitación luego de que ella terminase de comer, para ver que era lo que decía sobre el incidente.

Tengo el sueño un poco pesado, la verdad puedo dormir en casi cualquier lado.—Rió nervioso, intentando alivianar las disculpas de ella.

Claro, Isa-san. Puedo encargarme de esto, no se preocupe por la habitación.—Sonreía, nuevamente, en intentar dejar en paz a la chica.—Usted enfóquese en la comida así le sale muy rica.

Inmediatamente luego de hablar, se metió al cuarto y comenzó a sacar la ropa que se encontraba húmeda, como para empezar por algún lado.
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—¡Que pueda hacerlo no significa que deba hacerlo! — Agitó los brazos. —Hay muchas habitaciones acá en la mansión.Pude haberle prestarle el viejo cuarto de mis abuelos o él de papá en todo caso, si al final de cuenta fue la culpa de él. — Se sonrojó. —Bueno, supongo que ya se lo podré pagar luego — Notó claramente que el genin tenía intenciones de terminar el trabajo pendiente. —Llamaré cuando termine la comida. Ya veré como estiro la alacena — Diría para finalmente marcharse.

La limpieza no sería fácil; ciertamente quitar la humedad de las puertas eran la peor. Prácticamente tendría que desmontarlas para ello. y no es como que en Amegakure pudiese uno dejar las cosas al aire libre para que se secasen.

Como habían empezado con el quehacer casi que a medio día, la hora del almuerzo prácticamente fue omitida, aunque mientras el genin se ocupaba de la respectiva limpieza, notaría un aroma peculiar proveniente de la cocina. No parecía que Hangaku estuviese cocinando algo tradicional, sino que un extraño aroma a frituras inundaría las fosas nasales del joven, aunque no parecía que la muchacha lo fuese a llamar aún.

Sea dónde sea que estuviese Isamu en ese momento, Ssría ya a eso de las tres, cuando finalmente hubiese terminado con su labor, que escucharía como alguien claramente entraba por la puerta principal, y tras cerrarla, caminaba por el patio.
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Por dentro le dio un poco de gracia lo que ella dijo, ya que no se le había pasado por ningún momento por la cabeza ir a alguna habitación. Quizás el momento o el cansancio que sentía no lo hizo ponerse a pensar bien que es lo que iba a hacer. O, simplemente, solo no había entrado esa variante en su cabeza antes de tirarse al suelo a dormir, independientemente de su estado.

La ropa húmeda que iba sacando del cuarto la dejaría en un tendedero de pie, que posteriormente llevaría al cuarto de lavado para dejar que se sequen allí. Así mismo, tomó las sabanas y almohada que se encontraban húmedas y las dejó en otro tendedero. El futón y el armario, al ser dos cosas de gran tamaño y que no tenía mucho sentido llevarlas a algún lugar a que se sequen, simplemente las dejó donde estaban, esperando que la naturaleza haga su trabajo por sí sola.

Quizás por mala costumbre, dejó la tarea más difícil para el final, aunque tampoco era la primera que había visualizado y tampoco tenía pensado donde iba a dejar las puertas. Con cierta delicadeza, iba moviendo las puertas para arriba y abajo, desmontando las puertas con parsimonia. Al terminar de desmontarlas, las dejó apoyadas dentro de la habitación, pensando que iba a hacer con su mano rascando su nuca. Pensó en dejarlo en algún lugar techado de afuera, pero se iba a terminar mojando por obvias razones. Finalmente, simple y llanamente, dejó las puertas en una habitación donde entre un poco de aire y sea lo bastante grande para dejar las puertas.

En medio del proceso, había sentido un leve olor a frituras, algo que lo sorprendió pero lo asoció a que solo era su imaginación. Aunque al terminar la limpieza y pasar cerca del pasillo nuevamente, recordó ese olor y pensó que iba a provenir de la cocina. Y ya se sabe que pasaba cuando el genin sentía intriga sobre algo. Su paso iba directo a la cocina, preparado para husmear que era lo que producía ese olor. Aunque, unos segundos antes de poder llegar a la cocina, se detiene al escuchar como alguien había entrado a la casa. Rápidamente, saldría a mirar el patio, esperando ver y reconocer quien era la persona que se estaba adentrando a la casa.
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El joven guiado por su curiosidad, cambió de objetivo, pasando de la cocina al patio de la entrada, aunque ahí encontraría a alguien que si bien lucía familiar no le era conocido para nada. Los ojos aguamarina, o mejor dicho, el ojo era de un tono que claramete podía asociar a esa familia, aunque en este caso la persona carecía de uno, portando en su lugar ¿el guarda de una espada? atado con una cinta a manera de parche sobre el lado derecho. El pelo violáceo también era reconocible, aunque en este caso estaba adornado con varios rayos de color fucsia chillón. El peinado era curioso, porque llevaba una coleta retenida con kogai y adornos kanzashi con un aire claramente femenino pese a que sus facciones eran masculinas, porque sí, era un chico, y con cara de muy pocos amigos. Llevaba un daisho en la cintura, aunque uno de los mangos de sus espadas parecía bastante desgastado.

