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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1

No hay tiempo límite para postear, sin embargo, hay límite para finalizar la prueba. De una forma u otra, el tema debe estar acabado antes del 12 de agosto a las 00:00 (Hora peninsular española).

¿Qué quiere decir eso? Bueno, el tema ira avanzando, y cada problema que solucionéis valdrá unos puntos, si llegada la fecha límite no habéis finalizado todos los problemas, se roleara que os quedáis a medias. Obviamente, habrá una penalización aparte de los puntos que habréis perdido ya de por sí.

El punto de todo esto es que podéis no postear en una semana, en dos, o hasta en tres, porque estáis de vacaciones, y después rushearlo. No os preocupeis, los masters intentaremos postear tan pronto como veamos vuestras respuestas. Pero no lo dejéis todo para el último día.

Cualquier duda, posteadla en el foro de dudas, no busqueis a ningún admin por privado ya que sois ocho participantes y todos podéis dudar cosas parecidas. De todas formas, habrá aclaraciones al final de cada post para evitar malentendidos.

Saludos y mucha suerte.

Había pasado una semana desde la primera prueba. No es que necesitasen tanto tiempo para descansar, pero sí para familiarizarse con el entorno, tal vez conocerse entre ellos o simple y llanamente entrenar. Fueron los encargados de cada villa los que informaron a los participantes que aquella mañana tendrían la segunda prueba, una prueba algo más práctica.

Sin embargo, era difícil verle la parte práctica a esa prueba cuando les habían mandado a primera hora de la mañana a la misma academia donde habían rellenado el cuestionario una semana antes. Además, el procedimiento empezaba a repetirse: iban todos en pelotón hasta encontrarse con el señor manco, cuyo nombre era desconocido con la posible excepción de algún participante de Uzushiogakure bien informado. El hombre repetía indumentaria, aunque esta vez parecía tener algo menos de seriedad en su rostro y les esperaba en la recepción misma, no enfrente de ningún aula.

No me miréis así, yo no voy a haceros ninguna prueba más, solo vengo a pasar lista.

Tras decir eso, volvió a hacer aparecer la hoja con los nombres en su única mano.

A diferencia de la última prueba, esta vez al confirmar vuestra presencia os diré con el número del aula en la que pasareis la prueba práctica. Siguiendo el pasillo encontraréis una bifurcación, a la izquierda los impares y a la derecha los pares. Como os he dicho, yo no soy el encargado de puntuar ni siquiera de vigilar, pero me han dado un par de instrucciones previas para vosotros —bajó la mirada al papel con los nombres y empezó a leer —. La primera es, no se aceptan preguntas hasta el final del examen, y segunda, podéis renunciar a esta prueba en cualquier momento desde ahora, no es eliminatoria pero constaría negativamente para la resolución final.

Alzó la mirada, repasando a los Genins con ella.

Si alguien quiere irse, ahí tiene la puerta —hizo una breve pausa —. Bien, empezamos.

Tras un último vistazo a los participantes empezó a llamarles uno a uno.

Amedama Daruu, aula uno.

Esperó a que el muchacho empezase a moverse para seguir con el siguiente nombre.

Cuando Daruu llegase a la puerta del aula, se encontraría con que la puerta estaba abierta y que la distribución del aula estaba ligeramente cambiada. Las mesas de los estudiantes estaban exactamente como antes, sin embargo, la mesa del profesor había sido apartada a un lado y en vez de eso, habían dos cojines y entre ellos un incienso a medias cuya fragancia inundaba el aire. Uno de esos cojines estaba ocupado ya, por una mujer de cabello largo y negro.

La mujer estaba vestida con un kimono de colores inusuales como poco. La prenda tenía franjas horizontales negras y amarillas, como si se tratase de un disfraz de abeja más que de un kimono, y no solo eso, sino que ese incienso desprendía un fuerte olor a melocotón. El protector que relucía en la frente de la examinadora era el de Amegakure, de eso no había duda, pero aparte de eso, Daruu no sería capaz de encontrar ninguna otra señal de que estuviese de su lado. Parecía estar disfrutando de su trabajo.

