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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Bajo las vendas que cubrían parte de su cara, Akame alzó la ceja izquierda con cierta molestia. Si bien tenía claro que él era malísimo mintiendo, lo que le quedó cristalino fue que Rōga no tenía reparos en meter dedos en llagas y hacer sangre si le venía en gana; «realmente parece que lleva su actitud de artista incorrecto hasta el final, ¡qué tipo!» Sin embargo, al Uchiha no se le daba un ardite si aquel cantautor le creía o no, o si quedaba satisfecho con su respuesta. Mientras sus palabras guardasen un mínimo de sentido a la hora de prolongar el incógnito con el que Akame se vestía, a él le daba igual que fuesen tomadas en serio o a broma. Así pues, cuando Rōga se carcajeó de su apodo —y tenía razón, poca gente llamaba realmente así a Akame y había sido más un nombre impuesto debido a circunstancias realmente excepcionales— el renegado se limitó a encogerse de hombros.

Tener "estilo" no es algo que me interese —replicó, sincero—. Imagino que para un artista itinerante como tú, la primera impresión que causas al público y tu puesta en escena debe ser un factor realmente importante, pero para un simple trotamundos como yo...

Volvió a encogerse de hombros y dejó que el silencio terminara de explicarse. «No te jode, el niño. Tener "estilo", dice», se quejó Akame en su fuero interno. Si ya el Uchiha antes de su "accidente" había sido un tipo soso y poco popular, nada dado al carisma, después de que unas graves quemaduras le desfigurasen parte del rostro —que ahora se cubría con vendas—, arreglar su imagen iba a ser una tarea que ni el mejor asesor del mundo podría completar con éxito.

Por fortuna, la visión del arco que daba entrada al pueblo se interpuso en la conversación. Akame se detuvo entonces, admirando la imagen mientras se agarraba el kasa con la mano diestra para echarlo ligeramente hacia atrás y alzar la vista, contemplando la aldea.

Eh, King Rōga —llamó la atención de su compañero de caminata—. No te equivocabas, tengo más de una anécdota para contar. ¿Quieres oírlas? Invítame a un plato del día y una jarra de cualquiera que sea la bebida local.
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#17
—Hasta para caer mal hay que saber cómo hacerlo— se cruzó de brazos sin perder la sonrisa. —El secreto está en el porte— asintió varias veces con la cabeza.

Observó a lo lejos la entrada al pueblo, tal y cómo señaló el vendado. Era un sitio que sólo con verlo desprendía un aire un tanto místico, dándole en qué pensar. "Estoy seguro, que no soy tan mula leyendo mapas. Pero este lugar no aparecía marcado en ningún lado..." Se quedó pensativo mientras escuchaba la propuesta del mayor.

—Huh, dependerá de que tanto cobren aquí... Que la última vez que pagué en restaurante casi me quedo sin dinero y tuve que irme a sacar billete apostando dados en un casino para evitar terminar cómo imbécil sin un centavo. Aunque esa vez no tenía mi guitarra, puedo buscar si alguien necesita que le animen la noche en su negocio pero no es la gracia— sacó un monedero con forma de erizo y contó las monedas. —¡Más te vale que valga la pena escucharlas!— dijo animado mientras se adelantaba corriendo alegre hasta la entrada del pueblo.

Era un ambiente tranquilo, dónde aún había bambués mezclados entre las edificaciones. Todas las casitas tenían un aspecto tradicional, además de estar dispuestas de forma desperdigada sin seguir un patrón en específico de construcción. Las calles estaban apenas empedradas en algunas partes y serpenteaban sin tener un rumbo fijo.

Era un sitio tranquilo, dónde pocas personas estaban fuera de sus casas a menos que tuvieran que hacer algún encargo, aunque eso no impedía que les viesen de forma recelosa.

Por obvias razones, Akame y Rōga llamaban la atención con su aspecto, levantando sospechas con ello. El Yotsuki estaba más que acostumbrado y le daba igual, pero quién sabe su acompañante.

