-Estúpido lo serás tu, maldito saco de huesos. Haré astillas contigo. Dije enfadado

Había llegado la hora, como me temía esos estúpidos unicornios querían matarnos.

"Que ironía la muerte queriéndose llevar a los vivos..."

Quedaba más que patente que Masa y yo no eramos muy afines, pero supuse que no haría falta preguntarle que en una ocasión como esta, tendríamos que trabajar juntos como si nos conociéramos de toda la vida. No tenía intención de amedrentarme con esta basura, y parecía que Masa tampoco.

"Bien, Masa!"

Pues no faltaron palabras por su parte y decidió saltar a la acción de inmediato. Era lento, pero tenía mucha iniciativa, de un salto, blandió su palo molón y le arreó un castañazo en todo el cráneo al unicornio no-muerto alfa que provocó que sus huesos se tambalearan y se desmoronara en el acto.

-Vuelve a la tumba equino! Clamé al ver emocionado la proeza de Masa.

Pero no, esto no sería tan fácil como hizo Masa parecer, los huesos al igual que se desmoronaron, estaban haciendo ademan de volver a recomponer al líder equino.

"Ahora verás"

Corrí hacía el montón de huesos con mi buena velocidad. Agarré el cráneo con fuerza antes de que volviera a unirse con el resto del esqueleto. Le puse un explosivo que tenía preparado y lo lancé al aire para que la explosión no afectara a la infraestructura del lugar.

Hice el gesto de la serpiente con una mano y exclamé. -Katsu!!

La explosión envolvió aquel cráneo que a causa del humo desapareció, el destello iluminó la inmensa sala en donde nos encontrábamos durante una fracción de segundo y el estruendo provocó que del techo cayeran unos regueros de polvo, quizás el lugar si quiera podría resistir pequeñas explosiones como las que empleaba.

-Un líder sin cabeza...mal líder es.

Tenía la esperanza que si conseguíamos acabar con el alfa de los unicornios de ultratumba, acabaríamos con todos de una.

"Eso espero..."

"A ver que puedo hacer por aqui..."

Entrando al bosque de la Hoja, se podía ver una pequeña figura caminando. Era un genin de Uzuhiosgakure, que lucía su bandana orgullosamente en la frente. Portaba un rollo atado en su cintura, al igual que un portaobjetos, que terminaba por definile como un shinobi. Para alguien más avispado, podría reconocer que dominaba algo del complejo arte del fuinjutsu.

Era Juro, quien ahora mismo, paseaba tranquilamente por el bosque. Se encontraba de viaje con su hermana, más bien, al comienzo del viaje. Había aceptado llevarle a un sitio que deseaba mucho, con la condición de que, probablemente tendrían que pasar por otros sitios a la vuelta. Le daba igual, si iban hacia aquel enigmatico valle...

Pero ahora mismo, ella había decidido hacer un alto en el camino, antes de cruzar el país, y Juro, quien no podía estarse quieto aún, había decido dar un paseo por los alrededores.

Después de recorrer un sendero, había vislumbrado un inmenso cráter, que observó durante unos momentos.

"¿Que habrá pasado aquí?" - mientras se lo preguntaba, un extraño deseo surgió en él.

Pensó en escalar la montaña, para verlo mejor, pero prefirió no hacerlo. En lugar de eso, bordeó el lugar, y siguió caminando. A lo lejos, pudo ver más grava esparcida y más trozos de suelo, indicando que alguien había destrozado con una explosión algo de por la zona.

Intentó acercarse, pero no podría. Después de varios pasos caminando, y de algun tropezón, repentinamente, el suelo se abrió bajo sus pies.

Con un grito sordo, cayó hasta las profundidades del sótano, junto con un montón de tierra y grava. Aterrizó dolorosamente en el suelo, y sin darse aún cuenta de lo que pasaba, vio algo que le dejó más que sorprendido. Había algo muy extraño, una especie de huesos de caballo. Estos tenían un cuerno, algo anómalo en la especie. Ah, y estaban erguidos, vivitos y coleando, contrariando a cualquier ley lógica.

Juro retrocedió, al darse cuenta de que estaba mas que cerca de uno, sin mirar si quiera hacia el lado contrario. Recibiría su merecido por ello, al chocar contra alguien. Al girarse, pudo ver con desconcierto, que era Nabi.

- ¿Na...? ¿Que...? - su mirada paso de su compañero de aldea, hacia un desconocido, que lucía una bandana de Kusagakure, y llevaba una especie de trenza de pelo rojizo - ¿Que esta pasando aqui?

No pudo formular mucho más. Hace dos o tres minutos, estaba tan tranquilamente paseando, y ahora se encontraba con un desconocido, un conocido, y una manada de caballos cuernudos hechos de huesos.

