Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
1/05/2020, 16:07 (Última modificación: 5/05/2020, 20:14 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
Tras dos semanas de descanso, llegó el momento de la segunda ronda del torneo. Por primera vez en mucho tiempo, los perdedores de las sucesivas rondas se enfrentaban de nuevo para tratar de asegurar un puesto en el ránking final. Así pues, junto a las semifinales, a las que se le daba prioridad en el tiempo, se encontraban también las revanchas.
Los participantes, en silencio, fueron agrupados fuera del estadio en las dos categorías previstas, y diseminados en el interior del edificio en pequeños camerinos, en los que sólo se les proporcionaría una botella de agua para refrescarse, ante las quejas de algunos participantes que habían oído de sus compañeros murmullos sobre quicos, cacahuetes y otros aperitivos solo presentes para algunos. El protocolo ya estaba claro desde la última vez, de modo que los guardias se ahorraron las explicaciones y el proceso fue bastante más ágil.
Una vez tras otra, las dos puertas inferiores, frente a frente, se abrieron. Y una vez tras otra, de una de ellas salió un ganador... y de la contraria un perdedor.
Recordemos el ring de combate: una plataforma circular, de madera, de treinta metros de diámetro. Lo suficientemente espaciosa como para que los participantes luchasen a gusto sin herir al público, que estaba separado del ring por siete metros de césped y una baranda metálica.
De momento, el límite de actividad es de 72 horas desde la respuesta del contrincante. Pero ambos deberán contestar al tema en las primeras 72 horas, o se considerará que no se han presentado en el estadio a tiempo.
A partir del lunes 11 de mayo, el límite de actividad pasa a ser de 48 horas. A partir del lunes 18 de abril, el límite de actividad pasa a ser de 24 horas.
Un usuario que se salte el límite una vez, perderá su turno y el oponente tendrá derecho a acertarle con lo que desee, manipulándolo incluso. Si el límite se ha superado, el usuario ya ha perdido su turno. Eso quiere decir que YA NO PUEDE CONTESTAR. No se admiten quejas. No se admiten pactos entre los combatientes. No se puede esperar al oponente. Si uno de los dos no ha llegado a tiempo, es obligatorio saltarle el turno. Si ambos contrincantes se saltan el límite de turnos, el combate acabará en un empate manipulado por la administración. Nuevamente, aunque la administración tarde tres días más en pasarse, si ya se ha superado el límite, los usuarios no pueden contestar.
Si un usuario se salta el límite dos veces, perderá su turno y el oponente tendrá que rolear cómo lo deja inconsciente en el siguiente turno. Nuevamente, no están permitidos los acuerdos entre usuarios, esto debe hacerse sí o sí. Si un usuario se salta el límite dos veces y el otro se lo salta una vez justo después, la administración será la que rolee como ambos personajes caen K.O. al mismo tiempo. No habrá lugar para quejas y una vez superados los límites los usuarios no podrán contestar.
Como en otros combates, pero con mucha más importancia aquí, recordad seguir las reglas pertinentes a las Acciones ocultas. Y recordad, tirar un kunai al suelo atado con un hilo a una bomba, no son 3 AO (tirar un kunai al suelo, atarlo con un hilo, sacar una bomba del portaobjetos y atarla a dicho hilo). Es 1 AO (tirar un kunai al suelo atado con un hilo a una bomba). No abruméis con las AO, utilizadlas de manera justa y necesaria.
Resolved los conflictos por MP y con cordialidad. Si no se llega a un acuerdo, publicad un tema en Conflictos. No hay premios materiales en el torneo, y si perdéis vais a seguir combatiendo hasta el final. No os peleéis. Las decisiones del master que resuelva el conflicto serán inapelables.
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Takumi estaba en su camerino, realizando unos pequeños estiramientos antes del combate. «Tienes que dar lo mejor...» Llevaba su ropa habitual y en su cuello, igual que en la anterior ronda, colgaba un collar de un remolino carmesí; regalo de su sensei que guardaba con cariño ahora en el torneo. Esperaba que el entrenamiento que había realizado entre rondas le diera resultado.
Un samurai entró y le comenzó a guiar hasta la puerta. «Esta vez no puedes fallar...» En el camino iba pensando sobre sus posibles rivales: una era la amejin que perdió contra Hana y el otro un kusajin que perdió contra Kisame; no tenía ni idea de que esperar de ninguno de los dos. Casi prefería enfrentarse contra la de la Lluvia, Ranko había demostrado ser una rival muy respetuosa pero aún tenía algo de miedo respecto a los de Kusagakure por su conversación antes de la primera ronda con Reiji y Hana.
Y la puerta se abrió, los gritos apagados en el pasillo se convirtieron en un bullicioso baño para el kazejin. Iba algo más tranquilo que en su anterior combate, pero seguía con un pequeño nerviosismo respecto a que contrincante le tocaría. «Es el momento... ¡VAMOS!»
Caminó con decisión hacia su posición en el ring. Comenzó realizando una reverencia a la tribuna de los kages, continuó con la de los Daimyōs y finalizó en la que se situaban los habitantes de Uzushiogakure. Miró hacia su rival y su diestra formó el Sello de Confrontación.
Cuando su rival hubiera respondido a de la misma manera, sin esperar un solo segundo, dio un salto hacia atrás mientras sacaba un pergamino pequeño de su portaobjetos. Ya más alejado de su posición inicial abrió el pergamino, del cual salió una espesa nube de humo, la cual al disiparse dejó ver una simiesca marioneta. El genin del Remolino la tocó y de las yemas de sus dedos brotaron unos hilos de un chakra plateado como la luna. El títere pareció cobrar vida, activándose y elevándose en el aire frente al de gafas, en una posición de combate y esperando el más mínimo movimiento de su rival para actuar.
Sello de Confrontación, sacar a Mono y prepararse para ver que hacía el rival... Eso es lo que hubiera hecho, pero cuando llegó al centro de la plataforma vio que no había rival. «¿Q-qué?» ¿Habría salido el antes de tiempo? No, la organización está muy cuidada, no dejarían que un fallo así tuviera lugar... ¿Entonces?
En ese momento un samurai se le acercó y le comunicó que pasaba de ronda, su contrincante no se había presentado en el Estadio. «¿Esto es una broma?» Takumi pues realizo tres profundas reverencias, primero hacia la tribuna de los Kages, luego a la de los Daimyōs y, finalmente, a la del público de Uzushiogakure. Tras ello comenzó a caminar hacia la puerta por la que había salido hacía escasos segundos, con una sensación rara. Estaba contento por pasar de ronda, pero... ¿Así? ¿Con la descalificación de su rival por no presentarse? Le hubiera gustado poder medir sus fuerzas contra otro shinobi o kunoichi, en el anterior combate poco podía haber hecho contra Ranko, pero esperaba poder lucirse ahora..
Y con aquella sensación agridulce, más agria que dulce en este caso, volvió a su camerino y posó sus gafas en una mesa para frotarse la cara. Había pasado de ronda si... Pero no era una victoria ni mucho menos. En la siguiente ronda iba a ganar, no se iba a ir del Valle sin demostrar lo que valía Tsukisame Takumi, el Marionetista de las Dunas.