—Tiene que haber una posada por aquí... Ah, ¿pero es sólo la cena va? El hospedaje ya que corra a cuenta de cada quién.
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#18
«Este lugar... Tiene algo siniestro. No me gusta.»

Mientras caminaba por las erráticas calles de Murasame, tras el alegre Rōga, el renegado observaba discretamente a su alrededor. Akame había estado en muchos lugares y unos cuantos bastante extraños, pero aquel se llevaba la palma; era precisamente ese aire de aparente normalidad mezclado con unas gotas de misterio el que le hacía recelar del pueblo y de sus habitantes casi tanto como ellos parecían hacerlo de la curiosa pareja de viajeros. «Tal vez no fue tan buena idea parar aquí», se dijo el exninja. Sin embargo, hacía falta algo más que un ambiente taciturno y un pueblito entre los bambúes para asustarle.

No estoy tan seguro de que esta gente sepan apreciar tu música, Rōga-san —comentó al rato, mientras veía a uno de los habitantes que les lanzaba miradas de desconfianza—. No parece que estén acostumbrados a los visitantes.

El jōnin renegado buscaba ávidamente una posada mientras recorría el pueblo. Estaba cansado, quería reposar las piernas y tenía hambre; por no hablar de que casi se había quedado sin tabaco. «Espero que haya algún comercio local o vendedor ambulante al que pueda comprarle, al menos, una cajetilla. El mono va a matarme si tengo que esperar a llegar al siguiente pueblo.»

Tras un rato caminando, Akame se giró hacia su acompañante con una sonrisa socarrona que hacía tirar las vendas que rodeaban la parte izquierda de su rostro.

Podrías sacar tu estilo pulido a pasear y preguntar a alguno de estos amables lugareños.
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#19
—¡Tonterías!— replicó con extremo positivismo. —Si no les gustan los viajeros, yo los haré cambiar de opinión— De eso se trataba su arte, de hacer reflexionar a la gente y tocar corazones. —Además mírate, que con esos vendajes y esa arma es normal que alguien conservador no dudase— El Yotsuki tampoco era que luciese más de fiar, pero al menos entendía los motivos por los cuales guardaban distancia.

Si tenía que meterse a la boca del lobo para ello, pues que así fuera. Más que espíritu aventurero y ciega confianza, era el anhelo de verse envuelto en el misticismo del aire para comprenderlo mejor. Tenía el deseo de descubrir que era esa aura rara de misterio en aquel lugar, bajo la capa de cotidianidad. ¿Inocencia de niño? Parece mentira que aún le quedase algo de eso.

—Oh~ Dalo por hecho— contestó desafiante antes de irse dando saltitos.

Un nombre de edad un tanto avanzada se hallaba barriendo el empedrado enfrente de la puerta de su casa con tranquilidad, pero se frenó en cuanto observó al niño vestido como hijo de jefe de la mafia acercarse. Se le hubiesen puesto los pelos de punta, de no ser porque ya no había cabellera ahí arriba. Tembló unos instantes y se arrimó la escoba, encogiéndose un poco ante su presencia.

De lejos, Akame vería al de cabellos tricolor persuadiendo al anciano mientras este hablaba y señalaba al camino. Cuando terminó de hablar, el anciano hizo una tímida reverencia y continuó barriendo con nerviosismo, mientras Rōga regresaba con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hay un hostal girando sobre esta calle, sólo tenemos que seguir el camino serpenteante en curva— señaló la vereda y caminó al frente, tomando el liderato de la marcha.

Mientras caminasen por ahí, verían una extraña procesión en su ruta. Era un grupo cómo de seis personas, llevando un palanquín de sedas transparentes que dejaban a la vista una jovencita vestida con un kimono de novia shiramuko. Y sin embargo, era tan pequeña que fácilmente podrías deducir que no superaba los trece años. No era posible ver su mirada al estar escondida por el wataboshi, pero sus labios curvados hacia abajo dejaban entrever que no estaba muy feliz.