Despues de mi bastonazo, el unicornio se empezó a rearmar, pero Yoshi, no contento con la reconstrucción del animal, le agarró el craneo y lo lanzó al aire con un explosivo en él. La explosión hizo que el techo de aquel sotano se resintiera, primero cayó un poco de polvo, al cabo de unos segundos unas pequeñas grietas y finalmente se abrió un buen boquete.

Para sorpresa de todos los presentes, el trozo de tierra que habia caido del tejado cayó encima del esqueleto sin cabeza del unicornio alfa, lo cual lo dejo más que fuera de combate. Los demas unicornios se giraron hacia el nuevo participe de la muerte de su lider. Que no era ni mas ni menos que el legendario Juro. Desde luego era una de las diez cosas más sorprendentes que podian pasar. Aunque despues de un grupo de unicornios fantasmas, el liston estaba muy alto.

Juro, acojonado, cómo no, empezó a retroceder, sin darse cuenta que Nabi estaba detras suyo. Este lo paro con las manos antes de que acabara echandosele encima.

Oh, Juro, ni brillas ni eres un esqueleto ni nada, no te lo has currado. Tienes que competir con unos unicornios esqueleticos y brillantes, y no tienes las de ganar.

Dichos cornupedos se habian vuelto más impulsivos y violentos, se lanzaron a por el marionetista. Nabi se puso ante él con el baston en alto para detener a los dos que se acercaban. Los unicornios se lanzaban con el cuerno por delante, pero carecian de fuerza, aunque al golpearse se desmontaban y al hacerlo, el cuerno suelto se abalanzó de nuevo contra Nabi. Este logró bloquearlo pero otro hueso de aquellos bichos le golpeo en toda la cara, parecia que cada hueso tenia vida propia.

Yoshi, ten cuidado, se te acercan otros dos a ti. Y NO EXPLOTES NADA. Juro espabila.

Efectivamente, dos unicornios iban a por el pelirrojo a vengar a su lider.

Reaccionar rápido fue clave para acabar con el líder de aquella manada de unicornios no-muertos, una decisión que pudo resultar muy arriesgada en un primer momento pero que acabó con un resultado mejor de lo esperado. Eso sí, me di cuenta que la única manera que tenía para combatir contra estas bestias, podría ser un arma de doble filo, aquel lugar no era capaz de soportar ni una sola de mis pequeñas bombas, puesto que nada más que arrojé aquel cráneo sin vida al aire y explotó. El techo se vino abajo sepultando los restos del cuerpo del jefe de la manada. Pero hubo algo más, los cascotes venían con refuerzos.

"¿Pero que cojones?"

Cuando el estruendo de la explosión se apagó, se oyó con claridad el grito de alguien que bajaba acompañando a los escombros, como si estuvieran compitiendo por ver quién llegaba antes al suelo. Finalmente, la gravedad se aseguró que acabaran en empate. Pues aquel muchacho abrazó el suelo con tanta pasión que parecía que se había partido la crisma. Por lo menos, sus gemidos a causa del dolor, no decía lo contrario.

-Menuda ostia te has dado... Dije en voz alta, olvidando a los unicornios por un instante.

El nuevo invitado, al comenzar a comprender lo que allí estaba sucediendo, sacó fuerzas para recomponerse de la descomunal caída y retrocedió hacía nosotros. Balbuceó algo pero no logré entender, después Masa paró a aquel chico y comenzó a rezar algo, puesto que decía algo de jurar o algo así.

"Cómo una cabra..."

Todo esto provocó que los unicornios, ahora sin líder se encabritaran aún más. Venían a por nosotros, con la intención de no darnos ni un respiro. Masa me advirtió de que venían dos a por mi, pidiéndome que no explotara nada de nuevo.

-Eso ya me lo dijiste antes!, si exploto algo de nuevo, quizás venga alguien más. Por si las moscas, preparé más explosivo del que se me daba tan bien hacer, pero esta vez quería probar algo diferente. Espere a que los unicornios estuvieran lo suficientemente cerca para llevar a cabo un jutsu, calculé la trayectoria para que me diera tiempo a ejecutar la secuencia de sellos y de repente exclamé.

-Doton, Retsudo Tenshō!

El suelo se abrió delante mía y los caballos que ya no pudieron hacer nada por rectificar su trayectoria, fueron engullidos por el cráter que ahora había delante de mi. Se abrió literalmente un agujero, puesto que debajo de ese suelo construido por la mano del hombre no había más que vacío que llevaría a saber donde, solo se que transcurrieron unos segundos y aún no pude percibir a los unicornios estamparse contra nada.

"Oh!, debe haber más plantas inferiores. ¿A donde leches llevará éste sótano?"

