Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
25/06/2019, 17:20 (Última modificación: 25/06/2019, 17:26 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
No hubo necesidad siquiera de esperar a la señal de Akame, porque para cuando este terminó su frase Rōga ya se había agachado para intentar contener a la mujer, quién intento zangolotearse para liberarse del agarre. El genin se vio forzado a ceñirse a la muchacha, inmovilizando su cabeza con ambos brazos mientras intentaba abrirle la boca con dificultad. "¿Tan difícil es lograr que un interrogatorio salga bien? Chasqueó la lengua.
—¡QUÉDATE QUIETA MALDICIÓN!— ordenó, aunque estaba noventa y nueve por ciento seguro de que ella no iba a obedecerle. Simplemente necesitaba sacar su frustración de algún modo.
Un violento espasmo que el de cabellos tricolor apenas pudo contener, un olor a carne quemada, un grito que no parecía de este mundo. La escena era aberrante por sí sóla, ya que los captores estaban tratando de salvar a su rehén más por su valor táctico que por su vida en sí. Todo su estratagema se estaba complicando de más, sin saber que el tiempo que les quedaba era mucho menor al que creían.
La mujer lloró ante la quemadura dentro de su boca, además que aunque la hemorragia no alcanzó a ser demasiado severa, si que le causó un leve mareo que le impidió seguir resistiéndose. Si bien ya estaba fuera de peligro, el Yotsuki no estaba demasiado convencido de que las cosas fuesen a prosperar. Una vez la mujer se quedó sollozando, el cachorro de lobo apretó los dientes al ver la sangre que le salpicó en las manos.
—¿No podía ser un trabajo limpio?— Hizo una mueca. —Qué asco— se quejó.
Aquello sobrepasaba sus estándares regulares de trabajo.
***
—No es fanatismo, es disciplina. Una virtud que tarda años en perfeccionarse e inculcarse. Aquellos que tienen el poder de cambiar el mundo deben hacerse responsables de sus actos, porque los Ocho Yama juzgarán nuestras acciones al partir al más allá— Colocó su mano derecha como si rezara.
»La senda que pocos se atreven a tomar, porque no tienen fuerza en su corazón. La senda del mártir, la senda del perdón.
Con ayuda del joven King —que al terminar, parecía a punto de echar la papilla—, Akame fue capaz de cauterizar la herida de aquella kunoichi y salvarle la vida; aun por encima de los deseos de ella. «No tiene importancia si ella quiere vivir o morir. En este momento no es más que un recurso que debemos usar para poner a salvo a Okawa. Así es este juego, socia.» El Uchiha se levantó, limpiándose la sangre de las manos en las sábanas, antes de volverse hacia Rōga. Le miró durante unos largos segundos.
—No tienes que estar aquí si no quieres —le lanzó, sin paños calientes. «Pensaba que los de Amegakure eran más duros», se dijo para sí—. Terminaremos pronto.
¿Limpio? ¿Más limpio que aquello? Rōga todavía tenía mucho que aprender sobre el oficio de ninja, o eso pensó Akame. La limpieza de un trabajo no se refería a no mancharse las manos de sangre, sino a no recrearse en el acto. A no gozar con el sufrimiento de sus víctimas. Eso era lo que diferenciaba a un auténtico Profesional, de un simple mercenario. Akame se dio media vuelta y se agachó junto a la cama, junto a la kunoichi. Sacó un kunai de su mecanismo oculto, empuñándolo firmemente con la mano diestra antes de hablar.
—Quién eres. Para quién trabajas. Respóndeme a esas dos cosas y te daré la muerte que tanto anhelas. De lo contrario... Sólo te espera dolor —aseguró, y como muestra de ello, le agarró firmemente la mano diestra con la izquierda mientras con su propia derecha introducía la punta del kunai entre la carne y la uña del dedo índice de la mujer. Una tortura efectiva y muy dolorosa. ¿Sería capaz de romperla?
—
Akame no se inmutó ante la respuesta de la anciana itako.
—¿Disciplina? No, anciana, no. Lo vuestro es sólo servilismo camuflado de lealtad y obediencia a un credo. Ya he visto esa basura antes —replicó, tajante—. La verdadera justicia no requiere que niñas pequeñas sean torturadas en pos de sus objetivos.
Cuando la anciana itako se refirió a la promesa de un castigo divino, Akame no pudo sino sonreírse.
—Te diré una cosa, hermana. Si lo único que hace que una persona se comporte de forma decente es la amenaza del castigo divino, entonces esa persona es un pedazo de basura. Mataos de hambre si queréis en vuestro Templo, encomendaos al Más Allá, pero dejadnos a los demás mortales vivir nuestras vidas con libertad.
25/06/2019, 21:08 (Última modificación: 25/06/2019, 21:09 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
—Realmente no quiero, así que me largaré afuera para disque vigilar, que tampoco creo que venga alguien— ¿Para qué iba a mentir? Caminó hasta la puerta. —Cualquier cosa vendré corriendo— Finalmente cruzó el portal de la habitación y prosiguió a salir de la casa.
El Yotsuki estaba acostumbrado a la eficiencia, pero hasta ahora todo había ido de forma muy atropellada. No quería ser testigo ni enterarse de nada de lo que fuese a sufrir la muchacha. Si mucho esperaría a que Akame terminara con el trabajo sucio y ya luego compartiera la información revelada. Eliminar los posibles cabos sueltos era la máxima prioridad sin saber realmente con quién se habían metido.
Mientras la mujer no pudo sino abrir los ojos al ver el kunai aproximarse hasta sus dedos. ¿Debería aguantar todo eso hasta su suspiro final? El dolor le invadió, pero hizo amago de soportarlo mordiéndose los labios. No iban a dejarla morir hasta que hablase, pero ella no podía traicionar a su hermana, y menos a su amado señor. Él estaría muy triste por ella.
—¡ERES UNA MIERDA!— Vociferó. Insultarlo era lo poco que le servía por ahora para distraerse. ¿Pero por cuanto tiempo iba a poder aguantar aquello?
***
—¡Confundes la libertad con el libertinaje!— La mujer estaba enfureciendo. —Si todos hacemos lo que querramos, el mundo sería un caos. Las leyes que los shinobi han plantado en el mundo atentan en contra de la moral, disfrazándola de un permiso para matar. Aquí estará aislada de la maldad, lo hacemos para protegerla a ella del mundo, y al mundo de ella si se aleja del mal camino.
A las palabras de la kunoichi le respondió Akame con un tremendo puñetazo en toda la boca, que si no le hacía saltar algún diente, estaría cerca.