—¿Qué demonios? ¡Pero si tendrá mi edad!— Pensó en voz alta aquel que minutos atrás estaba intentando fumar.
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#20
«La espada todavía, pero, ¿¡mi vendaje!? ¿Que a esta gente no les gustan los heridos o qué? Hmpf, menudo poblado de capacitistas», pensó Akame tras resoplar como un borrico, molesto. Entendía que su aspecto solía suscitar más desconfianza que otra cosa, pero le gustaba pensar que la visión de su rostro desfigurado era mucho peor que la de unos cuantos vendajes sucios por el polvo del camino. Igualmente, tomó el comentario de Rōga y lo tragó, dejando que el silencio fuera su única respuesta.

Mientras veía al muchacho hablar con un anciano que parecía más receloso que los demás, Akame se tomaba unos momentos para rebuscar entre sus ropas un último cigarrillo. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro cuando lo encontró, y antes de lo que un kusareño gritaba "me rindo", tenía el pitillo encendido entre los labios. Cuando Rōga volvió con la información que necesitaban, el renegado se limitó a asentir y seguir su estela.

Pasaba en ese momento una comitiva un tanto peculiar; Akame se detuvo y observó, con el tabaco prendido entre los dientes y un hilillo de humo gris ascendiendo por la cabeza anaranjada del mismo. «¿Una procesión noble?», se preguntó el Uchiha. Descartó la hipótesis tan pronto vio el vestido de novia de la chiquilla que llevaban en volandas. «¿Qué mierda...?» Rōga verbalizó sus pensamientos casi al momento.

Hmpf, de modo que éste es uno de esos lugares —masculló Akame, sin dejar de sujetar la boquilla del cigarro con los dientes—. A veces, en los pueblos muy rurales como este, hay reglas que no valen... O que cambian. Pobre muchacha.

No quedaba muy claro si la explicación iba dirigida al muchacho de la Tormenta o era un pensamiento en voz alta. Akame fumó una honda calada y retuvo el humo unos segundos.

¿Te sientes afortunado hoy, Rōga-san? Si te queda algo más de ese estilo tuyo, podrías averiguar qué diablos con esta procesión tan siniestra —dejó caer la posibilidad como si no fuese más que una idea dicha a viva voz—. Aunque algo me dice que los lugareños no van a estar tan dispuestos a contarte sobre sus tradiciones, y yo tengo hambre. Tal vez podemos preguntar en el hostel.
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#21
—No lo sé, algunas cosas no encajan. Mira a tu alrededor, no veo a nadie vestido de novio— Levantó el kasa para otear los alrededores. —Y la procesión parece que irá fuera del pueblo— suspiró, desconcertado.

—No te hagas el listillo conmigo. Aunque de todas formas planeaba averiguar, a mi manera claro está— sonrió, preparándose para los problemas. —El tiempo me enseñó que los hechos pueden tener connotaciones muy distintas de lo que aparentan. Ni siquiera los actos son prueba de nada— Quizás el Yotsuki fuese joven, pero se había metido en más líos de los que podrían imaginarse.

La comitiva ya les habría dejado un poco atrás y ellos ya podrían divisar a lo lejos el letrero que rezaba "Hostal Flor de Otoño" cuando de pronto una dulce voz femenina rompió la cotidianidad del lugar, cantarina y suave.

Tomaré una flor roja

Para dársela a ella.

Y la colocaré

En sus cabellos...

Era una canción lenta y armoniosa, pero apenas audible. Era cómo si estuviese perdida en el aire de alrededor, lejana y tímida.

—!Oye Akame! ¿Escuchaste eso?— Se giró para todos lados, buscando la fuente aunque fue imposible.

La procesión se detuvo unos instantes, hasta que un hombre del grupo se separó de ellos, como si quisiese buscar también a la persona que cantaba. Ya sin él, siguieron su camino.
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#22
El exjōnin arrugó la frente.