Pero tampoco fue una buena idea del todo, el suelo poco a poco cedía, y al rato comenzó a ceder como en un efecto dominó, a toda prisa. Haciendo que ese agujero de tres metros de largo y metro y medio de ancho, fuera cada vez más y más grande. El suelo se estaba viniendo abajo, y si no hacíamos nada al respecto caeríamos también a aquel oscuro vacío.

-Agarraros a algo de la pared!!! el suelo se viene al carajo!!!

Por mi parte corrí a la pared y por fortuna, habían numerosas y enormes cadenas que estaban enganchadas a la pared por unas impresionantes alcayatas. Supongo que serían cadenas para apresar a criminales, suficientemente resistentes como aguantar el peso de un joven adolescente, me sujeté a una con la esperanza de que eso evitara mi caída. Después comprobaría que la pared era segura para caminar por ella, imbuyendo chakra en mi pies.

A pesar de que Nabi lo paró antes de llegar a chocar, en ese momento ni lo sintió. Practicamente no sentía nada. Oía los latidos acelerados de su propio corazón, y sentía como la adrenalina corría por todo su cuerpo. Sabía que no había sentido parte del golpe por ello, y que luego sería peor, pero no podía remediarlo.

Miro al chico de Kusa, sin comprender que quería decirle con ello. Con Nabi ni si quiera se esforzó en intentar rebatirle, no era ni el momento, ni el lugar. Recordando le un poco a Shiori, le instó a que se preparara, y por una vez, tenía razón. Los bichos iban a por ellos. Pudo ver como uno de ellos había perdido su cabeza, quizá por la caida del suelo, pero los demás iban directos hacia ellos. Nabi forcejeo contra dos de ellos, aunque uno retrocedió.

Se llevó la mano al portaobjetos, y procedió a sacar un shuriken para ayudar a Nabi...

... Y tuvo que volver a meterlo, rápidamente, al ver como el tal Yoshimitsu, que había sido el causante de que entrara al jaleo con algun tipo de explosión, resquebrajaba la tierra, y provocaba su hundimiento.

Echó a correr, imitando a Yoshimitsu, sin esperar a que Nabi lo hiciese, estaba totalmente seguro de que los imitaría, o al menos, de que se pondría a salvo. Se enganchó en otra cadena, cercana a la del otro chico, y se aferró a ella, apoyando los pies con la pared, y uniéndose a ella con chakra, mientras observaba como el resto de suelo se desmoronaba.

- ¿Que narices es este lugar...? - diría, aun jadeando por el esfuerzo, estaba seguro de que ninguno sabría al respecto, pero no supo que hacer en aquel momento, agarrado a una cadena, amenazando con caer al vacio...

La cara de Juro era un poema, resumia perfectamente la situación, era una mezcla entre "¿Qué cojones hago aqui?" y "¿Donde cojones es aqui?". La verdadera preocupación más allá de los unicornios, que al fin y al cabo eran huesos, era Yoshimitsu, ese maldito psicopata no se lo pensaba dos veces en destrozar cosas. Y lo que le contestó a Nabi no le tranquilizó lo más minimo.

¿Sabes quien va venir si explotas algo más? Un puto derrumbamiento que nos enterrara vivos. ¿Ves como todos los explotadores estan locos?

Decia mientras seguia aguantando a los unicornios que venian a por la cabeza del moreno. El pelirrojo no tuvo mejor idea que pasar de las explosiones al doton. COMO UNA PUTA CABRA.

Si ya me lo dijo mi padre, nunca te fies de alguien al que le divierte explotar cosas.

Empujó con fuerza a los unicornios satanicos para poder llegar a una pared antes de que el suelo se derrumbara bajo sus pies. De un salto consiguió llegar por los pelos a engancharse en el terreno vertical con su chakra. El polvo que se levantó por el derrumbamiento acabo por disiparse, y lo que verian era digno de pelicula de miedo. Los huesos se reformaron en el aire frente a ellos. Y los ojos vacios de los unicornios volvieron a brillar, esta vez sin suelo bajo sus pezuñas.

Antes de que pudiera reaccionar, los unicornios cargaron contra Yoshi, clavandole varios de sus cuernos como venganza por matar a la mitad de su especie. Ahora solo quedaban tres de aquellos caballos huesudos y los tres se habian lanzado contra el pelirrojo, y parecia que se movian con más precisión conforme menos eran. Y ya no echaban fuego, tal vez solo era el alfa el que era capaz de hacer tal ataque antinatura. Era hora de actuar. En cuanto los unicornios se separaron de Yoshi, el rubio hizo sellos.

