Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Con una coordinación digna del circo del Sol, ambos levantamos la pesada losa de madera con huecos para patas que debiamos montar en un lado de la sala y la conseguimos llevar hasta donde ibamos a montarla.
— A la de tres lo dejamos en el suelo poco a poco, para no hacernos daño en los dedos, ¿vale?Una, dos... ¡Y tres!
Imité a Eri-hime y finalmente dejamos la tabla en el suelo de forma segura, sin ningún accidente adicional.
— ¿Cómo está tu tobillo? ¿Quieres que hagamos una pausa? Ahora solo queda limpiar y ponerle las patas a la cosa esta. ¿Qué quieres hacer primero? ¿Quieres que limpie yo y así puedes descansar tú?
Me sequé una gota de sudor que había decidido bajar de mi frente. Ya había dejado claro que su seguridad era más importante que la misión o la velocidad a la que la completemos, si Eri-hime se lesionaba en mi presencia tendría que hacer el Seppuku cuando acabara mi vida de servidumbre para enmendar tal error.
26/05/2017, 19:26 (Última modificación: 26/05/2017, 19:26 por Uzumaki Eri.)
Sentía la necesidad de tachar aquella tarea de su lista de tareas invisible con algún rotulador invisible, pero se abstuvo de hacer alguna estupidez en frente de otra persona, así que levantó el pulgar en modo de aprobación y guiñó un ojo.
— ¿Cómo está tu tobillo? ¿Quieres que hagamos una pausa? Ahora solo queda limpiar y ponerle las patas a la cosa esta. ¿Qué quieres hacer primero? ¿Quieres que limpie yo y así puedes descansar tú?
—Estoy bien Nabi-kun, no te preocupes. — Dijo moviendo un poco la pierna. — Aunque creo que lo que me duele más es el pie que el tobillo, esta noche me aseguraré de poner los pies en agua fría durante un tiempo.
Luego imitó al chico y se retiró el cabello de la frente para quitar el poco sudor que se había instaurado en aquella parte de su rostro.
— ¿Qué tal si empezamos primero montando esto y luego limpiamos? Así creo que será más sencillo. — Preguntó llevándose la mano tras su nuca, luego se giró para ver cómo demonios iban a montar aquello, no parecía tan difícil: cuatro patas, cuatro palos y una madera que debería encajar.
»O bien nos repartimos el trabajo si quieres.
También era una alternativa válida.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Estoy bien Nabi-kun, no te preocupes.Aunque creo que lo que me duele más es el pie que el tobillo, esta noche me aseguraré de poner los pies en agua fría durante un tiempo.
— Bueno, pero si te sigue doliendo o se pone de un color raro ves al hospital a que te echen un vistazo.
— ¿Qué tal si empezamos primero montando esto y luego limpiamos? Así creo que será más sencillo. —
Parecía una idea tan valida como cualquier otra, tampoco es que el orden fuera a alterar el producto final, asín que como si quería aplaudir media hora antes de empezar a hacer algo. Tenían demasiado tiempo para algo tan sencillo como preparar una sala.
— Como mandes, Eri-chan.
»O bien nos repartimos el trabajo si quieres.
Esa era una idea que había descartado por razones de seguridad.
— No creo que sea seguro que monte uno solo el escenario, yo lo sujetaré mientras tú le pones las patas, porque si no tendrá que sujetarlo el que esté poniendo las patas y sera mucho más complicado y arriesgado, aunque si quieres ya me ocupo yo y tu limpias.
— Bueno, pero si te sigue doliendo o se pone de un color raro ves al hospital a que te echen un vistazo.
— ¡Síiiii! — Respondió con una sonrisa.
Al final lo que parecía más válido era que ambos montasen el escenario y luego limpiasen, juntos. Aunque seguía empeñado en hacer las cosas que parecían más arriesgadas solo porque ella no sufriese más daños. «Seguramente es porque he parecido una inútil al no poder sujetarlo bien...»
Negó con la cabeza.
— Mejor primero montamos las patas y las juntamos con las barras estas y luego subimos y montamos la tabla para encajar las patas a los huecos. — Respondió la joven tomando dos de las patas y poniéndolas de pie. — Encárgate de esas dos mientras yo pongo estas aquí, luego ponemos las barras y por último subimos la tabla.
