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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Si no hubiera metido la pata durante su entrenamiento, la espada de Ren no hubiera quedado tan mellada y destrozada. Pese a su afan por los samurais y su cultura, seguía sin tener más idea o conocimiento de lo que abarcaban sus libros de fantasía. Gracias a la academia conocía y había entrenado el arte de la espada, pero ni se acercaba lo más mínimo a perfeccionarlo. Y tras tanto tiempo sin entrenar ni hacer nada, había perdido todas su manejo con las armas, aunque poco a poco empezaba a recuperarlo. Tan solo deseaba que no le llevara demasiado tiempo en volver a las capacidades que tenía cuando ocurrió el torneo.

Por lo pronto, hacer misiones le podía servir para recuperar la compostura, así como ganar algún dinero para comprar una nueva arma. En este nuevo caso, debía ocupar una baja por una semana en una cafetería. No podría practicar lo más mínimo seguramente, y tampoco se veía como algo muy emocionante. Pero el dinero seguía siendo dinero.

Era ya pasado el medio dia, pero todavía faltaban un par de horas para que empezara el atardecer debido a la primavera. Durante todo el día, Ren estuvo todo el día con un traje de sirvienta negro con volantes blancos, similar a la época victoriana. Era una semana temática, por lo que cada día tenían que llevar una ropa distinta o actuar de una forma en concreto.

Vaya Ren, se te ha dado mejor de lo que esperábamos — dijo una chica de cabellos marrones con dos trenzas que caían por delante de su rostro, era de su misma estatura y estaban en un pasillo que llevaba al interior de la cafetería.

Gracias, jeje — respondió algo avergonzada—. Estoy intentando hacerlo lo mejor que puedo

Si, además, el papel de tsundere te sale prácticamente sin esfuerzo — añadió otra de cabellos blancos.

¿G-Gracias? — respondió un poco extrañada, sin saber si debía de tomarselo como un cumplido por algún motivo.
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#2
Cada segundo que pasaba en su casa era un segundo en que no era productiva. Tenía que ponerse tan en forma como fuese posible para cuando fuese a la guerra. No sabía qué clase de misión sería ni qué tipo de cosas llevaría a cabo. Asesinatos, sigilo, guerra abierta, cualquier cosa era posible y debía estar en la mejor forma posible para cuando llegase dicho momento.

Claro que no había pensado en su fortaleza mental, había decidido unilateralmente sin consultar con su cerebro, que eso estaba solucionado con decidirse a ir a la guerra y a no rendirse. Poco sabía que eso no sería todo lo que necesitaría, pero eso eran cuentos de otra epoca.

Ahora estaba en Tane-Shigai, donde había cometido el error de entrar en una zona más poblada que un simple pueblo, y cómo era de esperar, las fans de Shizuka la esperaban. A veces parecía que se sabían sus misiones. Intentaba darles esquinazo siendo tan sutil como fuera posible, pues si empezaba a correr, ellas empezarían a correr e igual se chocaban con alguien y empezaban algún altercado. No, una ninja debía ser sutil, una sombra en el viento.

Así fue como tras doblar una esquina se metió, no en la primera cafetería que encontró, sino en la segunda, yendo tan rápido como fuese posible a una mesa que estuviese fuera del rango de las ventanas. Se sentó y levantó una carta que había sobre la misma mesa, tapando su rostro. Podría hacer un henge, pero sería demasiado llamativo. De momento aguantaría con la carta.


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#3
Una de las empleadas vio como una chica rubia, entró en el local, y tras mirar un poco las mesas, se dirigió hasta una que estaba al lado de una pared en la zona más al interior posible.

Ha entrado una nueva clienta ¿te ocupas tú? — dijo ofreciéndole una plateada bandeja a la morena, con la carta, una libreta y un lápiz.

Oh, si, de acuerdo — cogió lo que le había ofrecido, y se dirigió hasta el lugar indicado mientras mantenía todas las cosas apoyadas sobre la bandeja inclinada hacia su pecho, aferrándose con los pulgares en el interior.

Pese a llegar a la mesa señalada, Ren no pudo ver a aquella persona más allá de una coronilla rubia. La carta del local era lo suficientemente grande como para casi ocultarla entera. Suspiró, e interpretó lo mejor que se le daba.

Buff... Otra clienta más, más trabajo para mí, ¿y qué es lo que vas a querer? No tengo todo el día — replicó con una expresión de desagrado, sosteniendo la bandeja con un brazo hacia el interior, y con la otra mano apoyada sobre su cintura.