—¿Quién eres? ¿Para quién trabajas? —repitió, sereno, mientras el kunai que manejaba con destreza se movía hacia el siguiente dedo. Con cuidado introdujo la punta entre la uña y la carne, y separó ambas. Una antiunión poco natural que producía un dolor indescriptible—. Responde y todo acabará.
«Esto es un coñazo. Si tan solo pudiera usar mi Saimingan...», se lamentaba el Uchiha. Claro, que en el momento en que activase su técnica de hipnosis para sacarle a aquella tipa todo el jugo, sus Kage Bunshin se desharían como polvo en el viento, dejando a Okawa a su suerte. Eso era algo que no estaba dispuesto a hacer.
—
El Clon de Sombras esbozó una sonrisa de apariencia triste, pero que escondía gran rabia y sinceridad. Oh, sí, ¡cuánto de acuerdo estaba con esa afirmación! No existían palabras suficientes en ningún idioma para expresarlo. Pero, ¿no era su cometido ganar tiempo? Bien podía intentarlo, y darle así un uso mayor a su efímera existencia. Luego volvería al mismísimo éter del que había salido, a unirse con la consciencia de su creador.
—Yo nunca dije eso, anciana —replicó, aludiendo a la furiosa diatriba de ella—. Y antes de que te formes la idea equivocada, entiende esto: soy bien consciente de la hipocresía de los shinobi y de lo falso de su credo. Su aparente facha de neutralidad y moralidad no es más que una máscara podrida que se cae a trozos, y yo puedo ver a través de ella. ¿No lo entiendes? No es la ley ninja la que yo defiendo... Sino una ley innata.
El Uchiha alzó un puño, fervoroso.
—¡Porque existe, es cierto! Existe en efecto, anciana, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado ni leído, sino que hemos tomado de la propia Naturaleza. Una que hemos extraído, exprimido; para la que no hemos sido educados, sino hechos, y para la que no hemos sido instruidos, sino impregnados.
Desde las afueras, aunque los gritos se le antojaban ininteligibles, el Yotsuki no puso sino cruzarse de brazos y zapatear con la sandalia. "Esto está costando demasiado tiempo y no quiero seguir escuchando. Además, sigo con el mal presentimiento que tuve en el hostal, cómo si algo más se nos estuviese escapando de las manos." Si algo aprendió de Daruu, es que los motivos detrás de los actos importan mucho. De ello, había demasiados misterios en el propio pueblo de Murasame que estaban fuera de su alcance y que sin saberlo, estaban a punto de ser cruciales. Detalles, minucias, que iban a complicar el asunto.
La mujer soltó otro agónico grito cuando su segunda uña fue arrancada, ahora las lágrimas brotaban a borbotones. Se mordió el labio, pero ahora le era ya casi imposible aguantar el dolor tras ser golpeada.
—Per-dón, her-herma-hermana— Sollozó.
Le dolía soltar la verdad, pero de todas formas, no sería fácil. Esperaba, por lo menos, despistarlo un poco antes de que la tercera pudiese lograr su objetivo. Sólo tenía que evitar, ser específica. Era por él, por su señor, por su amado jefe.
—So-soy, Kuroko— Soltó finalmente. —Tra-tra-bajo, trabajo, pa-para una ya-yakuza. Vi-ne, por, la niña. A, a Oyabun-sama, le gu-gusta. Le gus-ta co-coleccionar, kekkei, gen kai. La quiere, pa-para su colección— Tosió entrocortadamente debido a que le costaba respirar tras llorar, además de que el ardor en la lengua era insoportable y le costaba soltar palabras enteras.
***
—No lo entiendo. ¿De qué estás hablando?— La mujer parecía consternada. —¿Por qué? ¿Por qué si destestas aquellas reglas malditas también estás en mi contra? Ella, ella aún es muy joven e inexperta. ¿Que será de ella sóla en las afueras? ¿piensas dejarla expuesta a su suerte? La ley de la naturaleza es la ley del más apto, pero los humanos no somos parte de ella. Si la siguiésemos, ¿qué nos diferenciaría de los animales?— Negó con la cabeza.
Oh sí, el clon hizo un magnífico trabajo haciendo tiempo. El problema, es que alguien más se aprovecharía de ello.
Sería entonces que la vería a la lejanía. Era Kyoko, la niña de la posada. Se acercaba con pasos sigilosos, aunque de todas formas era muy difícil esconderte tras unos bambúes, por lo que Akame era capaz de distinguirla sin esfuerzo alguno. La niña era testigo de la escena y sonreía. Se llevó el dedo índice a la boca, indicando que guardara silencio. Luego, señaló a la mujer con la otra mano y luego negó con la cabeza. ¿Quería que no le avisara a la mujer de que ella estaba ahí? Algo estaba fuera de su lugar, más allá de que su presencia de por sí no encajaba. Ella intentaría seguir avanzando con sus silenciosos pasos, estando ya a unos doce metros de distancia.
Mientras, la mayor tomó su báculo.
—¡Basta de tonterías! ¿Quién te crees tú a tu edad para dar lecciones sobre la vida?— Empezó a andar con firmeza, tratando de avanzar aún cuando el clon estuviese enfrente.
«No te disculpes, allá donde quiera que ha ido tu hermana, te aseguro que ya no puede escucharte», quiso decirle Akame a aquella kunoichi. Pero no lo hizo. Se mantuvo estoico, serio, como aquel verdadero Profesional que muchos habían asegurado que había sido en su carrera ninja. No dio muestras de compadecerse de la muchacha pero tampoco de estar disfrutando; no lo estaba haciendo. Torturar a aquella mujer no era sino un medio para alcanzar un fin, conseguir la información que podía suponer la diferecnia entre el éxito y el fracaso en su misión de sacar a Okawa —viva— de Murasame.
«¿Así que todo esto no es más que la idea de un mafioso excéntrico? Me cago en... Aun así, va a darnos más problemas de los que imaginaba.» El Uchiha escudriñó los ojos de Kuroko y lanzó una única pregunta.
—¿Vinisteis las dos solas? ¿Hay alguien más con vosotras?
—
Incluso una anciana con los conocimientos místicos de la chamanería y toda una vida de experiencias no fue capaz de sacarle sentido a la perorata de Akame. Éste sonreía; ¿era eso lo que esperaba? ¿Confundirla para seguir ganando tiempo, sin más? ¿O había algo coherente entre sus palabras, aparentemente simple verborrea? Probablemente la anciana itako nunca lo sabría. Furiosa, ésta comenzó a andar, y parecía decidida a apartar al Kage Bunshin de su camino.
Sin embargo, una quinta persona hizo aparición en escena. Akame observó a la irritante niña de la comida sana y el veto a los cigarrillos, y cuando ésta le pidió que no revelara su posición, el clon sonrió con malicia.
