—¡Qué genial es ser un ninja! ¡Ya quisiera ser uno y rescatar a muchas personas más! —exclamo emocionado.

—Es comprensible, pero primero tienes que graduarte de la academia; no creo que tengas problemas con ello —dijo, consciente de que si tenía un poco de talento, así seria—. Cuando te gradúes avísame, sería bueno trabajar juntos de nuevo, como colegas.

—Excelente trabajo, Nubu-chan, Ran-chan, Daigo-kun, Kazuma-kun.

—Nada como una misión completada y un día de aprendizaje con los camaradas, ¿no es así Nubu-san? —dijo Kazuma, dejando que la satisfacción se reflejase en su rostro—. Ahora, creo que debemos ir a entregar un informe; además de que hay una historia que estoy ansioso por escuchar.

Miro con una complicidad sonriente a la madre de Ranko, haciéndole saber que no había olvidado la promesa hecha. Puede que no fuese el momento ni el lugar, pero había algo que quería saber y no permitiría que las formalidades le impidiesen saberlo. Solo era cuestión de retirarse y comenzar a hablar.

«Ahí va de nuevo el gato», se dijo a si mismo mentalmente, sabiendo que lo único tan grande como su calma era su curiosidad.

«¿Que no quiere que se arriesgue?»

Daigo miró a Ranko, que empezó a estar realmente callada desde ese momento. ¿Quizá debería decirle algo? Quizá... quizá podría hacerlo cuando tuvieran su prometido duelo.

A la salida, Nubu parecía realmente emocionado y alegre por haber completado su misión. Con suerte la experiencia también le serviría para el futuro. No, con suerte no. Daigo estaba seguro de que sí.

Al llegar a casa de los Yodō, los chicos fueron recibidos por Naohiko, Furie, y Komachi. Esta última incluso les felicitó por un trabajo bien hecho.

—Gracias, Sagisō-senpai.

El chico miró a Komachi, y luego a Ranko. Quizá no debería meterse en eso. Parecía algo familiar...

Los ojos de Nubu brillaron ante la propuesta de ser colega de Kazuma. Asintió repetidamente, emocionado.

—Kazuma-kun tiene razón. ¿Por qué no le das un reporte a tu mamá y le cuentas todo lo que hicieron? —Komachi fue hasta sus hijas y colocó su mano en el hombro de Kuumi —. Mientras tanto, nosotros nos llevaremos a esta maleante ante la justicia. ¿Te parece? Un gusto, Yodō-san, Handa-san. Nubu-chan~

El niño se apresuró dedicarles sendas reverencias a los genin.

—¡Gracias, Kazuma-sensei, Daigo-sensei, Ranko-sensei! ¡Aprendí mucho sobre ser un ninja!

Komachi y Ranko devolverían la reverencia y esperarían a que los otros dos genin hicieran lo mismo. Al salir, se escucharía apenas la voz de Nubu.

—¿Quién era esa mujer, mamá?

—¡Ooh, no se te escapa una! ¿Eh, Kazuma-kun? Bueno, se los diré… —comenzó la jōnin mientras emprendían el camino de vuelta para entregar el reporte de la misión real.

Ranko bajó la mirada, muy pensativa. No podía evitar escuchar en su mente las palabras de Kuumi. No notó la curiosidad de Daigo para con su actitud.

La "villana" se quejó de repente.

—Oi, ¿Podrían quitarme estas esposas ya? Gracias.

—¡Ooh, no se te escapa una! ¿Eh, Kazuma-kun? Bueno, se los diré… —comenzó la jōnin mientras emprendían el camino de vuelta para entregar el reporte de la misión real.

—Me es difícil dejar una pregunta sin respuesta —confeso, como justificando su necesidad de conocer.

—Oi, ¿Podrían quitarme estas esposas ya? Gracias.

—Cierto…, se supone que tu ere la villana; la de mentira, claro —dijo Kazuma, fijándose en quien les acompañaba—. Mi nombre es Hanamura Kazuma, ¿Cuál es el tuyo?

—¡Hasta otra, Nubu-chan!

Alegre, Daigo se despidió del pequeño, devolviéndole la reverencia antes de marcharse con el resto del grupo.

Mientras Kazuma le pedía a Komachi empezaba a contarle a Kazuma la historia que le había prometido, Kuumi pedía que alguien le quitara las esposas.

—Oh, se me había olvidado —dijo mientras buscaba la llave que tenía guardada en el portaobjetos.

Fue después de quitarle las esposas y volver a atárselas que Daigo volvió a fijarse en su compañera. Parecía estarle dando vueltas a lo que le habían dicho y, la verdad, Daigo no tenía nada que pudiera decirle. Es normal que los padres se preocupasen por sus hijos, incluso su padre se preocupaba por él cuando salía de misión, a pesar de que él la había lanzado de cabeza a la vida ninja.

Aún así, el chico puso su mano sobre el hombro de Ranko. Si no tenía nada que pudiera decirle en ese momento, al menos quería hacerle saber que estaba allí.