Su ropa era de color oscuro, con detalles y volantes blancos. La falda era lo suficientemente larga como para llegarle casí a las rodillas, de las que se podían ver unos largos calcetines blancos que acababan en unos bonitos zapatos negros con un broche dorado y llevaba el pelo suelto, acicalado y liso hasta poco más allá de sus hombros.
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#4
La atención de Hana estaba en la puerta. Si se abría era que habían conseguido seguirla y entonces no habría forma de escapar sin montar un buen follón. Por suerte, no entró nadie tras ella, parecía que les había dado esquinazo. Suspiró aliviada.

Buff... Otra clienta más, más trabajo para mí, ¿y qué es lo que vas a querer? No tengo todo el día

Su alivio se vio interrumpido por una voz, una voz que podía ser la de la más desagradable camarera de todos los tiempos. Hana alzó la mirada a esa chica por primera vez.

Perdona, pero... — sin embargo su rostro se contrajo todavía más del pavor al ver que se trataba de Ren, su novia.

Se levantó de inmediato y plantó la carta sobre la mesa.

Pero, Ren, ¿te parece que esa es forma de tratar a una clienta? Aunque no sea una misión de alto rango tienes que tratarla con el mismo respeto. ¿Qué pensaría tu kage si se supiese esto? Así que tómatelo en serio.

Y se volvió a sentar, con el ceño fruncido, esperando que Ren rectificarse.


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#5
Para su desgracia, no se trataba de una desconocida, sino que era su novia quien se levantó a reprochar su actuación. El rubor se le subió a la cabeza, le flaquearon las piernas y casi se le cae la bandeja de las manos, de la cual hizo un esfuerzo para evitarlo. Aun así, su libreta y lapiz cayeron al suelo, y tuvo que ponerse de cuclillas para recoger todo con torpeza.

H-H-Hana... O-O-Oh... ¿M-M-Me disculpas un momento? — esbozó una muy nerviosa sonrisa en su rostro descompuesto, y se marcho casi corriendo hasta el interior, donde una de las chicas todavía estaba descansando.

¿Ren? ¿Ocurre algo?

O-Oh... N-No nada.. E-Es... ¿P-Puedes ocuparte tu de la clienta rubia que ha entrado?

¿Por qué? ¿Te ha molestado? ¿Ha dicho algo? Puedo llamar a la dueña y...

¡N-N-No, no no no! ¡No es eso! ¡E-Es que...! E-Es alguien que... U-Uhm...

La chica ladearía la cabeza, asomándose por un hombro de Ren para mirar a la Hana y posteriormente mirarla a ella.

Es bastante mona.

S-Si, lo sé. E-Es mi... Es mi pareja y...

Oooooooh~ ¿te da vergüenza que tu novia te vea así? Que adorable, por eso estas tan roja. ¿No crees que precisamente esa es una vista que ella disfrutará? La ropa te queda bien, y realza bien tus curvas.

¡Deja de reirte de mí! ¡Es algo serio! — protestó con un tono bajo, pero con la misma intensidad con la que quería gritar.
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#6
H-H-Hana... O-O-Oh... ¿M-M-Me disculpas un momento?

Pero un momento, eh.

Le dijo a su espalda mientras salía del comedor por patas. Decidió darle algo de margen para que se recuperase. Le parecía indignante lo que acababa de pasar. ¿Como podía Ren comportarse así cuando ella no la vigilaba? Solo porque sea guapa no significa que pueda hacer lo que le dé la gana en trabajos cara al público.

Por mucho que el uniforme le quedase impresionante, lo importante es la sonrisa. Hana alzó la carta de nuevo para ocultar su sonrojo. Demasiado impresionante le quedaba. ¡Pero no podía ablandarse con ella! Tenía que dejarle claro que lo que había hecho estaba mal.

Con el rato que se estaba tomando Ren, Hana paso a leer por primera vez la carta mientras esperaba.


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#7
¡Vamos, deja de hacer el tonto! ¡Tienes una mesa que atender! — dijo mientras la empujaba a salir de allí.

¡P-Pero yo...!

La echaron del pasillo de vuelta a la zona donde estaban las mesas. Intentó recomponerse en el sitio, volviendo a ponerse derecha y se acicaló un poco la falda mientras caminaba con cuidado de vuelta hasta Hana.

¡Yuu! ¡Alex!¡Corred, venid! — gritó al interior de la cocina.

-- ¿Y ahora que pasaaaaaa? ¡Que tengo que terminar de cortar las patatas! ¡No me distraigas! — protestó una chica de cabellos marrones, con dos coletas en forma de trenzas que caían por delante.

Ponte a trabajar y deja de hacer el tonto

Mirad ¿veis esa chica de allí? ¿La rubia a la que esta atendiendo Ren? Es su pareja. La pobre se esta muriendo de la vergüenza

¿En serio? Ahora si que le va a salir natural

Que dejeis de cotillear y os pongais a trabajar

Pero ninguna de las tres apartó la mirada desde la arista de la que observaban la escena.