La mirada del recién llegado se clavaría de inmediato al ver como el Hōzuki se asomaba desde el pasillo.

—¿Quién eres? — Diría a secas.

Por la estatura y la voz, básicamente se podría asumir que tenía una edad similar a la del propio Isamu. También tenía un aire amenazante, pero sin duda mucho menor a la del padre de familia que conoció el día anterior.
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Vio como el muchacho se introducía al lugar y rápidamente identificó al muchacho que una vez se le fue descrito. Lo miró de lejos y se dio el lujo de ver cada detalle del otro shinobi de pies a cabeza. Lo principal, evidentemente, era el ojo que a este le faltaba, algo que lo sorprendió un poco a pesar de que ya sabía sobre su condición. Otra cosa era los rasgos que este poseía, tanto el color de los ojos como el del cabello eran iguales a los de sus familiares. Aunque este último esté adornado, pudo llegar a reconocer el color típico que también poseía Hangaku y su padre.

Al escuchar al contrario, se quedó perdido por unos segundos y callado. Quizás por sentirse algo intimidado por su presencia o, simplemente, se encontraba algo distraído.

Perdón...—Pronunció al recomponerse.—Soy Maki Isamu. Karaga me contrató para cuidar a Isa-san mientras ella y tu estaban fuera.—Miraba fijamente al muchacho, intentando mostrarse seguro ante sus palabras.

Sentía cierta tensión al encontrarse ante aquella situación. Aunque, ya de por sí, agradecía que ese encuentro sea mucho más ameno y tranquilo para él, en comparación con el que había tenido ayer.
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El muchacho no respondió absolutamente nada, simplemente se le quedó viendo con su único orbe en una gran cara de póquer, para luego simplemente avanzar sin decir una sola palabra, continuando su camino a adentrarse a la casa sin volver a dirigir la palabra al Hozuki. En su lugar, pasó a su lado como si este ni siquiera estuviese ahí presente, como si no fuese más que otra de las piedras de aquel patio. Si nada más lo interrumpía le muchacho simplemente se dirigiría a la cocina, justamente de la misma dirección de dónde provenía el misterioso aroma a frituras que había percibido con anterioridad. Probablemente el chico de la coleta también pudo olfatearlo.

Si decidía seguirle o no, ya sea por la curiosidad de la comida o por el mismo joven, le vería simplemente entrar a la habitación sin siquiera tocar y alcanzaría a escuchar la conversación que se cocía en la cocina.

—Ya vine.

—¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!— Hubo un grito de sobresalto por parte de Hangaku. —AVISA LA PRÓXIMA VEZ QUE ENTRES — Le regañaría.

—Estaba avisando...

—¡MAKI-SAN!— llamaría la muchacha al pelinegro ya sea que estuviese o no cerca.
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La mirada de Isamu se había quedado clavada en el chico, esperando alguna respuesta. Pero, simplemente, el contrario decidió avanzar sin dirigirse hacia él. Sintiéndose ignorado, se quedó mirando como el muchacho seguía su rumbo y pegó un resoplido, moviendo uno de sus mechones de cabello que caía por su cara. Aunque, no hizo nada más con respecto a eso. Comenzó a caminar, siguiendo el trayecto del shinobi, ya que por lo menos quería saber que iba a hacer. Esto lo terminaría llevando a la cocina.

«Solo se parecen en lo físico.» Había escuchado de lejos, mientras estaba por llegar a la cocina, el fugaz encuentro que habían tenido los hermanos, luego de haber pasado unos cuantos días separados uno del otro.

Si.—Dijo llegando a la cocina, estando a unos cuantos metros de la espalda del recién llegado y asomando su cabeza para que Hangaku pueda llegar a verlo.—Dime, ¿necesita algo?
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