Amedama Daruu, pasa, pasa. Y cierra la puerta tras de ti.

Esa voz le sonaba terriblemente familiar, pero no era capaz de atinar de qué era exactamente. Aunque sí que había algo en ella que le hacía sentir amargamente incomodo.
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#2
Habían sucedido muchas cosas desde la primera prueba del examen de ascenso al rango de chuunin. En realidad, habían sucedido sólo un par, pero eran lo suficientemente importantes como para que el resto de días libres le hubieran parecido un relleno triste. Por una parte, eso le había impedido descansar como era debido, de modo que nuestro querido Daruu ahora caminaba junto al grueso de aspirantes de su villa hacia la Academia con dos señoras ojeras más hermosas que un par de pomelos pochos. Por otra, estaba mucho más centrado en el examen que en otras tribulaciones de ninja adolescente, lo cual era muy bueno, dado el sueño que le atenazaba.

Bostezó sonoramente cuando estaban a unos pasos de llegar de nuevo junto al shinobi manco que les examinó del teórico. «¿Qué habrán preparado para esta? Está claro que no es una excursión al bosque o algo así. ¿La prueba práctica será en el aula de la primera prueba?»

Sus dudas fueron resueltas diligentemente por el examinador que resulta que ya no iba a ser examinador: se limitaría a dictar las instrucciones básicas.

Después de advertirles de que podían renunciar a la prueba, cosa que hizo que Daruu tragase saliva y vagabundease mentalmente entre cada uno de los posibles obstáculos que podrían hacer renunciar a alguien que había llegado hasta allí, nombró a los participantes en voz alta uno a uno.

Al escuchar su nombre, Daruu dio un respingo y se dirigió al fondo del pasillo, donde giró a la izquierda tal y como le habían indicado. Tomó el pomo de la primera puerta y se adentró en...

...una clase en la que habían retirado la mesa del profesor a un lado y habían puesto dos cojines de aspecto de lo más cómodo. Al instante le llegó un olor agradable: melocotón. «Hubo un tiempo en que podía comerlo. Con lo que a mi me gustaba el zumo de melocotón y uva...» Sentada en uno de los cojines había una mujer sentada con un kimono que, sin saber exactamente por qué, le dio mala espina. Era una kunoichi de Amegakure, que saboreó cada una de las palabras cuando dio la bienvenida al muchacho, divertida. Daruu entrecerró los ojos mientras se daba la vuelta y cerraba la puerta tras de sí.

—Hola —dijo. «Esta me la va a liar. Que lo sé yo que sí...»

Daruu caminó hacia el cojín vacío, que asumió que se trataba de un asiento para él, y se sentó cruzando las piernas.

Entonces se quedó mirándola expectante.

«¿De qué me suena esa voz?»
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#3
Hola.— le imitó la mujer antes de proceder con su explicación. — Por favor, ni preguntas ni interrupciones, ni quejas por lo bajo. Bien, bienvenido a la segunda prueba. Es sencilla, te induciré un Genjutsu donde verás un par de situaciones y tendrás que solucionar el problema que se presente de la manera más adecuada. Tras tomar tu decisión, la ilusión se detendrá y tendrás unos segundos para explicarte, cuando acabes de justificarte la ilusión se reanudará. Como comprenderás se trata de una ilusión compleja y delicada, necesito que cooperes para que funcione y estar en contacto para empezarla. No hace falta que te diga que no debes usar el Kai, si lo haces contará como que renuncias a la prueba. Si no te ves capaz, por el motivo que sea, puedes irte, abandonar la habitación antes de acabar la prueba contará como abandono, pero mantendrás los puntos que tengas, hasta ahora tienes uno por sentarte. Así que... ¿qué harás, Amedama?

Lo miró a los ojos y miró a la puerta, por si no había quedado suficientemente claro.
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#4
«No pregunto. No interrumpo. No me quejo por lo bajo. Entendido.»