P-Perdona... E-E-Es que se supone que la temática de hoy son estos trajes, y me ha tocado la personalidad de tsundere — intentó excusarse, mirando a la mesa avergonzada, mientras con una mano sostenía la bandeja contra su torso, a la vez que con la otra jugaba con el bordado de su falda. — P-Por eso h-hable así. P-Perdona.
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#8
Con un vistazo a la carta, Hana ya había visto el extraño evento que estaba teniendo lugar en la cafetería. Rápidamente supuso que la actitud de Ren se debía a eso. Tal vez no tendría que haber sido tan dura con ella.

P-Perdona... E-E-Es que se supone que la temática de hoy son estos trajes, y me ha tocado la personalidad de tsundere P-Por eso h-hable así. P-Perdona.

¿Tsundere? — no tenía ni idea de qué hablaba, pero entendía que era algo de hablar mal. — Sí, bueno, ya he visto que es algo de la cafetería. Perdona por regañarte, aunque no entiendo por qué a alguien le gustaría que la tratasen así.

Rápidamente su mente pasó a lo que quería de la carta. Se la enseñó a Ren, señalándole lo que quería.

Aquí dice que si pides el menú de princesa, una sirvienta te da de comer. ¿Pu-puedo elegir la sirvienta o...? — lo preguntó sin mirarla directamente, ni a ella ni a nada, solo apartó la mirada avergonzada.

Realmente estaba preguntándole si le parecía bien que le hiciese eso en el trabajo, viendo lo mal que le había sentado verla. Tal vez Ren solo quería que se marchase ya.


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#9
Es algo asi como... Que eres alguien frío, reservado o distante con gente que no conoces, pero luego con los que aprecias, eres amable y sensible. E-Es un poco contradictorio, estoy trabajando en ello, no creo que se me dé muy bien actuar pero...

Entonces se inclinó a ver lo que señalaba en la carta. Podía elegir el menú que ella decidiera, tan solo tenía que pagar más por el servicio que ella misma había descrito. La morena tragó saliva, dubitativa sobre la elección que haría. Claro que deseaba que fuera ella la que le diera de comer, pero no quería ni pensar en el hecho de tener que hacerlo públicamente y menos vestida de esas formas.

S-Si, puedes elegir a quien quieras. ¿Q-Que menú quieres igualmente? — dijo teniendo entre las manos el pequeño bloc de notas y un lapiz, con cierto rubor en sus mejillas.
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#10
Es algo asi como... Que eres alguien frío, reservado o distante con gente que no conoces, pero luego con los que aprecias, eres amable y sensible. E-Es un poco contradictorio, estoy trabajando en ello, no creo que se me dé muy bien actuar pero...


Si esa era la descripción de lo que tenía que actuar, sí, lo había hecho fatal. Había sido directamente desagradable y antipática. Ni fría ni hostias. Pero Hana lo dejó pasar porque había temas más importantes sobre la mesa.

S-Si, puedes elegir a quien quieras. ¿Q-Que menú quieres igualmente?

El de princesa de chocolate. — volvió a decir con la boca chica.

¿Cuántas veces le iba a hacer repetirlo? El menú era básicamente una fiesta de chocolate. Un pastel de tres chocolates con un batido de chocolate blanco y una bola de chocolate con leche. Había demasiado chocolate para que fuese sano, pero encima, traía una tiara de princesa.

Y puede, y solo puede, que Hana solo quisiese la corona.


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#11
Asintió apuntando la comanda algo nerviosa mientras mantenía un suave rubor.

B-Bien ¿y q-quien quieres que te sirva la comida y dé de comer? — respondió estando todavía de pie frente a ella, sin separar el lapiz del papel, tragando saliva—. S-Supongo que ya has visto a algunas de mis compañeras asi que...

Obviamente, quería que la eligiera a ella sin dudar lo más mínimo. Pero ya era suficientemente bochornoso vestir aquel traje y encima que ella la viera de esa forma. Se humedeció los labios a la espera de su respuesta. Oh claro, debía de seguir asumiendo ese papel que le habían designado lo mejor que podía.

S-Si quieres p-puedo hacerlo yo ¡N-no es que quiera hacerlo o algo por el estilo! P-Pero si eres tú... — Donde empezaba y terminaba su actuación y donde lo hacía sus verdaderas intenciones y sentimientos, no era algo fácil de discernir.
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#12
B-Bien ¿y q-quien quieres que te sirva la comida y dé de comer? S-Supongo que ya has visto a algunas de mis compañeras asi que...

Sí, iba a hacerle decirlo en voz alta. ¿Es que no podía usar las dos neuronas que tenía? Bueno, era evidente que no.

¡¿Pues a quien va a ser?! ¡A ti! Idiota. Baka-Ren. — contestó dejando la carta sobre la mesa y cruzandose de brazos.