—¡Vaya, Kyoko! ¡Qué sorpresa! —la llamó, haciendo un gesto con su mano diestra en dirección a la irritante muchachita—. ¿Dando un paseo nocturno? ¿No eres muy joven para merodear por el bosque tú sola?
Entonces el Kage Bunshin fingió reparar en algo, y con un tono claramente burlón, le lanzó una puya.
—¿No habrás venido a reñirme por fumar en un espacio natural, no?
9/08/2019, 17:41 (Última modificación: 12/08/2019, 04:51 por King Roga. Editado 2 veces en total.)
En las afueras, el Yotsuki estaba un poco exasperado por la situación acaecida. Estaba cruzado de brazos en el borde la puerta, cuando de pronto se vio en la necesidad de entrecerrar los ojos al divisar una pequeña luz que se aproximaba en la lejanía. Era anaranjada, pero diminuta. Era difícil no localizarla en medio de un bosque de bambú. "¿Una vela?" Y sin embargo, no dudó en adentrase nuevamente en la casa para informar lo sucedido.
Entre tanto, Akame había formulado una pregunta capciosa, complicada. Las pupilas de la pelinegra se contrajeron del nerviosismo, anteponiéndose al dolor sufrido por la quemadura en la lengua y el de sus uñas arrancadas. No podía condicionar a su única esperaza de esa manera, no debía darle ventaja al enemigo. Las gotas de sudor frío se acentuaban en su frente. ¿Qué salida le quedaba? ¿Hablar y morir? No podía, ¿cómo iba a darle la cara a su gemela Kasshoko en la otra vida? Temía al juicio, porque aún muriendo sus palabras iban a desencadenar consecuencias. Tardó en responder, aunque de todas formas la lengua se le estaba inflamando y estaba teniendo muchos problemas para articular palabra.
—A-alg...— Se frenó y gimoteó. Por mucho que quisiera forzarla a hablar, ni siquiera podía hacerlo por voluntad propia. ¿Mentiría entonces? El temor que se acrecentaba en ella era palpable, pero era más por su amo y su compañera, que por ella misma. Negó con la cabeza ante la primera pregunta. —Ziziii— Fue lo único que alcanzó a soltar, asintiendo con la segunda duda.
Casi al instante, Rōga ingresó nuevamente a la habitación con una expresión álgida.
—Alguien viene. Parece tener algo con fuego en las manos. Sería demasiada casualidad que fuese un civil justamente en este sitio tan recóndito— sentenció con seriedad, intentando ignorar a la prisionera.
La mujer por su lado se quedó helada, pero más pronto que tarde intentó forcejear. ¿Sería ella? Si era así, debía advertirle de alguna manera. Intentaría por tanto dar un único grito agudo con todas sus fuerzas, aupado por el propio dolor sufrido.
***
Lo ocurrido a continuación, fue peculiar. La niña enrojeció e infló los cachetes ante las acción de Akame. Luego el clon actuó cómo su se hubiese dado cuenta de algo. La niña entonces alzó ambos brazos y los sacudió de lado a lado cómo si intentara decir que no hiciera algo. Oh, ese kage bunshin, si que debió darse dado cuenta de algo, pero estaba pasando por alto un detalle.
—¡A mí no vas a engañarme!— La mujer empuñó su bastón con ambas manos y saltó hasta el renegado dispuesto a darle un bastonazo lateral. —¡No hay nadie más aquí!— Afirmó con toda la seguridad del mundo.
¿Han escuchado la frase, todos los monjes saben kung fu? Bueno, ella no sabía kung fu, pero de que sabía defenderse sabía defenserde, aún sin ser shinobi.
La niña entonces, se echaría a correr por donde vino... ¿O no? Parecía tomar otro rumbo, siendo este la montaña.
ARMAMENTO: Shakujō: 25 PV/golpe con lado, 35 PV/golpe con extremo.
***
Kiyoshi, Ōkawa y el segundo clon llegaron a una porción más frondosa de la montaña donde las cañas apenas si dejaban espacio para caminar sin tener que alzar un poco la pierna para pasar a través de ellas. El desaliñado muchacho entonces apartó algo de hojarasca para luego arrebatar de golpe una manta que cubría una entrada. Esta nueva guarida era mucho más rústica que la otra, comparable básicamente a la madriguera de un animal cualquiera.
—¿QUÉ ES ESE OLOR?— La muchacha no pudo sino llevarse las manos a la nariz.
Olía fuertemente, siendo este nuevo escondrijo un almacén de azufre.
30/08/2019, 11:43 (Última modificación: 30/08/2019, 11:44 por Uchiha Akame.)
«No estaban solas... Mierda», maldijo para sus adentros el Uchiha. Por si dos kunoichis criminales y entrenadas fuesen poco —Akame era consciente de que había sido capaz de dejarlas fuera de combate tan rápido gracias a Rōga y al elemento sorpresa, estando seguro de que en un combate abierto y prolongado, la situación habría sido mucho más complicada—, ahora cabía esperar la posibilidad de que se presentaran más enemigos. Casi como una respuesta del Cosmos a sus divagaciones, el joven King apareció por la puerta asegurando que tenían visita. «¿Con fuego en las manos? ¿Qué clase de enemigo se anunciaría de esa manera?», se dijo Akame. «Quizás uno que no esperara encontrar resistencia», respondió a sí mismo un poco después.
Cuando sus manos sintieron a la kunoichi revolverse, el Uchiha no dudó. Con un rápido movimiento de diestra le abrió el gaznate a la muchacha usando el mismo kunai que ya estaba manchado con su sangre. Un corte limpio y eficaz que acabaría con el sufrimiento de Kuroko. Luego, el antiguo jōnin limpió su arma en las ropas de ésta, le quitó las esposas para guardarlas en el portaobjetos de la cintura, y se aprestó a tomar posiciones junto a la puerta de entrada, desde donde pudiera ver aquella luz titilante que se les acercaba. En susurros apremió a Rōga a hacer lo mismo.
—En posición, Rōga-san. Nuestros enemigos no estaban solos, y quizá esa sea otra persona que viene a terminar el trabajo.
—
«¿No ha sido capaz de percibirla?»
Aquello dejó al Kage Bunshin un tanto fuera de juego. Rápidamente, como lo hubiera hecho el Akame original, trató de pensar en todas las explicaciones posibles; las listó mentalmente y empezó a reflexionar desde la más simple y probable. Luego pasó a la siguiente, luego...
¡Zas!