—Sí, claro, Hanamura Kazuma —La pelirroja recordaba los comentarios que alguna vez había hecho su padre sobre “el niño de Hanamura”, aquellos que Ranko también había recordado en su primer encuentro con el peliblanco. Rápidamente, la chica intentó ocultar el énfasis que había puesto en el apellido del espadachín —. Soy Kuumi. Ranko es mi hermana. Ahm… espera ¿una historia? Madre, ¿no estarás…?

El clic de las esposas al liberar a la chica la interrumpió, y fue seguido de la risa de Komachi.

—¡Claro que lo estoy! —Su expresión se tornó de orgullo absoluto, como si fuese a contar la más épica de las historias —. Verán, Kazuma-kun, Daigo-kun: hace mucho tiempo, antes incluso de que Ran-chan y Kuu-chan nacieran, estuve en una misión en el País del Agua. Teníamos que extraer a un rehén muy importante, mas apenas lo habíamos sacado, fuimos detectados.

»Comenzó la persecución, y aunque ganamos terreno, no podíamos perderlos. Me di cuenta de que solamente había una forma de quitárnoslos de encima: pelear, enfrentarlos momentáneamente para segurar el escape del rehén. Así que di la vuelta y utilicé una técnica muy arriesgada, pero devastadora, y logré acabar con ellos. Hubo repercusiones, pues la misión no era deshacernos de esa gente, pero… se cumplió el rescate y la protección de aquel objetivo, así que valió la pena.

"Su protección…" pensó Ranko. Sintió una mano en el hombro y volteó a su lado. Daigo, sin decir una palabra, le transmitía una enorme calma. Un "todo estará bien" silencioso. Si bien la lucha al lado del boxeador había sido efímera, sentía que podría dar pie a una larga amistad y muchas peleas y entrenamiento. Ranko le sonrió con sinceridad.

Su madre continuó.

—Dicha técnica lleva cuerpo al límite, y le añadí un truco propio donde exploto mi cuerpo para dar mucho más: consumir un brazo para dar el puñetazo más potente que hayan visto —La sonrisa de Komachi se ensanchó a más no poder. Agradecía no tener su pipa entre labios —. Desafortunadamente no puedo hacerles una demostración, jo jo~ Y, para su información, Ran-chan tendrá tal herramienta a su alcance pronto. ¡Cuídense de ella! ¡Jo jo j…!

—Madre. —El rostro de Ranko denotaba decisión, y una firmeza penosa.

—¿Ran-chan? ¿Estás bien?

—No del todo —Kuumi se mordió el labio en lo que su hermana hablaba con su queda voz —. Quisiera… Qui-quisiera hablar contigo. E-en casa.

La sonrisa de Komachi desapareció, pero regresó al cabo de unos instantes.

—Por supuesto, cariño. Aunque hay que entregar nuestro reporte primero, ¿Les parece, chicos?

—Lo siento. —susurraría la de la trenza a sus compañeros.

Después de entregar el reporte de la misión, los genin serían libres de partir. Ranko se despediría de sus amigos y, más pensativa y seria que nunca, regresaría a casa con su madre y su hermana para luego tener una larga conversación que incluiría a una tal Hana Sora y la propuesta de cambiar de equipo.

La chica que había hecho el papel de villana se presentó como Kuumi, hermana de Ranko. Kazuma se le quedo viendo con cierta curiosidad, para luego comenzar a intercalar la vista entre ambas. Puede que fuese obvio, el que no encontrase parecido entre ambas; sobre todo porque parecía estarse fijando en la estatura.

Luego de eso, la madre de las hermanas comenzó a relatar su historia. Kazuma la escucho absorto, disfrutando de cada detalle e imaginándose cada escena, como quien lee una relato fantástico.

«Imagino que eso es a lo que llaman una técnica prohibida», pensó imaginando que no todos serían capaces de pagar semejante precio.

—Desafortunadamente no puedo hacerles una demostración, jo jo~ Y, para su información, Ran-chan tendrá tal herramienta a su alcance pronto. ¡Cuídense de ella! ¡Jo jo j…!

—Estamos en el mismo bando, así que no creo que sea un problema —aseguro con una sonrisa tenue—. Aunque… espero que no tenga la necesidad de usarla.

Quizá no era la forma en la que debía de pensar un ninja; pero veía la extremidad faltante en la madre de su camarada y esperaba jamás ver a Ranko llegando a semejante extremo de necesidad. Sin embargo, sabía que su compañera poeta deseaba convertirse en una guerrera legendaria, y ¿No era eso lo que definía a los guerreros legendarios, la tenacidad para obtener la victoria a costa de un gran sacrificio?

Finalmente, fueron a llevar el correspondiente informe, dando por concluida la misión. Kazuma se despidió de todos y se retiró a su hogar, con ganas de leer una de esas historias que están contenidas dentro de otra historia.