Si la procesión marcha fuera del pueblo, entonces tiene sentido que no veamos al novio por aquí —determinó, incorregiblemente riguroso—. Así que "el tiempo", ¿eh? Eres muy perspicaz, Rōga-san. Esa es una lección muy valiosa, y a juzgar por tu juventud, no te ha hecho falta mucho "tiempo" para aprenderla.

Akame notó cómo le rugían las tripas cuando vió a unos cuantos pasos, por fin, el cartel que anunciaba aquel hostal del que Rōga había recibido indicaciones. «Coño, por fin un sitio donde descansar. Y gracias a este farandulero, el almuerzo me va a salir gratis. ¡Ja!»

Sin embargo, antes de que el renegado pudiera ingresar en el hostal, una canción particularmente curiosa le llamó la atención. Akame escuchó con oído agudo los versos que parecían viajar sobre la brisa y disolverse en el aire como un puñado de cenizas arrojadas al viento. Con ojo curioso, el Uchiha observó al procesionario que había abandonado el séquito. Durante unos instantes, el hambre y la curiosidad se debatieron dentro de Uchiha Akame, y entonces...

Hmpf, Rōga-san. Creo que te acompañaré en tus búsqueda del significado de este séquito. ¿Y esos versos? Desde luego que aquí tienen costumbres peculiares, y yo soy tan curioso como cualquiera. Vamos.

Si el de la Tormenta aceptaba, Akame echaría a andar a paso tranquilo —pero suficientemente brioso como para no perder de vista a la procesión—. Distraídamente caminaba tras aquel palanquín, con intenciones de presenciar cualquiera que fuese el desenlace del asunto.
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#23
—¡Ha! Y yo que pensé que te faltaban motivaciones en la vida— se giró de un salto con rumbo a la aventura.

Mientras andaban detrás del grupo, sería notorio como algunos de los lugareños se mantenían al ras, más no con miedo, sino con un sumo respeto a la procesión. Tal era esa devoción, que algunos juntaban sus manos en posición de rezo mientras avanzaban.

”¿Y a estos que les picó?" Trató de disimular escondiendo su mirar bajo el sombrero.

Ya en la salida del pueblo, un grupo cantó ciertos rezos, pero nadie más quiso seguir a los marchantes a donde quiera que fuesen.

—Desde aquí será difícil seguirlos sin que sospechen más de la cuenta... Podríamos irnos entre los bambúes en lugar de seguir la vereda— recomendó cuando él mismo tomó la iniciativa de introducirse al bosque.

Los andantes siguieron una desviación del camino, el cuál presentaba un camino viejo que el tiempo había sepultado bajo el velo del descuido. Las estatuas no eran de monjes como en el principal, sino que las efigies eran más como gallos, aunque estaban carcomidas por las eras. El camino presentaba gradas rústicas de piedra, indicando que estaban en una colina. Los dos curiosos lo tendrían un poco complicado seguir la ruta empinada, pero no era nada que el espíritu aventurero no pudiese solventar.

Ya en la lejanía, sería visible otro arco torii. Roído, gastado. Este a su vez, era custodiado por dos mujeres ancianas con ojos vendados y sosteniendo cayados de madera con forma de cabeza de gallo. Eran ciegas.

—Esto se está poniendo más raro de lo que me esperaba...
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#24
«Heh, Rōga-san... Si algo no me falta en esta nueva vida, son motivaciones», pensó para sí el Uchiha mientras sus labios maltrechos formaban una sonrisa un tanto indescifrable. Dejó que aquellos pensamientos quedaran prisioneros. Luego, comenzó a caminar siguiendo la estela del misterioso séquito.

Cuando, en un momento dado, Rōga sugirió seguir a la comitiva escondidos entre los bambúes —Akame supuso, por la actitud de los lugareños, que sería mal visto el andar husmeando cerca de aquel palanquín y sus porteadores—, el Uchiha se limitó a asentir e imitar al muchacho. «Vaya vaya, Rōga-san, eres bastante diestro para ser un simple artista», pensó con malicia el renegado al advertir la forma de caminar sigilosamente de su acompañante, nada propia de un civil no instruído.