Tomó una de las barras de hierro y comenzó a intentar encajarla en las patas que había tomado ella.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri-hime-sama-chan negó con la cabeza cuando le propuse mi idea, así que quedó totalmente descartada y denegada como idea y como algo.
— Mejor primero montamos las patas y las juntamos con las barras estas y luego subimos y montamos la tabla para encajar las patas a los huecos. Encárgate de esas dos mientras yo pongo estas aquí, luego ponemos las barras y por último subimos la tabla.
— No me acordaba de las barras, culpa mía. Muy bien entonces, montemoslo.
Cogí mis patas y mis barras y empecé a encajarlas. Iban a presión asín que necesitaba hacer fuerza para que encajasen, un poco más de fuerza de la que yo hubiera pensado en principio pero no la suficiente como para que el gran Senju Nabi no pudiera llevarlo a cabo. Una vez mi mitad estaba completada observé la deliciosa silueta de mi preciosa compañera antes de anunciar el fin de mi cometido con una sonrisa.
— Pues solo queda juntar las dos mitades y poner encima la tabla. ¿Quieres hacer los honores, Eri-chan?
Imitó a Nabi y se puso manos a la obra para encajar todas las patas, luego las colocó de nuevo ya que con tanto movimiento se habían descolocado y cuando quiso esperar que el Senju terminase de unirlas, para su sorpresa él ya había terminado.
— Pues solo queda juntar las dos mitades y poner encima la tabla. ¿Quieres hacer los honores, Eri-chan?
— Oh, claro. — Asintió mientras se acercaba a las patas que aun no estaban conectadas por las barras, y con un poco de fuerza logró unirlas para que quedase un rectángulo perfecto esperando por su sombrero de madera. — Ahora la tabla, ¿coges tu por la derecha y yo por la izquierda?
Eso sí que no lo podía hacer ella sola, así que se acercó tranquilamente a la tabla y se agachó para ver por donde debía tomarla, esperando por su compañero para terminar una de las dos tareas encomendadas.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Ambos habían terminado casi al mismo tiempo, así que ahora solo quedaba unir las dos partes, Eri accedió a completarlo ella, no era posible ninguna otra alternativa. El contacto con Eri-hime podría contagiar algo de su perfección al escenario, igual hacía brillar más aquella aula sin siquiera pensarlo o tal vez era su sola presencia la que coloreaba el mundo detrás de mis ojos.
— Oh, claro.Ahora la tabla, ¿coges tu por la derecha y yo por la izquierda?
— Por supuesto, Eri-chan.
Le contesté con una sonrisa afable. Era tan fácil estar feliz con ella cerca, insultando todos mis días grises y todo mi rencor acumulado, llamandoles diminutos e inservibles ante la grandeza de su belleza. Y esa sensación... me llena de determinación.
Me acerqué a mi lado de la tabla y me preparé para levantarla cuando Eri-hime me mandara.
Ante la afirmativa del rubio, la joven volvió a sonreír y se puso en su posición, tomando su parte de la tabla y esperando a que el chico se posicionase en su lugar para volver a repetir el proceso que antes habían hecho al sacar la tabla.
— A la de tres, subimos la tabla y la colocamos con sus patas, ¿vale? — Informó. — Una, dos... ¡Y tres!
De nuevo hizo fuerza y la tabla volvió a elevarse sin ningún contratiempo, Eri se movió lentamente hacia el lugar donde reposaban las partes bajas del escenario y levantó por encima de su cabeza la gran tabla que llevaban, la gracia era... Que Nabi no tenía que subirlo tanto.
— Pongámoslo primero encima, luego revisamos tu por ese lado y yo por este. — Alegó mientras su cara empezaba a adquirir un tono rosado por el esfuerzo de mantener los brazos hacia arriba. — ¡Vale, suéltalo a la de tres... Una, dos, ¡tres!
Y la tabla cayó sobre sus patas, aunque no del todo encajada...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
— A la de tres, subimos la tabla y la colocamos con sus patas, ¿vale?Una, dos... ¡Y tres!
— Vale, jefa.