Antes de que los caballos cornupedos pudieran decir patata, una onda de viento les empujaria contra la pared contraria. La mayoria de huesos caerian atraidos por la gravedad, sin embargo, algunos aún formarian un solo unicornio aunque este tenia dos craneos y le faltaba una pata, al parecer los huesos que no habian caido se habian juntado para formar aquel monstruo final.

Maldita raza inferior, apareceis en nuestro remanso para destruir todo lo que se os pone por delante. Sois una vergüenza para el resto de criaturas de nuestro mundo.

Yo solo quiero ser vuestro amigo.

Joder, callate, intento hacerles sentir mal por aniquilar a nuestros hermanos.

Yo me llamo Ralphcornio.

Un craneo tenia un brillo rojo en sus ojos mientras el otro tenia un tenue verde, y al parecer estaban manteniendo una conversacion entre ellos. Sin embargo, el de ojos rojos le dio un cabezazo al otro y este último cayó hasta llegar al piso inferior y partirse en cachitos.

Unicornio unicornio unicornio unicornio

Decia el craneo majo mientras caia. Nabi miraba a sus compañeros con duda, no sabia si atacar o aplaudir, porque la verdad es que estaba siendo un espectaculo por el que él hasta hubiera pagado.

Masa era un vidente y de los buenos, acertó de pleno, salvo en lo de que todos los bakutoneros estábamos locos. El único loco de la sala era él y eso que no conocía en absoluto al nuevo, pero no hacía falta. Por eso cuando el suelo empezó a desmoronarse a toda prisa, y lo que poco que faltó para que Masa se fuera al carajo no pude evitar sonreír.

-Oye Masa, eso que te dijo tu padre...recuérdamelo cuando te salve el pellejo.

"Eso te pasa por gafe, más que gafe"

El ruido y el polvo que se desató cuando el suelo cayó al vacío fue brutal, tanto que incluso las paredes donde estábamos sujetos se tambalearon, pero resistieron sin problemas, y cuando todo quedó estático de nuevo, los huesos volvieron a la carga, al menos parte de ellos, y esta vez por el aire. Eran los supervivientes de mi masacre, tres malditos ponys querían buscarme las cosquillas, y vaya que si lo hicieron, la diversión se disipó en el mismo instante en que me alcanzaron con la intención de herirme.

-Ayyyyyyy!!! JODEEEEEERRRRR!!! Exclamé cuando los malditos equinos me pincharon con su cuerno no-muerto.

Masa respondió con lo que debería ser un jutsu de aire, logrando deshacerse de los unicornios agresores cuyos restos volvieron a caer cuando estos se estamparon contra la pared. Pero miré con hastío cuando esas criaturas se resistían a morir.

-Que pesados son...Dije desganado.

Los huesos tomaron nuevamente forma de un ser sobrenatural, pero esta vez con dos cabezas, y comenzaron a hablar de forma intimidatoria, al menos uno de los cráneos. El cráneo de ojos rojizos era claramente maligno y por otra parte el cráneo con aquella luz verdosa parecía bueno. Dos personalidades tan distintas hicieron que se llevara a cabo una conversación la mar de inverosímil.

El lado malvado nos quería castigar por nuestros actos y el lado bueno solo quería compañía, pero como cabía esperar, el lado malvado se impuso sobre el bueno. Después de una breve discusión entre ellos, ambos cráneos se enfrentaron quedando ahora solamente uno, el cráneo de ojos rojizos.

Masa como es normal, no sabía cómo reaccionar ante tal espectáculo, yo también me sentía así. Apoyé con ayuda de mi chakra mis pies sobre la superficie vertical y comencé a caminar.

-Bastante castigo he tenido ya soportando este teatro..., me marcho a casa. Inicié mi marcha hacía las escaleras que quedaban no muy lejos de nuestra posición, que al haber eliminado el líder equino, el fuego se había extinguido hace un rato. Por si las moscas, me mantuve en alerta por si el unicornio intentaba algo para detenerme.

"A ver que hace ahora"

Me imaginaba que el último de esos unicornios no me dejaría irme de rositas, pero tenía explosivos preparados y si fuera a por mí para detenerme, serviría de señuelo para que Masa y la nueva compañía contraatacaran.

Nada, que la cosa no terminaba ahí. Después de que el suelo se viniera a bajo, y de que todos deberían haber sido destruidos, volvieron a recomponerse, y planearon por el aire, para herir al chico de Kusagakure. A Juro le dió igual, con las manos aferrándose ahí, no podía salvarle, y Nabi parecía querer encargarse.

Después de una oleada de fuuton, logró derribar a los tres bichos, que se formaron en uno solo, bueno, técnicamente dos, porque tenían dos cráneos, y al parecer, dos personalidades distintas. De todas formas, era demasiado extraño el tipo de conversación que tenían. De ese tipo de conversaciones que era mejor ignorar, sino querías acabar perdiendo la cabeza.