Luego, tras un rato, la comitiva pareció llegar a uno de los puntos claves del camino. Akame observó la escena, curioso, especialmente interesado por las dos ancianas invidentes; «deben ser monjas o sacerdotisas, tal vez parte de este curioso cortejo matrimonial. ¿Y qué con los gallos?» Desde su escondite junto al músico, Akame se cruzó de brazos, reflexivo.

Esto no tiene sentido —dijo, al cabo de unos momentos—. El ritual parece ser sumamente importante para los lugareños, no había más que ver cómo los aldeanos le profesaban sus respetos a la comitiva. Y sin embargo, toda esta parafernalia "galliaria" parece a punto de caerse a pedazos. ¿No temen la ira de los dioses por tener su lugar de culto en tan lamentable estado? Claramente ese arco necesita algo de mantenimiento.
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#25
—Quizás como no lo ven, no les importe— se encogió de hombros.

Les bastaría detenerse y observar desde la altura como los marchantes se acercaban al arco cuando un zumbido interrumpió en el bosque. Era agudo, pero no molesto. Se acercaba desde el lado opuesto a los dos shinobi.

"¿De dónde...?" Una flecha cruzó entre los bambués, potenciada en velocidad por un pequeño petardo pirotécnico atado a la misma y que emitía humo a la par que el chifante sonido.

Todos se alarmaron cuando esta cayó cerca de sus pies y estalló sacando chispas. Los shinobis no escucharían sus pláticas, pero se les vería balbucear y bajar el palanquin con la muchacha a bordo cuando una segunda flecha anunciaba su llegada. Esta vez, explotando en el aire antes de caer.

—¿Quién mierda usa fuegos artificiales como arma?— No le parecía para nada práctico. —No es que me guste meterme donde no me llaman, pero alguien está jugando una broma pesada y quiero conocerle...— Era su forma de decir que iba a intentar resolver el asunto.

Mientras los hombres corrían al bosque, la chica se bajó del transporte a gatas. Era de un bello cabello negro como la noche, piel blanca como la nieve de la montaña, labios rosa como las flores de la primavera y sus ojos... sus ojos también tenían vendas.

La puberta intentó levantarse y correr hacia la colina donde el Uchiha y el Yotsuki se encontraban, mientras las otras dos ciegas intentaban acercarse a la velocidad que su edad les permitía para retenerla.
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#26
«Upa, buen punto. Este chaval piensa», tuvo que reconocer Akame cuando Rōga le contestó a su argumentación con un hecho de lo más evidente. Todos los que parecían tener el privilegio de llegar hasta allí tenían los ojos vendados —como comprobaría poco después el propio exiliado—, algo que quizás estaba relacionado con el paupérrimo estado del lugar.

Sea como fuere, la escena estaba a punto de cambiar radicalmente. Akame volteó la cabeza apenas aquel silbido llegó a sus oídos; conocía bien el sonido de una mecha siendo prendida y el de un proyectil surcando el aire. Sus ojos se tiñeron de rojo, con tres aspas negras en formación de circunferencia alrededor de cada pupila, y el ninja flexionó las rodillas previendo ya un posible ataque... Cuando el primer petardo explotó junto al palanquín y sus porteadores. «¿Qué mierda...?» Un segundo proyectil con una segunda ristra de petardos hizo explosión, y el pánico cundió entre la comitiva. Los porteadores dejaron el trono sin pensárselo demasiado, corriendo, y la muchacha vestida de novia hizo lo propio.

¿Quieres saber quién está detrás de esto? —preguntó Akame a su acompañante—. Entonces cúbreme mientras voy a cazar a esta pichona.