Parecía que Eri-hime ya se había adaptado completamente a su rol de lider, muchisimo más de lo que lo hizo él en aquella misión que habían llevado a cabo con Riko. Daba ordenes claras y sencillas y coordinaba perfectamente los movimientos de ambos. Bajo tan perfecto mandato no nos costó nada alzar la tabla y llevarla hasta donde debería estar.
— Pongámoslo primero encima, luego revisamos tu por ese lado y yo por este.¡Vale, suéltalo a la de tres... Una, dos, ¡tres!
Dejamos la tabla sobre sus patas pero parecía que no había encajado del todo, así que antes de que Eri-hime me mandara hacerlo como buena lider que era me adelanté y alzé levemente la tabla empujandola un poco. Con un ruido sordo la tabla bajo unos milimetros, donde a entender que finalmente estaba bien encajada.
— Perfecto, pues esto ya está. ¿Y ahora, Eri-chan-sama-senpai?
El sama se me había escapado y el senpai había sido para disimularlo antes de que me rajase y me robase la cartera por tratarla con el respeto que se merecía.
Una vez el escenario ya estaba montado, lo único que quedaba era limpiar todo y decírselo al encargado. Era una tarea sencilla, incluso más que montar el escenario, miró los cubos, las fregonas y las mopas para limpiar y luego miró a su alrededor.
— ¿Qué tal si ahora tu subes ahí arriba y abres las ventanas mientras yo voy a llenar los cubos y busco algún producto para limpiar el suelo? — Preguntó mientras se alejaba a coger los cubos.
Los amontonó y tomó el asa del que quedaba fuera, eran bastante ligeros así que con una mano bastaba.
— Ahora vuelvo, ah, ¡y te he escuchado! ¡A la próxima vez que me llames sama o senpai... Te obligo a invitarme a comer dangos!
Y con una pequeña sonrisa abandonó el lugar en busca de agua y productos de limpieza, seguramente tendrían en el almacén pero ya no se acordaba si los había visto o no, cuando volviese miraría de nuevo por si acaso. Nada más salir del lugar, cercana a la entrada había unos grifos de agua donde llenó los cubos un poco más allá de la mitad y los tomó con cautela para que no se cayesen y se desparramasen.
Solo quedaba volver, limpiarlo todo y a casa.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La pereza que me daba ponerme a limpiar era gigantidastica. Podría montar cien escenarios más y me agotaría menos física y mentalmente que poniendome a limpiar. Además que limpiar es una tarea sin final, siempre pueden venir y decirte "¿Y le has dado cera al suelo? ¿Y has echado esto y esto ahí y ahí?" Y te denegan la misión y otra vez al paro.
En cambio en las misiones de "Encuentra a mi gato" si lo encuentras guay y si no, pues has fallado. Algo lógico y sencillo, no como limpiar.
— ¿Qué tal si ahora tu subes ahí arriba y abres las ventanas mientras yo voy a llenar los cubos y busco algún producto para limpiar el suelo?
— Por supuestisimo que sí, milady.
Concentré una cantidad exacta de chakra en mis pies y andé hasta la ventana, agachandome a abrirla.
— Ahora vuelvo, ah, ¡y te he escuchado! ¡A la próxima vez que me llames sama o senpai... Te obligo a invitarme a comer dangos!
— Pero, Eri-hime-sama-senpai, no puede obligarme a hacer algo que ya quiero hacer. ¡Así que su amenaza es infundada!
Ella se fue a llenar los cubos y yo fui andando por la pared de ventana en ventana abriendolas, al acabar me asomé por donde estaba ella para ver si necesitaba ayuda.
Tan ensimismada estaba en su ardua tarea de intentar que ninguno de los cubos que tenía se cayesen y se desparramasen que...
— ¿Necesitas ayuda con esos cubos, Eri-chan?
— ¿Qué? ¡Ah!
Uno de los cubos cayó al suelo tirando todo su contenido sobre la tierra del patio, que comenzó a adquirir un tono marrón oscuro debido al agua que estaba absorbiendo.
— ¡No, no, no! — Exclamó dejando el otro cubo en el suelo. — ¿¡Por qué tengo tan mala suerte?! — Se arrodilló al lado del cubo y agachó la cabeza mientras algunas lágrimas acudían a sus ojos. — Soy demasiado torpe... Jo...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Al parecer mi voz era mucho más perturbadora de lo que pudiera pensar en un primer momento, pues al oirme Eri-hime se sobrasaltó y tiró uno de los cubos que llevaba llenos de agua sobre la tierra.
