—Sí.— Dije tras unos segundos de meditarle brevemente, no estaba totalmente seguro, sin embargo, tenía más que ganar que perder.
A pesar del “esfuerzo” que realicé para llamar la atención de la rubia, ésta terminó rechazando la oferta sin siquiera pensarlo, su respuesta no era que me sorprendiera, era una de las posibilidades y qué más da? Otra cena sola. Me mentalicé, ella no quería nada conmigo y no había que esperar a que me lo dijera, podía intuirlo, bueno en realidad es algo que no podía dar por hecho, solo no congeniamos a primeras.
Sin muchos ánimos a responderle algo amable iba a irse sin más. Sin embargo, sus ojos se enfocaron en el cuerpo de un hombre gordo que caminaba a medias. —Cuida.— Señalo con su índice justo detrás de ella, pero no dio chance de avisarle, ya que el masculino cayó como barril sobre ella.
—Podría decirse que es el karma,¿no?— Dije un tanto chistoso para luego acercarme rápido a ella, debía ayudarla. Mis orbes vieron que estaba, prácticamente, aplastada en su totalidad lo que era bastante preligroso.—Genial.— Expresé de mala manera, ya que yo no poseía unos grandes músculos; así que me agaché sin pensarlo mucho y posé mis manos en donde deberían estar las costillas del sujeto para empujar hacia el lado contrario, alzando lentamente el cuerpo de aquel gordo, para ayudarme use mis piernas con las cuales mantuve el balance y pude ejercer más fuerza. —Trata de salir ahora. Expresé, en mi voz se sintió el cambio y ella podría notar q si estaba haciendo una gran fuerza.
Sencilla y seca respuesta por parte del rubio que parecía intentar demostrar algo más de seguridad en sus propias palabras aunque Noemi simplemente le miró con una ceja en alto pero no le dio nunca señal de haber acertado. ~¿Será que se estaba haciendo el interesante y que en realidad sabe quién soy? ~Era una posibilidad, una vez se lo hicieron pero tardó bastante en deducirlo.
De cualquier manera, la advertencia de Yusei no llegaría a tiempo y la kunoichi se vería sepultada por vaya uno a saber cuantos kilos de grasa y carne, limitándola totalmente y de paso asfixiándola. Como cualquier humano desprevenido, la chica entró en pánico y comenzó a patalear mientras con su brazo libre intentaba sacarse de encima al gigantón sin éxito, siquiera daba señales de querer salir de allí.
Era la oportunidad perfecta para el shinobi, ayudarla y dejarla en deuda como para lograr aquello que con no tanto empeño estaba buscando pero como era de esperarse, levantar a ese ebrio dormido era similar a intentar levantar una bolsa llena de líquido con las manos, no importa que tanta fuerza tengas en los brazos todo el peso se escaparía por algún otro lado. —¡Mmphhgh! —Siquiera podía articular palabra ahí abajo y tampoco tenía muchos puntos de soporte como para deslizarse aunque sea un milímetro allí abajo.
A causa del susto y el golpe, Noemi terminó por echar todo el aire de sus pulmones y ahora mismo estaría poniéndose violeta por la falta de oxígeno, para colmo Yusei no estaba logrando ayudarla. ~¿Voy a morirme? ¿En serio...? ~Una muerte más que deprimente. Poco a poco se iba dejando de mover y… Posiblemente tomarla por las piernas y tirar sería la mejor opción… Posiblemente.
Finas gotas de lluvia empezaron a descender unos pocos segundo después de que me agaché en su rescate, en el momento en que intentaba levantar o abrir un espacio para darle alguna oportunidad a la rubia mis manos resbalaban, haciendo un esfuerzo y gasto en vano, aquel hombre literalmente dormido sobre ella y mis manos simplemente estaban empezando a sudar, al igual que todo mi cuerpo.
La tempestad no tardó en desatarse, mis posibilidades iban disminuyendo poco a poco al ver que la chica dejaba de moverse. —¡AUXILIO! ALGUIEN VENGA POR FAVOR ESTA SIENDO APLASTADA!!!— Grité con un tono de desesperación al mismo tiempo en que buscaba a mi alrededor alguna persona, pero lo más seguro es que hubieran buscado refugio ante el fenómeno acuático.
