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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Pues no lo tenía claro, solo quería probar cosas durante toda la semana y luego ya tomar una decisión. Pero apareciste allí y... — Torció la boca, mirando a Sora de lado, cruzándose de brazos y moviendo uno de sus dedos índices sobre el antebrazo, algo rítmicamente. — Parecías bastante malhumorada... Pensé que me lo imagine, pero después de lo que me dijiste tras el combate, y el propio combate en sí... ¿Fue porque no te avise que iba a ir allí?
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Sora respiró hondo.

No estaba malhumorada. Solo os vi abusando de mi kouhai y pensé en bajar a ayudarla con vuestro entrenamiento. Y estabas ahí haciendo de kunoichi, entrenando con ellas. Perdón si malinterpreté eso como que te habías decidido. ¿Y qué es eso de que estudiaste primeros auxilios? — preguntó procesando ahora aquella información.
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Rin aceptó más o menos aquella explicación por parte de Sora, pero seguía pensando que tal vez había algo más, sobretodo tras la conversación que había tenido con Kiriko anteriormente.

Tras lo del gebijuu del otro dia, acabaste tan mal que me asuste muchísimo... No me he especializado en jutsus médicos, pero pensé que unos primeros auxilios si podría aprender y... Realmente te enseñan en la academia, pero no recordaba nada asi que mi madre me ayudo a recordarlo.Me gaste el dinero de la misión en un kit por si volvía a pasar algo así mientras estaba presente... — Rin se veía realmente apenada relatando aquello, acariciándose uno de sus brazos con suavidad, como buscando algo de calor.
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Sora se quedó mirandola sin pestañear. Apretó los labios y se levantó.

¿Por qué has hecho algo así? Ese dinero era para ti. ¿Qué harás ahora si decides dejar de ser kunoichi? Podrías haber invertido el dinero en ayudar a tu familia o en buscarte un buen gimnasio en el que entrenar si al final te haces luchadora. — dijo finalmente apoyandose en la pared.

No sabía qué decirle. Antes no se tomaba nada en serio y ahora se tomaba todo demasiado en serio y en ninguno de los dos casos sabía qué decirle.
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Aquella respuesta le molesto un poco, no era una reacción que esperaba para nada, Rin pensaba que había sido una buena idea y una buena decisión.

Bueno, ¿qué más da? Puede usarse en el propio restaurante por si acaso, y no está de más que sepa algo así — se encorvó algo hacia delante, manteniendo el cruce de brazos. — Además, seguía debatiéndomelo, pero si tanto te molesto tal vez sería lo mejor. Tan solo es que me daba pena que no volvieramos a vernos o que acabaramos a malas
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Sora se volvió a girar a Rin, con su seriedad habitual.

¿Eso es lo que es esto? ¿Una despedida? Me has invitado para darme tu comida, de nuevo, y mandarme a la calle. ¿Qué quieres de mí en todo esto? ¿Quieres que te diga que es una buena decisión? ¿Quieres que intente convencerte de que no lo es? No puedo hacer ninguna de las dos cosas, Rin. — le soltó aún de pie, con un leve tic nervioso en el ojo.
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No era la reacción que buscaba en Sora, pero tampoco podía desaprovecharla. Parecía nerviosa, y pudo notarlo con facilidad, por lo que Rin se levantó de inmediato y se acercó hasta ella buscando acorralarla.

No, no es solo eso. Es precisamente por esto otro, por como te comportas, por lo que haces cuando estoy presente. Actúas totalmente rara y distinta a como eres habitualmente. ¡¿Qué te pasa conmigo exactamente?! — añadió levantando una mano y alzando el dedo índice de esta.
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Sora apretó los labios de nuevo.

¿Cómo me comporto yo? Tú te pasaste la misión entera quejandote y cuando llegamos aquí de repente te vuelves completamente dedicada y estudias y entrenas, sin todavía decidirte. O quieres, o no quieres. Deja de jugar conmigo, Rin. — protestó cruzandose de brazos y recuperando parte de su seriedad.
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Abrió los ojos algo sorprendida ante aquellas últimas palabras, airandose un poco más.

¿¡Que a que estoy jugando!? ¡¿Y tú?! ¡Estuviste ligando conmigo la mitad de la misión, y la otra mitad pegada a mi sin soltarme por el miedo! ¡Has estado hoy completamente seria y molesta, mientras que el otro día prácticamente no me soltabas ni me quitabas el ojo de encima, independientemente de si eres o no mi senpai! — Se separó un poco, mirándola con decisión a los ojos. — Si, te preocupas por mí, pero esta claro que no es simplemente por cosa de lo que te hayan ordenado. Hay algo más.
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Sora perdió por completo los papeles ante la acusación de Rin. Era cierto, algo en ella le hacía sentir más de lo habitual y no podía contenerse, a cualquier otra persona la hubiese obligado a ir andando a los Herreros y si hacia falta a Shinogi-To.