Akame se echó a un lado de un rápido salto, justo a tiempo para que el severo bastón de aquella anciana no le diera un golpetazo en el costalar. «¡Demonios! Este vejestorio sabe pelear», bufó para sus adentros la copia. Aunque la Duodécima no era ninja ni tenía claramente un adiestramiento marcial, Akame sabía que no podía subestimarla —"no hay enemigo pequeño"—. Aun así, no quería herir a la anciana ni a ninguna de sus acólitas; lo mejor que podía hacer era seguir con su estrategia de distracción.
—Nadie tiene que resultar herido, anciana. ¡Déjese de broncas!
Sin embargo, en ese momento sus ojos captaron un movimiento en los bambúes, al fondo de la escena. La pequeña e irritante Kyoko aprovechaba el súbito caos para escabullirse entre las sombras. «¿Va hacia... la montaña? ... No sé qué pinta esa condenada niña en todo esto, pero va hacia la montaña. ¿Irá en busca de Okawa?» Demasiados interrogantes y muy pocas respuestas. Aunque, a una de las preguntas, Akame sí creía poder responder; «es un clon. Esa es un maldito clon. ¿Kyoko es kunoichi?» De haber sabido lo que su original sabía —que las gemelas de la yakuza no trabajaban solas— quizás habría salido a la carrera tras la joven mesera...
PV:
30/30
– CK:
106/106
–
Inventario
Mecanismo oculto de kunai [en la muñeca derecha]
Kunai replicado (x1)
Portaobjetos básico [en el cinturón, espalda]
Portaobjetos básico [en el muslo derecho]
Shuriken replicado (x10)
Kōkuyoseki replicada [en funda bandolera, a la espalda]
El otro Kage Bunshin emitió un suspiro de alivio cuando Kiyoshi les mostró otro de sus escondites. «Es parco y sucio, y huele como mil demonios, pero servirá hasta que la tormenta amaine», quiso creer Akame. Sin embargo, fue el propio hedor de aquello lo que le llamó la atención; y después de mandar a Okawa callar con un severo gesto de su mano, se volvió hacia el huérfano.
—¿Qué es esto, Kiyoshi-san? ¿Material para tus petardos? —el Uchiha lanzó una mirada suspicaz a su alrededor—. Como sea, hay que guarecerse, y rápido. Okawa, venga, huele como el culo de un Oni pero es lo único que tenemos. Yo vigilaré desde fuera.
Si la conversación acababa de forma satisfactoria en ese punto, el clon buscaría algún bambú cercano al que subirse para poder otear los alrededores.
Preciso, eficaz. De esta forma fue que Kuroko dejó este mundo entre lágrimas. Su último aliento desapareció, soplando y apagando una llama.
El Yotsuki ya no se impresionó tanto cómo cuando el fénix había acabado con la gemela de esta, pero aunque la muerte no fuera tan brutal, no pudo evitar agachar la mirada y suspirar pesadamente. "Nunca voy a acostumbrarme a esto." Siempre que era cómplice en alguna riña cómo en los casos de Datsue y Daruu, veía lejana la situación, totalmente ajeno pese a que acababa de ocurrir delante de sus ojos. Pero pese a no ser él quien daba el golpe de gracia, siempre se sentía afligido de una u otra forma, por muy terribles que hayan sido sus enemigos. "Lo hacen lucir tan fácil." Negó con la cabeza y observó a Akame.
"Cómo le gusta venir y ponerse a dar órdenes." Rodó los ojos.
Independientemente de la prisa del exiliado por guardar posiciones, tenía algo mucho más importante que tratar. Se tomó su tiempo, acercándose a cada una de las chicas, bajando los párpados de estas con cuidado. Se puso de pie tras dar sus respetos, oteando la habitación por un escondite, aunque se le miraba molesto.
—Wait, algo no anda bien. ¿El tercero no tenía forma de contactar con estas tipas? No parecían portar ningún comunicador ni nada similar. Si alguien más viene a confirmar lo que está sucediendo, probablemente presiente que las cosas no están ocurriendo según sus planes, no creo que caiga tan fácil—. Dio unos sigilosos pasos hasta el viejo armario, abriéndolo y corroborando el tamaño de este para constatar su efectividad cómo escondite.
Lo que ellos no sabían, es que en el momento que Kuroko expiró, la vela de la lejanía se había apagado.
—No puede ser, ¿ella también?— La rubia de cabellos cortos observaba la pequeña estela de humo disiparse. «Maldita sea. ¿Acaso los shinobi que mencionaron los pobladores estaban protegiendo a la niña itako? Si es así, no puedo ir a mi muerte en un combate en desventaja numérica, pero por otro lado, ¿cómo voy a presentarme ante Hakaze-sama tras perder dos piezas de su tablero y al objetivo? » Detuvo sus pasos, sin acercarse a la casa.
***
Muchas teorías interesantes, pero en aquel momento pensar era un lujo para aquel clon.
—¡No volveré a cruzarme de brazos! Si permito que te lleves a Ōkawa será faltar al respeto a mis hermanas que dieron su vida para protegerla aquella vez!— Inmediatamente la mujer giró su bastón con movimiento circular utilizando ambas manos, intentando golpear con el extremo del mismo a un Kage Bunshin que había esquivado su primera ofensiva frontal. —¡Es la voluntad del Gran Yama!
ARMAMENTO: Shakujō: 25 PV/golpe con lado, 35 PV/golpe con extremo.
***
El joven asustadizo y la chica se introdujeron rápidamente, auqneu la chica parecía tener una cierta nausea el entrar en aquel lugar.
—N-no, no puedo soportarlo— Se llevó las manos a la nariz y la boca.
Kiyoshi colocó sus manos en sus hombros, instándola a entrar pese a todo, alternando su nerviosa vista entre Suzaku y su amada.
—¿Qué pasará con la Duodécima? ¿Cómo sabes que no nos perseguirá hasta acá? Ya encontró la primera guarida de Kiyoshi, ¿que pasará si solicitan ayuda al pueblo? Ni siquiera sé si es posible que podamos quedarnos aquí hasta la mañana siguiente— Poco a poco se estaba deteriorando la confianza que había mantenido hasta el momento, mientras la realidad empezaba a despedazar sus esperanzas.
3/09/2019, 10:28 (Última modificación: 3/09/2019, 10:28 por Uchiha Akame.)
Akame asintió a regañadientes; lo que Rōga decía tenía mucho sentido. «Quizá estas dos ninjas se habían citado con otra persona en otro lugar, y al ver que no llegaban, este tercer individuo ha sospechado. Es una posibilidad», caviló el Uchiha. Todavía recostado contra el marco de la puerta de entrada a la destartalada casucha, Akame se inclinó ligeramente para lanzar una rápida visual al terreno. Buscaría —con ayuda de su Sharingan— cualquier figura humanoide que pudiera atisbar entre las sombras; y es que, si bien el muchacho no tenía vista de halcón, contaba con la poderosa herramienta de su línea genética. El Dōjutsu del clan le otorgaba, entre otras muchas habilidades, la capacidad de ver el chakra de los seres vivos como un manto incandescente. Así pues, pese a que se ocultara en la oscuridad —aquella tenue luz ya no brillaba en el camino—, quizás Akame sería capaz de identificar a esa persona que Rōga había visto acercándose a la casa.