Mientras seguía intentando moverlo su esfuerzo era mucho menor, ahora casi no veía efecto ya que sus manos deslizaban con mayor facilidad y aquello le aterraba, no podía imaginar cómo se encontraba ella allá abajo y sabía que tenía poco tiempo. Una idea voló a mi mente, no sabía lo que hacía pero podría funcionar, en un santiamén agarró su abanico y , así cerrado, lo empujé entre el espacio de ambos cuerpos, exactamente en donde debería estar el abdomen de la rubia, aquello seguro le dolería un poco más a ella que a él, pero debía aguantar si quería vivir para contarlo, además con el efecto del agua debería lubricar el paso el objeto metálico entre ambos, así que una vez que lograse introducirlo intentaría palanquear teniendo como soporte el suelo del borde lateral de Noemi, apliqué la fuerza que mi cuerpo me permitía, sobre esforzándome más de lo común; se podía notar en mi cuerpo el sudor y mi rostro revelaba un cierto tono rojizo acompañado que alguna que otra vena brotada en las cercanías del hueso temporal.
Seguí aplicando la mayor fuerza que pude, sin embargo, aquella posición no me permitía ver si la mujer seguía moviéndose, lo único que pude hacer era esperar y emitir palabras, necesitaría un poco más de tiempo si es que pretendía quitarle a aquel obeso de encima. — ¡NOEMI SAL DE AHÍ!— Exclamé cuando sentí que el cuerpo del hombre empezaba a moverse gracias a mi palanca.
Definitivamente no era la mejor manera de morir pero aquella parecía ser la que le había tocado a Noemi, una de las muertes más ridículas que sin lugar a dudas pasaría a la historia cumpliendo así con el objetivo de la vida de esta chica aunque no como se lo hubiese esperado. ~Puta vida… ~Siquiera podía morir con una sonrisa en el rostro porque no había hecho absolutamente nada memorable y eso podía confirmarlo tras haber visto su vida pasar frente a sus ojos.
Una vida casi totalmente desperdiciada en el cuidado y mantenimiento de una cabellera que pasaría a ser la envidia de prácticamente toda fémina. Un fracaso de shinobi e incluso como mujer, sin siquiera haber experimentado lo que es el verdadero amor o el temor de perder tu vida en manos de un enemigo al cumplir con tu deber como shinobi, nada de eso sería experimentado por esta chica ahora morada a punto de morir por asfixia bajo la grasa de un ebrio...
Pero por lo que parece los dioses solamente estaban bromeando con la joven kunoichi. El rubio que la había estado acompañando se las ingenió para agredirla con el abanico y usándola en un primer momento como soporte para hacer una palanca poco a poco la presión del obeso ente que estaba encima suyo fue aligerándose.
Si bien, no fue extremadamente rápido, el rubio poco a poco fue logrando levantar el peso del ebrio y con algo de ayuda del agua de la lluvia que no tardó en convertir en barro el piso la chica logró deslizarse de su prisión, deslizarse literalmente chocando contra las piernas de Yusei donde se quedaría tirada sosteniendo el peso de su torso con ambas manos estampadas en el suelo. —Gracias… —Diría una agitada kunoichi que intentaba recuperar el aliento ahí mismo en el suelo.
Tras unos segundos de respiración considerablemente agitada, Noemi se levantó como buenamente pudo evitando darse la cabeza contra el abanico y luego se alejaría al menos un paso con el cuidado necesario para no resbalar. —Supongo que te la debo… —Ahora es cuando la chica comenzaba a sentirse algo mal por como le había rechazado de semejante manera e incluso se replanteaba el aceptar esa invitación pero había algo que tomaba prioridad. —Aunque ahora mismo no tiene sentido que hable de acompañarte en la cena… —Con eso dicho la chica desvió su mirada a su propio cuerpo, principalmente su lado izquierdo, brazo, pierna, parte del vientre, todo embarrado y ni hablemos de su espalda y cabellera.