El propio Uchiha echó a correr en dirección a la chiquilla, pretendiendo tomarla con ambos brazos y, cargándola, huir en dirección a los bambúes en los que habían estado observando, escondidos. «Esta claro que quien quiera que sea el responsable, su intención no era matar a los marchantes, sino espantarlos... Y tener vía libre hasta su verdadero objetivo. ¡Mala suerte, heh! Alguien se va a molestar con nosotros por esto.»
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#27
"Ay no, otra vez no." Suspiró al ver aquellos ojos rojos con tres aspas. "Bueno lobo, es hora de hacerte la vaca. Mataré más de una pasión hoy." Sonrío y rodó los ojos mientras el de la espada saltaba a la acción. ¿Qué haría en su caso? Si su teoría era cierta, el otro ya estaba más que al tanto de que era un shinobi. Le quitaba un peso de encima, pero ahora también le corroboraba su teoría de que el vendado no era un mercenario cualquiera.

La chica ciega sintió el forzado abrazo de Akame y ladeó la cabeza, confundida. Ya viéndola de cerca notaría que estaba peinada con un corte de princesa, y sus uñas pintadas de dorado. Sus facciones, aún cuando sus ojos no eran visibles, la hacían lucir cómo una fina muñeca de porcelana. Tan esbelta y bella cómo para ser de verdad.

—¿Quién eres?— Preguntó. Su voz no denotaba miedo, por extraño que parezca. Únicamente incertidumbre. —No eres Kiyoshi, no eres de Murasame, ni tampoco de ellos Sonaba exigente, mucho más consciente de su alrededor pese a lo que pudiesen imaginar.

Las dos ancianas azotaron sus báculos contra el suelo a la vez.

—¿Quién ha osado interrumpir la sagrada ascención de la elegida?— Inquirió una de las ancianas.

—Ella se casará con un dios hoy, es un sacrilegio interferir— Apuntó la segunda.

Es ahí, dónde entraba el Yotsuki a la escena. Pegando un brinco desde la altura ya sin intención de ocultar sus habilidades y deteniéndose justo enfrente.

—Con todo el respeto que se merecen ustedes como adorables abuelitas, creo que deberían largarse pues la cosa está a punto de ponerse peliaguda— dijo burlesco.

—¡Son ustedes! Ambas señalaron al niño con sus bastones.

A lo lejos, el sonido de pirotécnicos se repitió en lo profundo del bosque, indicando que quizás los miembros de la procesión estaban a medio encontronazo con el responsable del ataque.

—Me harías un gran favor si me sacas de aquí— susurró mientras halaba de las harapientas prendas superiores de Akame con aquellos suaves dedos de pastel que ella poseía.

—Alguien de los presentes necesita ordenar sus prioridades— vio de reojo al Uchiha, asintiendo mientras se ajustaba el kasa y luego echó a saltar con rumbo a donde parecía estarse dando la trifulca.
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#28
Rikudō Sennin el Padre de Todos —respondió Akame, socarrón, a la pregunta de aquella muchacha.

Las abuelas no tardaron en enfrentarles, evidentemente consternadas por lo que allí estaba sucediendo; la oportuna intervención de Akame y Rōga podía muy bien tomarse como un ataque orquestado junto a quien quiera que fuese que estaba disparando aquellas flechas con petardos, aunque en realidad ambos fuesen tan sólo unos curiosos ventajistas que habían sacado partido de la situación. «Ahora que la veo de cerca, el único sacrilegio que me parece a mí es agarrar a esta niña sin haberme lavado las manos primero. Por las tetas de Amaterasu, parece una muñeca de porcelana. Seguro que hasta caga limpio», se dijo el renegado.

El Uchiha vio como Rōga echaba a correr en dirección al alboroto. Akame no quería perderse aquello, pero tampoco pensaba abandonar a la muchacha, a quien claramente le estaba haciendo un favor. Por suerte para él, los ninjas suficientemente habilidosos no tenían que escoger entre dos caminos; no siempre, al menos. Sus manos se formaron en un particular sello, y al momento una copia idéntica a sí mismo apareció con un "puf".

Sigue a nuestro amigo, yo me llevo a Doña Perfecta.