- Y que lo digas... - Juro estaba más que cansado de que pasasen cosas extrañas, que no deberían pasar.

Le devolvió la mirada a Nabi, tratando de decirle que reaccionara, por muy gracioso que fuera el cráneo caído, lo cierto era que ahora mismo, el otro parecía tener el control, y no le gustaba mucho lo que planeaba.

Sacó dos shurikens, listo para terminar de una vez con el maldito bicho, y Yoshimitsu se le adelantó, intentando huir por las escaleras.

- ¡Ten cuidado! alcanzó a decir, casi sorprendido por su arrebato.

Si el bicho hacía algun movimiento, le lanzaría ambas armas. Una directa al craneo restante, y otra a una de las patas. A ver si así le detenía...

Nabi fue testigo de como Yoshi volvia a querer irse, pero a diferencia de antes, que los unicornios se habian vuelto locos por detenerlos, el fuego de las escaleras se apagó y la voz del unicornio volvió a resonar por todo lo que quedaba de habitaculo.

Sí, marchaos, que bastante daño habeis provocado ya. Malditos shinobis.

Tal cual, les decia que se marchasen. ¿Acaso iban a irse sin desvelar el misterio de los unicornios magicos? De Yoshi la verdad es que se lo esperaba, pero de Juro... Nah, de Juro tambien. Que asco de insensibles que no tienen sangre en las venas ni curiosidad en la cabeza.

¿De verdad nos vamos a ir sin más? QUE ES UN ESQUELETO DE UNICORNIO FLOTANTE Y PARLANTE.

Esperaria a ver qué decian los otros dos, miraria primero al moreno y despues al pelirrojo. No podian estar hablando en serio.

Pero antes de que estos pudieran contestar lo que quedaba de techo encima del unicornio flotante que quedaba se derrumbaria, llevandose por delante el ultimo cornupedo. Y dejando entrar bastante más luz en aquel sotano.

Oh, venga, estas de coña.

La pared del fondo de la habitación simplemente se desvaneceria y tras ella se podria ver lo que parecia ser una habitación de verdad, con su cocina, su cama, lo que viene siendo un sitio donde vivir. Y en ella, un hombre con una barba inmensa y una cabellera igual de larga saltaria al piso inferior y empezaria a recoger los huesos.

Vosotros malditos locos, habeis destruido mi creación, no podias simplemente iros a la mierda y dejarme en paz. Nooooo, teniais que combatir, ni siquiera combatir, destruir mi creación. ¿Sabeis cuanto se tarda en coleccionar tantos huesos para que encajen como huesos de unicornio? No teneis ni zorra idea, y ahora vosotros me los enterrais así como así.

Desde que habia bajado de su casa, la voz provenia de él, y no de todas partes, tendria algún sistema para amplificarla. Pero desde luego, eso no se lo esperaba. El hombre no dejo de quejarse. Parecia realmente cabreado.

Pero, eh, no es suficiente con cargaros mis unicornios, tambien teniais que destrozar TODA LA PUTA HABITACION. Malditos locos, los shinobis de hoy en dia estais todos grillados.

Nabi bajó al piso de abajo de un salto, y una vez estuvo ahí, pudo discernir una bandana en el brazo, el dibujo de la bandana, aunque antiguo, era sin duda de Kusa.

¿Un psicopata de Kusa? Que novedad.

Em, ¿señor? El que lo ha roto todo es el pelirrojo, pero, ¿por que hace esto?

Estos niños, me da igual quien fuere, solo quiero que os vayais, ¿que pensabas que os voy a contar mi vida? No tengo vida, me la habeis jodido vosotros. Este era mi hogar.

Nabi le dirigiria una mirada a sus compañeros para que le echaran una mano para sacarle informacion a aquel anciano. Aunque no podia determinar si era anciano, tenia mucho pelo, todo negro, así que no sabia determinar su edad con exactitud. ¿Y que cojones hacia un Kusagakuriano ahi?

No me lo podía creer, el unicornio malvado habló y me respondió dejándome marchar. -Bien dicho. Respondí cuando estaba a punto de alcanzar las escaleras. Por otro lado Masa se quejó, no le entraba en la cabeza que quisiera marcharme después de todo lo que habíamos pasado. Estaba claro que deseaba saber el misterio de estas bestias no-muertas, por mi parte, solo quería regresar a casa de una sola pieza.

-Esto...Pero antes de decir si quiera nada, Masa recibió su respuesta de forma automática en el mismo momento en el que el techo volvió a ceder derrumbándose un poco más y sepultando al último de los unicornios. De repente, la pared del fondo del sótano donde nos encontrábamos desapareció como por arte de magia, y apareció en una especie de vivienda, en donde habitaba un hombre barbudo y peludo.