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#13
La leve sonrisa de Ren fue ensanchándose por momentos, a la vez que su corazón se calentaba ante aquella respuesta tan esperada.

Ai, Ohime-sama — su rubor pasó a ser uno más dulce, como un suave maquillaje sobre sus mejillas, mientras hacia una breve reverencia que hizo que uno de sus mechones se pusiera por delante de su oreja, lo recogió detrás de esta con gentileza con el lateral de un par de los dedos de una de sus manos, mientras seguía sonriendo a Hana—. Por favor, espere un momento. Haré su pedido tan rápido como pueda.

Tomó su bandeja contra su pecho en dirección al interior del local, con una tonta sonrisa que era incapaz de borrar de su rostro. Sus ojos brillaban con intensidad, como unos zafiros completamente puros a los que les habían sacado brillo; adornado por una suave rojez en su rostro.

Cuando Ren se acercó, el resto de chicas se alteró intentando disimular sus tareas. Era demasiado obvio, pero Ren estaba completamente embobada como para darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.

Quiere un menú de princesa de chocolate. ¿Nos quedan coronas?

O-Oh s-sí. Deben de estar en la despensa

Llevaban un dia y las horas que llevaban de aquel dia trabajando con Ren, y todavía les faltaba casi una semana por delante. Pero el humor y el aura de la chica parecía haber cambiado por completo; esbozaba inconscientemente una cálida y simple sonrisa que parecía destacar más de lo normal en su rostro.
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#14
Desde luego, Ren era la chica más estúpida de todo Onindo. La respuesta de Hana parecía haberla sorprendido, porque cambió de inmediato de su timidez a una amplia sonrisa la mar de dulce. ¡Pues claro que la quería a ella! ¡¿Cómo podía haber duda?!

Ai, Ohime-samaPor favor, espere un momento. Haré su pedido tan rápido como pueda.

Si ella se iba a poner Tsuteme o cómo fuese, ella también se podía poner en plan princesa. Total, la mitad del tiempo lo era con sus caprichos, seguro que le salía igual de natural.

N-no... ¡No lo quiero rápido! ¡Lo quiero bien! — gritó a la espalda de Ren mientras esta desaparecía hacia la cocina.

En cuanto ésta desapareció, se volvió a esconder detrás de la carta, a pesar de que no estaba mirando nada, solo estaba escondiendo su sonrojo. ¿Cómo podía Ren actuar así en público? Y-Y esa estúpida sonrisa que ponía. ¡Que se veía que no había neuronas detrás! ¡Y aún así...! ¿Por qué el corazón le iba a cien por hora? ¡Estúpida Ren en su estúpido disfraz con su estúpida sonrisa y sus estúpidas... dotes!

Hana negó rápidamente para quitarse la imagen de los pechos de Ren en ese vestido y cómo realzaba todas sus curvas, que ya no eran pequeñas. No eran insignificantes como las suyas, no, eran de una mujer más que desarrollada. ¡Soberdesarrollada! ¿Qué les daban de comer en Amegakure? ¡Ella tenía una dieta nutritiva! ¿Donde estaba su desarrollo? ¡Medía medio metro! ¡Sus pechos eran dos huesos de oliva! ¡Y todas las curvas que tenía eran las del remolino de la bandana!


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#15
Aquel menú incluía más de lo que se podía mostrar en la tarjeta. Tras varios minutos, Ren apareció empujando un pequeño carrito de bonitos detalles con una destacada cubertería, varias jarras metálicas, una bonita taza y una bandeja que estaba tapada.

Ya estoy de vuelta, Hime-sama — dijo con la misma sonrisa y suave rubor con la que la había dejado hace un momento.

Tras ello, cogió con ambas manos la bandeja tapada con cuidado, y después la levantó dejando mostrar una gran porción de tarta de tres chocolates con una gran flor de nata en esta. Después, cogió una cuchara de heladero, con la que dejó en el lateral de esta una bola de helado de chocolate con leche; lo cual acompañó dejando un gran vaso de cristal con muescas adornado en forma de flores. En su interior, se podía ver al fondo de este lo que parecía un sirope oscuro que subía a modo de cascada por el cristal. El líquido del contenido variaba en una gama de colores marrones con un buen montón de nata encima y virutas de chocolate.

Finalmente, cogió con cuidado una bonita tiara de colores blancos y lo que parecían gemas rojizas en esta. Entrecerró un poco los ojos, y su sonrisa se ensanchó mientras la sostenía mirándola, esperando a que se recogiera un poco el pelo para colocársela.

Espero que todo sea de su agrado, Hime-sama — su tono voz también había cambiado, desde antes de haberse marchado, a uno más dulce, amable y melodioso.
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