— ¡No, no, no!¿¡Por qué tengo tan mala suerte?!Soy demasiado torpe... Jo...
— Lo de la mala suerte no te lo discuto porque mira que tener que hacer dos misiones seguidas conmigo... Te habrá mirado mal un tuerto bizco o algo. Pero no te preocupes, que como ha sido culpa mía yo me encargo de rellenar este cubo.
Recogí el cubo removiendole un poco el pelo a Eri-chan con mi mano libre y fui directo a la fuente para llenarlo de agua, una vez lleno volvería al salón.
— Lo de la mala suerte no te lo discuto porque mira que tener que hacer dos misiones seguidas conmigo... Te habrá mirado mal un tuerto bizco o algo. Pero no te preocupes, que como ha sido culpa mía yo me encargo de rellenar este cubo.
— L-lo siento, Nabi-kun. — Murmuró incorporándose y tomando el cubo con fuerza. — La verdad es que es una suerte hacer las misiones contigo, ya sabes... Siempre estás ahí cuando lo necesito. — Alegó con una tímida sonrisa mientras el chico llenaba el cubo.
Luego ambos volvieron al recinto para comenzar con la última tarea: limpiar todo el lugar de arriba a abajo. Ambos jóvenes dejaron en un rincón los cubos llenos de agua y Eri corrió al almacén para buscar algún producto para echar a la sustancia y que los suelos quedasen mucho más brillantes y limpios.
Con suerte encontró Don Calvomaru, el experto en dejar los suelos impecables. No solía usar ese tipo de marcas porque resultaban muy caras, pero debía admitir que era mucho mejor que cualquier marca blanca de la villa.
Suspiró, no debía de pensar en eso.
Volvió a salir y echó un poco en cada cubo para que se esparciese bien por el agua, luego alcanzó una mopa y le dio una al rubio, tocaba ponerse manos a la obra.
— Bien... Sé que esta misión es un tanto... Aburrida, solo espero que terminemos pronto y podamos hacer algo... Más entretenido. — Cuando el Senju hubo tomado la mopa, añadió. ---- Como siempre, tu derecha, yo izquierda, nos encontramos en el medio de la sala, ¿vale? ¡Manos a la obra!
Y se marchó a una de las esquinas para comenzar su tarea.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
2/06/2017, 16:30 (Última modificación: 2/06/2017, 16:33 por Inuzuka Nabi.)
— L-lo siento, Nabi-kun.La verdad es que es una suerte hacer las misiones contigo, ya sabes... Siempre estás ahí cuando lo necesito. —
Las palabras de Eri-hime penetraban mi mente a la par que mi corazón, con una fuerza destructora demasiado poderosa como para que mi cerebro pudiera seguir funcionando. Pero me sobrepuse, tal vez gracias a mi sangre Senju que me hace más tranquilo y sereno que los demás, o a mi sangre Nabi que tambien me hace más tranquilo y sereno que los demás, y encima rubio, lo tengo todo, papi.
Despues de oir las cosas tan bonitas que me decía la princesa que tenía por compañera de misión, solo pude sonreir como un tonto y llevar el cubo de agua detrás suyo observando como los rayos del Sol me permitían deleitarme con tan exquisita visión.
Tras eso, me serené un poco, al menos para dejar de tener cara de Kusaño y recuperar una expresión que sí posea algún tipo de inteligencia. Lo conseguí al mismo tiempo que Eri-hime volvía con un bote de Don Calvomaru. Mucho mejor que el limpia suelos de Hacenduzu, que es la que venden en el Mercakunoichi.
— Bien... Sé que esta misión es un tanto... Aburrida, solo espero que terminemos pronto y podamos hacer algo... Más entretenido.Como siempre, tu derecha, yo izquierda, nos encontramos en el medio de la sala, ¿vale? ¡Manos a la obra!
— Podemos hacer lo que tú quieras luego, Eri-chan. La derecha para mi entonces.
Obedeciendo a mi superior al mando cogí la mopa y empecé a barrer mi lado del lugar con cuidado de no dejar ningún rastro ni ningún hueco sin barrer. Iba a ser un trabajo impecable.