"Lo que decía...Genjutsu"

El anciano estaba realmente cabreado y no paraba de decir sandeces, incluso que nos fuéramos a la mierda, a lo que contesté enfadado. -Si eso, a la mierda, justo donde estamos ahora mismo. ¿No querías respuestas Masa? pues ya te puedes casar con el viejales este.

A pesar de todo, el abuelo decrepito no paraba de ladrar, provocándome un terrible dolor de cabeza. Y en parte tenía razón, le habíamos destrozado todo, el que más Masa con su Fuuton. -Pues la próxima vez no use sus juguetes con desconocidos y no le pasara nada a sus unicornios.

Y para colmo, el rajado de Masa me echaba las culpas a mi, el que menos había destruído de los tres. -PERO QUE DICES!!! Si el que lo ha roto todo has sido tu!!! Encima que voy a salvarte cuando te caíste por las escaleras...desagradecido, de Uzu tenías que ser...

"El Masa este es un inútil de cuidado, si casi todo lo rompió él"

No se lo que tramaba el abuelo, pero me daba en la nariz, que no tenía ninguna intención de soltar prenda de que carajos hacía en lo que antaño fue una noble aldea oculta. Pues no tenía ninguna intención de que se saliera con la suya -Bueno abuelo, deje de llorar y cuente para qué tenía montado toda ésta historia con unicornios. O lo próxima que rompa mi amigo Masa algo, será su cara. Dije amenazante.

Antes de poder hacer nada, la cosa volvió a tomar otro giro la mar de extraño. El bicho parecía estar de acuerdo con dejar huir al shinobi de Kusa, pero antes de poder hacer mucho más, el último trozo del techo le cayó encima, extinguiendo otra vez la maldita especie de bichos huesudos voladores.

Al entrar la luz solar, se pudo distinguir el engaño. Al parecer, la pared debía se de pega, o algo así, como una especie de ilusión optica. Tras ella, parecía haber una especie de habitación, y en ella, un hombre de una gran barba y de edad madura se pondría a recoger los huesos.

Se sintió incomodo cuando el hombre empezó a hablar. Parecía ser algun tipo de ninja de Kusagakure, o al menos, lo fue, por su brazo. Les acusó de haber destrozado sus creaciones, y la habitación, en general.

"¿Como lo habrá hecho?"

Pero claro, era mucho mejor ponerse a insultarse entre ellos, que hacer algo de provecho. Respiró al escuchar su rabieta, intentando contener las ganas de darles una colleja a los dos.

- !Deja de echaros las culpas¡ - exclamó, sin poder aguantarse más.

Pero no quedaría ahí. El chico de Kusa parecía ser un completo borde, y se pondría a insultar al viejo. ¿Es que no veía que si se comportaba así, no le sacarían nada?

A pesar de que Nabi era irritante, este parecía ser mucho peor. Aun así no pudo evitar sorprenderse cuando llamó Masa a Nabi. Miró a este, buscando explicaciones mientras el chico de Kusa hablaba.

- Mire señor - intentó sonar lo más tranquilo y persuasivo que pudo - entendera que hemos entrado por accidente, y no queríamos hacer nada malo. También comprendera, que como nosotros, cualquiera podría colarse y acabar herido. Solo queremos saber el por que.

Y Yoshi va y dice que todo era culpa de Nabi. Asín, porque sí.

Perdona, pero aqui el de las explosiones y los dotones has sido tú. Explosiones y dotones que te dije que NO hicieras. Con tu puta cabezoneria casi nos entierras vivos DOS veces, así que mejor deja a los cuerdos hablar.

¿Este es el de las explosiones?

Preguntaria señalando al pelirrojo. Se moveria a los alrededores de los muchachos mirandolos fijamente.

Por lo que puedo ver no sois amigos. O por lo menos no muy buenos amigos. Os voy a proponer una cosa. Quiero pegarme en un combate justo con el pelirrojo, por haber reventado más de uno de mis hijos. Si él gana, os dejaré marchar. Si pierde, también, pero me quedaré con su cadaver. Para hacer una marioneta humana que añadir a mi colección de unicornios.

Marionetistas... como no

Nabi seria el primero en contestar.

Mire, señor... señor Unicornio, no somos amigos, ni mucho menos, pero no me gustaria tener sobre mi conciencia la conversión de un conocido en marioneta. Así que si quiere combatir, tendra que hacerlo contra todos.

Diria con un tono serio y epico.

Esto es entre pelirrojo y yo, si él acepta, no teneis ni voz ni voto los otro dos.