De modo que Daruu se limitó a escuchar con cara de circunstancias. Le fue explicado el procedimiento de la prueba: la mujer le induciría en un Genjutsu para simular unas determinadas situaciones que él tendría que solucionar.

«Claro, una forma interesante de poder meternos en peligro real sin... ¿meternos en peligro real?» Admitir que era la mejor forma de llevar la prueba práctica no le tranquilizó en absoluto.

Tendría que dar una justificación sobre por qué había actuado de una manera determinada después de cada uno de los test, y luego volvería a estar sumido en el Genjutsu. Si se hacía el listillo y disipaba el Genjutsu como única solución, estaría suspendido. Tuvo que borrar esa opción de su mente, que era la que había fabricado desde que había oído la palabra ilusión.

Una vez más, le recordaron que podía marcharse si así quería. «¿Pero qué clase de ninja se iría ahora?», pensó. Ya había estado en un Genjutsu más potente que el que iba a sufrir en ese momento. En el libro-ilusión de Shiruuba.

—¿Qué harás, Amedama?

—He venido a tomar partido en el examen. Retirarme ahora no es una opción. Estoy listo —aseguró, asintiendo con la cabeza.
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#5

Advertencia. A partir de aquí, cada post será decisivo. Es decir, una vez que posteeis y yo lea el post, no valdrá cambiar la respuesta. Haré copiar y pegar y esa será la respuesta con la que me quedaré. Tomaos vuestro tiempo pero estad 100% seguros una vez le deis a enviar. En casos extremos en los que sintáis una necesidad imperiosa de cambiar vuestra respuesta, pedidlo en el tablón, pero habrá una penalización.

La kunoichi sonrió, le hubiera desilusionado mucho que justamente ese participante se fuera corriendo.

Muy bien

Hizo una larga cadena de sellos y acercó su mano a la mejilla del shinobi, justo antes de tocarle habló:

Por cierto, bonitos ojos

Y la luz se desvaneció, siendo la sonrisa de la kunoichi lo último que viese, para reformarse de nuevo un instante más tarde.

De pronto, iba corriendo a toda velocidad por un camino de tierra en medio de un bosque. Aún quedaban varias horas de sol. Su vestimenta seguía igual con la diferencia de que llevaba un chaleco y una placa que antes no y que le concedían el rango de chunin. Tras él, a apenas unos metros, lo seguían tres genins. Eran dos chicos, uno rubio y otro pelinegro y una chica pelinegra.

En su cerebro empezó a aparecer información que él sabía que era parte de la ilusión. Estaban persiguiendo a un exiliado de su villa, de rango Chunin en el momento en que se exilió, hacía ya un par de meses. Habían tenido un encontronazo con él, del que se había escabullido con heridas leves, conocía el terreno mejor que ellos, ya que se escondía por ahí cerca.

Por si todo eso fuera poco, durante ese encontronazo acontecieron hechos que hacen dudar de una filtración de información. Probablemente, uno de los genin está ayudando al exiliado, directa o indirectamente, consciente o inconscientemente. No tienes ningún indicio claro que señale a ninguno de los tres, y empezar a interrogar y dudar de los tres podría crear fisuras en el grupo, además de que sería un gasto tremendo de tiempo y esfuerzo.

No tardaron en llegar a una bifurcación en el camino, había huellas que probaban que el shinobi en cuestión había pasado por allí. La cosa era que había huellas en ambos caminos, el forajido estaba solo, así que una de las opciones era incorrecta. Fuese cual fuese, no había tiempo para detenerse a hacer preguntas. Estaban en plena persecución, cada segundo era un segundo de ventaja para el perseguido. Los tres genins se pararon y miraron al shinobi de mayor rango esperando una decisión.

Tenía tiempo para darles una explicación breve a sus inferiores sobre cómo actuar, sin embargo, había muchos factores a tener en cuenta.