De identificarla, el exiliado cambiaría rápidamente su plan.
—Tienes razón, Rōga-san. No creo que vaya a venir... Por eso mismo, voy a salir en su busca. ¿Vienes?
Fuese la respuesta del joven King afirmativa o no, Akame buscaría salir por alguna ventana lateral y luego comenzar un rodeo gracias a su técnica para caminar de forma sigilosa, siempre sin perder de vista al objetivo. Quería situarse a su espalda para tener oportunidad de ejecutar un ataque sorpresa.
—
El falso Akame desenvainó su arma con rapidez, interponiendo la hoja de acero con un oscuro brillo entre su cabeza y el bastón. Tras un leve forcejeo, el Kage Bunshin trataría de apartarse con un salto hacia atrás, para escapar de la trayectoria del arma que blandía aquella anciana. «Por el momento las otras dos parecen no querer involucrarse, pero si se unen al combate, voy a estar en una jodida desventaja... Tengo que intentar reconducir la situación o me eliminarán rápidamente.»
—¿La otra vez? ¡Anciana! ¿No se da cuenta? —cuestionó el Uchiha—. Mientras nosotros peleamos, hay un tercero interesado en raptar a Okawa. Y a juzgar por sus actos previos, es mucho menos compasivo que yo. ¿No deberíamos centrarnos primero en localizar a este enemigo en común? Podemos arreglar nuestras diferencias más tarde.
«Y, por algún motivo, presiento que esa niñata realfooder tiene algo que ver con el intento de secuestro...»
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Okawa estaba empezando a perder los nervios. «Bueno, mucho ha aguantado. Es una niña al fin y al cabo», se dijo el Kage Bunshin.
—Tranquila, Okawa. No nos vamos a quedar aquí toda la noche, sólo hasta que Akame y Rōga neutralicen a la gente que te anda persiguiendo. Mi camarada de las sombras está entreteniendo a la Gran Vieja, así que por ella no te preocupes. Ahora lo que debemos hacer es quedarnos aquí, ocultos, y no hacer ruido.
—Haces muchas preguntas innecesarias— Afirmó, disponiéndose a seguir los pasos del Uchiha en la búsqueda de quién sea que estuviese acechando las cercanías.
Inmediatamente ambos partieron con el mayor sigilo posible, buscando acorralar a quién se que estuviese rondando las cercanías. Ene l caso de Akame, este notaría algo curioso, pues aunque el Yotsuki le había afirmado que sólamente una persona estaba cerca, en realidad detectaría dos chakras en la zona: Uno que caminaba alrededor de la cabaña, pero sin acercarse a esta. El otro tenía la misma intensidad y calidad pero, parecía estarse alejando a toda velocidad de la zona. Quién fuera que fuese, era precavido y no quería tomar riesgos en el asunto.
El Yotsuki no pasó por alto los ojos rojos del Fénix.
—¿Puedes ver algún chakra en las cercanías?— La pregunta tenía dos funciones: No sólo corroborar la presencia del enemigo, sino confirmar su sospecha que la forma en la que Datsue medía el chakra de los demás habían sido los ojos. Este nunca había sido específico cuando se lo contó. "Aunque a estas alturas estoy noventa y nueve por ciento seguro que es por ese Doujutsu." Era un poder útil en un aliado, pero que esperaba no tener que lidiar contra él algún día.
***
La mujer por un instante se detuvo. Intentó escudriñar el corazón del muchacho, buscando algún cambio de ánimo que le indicara que le estaba mintiendo. Sintió algo de incertidumbre, pero no podía descifrar exactamente el porqué de la preocupación del muchacho. Aún así, podía permitirse darle el beneficio de la duda al ver que no estaba peleando en serio y que al menos era sincero en su intención de no agredirla.
—¿Un tercero?— Fuertemente azotó su bastón de batalla en el suelo. —Te escucho— Pese a que su rostro era medianamente inexpresivo, frunció el ceño en reflejo. De no ser por la sensibilidad que poseía, quizá no hubiera prestado atención a las palabras de Akame.
***
Pese a que el ex-jounin intentaba alivianar el estrés de la jovencita, claramente las charlas motivacionales no eran un punto fuerte. Ella sentía en el fondo la confianza que el Fénix mantenía dentro de sí, pero a pesar de ello no podía compartirlo y su compostura poco a poco se estaba perdiendo.
—¿Cómo?— Preguntó ella. Necesitaba pruebas concretas y no sólo palabras de aliento.
Y entonces, reparó en algo de las palabras del clon.
—Espera, ¿mis perseguidores?— So rostro pareció llenó de confusión.
Kiyoshi secundó la reacción de la muchacha y abrió los ojos como platos posando su vista en Akame.
—Nunca me dijiste que ellos estaban cerca. ¿Quienes son y que quieren? Cómo, que... ¿¡Ahora mismo dices que pueden estar tras de mí!?— por poco y se cae sobre su culo, aunque el siempre caballeroso Kiyoshi estaba ahí para detenerla. —¿Q-qué? ¿¡Qué se supone que están haciendo al respecto!?— Dijo más preocupada que asustada.
«Hicis michis priguintis innicisiris bliblibli», respondió Akame en su cabeza. «Estoy dirigiendo la maldita operación y todavía tiene cojones a quejarse, condenado crío...»
Rápidamente deshechó aquellos pensamientos; tenía que concentrarse en lo inmediato. Una vez ejecutada la maniobra de rodeo, Akame soltó un chasquido de rabia cuando vio a dos figuras moverse entre la maleza; aunque pertenecían a la misma fuente de chakra, una de ellas huía a toda prisa. «¡Mierda!»
—Rōga-san, ¡a por ese! —le ordenó el Uchiha, señalando en dirección a la figura que rondaba los linderos de la casa—. Probablemente sea un Clon de Sombras, pero aun así, ten extremo cuidado.
Por su parte, Akame echó a correr detrás de quien —sospechaba él— era el verdadero individuo.
—
El Kage Bunshin suspiró de alivio. Parecía que aquella anciana iba a atender a razones, al menos por el momento.
—Dijiste que alguien atacó vuestro templo para intentar secuestrar a Okawa, relato que coincide con el de ella misma —puntualizó Akame—. Pero no fui yo. Eso significa que hay terceras personas implicadas en todo esto y que quieren raptar a Okawa, no sé con qué fines, pero está claro que se trata de gente peligrosa... No dudaron en matar a dos de vosotras.