Sus ojos brillaban con un color un tanto extraño, de verdad queria hacer esa pelea. A Nabi no le quedaba otra que esperar a ver que decia Yoshi. Probablemente aceptaria, porque son Kusagakurianos y estan locos.

"¿Pero será so inútil? Encima se las da de espabilado, dos ostias no, cinco mil le daba y después otras cinco mil en la otra mejilla"

-¿¡Pero serás montaña de estiércol!? Le dije a Masa mientras escupía al suelo con desprecio. -Se nota que TÚ no has tenido amigos en tu puñetera vida ¿Verdad? Eso de encubrir a un compañero no lo has conocido, marginado. Claro, preferías morir a manos del ejercito de unicornios que morir luchando, dándolo todo. Estábamos todos juntos en esto, sugerí de salir de ahí antes de que sucediera nada, y a ti se te ocurre delatarme para salvar tu pellejo. Osea que aquí el único cuerdo que hay es el chico este que acaba de venir. Señalé a Juro.

Luego el viejales al oír las palabras del "cuerdo" de los cojones, preguntó si era yo el de las explosiones mientras merodeaba por nuestro alrededor, analizándonos con verdadero interés. -Si, soy yo. Dije convencido. -Usario del elemento bakuton para ser más exactos Puntualicé.

"Encima de cuerdo es un bocazas..."

Como decía antes, tendría que haber aceptado Masa el "cuerdo" la proposición de matrimonio que le sugerí con el abuelo peludo. Era igual de idiota que él, bueno, en realidad menos. Y eso era verdaderamente preocupante. -¿Mi cadáver? Se nota que no se ha tomado la medicación viejo chalado. El abuelo quería hacer conmigo una marioneta, ¿Cómo se podía hacer algo así? Era lo más macabro que había escuchado en mi corta vida. -Pero abuelo, con la edad que tiene y no sabe ¿Que las marionetas se hacen con madera? Me encogí de hombros, dando como caso perdido a aquel senil.

Luego Masa se puso en plan diplomático, diciendo que no quería que pesara mi muerte sobre su conciencia. Algo que me provocó un risa malévola. -JAjajAJa ¿Tu conciencia? No me hagas reír, tu de eso no has tenido en tu vida.

Osea el viejo me quería muerto, si le pateaba el trasero nos iríamos todos contentos. Si no, se irían los de Uzu de igual modo pero, yo sería un cadáver con hilos hasta en el culo. -Entonces me quiere a mi muerto ¿No es así? Mire le propongo una cosa. Dije mientras me sentaba en una silla de aquella sala. -Mientras yo me tomo un respiro, usted liquida a ese rubiales. Señalé a Masa. -Y cuando lo haya hecho, yo me entrego a usted para que haga conmigo lo que quiera. ¡Es más!. Me metí las manos en mis portaobjetos y comencé a hacer explosivo. -Si no lo mata, me auto destruiré y no tendrá cadáver de bakutonero.

"Tengo un plan genial"

Nada, que al parecer, en situación de riesgo, en la que los tres estaban expuestos a peligros, era mucho mejor discutir entre ellos, y para colmo, revelar sus habilidades al enemigo. Juro sintió el impulso de llevarse las manos a la cabeza, claramente abochornado.

A pesar de ello, no pudo evitar capturar algo de información de la conversación. Al parecer, la explosión había sido con una técnica y no con un sello. El elemento bakuton, al parecer.

No pudo evitar sorprenderse cuando el viejo mencionó que era marionetista. Los unicornios, lo de recomponerse, lo de planear en el aire...Ahora todo tenía sentido.

- Espera, ¿Esos bichos eran marionetas? - preguntó, sorprendido - Increíble...

Vale, quizá no era el momento para alagar al enemigo, pero realmente, le parecieron más que extrañas el tipo de marioneta que tenía. ¿Como las habría hecho? Tuvo el impulso de coger una de esas marionetas, solo para investigarla y desarmarla en su taller.

Pero la cosa no terminaría ahí. Él hombre querría batirse en duelo contra Yoshimitsu, y hacer una marioneta humana con su cadáver, si ganaba. Eso hizo que se le revolviera el estómago. Había oído rumores, pero nunca había visto algo así. Y no quería verlo, la verdad.

Pero el de Kusa dió un giro completo al momento, dando a entender que, o mataba a Nabi, o se suicidaba. Esto hizo que Juro se espabilara, Nabi era su compañero después de todo.

Agarró su pergamino, de la cintura, y lo mantuvo en su mano derecha, sin desenvolverlo, de forma amenazante. Se acercó a Nabi, sin quitar la vista de los demás.

- Mire señor, no tenemos porque sacrificar a nadie - contestó, mirándole - se jugar a sus juegos, así que no me provoque...