No conoces las capacidades de los genins, más allá de que saben todas las habilidades básicas. Son niños pobres, tienen como mucho un kunai y un shuriken. Tú posees todo tu inventario. No hay más limitaciones. La bifurcación es marcada, es decir, son dos caminos totalmente opuestos que muy improbablemente vayan a encontrarse después.
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#6
La examinadora le dedicó una sonrisa escalofriante y una frase que despertó todas sus alarmas internas, le trajo recuerdos amargos y le dejó sumamente confuso. No obstante, ni siquiera tuvo tiempo de pararse a pensar en los procesos mentales que su cerebro se esforzaba por ocultar.


· · ·


Daruu corría a toda velocidad sorteando los árboles de un bosque que bien podría haber sido el de la Hoja. Tuvo que recomponerse a sí mismo a tiempo de esquivar uno de los troncos. Entrar en un Genjutsu y teletransportarse con su técnica de invocación inversa eran las dos únicas maneras en las que uno podía sentir un ligero mareo tras el repentino cambio de ambiente, pero nunca se había teletransportado a la carrera, y desde luego nunca nadie en un Genjutsu le había manejado de tal manera como para hacerle correr dentro de la ilusión.

Sintió el roce de una prenda de ropa que antes no llevaba: el chaleco de chuunin. «Ya veo, de modo que me ponen en la piel de un ninja medio. Tiene sentido... una forma de comprobar cómo nos desenvolvemos en la práctica en contraste con las situaciones imaginarias del examen escrito. Eso significa que...»

Zum.

Daruu sintió un dolor terrible, punzante, que sólo duró un segundo. Una cantidad de información enorme acababa de abrir la puerta de casa y se había puesto a patear el parqué sin permiso y con tan poco respeto como para no quitarse los zapatos antes de hacerlo.

«Vaya, no mentía. El Genjutsu es complejo. Muy muy complejo.»

Estaban persiguiendo a un exiliado de Amegakure. Un exiliado. Un chuunin y tres genin. Claramente no era una misión para ellos. Se preguntó por la pieza de información que faltaba. ¿En qué contexto les habían enviado a cumplir aquella tarea? Había habido una filtración, ese dato sí lo tenía. Y uno de los genin que venía con él en el grupo debía haber ayudado al exiliado. «Un traidor, o quizás sólo una acción bienintencionada que benefició al enemigo. Es decir, que igual ninguno de los pobres muchachos ha traicionado conscientemente a la aldea.»

Y una vocecita dentro de su mente replicó:

«No como puede que hagas tú.»

Sacudió la cabeza y se obligó a apartar esos pensamientos en aquél momento tan comprometido.

«Bueno, el caso es que no puedo iniciar una caza de brujas. Además, estamos en medio de una persecución.»

El grupo frenó en una bifurcación. No había tiempo para tomar una decisión. Daruu se puso nervioso, y pensó, y pensó. Pensó...

Formuló un sello especial y creó un clon de sombras.

—¡Dos conmigo por la derecha! ¡Uno con mi clon por la izquierda! Si uno de los caminos nos conduce al enemigo, nos reuniremos con mi técnica de teletransportación.

Daruu y su clon tomaron caminos diferentes.

«Casi todos los puntos cubiertos. En caso de emergencia siempre puedo invocarnos. Si el genin traidor resulta ser competente y consciente de lo que hace, y emboscan al clon, no pasa nada. Si me emboscan a mi, al menos tengo al otro genin... Y en cualquiera de los casos, si ninguno de los genin traicionaron conscientemente y sufrimos un ataque, confío en poder teleportarnos con mi técnica.»
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#7
Los genins asintieron ante las ordenes del chunin y obedecieron sin pensarselo dos veces. Unos segundos más tarde, la ilusión se paró y se deshizo. En vez de volver a la oscuridad, apareció en una pequeña sala completamente blanca con una silla con reposa-brazos y nada más, ni siquiera una puerta. En la pared enfrente de la silla había escritas tres palabras con tinta roja. No olía a nada, no se oían más que los sonidos que él mismo hiciera y no se veían sombras.