Con movimientos lentos, Akame trató de enfundar su katana para quitarle hierro a la situación.
—Ahora mismo había alguien ahí, entre la maleza, detrás vuestra. Pero ninguna de vosotras ha podido detectarlo,
¿verdad? —inquirió el Uchiha, hablando también a las otras dos monjas—. Sólo se me ocurre una explicación para eso; se trataba de un clon simple. Una técnica ninja. Temo que quienes están detrás de Okawa conozcan las artes del Ninjutsu.
»¿Os dice algo el nombre de Enma Kyōko? La niña de la posada. Es a ella a quien he visto entre los matorrales. O más bien... A su clon.
—
—Tranquilízate, Okawa —le pidió el Kage Bunshin, que a pesar de todo no tenía muy buena mano con los niños (ni con nadie)—. No digo que estén cerca, de hecho probablemente en este momento Akame y Rōga-san ya les hayan dado una paliza, pero no podemos arriesgarnos a que nadie nos encuentre ahora. Ni siquiera las ancianas del Templo, ¿lo entiendes? Debemos quedarnos aquí, escondidos, hasta que la situación se calme.
«Joder, sí que están tardando. ¿Qué demonios estará pasando en esa puta casa?»
El propio Kage Bunshin tenía sus dudas al respecto, pero seguía aferrándose al hecho de que si hacía rato que ninguno de sus otros dos ententes gastaba chakra, es que el plan no se había ido al diablo todavía.
—Confía en mí, ¿vale? Ahora mismo estamos lidiando con esa gente y con las ancianas, no tienes nada de qué preocuparte. Antes de que salga el Sol estaremos camino a la Ribera del Sur, y de ahí... De ahí ya veremos.
4/09/2019, 16:40 (Última modificación: 4/09/2019, 16:49 por King Roga. Editado 2 veces en total.
Razón: Colores de texto y en unos stats xDU
)
El genin no estaba muy seguro de que separarse fuese buena idea, pero de todas formas Akame le duplicaba en velocidad y no iba a poder alcanzarlo en su persecución por mucho que quisiera. "¿Un clon eh?" Si era un clon de sombras, entonces sabía que poseía las mismas habilidades de su original y sería un problema lidiar con él. "Parece que yo no voy a tener mucha diversión." O al menos eso creía él, puesto que la silueta de pronto empezó también a huir a través de las cañas. "No, no es eso."
El genin tuvo que detenerse al ver cómo extrañas siluetas empezaban a brotar del suelo, lentas, acechantes. Eran mujeres rubias que se movían lenta y torpemente, todas vestidas de negro y con sonrisas maliciosas. "¿Clones?." Sacó un kunai para defenderse cuando una de esas misteriosas féminas se acercó a atacarle. Él logró hacerle una herida en el brazo, pero supo que la situación no iba a mejor cuando esta empezó a partirse desde la herida formada. "Holy Crap" Apretó los dientes.
Sin embargo, el Uchiha no tendría ningún problema en distinguir la mentira de la realidad, pues sus ojos rojos le permitieron darse cuenta de inmediato que toda esa muchedumbre de ominosas siluetas sólo eran un genjutsu que buscaba retrasarlos.
La que era perseguida por Akame no tardaría en darse cuenta de que estaba siendo cazada. «Se han separado, tal y cómo lo esperaba. No puedo enfrentarlos a los dos directamente... o a uno siquiera.» Hizo una cadena de sellos y tras finalizar la secuencia se dio la vuelta de pronto para encarar a su oponente y liberar una gran correntada de aire que buscaba frenar su embite.
La ráfaga de viento abarca 1,5 metros y avanza 5 metros (mutiplicado x1)
La ráfaga de viento abarca 2'5 metros y avanza 8 metros (mutiplicado x2)
La ráfaga de viento abarca 3'5 metros y avanza 12 metros (mutiplicado x3)
Técnica Fūton básica, que consiste en una simple ráfaga de viento que se escupe desde la boca una vez finalizan los sellos. Sin embargo, el poder destructivo de ésta puede aumentar exponencialmente si un ninja experimentado utiliza una cantidad de chakra mayor. A diferencia de la mayoría de técnicas Fūton, el Toppa no produce cortes en la piel del enemigo, si no que lo golpea de manera contundente, además de alejarlo.
Agilidad 40 Inteligencia 70 Poder 60
PV
?/?
– CK
110/135
–
-25
–
(Regeneración impedida) 1 AO
¤ Kasumi Jūsha no Jutsu ¤ Técnica de los Sirvientes de la Niebla - Tipo: Apoyo (Genjutsu ambiental) - Rango: D - Requisitos: Genjutsu 20 - Gastos: 25 CK (impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: (ver descripción) - Sellos: Buey → Jabalí → Caballo → Rata → Palmada - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 30 metros
Este genjutsu crea una serie de réplicas ilusorias del usuario, vestidas completamente de negro y armadas con kunais también ilusorios, que aparecen uno por uno desde los árboles, las rocas u otros obstáculos del entorno (incluso del suelo) para arrinconar al enemigo. Sus movimientos son más lentos de lo normal, pero cuando son atacados se multiplican, por lo que en este sentido parecen fantasmas que habitan en la niebla.
***
Las dos ancianas que hasta el momento se habían mantenido a raya se acercaron a la escena al ver a su líder bajar las armas. Ellas eran muchos más viejas y difícilmente iban a poder prestar mucho apoyo.
La Duodécima observó -en sentido figurado- a Akame.
—¿Me estás diciendo que no estás con esas mismas personas?— Siseó.
—¡Mi señora!— Finalmente rompió el silencio una de las ancianas. —Yo reconozco su voz. Él fue quién se llevó a la Décimocuarta, justo cuando Kiyoshi inició el incendio.
—Y aunque no fuera así. Cuando rompamos esta supuesta alianza temporal, ¿qué pasara cuando venzamos a este supuesto tercer enemigo? Seguramente planea ganar tiempo para que los chicos huyan, de una u otra forma nosotras salimos perdiendo.
La líder azotó su bastón contra el suelo tres veces, notando cierta duda en las palabras de Akame, pero también secundaba lo dicho por sus acompañantes. Fue el nombre de la niña lo que terminó de descolocar a la mujer, la cuál retrocedió dos pasos cómo quién ha visto a un muerto andar.
—¿¡Enma Kyōko!? ¿Qué locura estás diciendo? Ella murió hace dos décadas y no era una niña, tenía setenta años durante su ascensión— Aunque sus ojos no mostraran emoción, su boca parecía balbucear algo ininteligible. —¿Clon de la Undécima?— Aquello la confundió aún más.