¿Disculpa? ¿Que yo estuve ligando contigo? ¡Estuve pegada a ti porque cedí a ir en tren porque tú querias! ¡Y si no te quité el ojo de encima es precisamente porque soy tu senpai! Eres mi responsabilidad y le prometí a la villa y a tu propio padre que te traería de vuelta a salvo. Pero sí, claro que hay algo más. Eres completamente irritante excepto cuando te pones completamente sonrojada y eres adorable. Eres una malhablada y eres irritante, aunque tengas buen corazón y siempre actues pensando en el bien de las demás. ¡Y quería que fuesemos amigas o compañeras o lo que fuera porque me siento diferente cuando estoy contigo! ¡Pero a ti solo te importaba vaguear y volver a casa a dormir! ¿Cómo crees que me sienta eso?

Sora se detuvo, sin aire en los pulmones. Era culpa de Rin, todo era culpa de Rin. Se sentía... acalorada. ¿Era eso normal cuando se enfadaba?
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Su estrategia funcionó, pero funciono mejor de lo que Rin había siquiera calculado si es que acaso podía hacerlo. Poco a poco se fue sonrojando más y más, y la ira y vergüenza se entremezclaban de una forma realmente extraña que no era capaz de controlar, expresar ni sostener. Apretó un poco los labios, temblorosa, mirando al suelo, muerta de la vergüenza, llevándose las manos cerca de la boca una junto a la otra. ¿Cómo podía decirle algo tan sincero así sin más pese a que ella lo hubiera estado provocando? ¡Claramente, la culpa era de Sora, no de ella!

Pero ahora ni siquiera le salían las palabras. Se sentía realmente débil y vulnerable.
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Sora se quedó allí, intentando entender lo que sentía y fallando. Siempre había sentido cosas y siempre las había reprimido sin problema, pero aquello era diferente. Era como un rio, que seguía su curso independientemente de lo que ella intentase.

¿No vas a decir nada? — dijo con voz lastimera. — Lo mejor será que me vaya entonces.

Le temblaba el labio y no sabía por qué. Podía notar sus propios latidos en los oidos y no sabía por qué. Ni siquiera los combates la hacían sentirse así de acelerada.
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Sora amenazó con marcharse, sin embargo, no se movió un centímetro del lugar pese a ello. Quien sí se movió fue la mano de Rin directamente a uno de los pliegues del torso de Sora, de forma instintiva.

L-Lo q-que si se... L-Lo q-que si que tengo claro... E-Es que quiero seguir viendote... Y... Y si no fuera una kunoichi... T-Todo sería más abrupto y... Y-Y podrías volver a hacer algo como l-lo del otro día... Y-Y me aterra no estar allí p-para ayudarte... P-Por eso pensé que era buena idea y...

Rin hablaba en un tono extremadamente bajo, y había recortado tanto la distancia con ella que prácticamente estaba casi encima de ella. La diferencia de altura, que no era excesivamente grande entre ellas, era algo que se podía notar, al ver como la mirada de Sora estaba a la altura de la propia Rin, quien tampoco parecía ella misma. No era esa chica rebelde, molesta, que se quejaba hasta por respirar y que se pelearia con cualquier que la mirase mal; estaba débil, vulnerable y dudosa. Pero no parecía ser ella quien fuera la que podía dar el primer paso.
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Cuando Rin la agarró, Sora se quedó completamente helada, y por primera vez, no de forma literal. Estaba ardiendo. ¿Por qué tenía que ser tan adorable? ¿Donde estaba ahora esa Rin insufrible y quejica? ¿Esa Rin que solo pensaba en dormir y ser una vaga? No podía enfadarse con esta Rin.

La abrazó lentamente, pasando los brazos por detrás de su espalda y estrechandola levemente. No sabía por qué había hecho. Su madre adoptiva la abrazaba casi a diario, pero aquello era diferente, se sentía diferente.

Está bien. — dijo de primeras sin saber qué estaba bien exactamente. — No soy una niña pequeña, Rin. Puedo arreglarmelas sola. Aunque seas una civil, puedo venir a comer de vez en cuando. No deberías incluir nuestra relación en esta decisión.

Todo aquello le sonaba completamente logico. Sonaba a algo que debería decir. Pero algo no la convencia.
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Rin reafirmo el agarre de la ropa, dejando escapar un pesado suspiro, no porque no siguiera avanzando, sino porque ella era incapaz de hacerlo.

No puedes decirme algo como lo de antes y esperar que simplemente lo acepte sin más... — Su voz seguía siendo un suave susurro, mientras el calor corporal de Rin también iba en aumento, su torpeza empezaba cada vez a hacerse más de notar.

Se acarició un mechón de la frente, que parecía molestarle un poco mientras su mirada seguía algo perdida. Sus manos se deslizaron por el torso de Sora, subiendo hasta sus hombros, y haciendo un mismo agarre como ella había hecho segundos antes sobre su cintura. Su ligoteo habitual parecía haber desaparecido, solo quedaban nervios y dudas en la chica, que buscaban algo estable o que la guiara. Jamás había sentido o pasado por algo como eso.
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