Dentro de un mundo donde asumimos que las cosas siguen una logica, incluso los asesinos en serie, la gran e inmensa mayoria siguen una logica, matan porque les gusta, matan porque no les gusta cierto tipo de gente, aunque sea una logica psicopata, tienen sus motivos, de loco, pero motivos al fin y al cabo. Y despues, en un mundo paralelo que comparte el espacio y el tiempo con el mundo en el que vivimos. Vive Yoshimitsu, que despues de echar la culpa a Nabi de los destrozos, le contesta con un "Es que echar la culpa no es de amigos".

El rubio habia aguantado ya un par de veces la ilogica del explosivos, y esta vez habia tocado techo.

ME CAGO EN TODOS TUS EXPLOSIVOS. Primero, sobre delatar, no deberias abrir la puta boca, cuando tu has sido el primero en echarme a mi el muerto sobre los destrozos que TU has hecho jugandote nuestro pellejo. Cuando te acababa de decir que no lo hicieras que acabariamos sepultados. PERO COMO EL SEÑOR TIENE LOS COJONES BIEN GRANDOTES. No solo has derrumbado TODA la PUTA sala, sino que hiciste exactamente lo mismo con el suelo. Hay una ligera diferencia entre pelear e intentar un suicidio colectivo, aunque tú como lo vas a entender si usas JODIDAS EXPLOSIONES a lo loco.

Para que lo puedas entender, me vienes hablando de amistad cuando lo primero que has hecho ha sido no mostrar una mierda de respeto por mis difuntos, y ahora le acabas de decir a este viejo psicotico que YO he destruido esto. Tan orgulloso que estas de tus estupidas explosiones, pues apechuga con las consecuencias en vez de esconderte detras de mi. Aunque sea por un momento, piensa con un poco de madurez. ¿Esperas que me trague tus marrones? Si nos acabamos de conocer y lo primero que hemos hecho ha sido disentir. Por mi como si los unicornios te hacen su Dios, a mis ojos no eres más que un peligro inminente, y eso es lo único que me has demostrado en esta pelea.

No tienes ningun tipo de control, tu quieres explotar cosas y ya. Tarde o temprano acabaras matando a alguien por accidente. O liquidando a tu equipo entero, porque eres un loco.

Tomaria aire al finalizar. Se habia quedado muy a gusto soltandole todo eso al pelirrojo, eran las cosas que llevaba todo el rato pensando pero no habia querido decir por no caerle mal sin más. Pero visto lo visto, era mejor asi. Las cosas claras y el chocolate espeso.

A pesar de que Nabi habia dicho que iba a quedarse a ayudarle por el compañerismo, aunque efimero, que les unia, Yoshimitsu no hizo más que reirse de él. Justo despues de recordarles a todos lo bonito que era la amistad. Ese hombre se contradecia tres veces por cada vez que hablaba.

Es que eres un hipocrita y un desagradecido pero a más no poder, encima que te protejo a pesar de que no te lo mereces para nada, coges y te ries de mi, te pueden dar mucho por culo. Aqui os dejamos a los shinobis de Kusagakure, que esto no tiene nada que ver ni conmigo ni con Juro. Podeis haceros el amor, compartir anecdotas, o mataros. Que a mi, no me importa.

El rubio se daria la vuelta dirigiendose hacia el hueco que dirigia a las escaleras que subian al agujero donde originalmente habian caido. Al pasar por al lado de Juro le pondria la mano en el hombro.

Vamonos Juro, esto no tiene nada que ver con nosotros.

Pero antes de que pudieran siquiera llegar a la pared para escalarla, el viejo les cortaria el paso con un pergamino en la mano.

Lo siento, pero no os puedo dejar marchar así por las buenas. Por mucho que el otro muchacho fuera el principal vandalo, vosotros tambien teneis parte de culpa. Ademas, no soy muy exquisito, cualquier marioneta humana seria util.

Dicho eso, desenrollaria el pergamino y con dos nubes de humo aparecieron dos marionetas, una era bastante simple, con aspecto humano, es decir, dos brazos y dos piernas y su cabecita, no parecia demasiado peligrosa. Pero seguro que estaba hasta arriba de armas. Y otra, que era un escorpion de casi dos metros de largo, con una cola que se enrollaba por encima de su cabeza de escorpion, parecia tener algun tipo de filo en ella, y de dicho filo goteaba una sustancia sospechosa, ademas de dos pinzas que podian arrancar una extremidad como si nada.

¿En serio vas a venir a por nosotros?

Solo soy un clon, chaval.

Y efectivamente, a Yoshi le estaba encarando el real, con lo que parecian dos marionetas con forma de araña que median un metro de altura y dos metros de largo. Al parecer era verdad que los unicornios solo eran un hobbie.