Las palabras eran:
Justifica tu respuesta

Y la tinta aún caía por la pared creando hilillos rojos sobre el blanco.
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#8
Los genin siguieron sus órdenes sin rechistar. Mientras su clon se alejaba por la otra rama de la bifurcación, él hacía lo propio acompañado de los otros dos subordinados, inconsciente por un momento de despiste que aquello era la pregunta de un examen, y que el simple hecho de haber tomado aquella serie de decisiones había constituido una respuesta.

Y la realidad quebró.

Daruu ahogó un grito y cayó al suelo, rodando por una sala completamente blanca a la que sus pobres pupilas tuvieron que acostumbrarse. Se rascó los párpados mientras se levantaba. En la sala encontró dos cosas: una silla que le transmitió tranquilidad, y una frase en la pared, escrita con una tinta roja que poco hacía para disimular que se parecía a sangre; esto último causaba el efecto contrario en Daruu.

Tragó saliva y se sentó en la silla, acomodándose, descansando los brazos en los apoyabrazos. «¿Y qué se supone que hago? ¿Contesto en voz alta?»

Eso hizo.

—En esas condiciones, me parecía arriesgado tomar un sólo camino. El objetivo podría escapar fácilmente. Por otro lado, si envío un Kage Bunshin junto a uno de los genin por uno, y resulta estar en ese camino...

»Bueno, tengo una técnica que permite a mis clones invocarme, y yo invocar a mis clones. También puedo marcar con sangre los árboles, y con mi técnica puedo plantarme allí en un pispás si al Kage Bunshin le pasa algo, ya sea porque ataque el objetivo en una emboscada o el genin sea un traidor y acabase atacando al clon.

»Si hay un traidor y ha sido conscientemente, en el otro grupo al menos tengo al otro genin para que me eche un cable o me avise, o le pare los pies. Y siempre puedo invocar a mi clon o ir a buscar al otro grupo si es necesario.

Daruu se encogió de hombros. Estaba hecho. Era lo que mejor podía ofrecer.
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#9
Cuando el mismo shinobi considerase acabado su discurso, la ilusión volvería a coger forma.

Esta vez no se encontraba en ningún bosque, ni siquiera al aire libre. Las paredes endebles de una tienda era lo único que le separaba del aire nocturno. Estaba en plena base enemiga. Estaba esposado con unas esposas supresoras de chakra y anclado al suelo con una cadena. Además, toda su indumentaria le había sido sustraída y reemplazada por una camiseta de manga corta y unos pantalones cortos. Ningún arma ni herramienta le iba a salvar.

Antes de siquiera poder adaptarse a su situación un hombre entró en la tienda y tiró a su lado a otro chaval, esposado también. El hombre era rubio con ojos verdes y tenía pinta de ser el jefe, mientras que el prisionero llevaba las misma ropa que el shinobi. Reconoció al otro muchacho, estaba totalmente seguro de haberlo visto entre el alumnado de la academia, aunque era incapaz de darle un nombre o decir con exactitud cuando lo había visto. Sin embargo, era un compañero de villa y profesión con total seguridad.

Te pongo en antecedentes, éste dice que no sabe nada, así que le vamos a cortar una pierna. Total, son todo beneficios, nos aseguramos de que de verdad no sepa nada y ni te imaginas lo fácil que se vigila a un tullido. Y si sigue sin contestarnos, pues tiraremos a por la otra. Porque solo hay una cosa más fácil de vigilar que un tullido y es un doble tullido. Ahora que sois dos igual podéis echarle un pensamiento. Chicos, agarrad al tullido, digo, al genin. Perdón, me he adelantado.

Dos hombres más entraron en la escena, rapados y con cara de poco cerebro y mucho músculo, agarraron al otro chico mientras su jefe escogía entre la multitud de armas que guardaban en la tienda. Finalmente, levantó una sierra dentada de metro y medio mínimo de largo.

Nunca entendí por qué demonios teníamos esta monstruosidad aquí. Es tan... aparatosa que no sirve para el combate. Supongo que va perfecta para hacer una carnicería —se acercó al chico inmovilizado que miraba con pavor la sierra—. Me han dicho que los Chunin hacen un juramento o alguna mierda así sobre proteger a sus inferiores. Yo voy a lanzar una pregunta al aire, si obtengo una respuesta, saldré de aquí tan contento y sin quitarle ninguna pierna a nadie.