—¡Seguramente es otra treta para hacernos perder el tiempo!— Acusó una señalando con su bastón al Uchiha.
—Eso, o su locura lo ha llevado a la paranoia.
***
—Nmms...— Balbuceó molesto el muchacho, aunque no fue posible entender nada. Era cómo si se viera incapaz de articular palabra aún con su voluntad.
La chica negó con la cabeza y suspiró tratando de calmarse, aunque no le era posible respirar hondo con el terrible olor que había en ese recinto rebosante de pólvora.
—¿Hasta que punto planeas escoltarme? No creo que vayas a poder cuidar de mí todo el tiempo aún cuando lleguemos a un sitio seguro.
Mientras corría a lo que le daban las piernas tras la figura que iba escapando del lugar, Akame pudo intuir cómo Rōga ya se estaba enfrentando a la que quedaba en el sitio (presumiblemente, un Kage Bunshin). El Sharingan del Uchiha le reveló sin mayores complicaciones que su compañero estaba siendo atacado por un Genjutsu; sin embargo, el renegado hizo caso omiso de ello. «Es una técnica ilusoria muy simple, un genin debería ser capaz de contrarrestarla. Veremos ahora si tu habilidad como ninja está a la altura de tu gran boca, King Rōga.» Sin pensamiento alguno de acudir en ayuda del amejin —si no era capaz siquiera de superar un Genjutsu tan básico, ¿de qué utilidad era semejante aliado?—, Akame se centró en su propio combate.
La enemiga en huída —al acercarse lo suficiente pudo determinar que era una kunoichi de pelo rubio— era más lenta que él, o eso parecía. La mujer se dio cuenta también de esto, pues apenas Akame estuvo por darle alcance, se volteó y sus manos formaron una simple cadena de sellos. El Sharingan la leyó con facilidad y las manos de su dueño replicaron la secuencia con la certeza de que la balanza estaba inclinada a su favor. «Tú pierdes, socia.» Akame hinchó los carrillos y expulsó una tremenda ráfaga de aire a presión.
La ráfaga de viento abarca 1,5 metros y avanza 5 metros (mutiplicado x1)
La ráfaga de viento abarca 2'5 metros y avanza 8 metros (mutiplicado x2)
La ráfaga de viento abarca 3'5 metros y avanza 12 metros (mutiplicado x3)
Técnica Fūton básica, que consiste en una simple ráfaga de viento que se escupe desde la boca una vez finalizan los sellos. Sin embargo, el poder destructivo de ésta puede aumentar exponencialmente si un ninja experimentado utiliza una cantidad de chakra mayor. A diferencia de la mayoría de técnicas Fūton, el Toppa no produce cortes en la piel del enemigo, si no que lo golpea de manera contundente, además de alejarlo.
Choque de jutsus:
Daitoppa (Rubia): 60 PV + 60 Poder
Daitoppa (Akame): 60 PV +10 PV (Poder 80) + 80 Poder
Gano el choque por 30 puntos. Al ser del mismo elemento, mi Daitoppa absorbe el 50% del daño base del otro, aumentando su propio daño en 30 puntos.
Daño total Daitoppa (Akame): 60 PV
—
El Kage Bunshin esbozó una mueca molesta cuando las otras dos ancianas decidieron participar de la conversación. «Estas viejas chismosas...» Para colmo de males, una de ellas le había reconocido; y a Akame ya le estaba quedando claro que tratar de mentir o andarse con evasivas no iba a servir de nada con la líder del Templo. Así pues, admitió sin tapujos la verdad, pero replicando también con la suya.
—Sí, fui yo. En ese momento no sabía de la historia de Okawa, sólo vi a una muchacha en peligro que me rogaba que la sacara de allí.
Cualquier escrutinio de la anciana no hallaría sino verdad en sus palabras. Sin embargo, las siguientes palabras de aquella mujer ciega le revelaron una verdad que al Uchiha le cogió totalmente a contrapie. «¿¡Muerta!? ¿¡Setenta años!? ¿Qué cojones...?» A ojos de Akame, la chamana no parecía estar mintiendo, incluso se la veía gravemente perturbada por semejante afirmación. Aun así, el Kage Bunshin no se movió de su sitio; ahora ya no sólo tenía que seguir ganando tiempo, sino intentar averiguar qué demonios era lo que se estaba cociendo con la vieja-niña que supuestamente había vuelto de entre los muertos.
—No es ninguna treta, señoras. Ustedes saben ver la verdad en la gente, ¿no? Pues entonces entienden que digo la verdad. Hay gato encerrado en todo esto y presiento que un gran mal se cierne sobre la joven Okawa... ¡Decidme, ancianas, y rápido! ¿Quién era esta Enma Kyōko, y por qué una niña con conocimientos de Ninjutsu usa su nombre? —Akame iba lanzando preguntas conforme se le iban ocurriendo—. ¿Quién era esa mujer?
—
—Okawa, ya te he dicho que debes confiar en m...
Las palabras se le helaron en la boca al Kage Bunshin. Acababa de percibir, inequívocamente, cómo uno de los otros dos Akame acababa de gastar una cantidad de chakra sustancial; propia de un jutsu ofensivo. «Así que la pelea no ha terminado... Mierda. Y ahora, ¿qué cojones hago? Estamos aquí esperando en un maldito almacén de pólvora, en cualquier momento algo podría salir mal y estaríamos en una trampa mortal. ¿Qué hago, qué hago, qué hago...?»
Fue entonces cuando Akame tomó una decisión.
—Vamos, arriba, Okawa. Y tú también, Kiyoshi. Proseguiremos durante la noche hasta la Ribera del Sur; deberíamos llegar antes del amanecer. Una vez allí... Descansaremos, y veremos qué podemos hacer.
Cometí un fail y no mandé el reporte de las AO a la cuenta de AO-Sama, me di cuenta demasiado tarde, mil disculpas por el inconveniente. También hizo falta especificar las distancias, mala mía en eso --U
El vendaval se volvió aún más grande, devorando a la mujer y... provocando una tremenda explosión que ocupaba seis metros en el área. Las cañas calcinadas, algunas hojas con el rojizo del fuego, pronto había un claro formado por la pura destrucción. Por suerte, el ex-jounin había optado por contrarrestar la ofensiva a distancia, recibiendo en su cara nada más que la suciedad del humo de un sello explosivo en grado A.
La rubia no era alguien versada en combate directo, pero se valía de buenos trucos. Sin embargo, allá en la lejanía, chasqueó la lengua al darse cuenta de que su plan para embaucar a sus perseguidores haciéndoles creer que huiría de una forma tan predecible había fallado de una forma no contemplada.