El Kage Bunshin asintió, diligente, y echó a correr tras Rōga y los marchantes que iban en huída. Por su parte, el verdadero Akame agarró a la muchacha con poca delicadeza y luego formó el sello del Carnero con su mano diestra; al instante, ambos desaparecieron en una nube de polvo. Aparecerían lejos de la escena, entre los bambúes, y apenas el renegado la soltó, se recolocó el kasa y la examinó de arriba a abajo.

Menuda se ha liado por tu culpa, jovencita. ¿Nervios de última hora? No te juzgo, no serías la primera que abandona al novio camino del altar... Aunque tengo la impresión de que en esta boda tuya hay más de lo que parece —apostilló, sin dejar de mirarla—. ¿Quién es Kiyoshi, el pervertido con el que ibas a casarte? Imagino que con ellos te referirás a los que han causado todo este alboroto para que escaparas.


¤ Kage Bunshin no Jutsu
¤ Técnica del Clon de Sombras
- Tipo: Apoyo
- Rango: A
- Requisitos: Ninjutsu 70
- Gastos: 30 CK por clon, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones)
- Daños: -
- Efectos adicionales: -
- Sellos: Sello de clonación especial
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.

Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon. Si el usuario tiene alguna técnica activa mantenida en el tiempo, deberá pagar de nuevo el coste de activación si desea que su clon también tenga dicha técnica activa. Además la regeneración del chakra se divide como corresponde.

Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información. Sin embargo, también devuelven al original el shock emocional del recuerdo de un ataque recibido, aunque en menor medida. Los efectos negativos, como el del cansancio, o cualquier otra penalización a los atributos, pasan al original si el clon desaparece.

Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.

Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.

Al contrario de lo que ocurre en el resto de las técnicas de clonación, los Kage Bunshin pueden pensar por sí mismos y, a pesar de estar separados, pueden sentir en cierto grado el dolor que sufra el original, ya que en el fondo siempre están conectados por un enlace microscópico de chakra. Si el usuario sufre un daño único de más de 50 PV, todos los clones desaparecen.

¤ Sunshin no Jutsu
¤ Técnica del Parpadeo Corporal
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 40
- Gastos:
  • 14 CK/20 metros
  • 52 CK para huir de un combate
- Daños: -
- Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos
- Sellos: Carnero/una mano
- Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.
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#29
Aún cuando sus ojos estuviesen cubiertos, la chica mantuvo la boca cerrada con cara de póquer ante las bromas de su "salvador". Si tendría que soportar aquel pésimo sentido del humor durante el trayecto, iba a ser un día largo. No le importaría la brusquedad, al fin alguien no la trataría cómo la última ame-cola del desierto.

El clon no tardaría en alcanzar al joven genin, pues claramente le duplicaba en velocidad. Rōga volteó la vista hacia atrás, le vería pasar al lado y luego quizás rebasarle. Parpadearía un par de veces, sabiendo que seguramente era un clon. Aún teniendo el dilema de la pelea, simplemente tomó un poco de aire y cantó un improvisado coro.

Deja vu! I've just been in this place before, higher on the street, and I know it's my time to go... Animó de forma improvisada la situación cómo si una película fuese.

Adelante, el humo empezaba a levantarse pues los pirotécnicos habían alcanzado las hojas altas de las cañas. Hubo algunas explosiones donde cientos de cohetillos dentro de cajas dispuestas en zonas estratégicas de escape estallaban dejando a los integrantes de la procesión encerrados entre los bambués incendiarios y los explosivos detonando en colorines. "Bobo, pero ingenioso." Se dijo mientras entrecerraba los ojos. "Estúpido humo, pero tengo las gafas en la mochila..." Se debatió entre frenarse o no cuando se fijó en ciertas amarras en algunos de los bambúes. "¿Y esto?" Corrió hasta una y tiró de ella, estaba tensa como las cuerdas de una guitarra. "O de un arco..." Intento escudriñar los alrededores.

Una silueta pequeña no más grande que el propio Yotsuki corría entre el humo, cargando algo a la espalda. Una flecha fue disparada, con rumbo a otra caja que estaba dispuesta en la zona.