—Así que… No sé, ¿Algún otro día te parece? O si quieres puedo pagarte lo de una cena en cualquier restaurante de Taki, tu dirás. —Si se prestaba atención se podría notar como los ojos de la chica evitaban hacer contacto directo con los ajenos, principalmente por pena de haberle tratado tan mal y haber sido salvada por él. Aunque su idea de reservarse a cierto Uchiha seguía vigente y nada la haría cambiar de parecer.
Mi corazón bombeaba fuertemente; nunca había estado en alguna situación en la que me sintiera tan inútil como ese momento, a pesar de que pude lograr introducir el abanico entre los dos cuerpos mis esfuerzos parecían en vano, el cuerpo de la rubia no se movía, mis ojos temblaron al ver que no reaccionaba pero luego escuché un respiro ahogado y un leve movimiento, me sentí un poco más aliviado y me motivó para imprimir un poco más de fuerza a la palanca. Finalmente unos segundos después la kunoichi salió de aquella prisión de grasa, cuando Noemi se incorporó pude dejar de ejercer fuerza, acto al cual mis bíceps agradecieron, y retirar rápidamente mi apreciado objeto.
La precipitación no daba tregua alguna, la tierra debajo de mis pies se había vuelto, literalmente, fango y debido al acto físico mi respiración seguía agitada, aún no lograba asimilar toda la información de lo ocurrido recientemente; mis ojos se posaron en el cuerpo del ebrio quién yacía tirado como puerco en barro. —Puede morir ahogado— Suspiré, pensé en lo irresponsable que llegaba a ser las personas.
Me giré a ver a la fémina, su cuerpo y cabello estaba, prácticamente, totalmente lleno de barro, no dije absolutamente simplemente me aseguré de que estaba bien.—Un buen susto me diste.— Dije después de esbozar una sonrisa leve, victorioso por realizar un acto de salvación bajo mucha presión. — Tranquila, no debes sentirte en deuda conmigo, después de todo es algo que cualquiera hubiera hecho.— Realicé una pausa, mis orbes buscaron el suelo demostrando un ápice de tristeza, con la voz un poco más suave dije.—Tu hubieras hecho lo mismo, ¿no?— Sin dejar tiempo a responder aquella interrogante manifesté.— Que bueno que estés bien, me encargaré de este sujeto.— Nuevamente lo miré.
—Tranquila, lo de caridad era en broma.— Rechacé aquella invitación. Sin más me marché en busca de la policía de la aldea para que se encargara de aquel hombre ebrio.
Mientras caminaba bajo la lluvia mis pensamientos se centraron en el pensar humano, lo detestable y predecible que podía llegar a ser.
Se le notaba al chico que había tenido que forzarse más de la cuenta para lograr ayudarle y mira que querría agradecerle de alguna manera sin irse a los extremos pero en este instante no estaba en condiciones, además que andarse paseando cubierta de lodo afectaría negativamente a su imagen y la de su familia completa. Cuestión que definitivamente no podía permitirse.
De todas maneras el rubio afirmaba que no se aprovecharía de la deuda, es más, podría relajarse de que no tendría que pagarla de ninguna manera ya que no la consideraría como tal suponiendo que ella hubiese hecho lo mismo. ~¿Lo haría...? ~No se atrevió a articular palabra, si no más bien le dedicó una ligera sonrisa como si pretendiese decirle que si con ella. —Gracias. —Diría la rubia justo antes de verle partir en dirección contraria a la que le convenía a ella y por ende lejos de su vista.
Yusei apenas habría caminado unos metros para cuando Noemi se dignó a moverse, ya estaba empapada y embarrada así que por lo único que podría llegar a apurarse sería pescar un resfriado y… Estornudó, a lo que casi inmediatamente le siguió la típica moquera de cuando te da un ataque de alergia leve o mismo te resfrías. —Genial… —Soltó para luego aspirar con algo de fuerza por la nariz.
Luego de esto ya no había ningún motivo para apurarse así que se retiró a su vivienda a paso lento dando menor importancia a la lluvia, lo primero que haría sería tomarse un baño. ~Odio el barro… ~
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