"La puta madre, casi nos comemos la trampa." en ese momento, se dio cuenta de que sólo les estaba haciendo perder el tiempo. "Es del tipo de persona que lucha a distancia, así que si logro acercarme tendré la ventaja." Tomó entonces una decisión: la de ignorar totalmente a los sirvientes de la niebla. "No he estudiado mucho, pero estos no son ni de broma clones normales. Probablemente sean genjutsu, así que aunque no conozca del todo su funcionamiento, no me queda más opción que avanzar." Empezó a saltar kunai en mano, esquivando a la lentitud de siluetas de negro.
Por otro lado, la mujer recibió una información muy alarmante cuando su clon fue destruido, y ese era el color de los iris del Fénix. «La mitad de mi arsenal será inútil por culpa de esos ojos.» Aunque intentara frenar al Yotsuki con más tretas, ahora sabía que el juego visual no serviría. Además, el elemento viento de su oponente también complicaba el uso de sus cartas secretas. «Este sujeto es mi némesis perfecto, no me queda más que retirarme. He perdido esta batallada antes de comenzar.» Se dijo mientras sacaba dos pelotas desde los bolsillos a su espalda, una a cada mano.
—¡Ni se le ocurra, señorita!— Su mano brilló y resonó con el sonido de las mil aves, dispuesto a lanzar una andanada de agujas a toda velocidad cuando estaba ya a unos siete metros de ella.
La mujer lanzó la primera esfera que resultó ser una bomba de luz, pero que no llegó a frenar del todo al Yotsuki y por ende alcanzó a atinar la andanada.
—¡Ahhhh!— Gritó y las siluetas oscuras desaparecieron, aunque se mantuvo en pie y lanzó la otra, siendo esta una de humo que la envolvió.
¤ Chidori Senbon ¤ Senbon de los Mil Pájaros - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Raiton 45 - Gastos:
18 CK
(multiplicable x2)
(multiplicable x3)
- Daños: 30 PV - Efectos adicionales: Es posible apuntar a varios objetivos a la vez - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 5 de largo.
(multiplicable x2)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 10 de largo.
(multiplicable x3)Las agujas se expanden en 3 metros de ancho y 15 de largo.
Una de las muchas variaciones del Chidori, donde el usuario transforma la técnica inicial a medio formar en múltiples agujas de chakra eléctrico que esparce en un amplio rango. Las agujas tienen una velocidad extraordinaria, que sumado al rango que abarcan, las hace realmente difíciles de evitar.
-
Resistencia 30 Agilidad 40 Inteligencia 70 Poder 60 Voluntad 40
PV
110/200
–
-90
– CK
209/270
–
AO 1 Revelada: Darle un sello explosivo a un clon AO 2 Revelada: La real es la que estaba luchando con Rōga
***
—¡Sólo nos estás retrasando y nos harás perder el tiempo!— refunfuñó una de las ancianas.
Sin embargo, la Duodécima azotó su cayado tres veces contra la tierra y pronto las dos más viejas cesaron en su afán de querer intervenir en la conversación. Sin embargo, la mujer agachó la cabeza, inexpresiva, pensativa. No encajaba nada, pero podía sentir claramente la incertidumbre que el propio clon sintió al enterarse de lo ocurrido con la Undécima. Obviamente no era una trampa, si ni él mismo lo sabía, pero el problema es que ahora ella también tenía esas dudas. Algo se estaba saliendo de control, más allá de su comprensión. Lo genuino de sus sentimientos ahora era un dilema para ella.
—Ella se dijo que fue una mujer que se cansó del mundo, de las directrices políticas de las naciones. Ella, conocía perfectamente el corazón de las personas, por lo que se halló triste ante la hipocresía que gobernaba incluso en su aldea natal de Kusagakure en aquella época de antaño. Cansada de las contrariedades del mundo, de la falsa democracia, se retiró y llegó Murasame. Ella marcó una diferencia, un antes y un después donde pregonó que aquel don de descifrar el alma no debía caer en malas manos. Así, lanzó una especia de hechizo ninja sobre la montaña. Más allá de los portales de la entrada al santuario, todo usuario del chakra que ponga un pie encima será incapaz de usar sus poderes en el terreno santificado por ella.
—Fue gracias a su milagrosa protección, que logramos defender a Ōkawa aquella vez que intentaron infiltrarse en el templo. Sin ella no podríamos aspirar a estar en igualdad de ocndiciones
—Luego, dos almas arrepentidas llegaron. Dos shinobi con el poder de la vida y la muerte, los cuáles al escuchar de que ella logró alcanzar la iluminación, siguieron sus pasos y se convirtieron en sus guardianes.
—Las estatuas de cada uno son los que conducen a las almas perdidas a Murasame, muerte a la izquierda y vida a la derecha. El sendero a una verdad más a allá de lo que existe.
—Yo la conocí. Ella dijo que ascendería a una forma más allá de la carne... Pero que seguiría cuidando de todos los habitantes de este pueblo...— Se llevó la mano a la sien. —Yo sentí su piel... Un día sólo apareció su piel, una vasija con su sangre, la sangre entera de un cuerpo humano. Sus restos aún están en el templo, yo los tanteé con mis manos. Yo conocía su presencia, pero nunca la he vuelto a sentir desde entonces, la reconocería al instante—. Ahora era ella la que parecía no entender nada.
***
—¿¡Qué está pasando ahora!?— Alzó el dedo y lo señaló. —No me digas que nada, que puedo sentir claramente que algo no está bien y estás confundido. No intentes negarlo— Infló los cachetes, pasnaod con rabia la propia preocupación que le transmitía Akame.
Sin embargo luego el clon les ordenó avanzar y huir nuevamente.
—Ujum— Pareció asentir de mala gana el joven.
Sin embargo, fue entonces que unos pasitos captarían su atención. Eran los de alguien que claramente no buscaba esconder su presencia, acompañados de un suave tarareo de una canción, con la voz infantil e inocente. Sin embargo, el buen oído de la pelinegra le hizo entrar en pánico, giró su cabeza, luego sobre sí misma, se llevó las manos al pecho y luego se quedó inmóvil con una oreja apuntando a la dirección del sonido.
Entonces se asomó ella: Kyōko, con su sombrero de paja, sus colitas coquetas y sus ojos cristalinos.
—¿Qué hacen aquí a estas horas de la noche? ¿También les gusta ver la luna?— Giró su cabeza con curiosidad.
Pero antes de poder decir nada, la mano de la candidata a Itako se posaría en al mano del clon.
—¡Suzaku! ¡Suzaku! ¡Ahí no hay nadie!— Dijo con angustia.
Kiyoshi parpadeó varias veces, alternando la vista entre todos sin entender un demonio lo que ocurría.