***

—¿Alguna vez te han dicho que no sabes tratar a la gente?— Lejos de amedrentarse y responder las preguntas, se mostraba imponente y altiva.

Se sentó, pero aquello era decir poco. Porque de sentarse lo hizo de una de las formas más protocolarias existentes. Piernas flexionadas hacia atrás, con las rodillas juntas como dos murallas de hierro, apoyando las palmas delante como lo debería ser toda mujer digna.

—Muchas conclusiones apresuradas... Iba a casarme, pero no de la forma que piensas. Acerté en que eres un extranjero— Retiró los vendajes, dejando ver dos hermosos ojos negros cómo las perlas del mar, aunque estos no poseían la luz de los videntes, sino que se mostraban opacos. Y aún así, Akame tendría la sensación de que en verdad le estaba viendo. —Me llamo Ōkawa, soy la decimocuarta elegida generación de itako de la Montaña Murasame. Y tú te has pasado tres pueblos de largo con tus teorías, aunque al menos coincido en que es una situación desagradable— añadió, filosa.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

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~Ausente los fines de semana~
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#30
El clon adelantó al de la Tormenta como un caballo de carreras. Volteó el rostro para verle y le lanzó algunos ánimos teñidos de aquel humor ácido que le gustaba a Akame.

¡Vamos, Rōga-san! ¡Estos completos desconocidos que iban a entregar a una niña a su prometido claramente en contra de su voluntad nos necesitan!

Pese a sus bromas sarcásticas, Akame estaba intrigado en todo aquello; no es que él fuese el Justiciero de Oonindo precisamente, pero ni por asomo le había perdido el valor a la vida humana como para dejar que media docena de personas fueran asesinadas o quemadas vivas ante sus ojos sin enterarse de lo que pasaba. Los ninja mataban y morían cuando se lo ordenaba su señor, ¿y Akame? Siendo una persona libre, Akame mataba cuando lo creía necesario; y moriría tan sólo cuando no le quedase más remedio. Antes de eso tenía muchas, muchas cosas que hacer en Oonindo.

No tardó mucho el renegado en darse cuenta de que aquellos porteadores habían caído en una trampa incendiaria. Varias explosiones más detonaron a su alrededor. Los ojos de Akame advirtieron una flecha surcando el cielo en dirección a una de las cajas de petardos que estaban dispuestas por el lugar; veloz, el exninja disparó uno de sus shuriken —clonados— contra el proyectil para intentar desviarlo y que no hiciera blanco.

¡Rōga-san! ¡Ahí hay alguien! —le gritó el Uchiha a su compañero, señalándole en dirección a donde había visto la silueta cargando algo.

Por su parte, el Kage Bunshin se centró en tratar de intuir dónde estaba el tirador, a juzgar por la dirección en la que había venido la última flecha.




Muchas —replicó Akame, encogiéndose de hombros—. Se me da bastante bien matar o salvar a las personas, pero lo que hay entre medias, no tanto.

El Uchiha observó cómo aquella joven dama adoptaba una postura perfectamente equilibrada, y algo dentro de él se removió de gusto; el Profesional que había en él, aun en vías de extinción, todavía se deleitaba con un protocolo exquisitamente ejecutado. Luego escuchó las palabras de la niña, que estaba evidentemente molesta, y quedó sumamente intrigado con sus peculiares ojos. «¿Dōjutsu?»

Hmpf, no se puede acertar siempre —masculló el Uchiha, claramente molesto por que le llevaran la contraria. «"Acerté en que eres un extranjero", sí, ya, qué difícil. Como si hubiera muchos tipos como yo en tu pueblo. No te fastidia, la niña...»—. Itako Okawa, un gusto —respondió, con una leve inclinación de cabeza. Los exquisitos modales y el tono altivo de ella le hacían olvidar a Akame que estaba frente a una niña, pero al fin y al cabo, eso era—. Mi nombre no viene al caso, pero si lo necesitas, me puedes llamar Suzaku. Y bien, mi señora Okawa, ¿os importaría iluminarme?
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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