El genin le dedicó una de las miradas más aterrorizadas que había visto en su vida, aún así, no abrió la boca, probablemente a sabiendas de que si lo hiciera lo único que saldrá de ella son súplicas y llantos. El verdugo bajó la sierra hasta que tocó la carne expuesta del chico, que ahogó un grito y cerró los ojos.

¿Quien es el jinchuriki de vuestra villa? Un nombre y un apellido y nadie acabará saliendo por partes de aquí.
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#10
De pronto, en el transcurso de un parpadeo, la realidad se había desmoronado y reconstruido a su alrededor de nuevo. Fue como salir a la superficie después de haber estado buceando durante unos minutos, y la reacción fue similar: Daruu tomó una bocanada de aire, o quizás lo que hizo fue intentar reprimir un grito ahogado. Sintió que se caía, pero se topó con el suelo. Intentó levantarse, pero el tintineo metálico de una cadena de acero le retuvo y volvió a hacerle caer de culo. Se golpeó con un poste de madera en la cabeza, y aunque todavía estaba dentro de un Genjutsu, el dolor le pareció muy real. Intentó mover las manos: en vano también, puesto que tenía puestas unas esposas. No le hizo falta tratar de desatarse con el chakra para saber que no iba a poder, ya que él tenía unas como aquellas y sabía cómo se las gastaban, las muy hijas de puta.

Daruu sonrió nerviosamente, enseñando los dientes, y se dijo a sus propios pensamientos: "muy bien, cabrona, dame lo que tengas preparado para mí ahora". Miró a su alrededor. Estaba en lo que parecía ser una tienda. Fuera, podía escuchar la estridulación de los grillos, y a través de la fina linea que dejaba entrever la lona de la tienda en su entrada no entraba la luz del sol, sino un apacible tinte blanco; era de noche.

Pero antes de que pudiera pensar en algo para salir de aquél contratiempo, alguien arrolló la lona cargando con alguien más. Era un hombre rubio con ojos verdes, con cara de duro; el tipo transmitía la carisma propia de los líderes. El pobre diablo al que arrojaron al lado suyo era alguien con quien Daruu, estaba seguro, quizás por el propio efecto de la ilusión, había compartido algún espacio cerca o dentro de la Academia. Era un alumno de la Academia. Eso debía ser, sí.

Te pongo en antecedentes, éste dice que no sabe nada, así que le vamos a cortar una pierna. Total, son todo beneficios, nos aseguramos de que de verdad no sepa nada y ni te imaginas lo fácil que se vigila a un tullido. Y si sigue sin contestarnos, pues tiraremos a por la otra. Porque solo hay una cosa más fácil de vigilar que un tullido y es un doble tullido. Ahora que sois dos igual podéis echarle un pensamiento. Chicos, agarrad al tullido, digo, al genin. Perdón, me he adelantado.


Dos hombres rapados entraron en la tienda y agarraron al chico y el líder se dirigió a un lugar con un gran y diverso número de armas. Levantó una sierra dentada.

Nunca entendí por qué demonios teníamos esta monstruosidad aquí. Es tan... aparatosa que no sirve para el combate. Supongo que va perfecta para hacer una carnicería —se acercó al chico inmovilizado que miraba con pavor la sierra—. Me han dicho que los Chunin hacen un juramento o alguna mierda así sobre proteger a sus inferiores. Yo voy a lanzar una pregunta al aire, si obtengo una respuesta, saldré de aquí tan contento y sin quitarle ninguna pierna a nadie.

Daruu entrecerró los ojos peligrosamente y apretó la mandíbula hasta casi hacerse sangre en las encías. Odiaba la tortura. Siempre la había detestado. Si por el fuera, exterminaría a todos y cada uno de los hijos de puta que se dedicaban a extraer información de aquella manera tan sucia. Pensaba que para trabajar de algo así a uno le tenía que gustar, tenía que disfrutar con ello.

¿Quien es el jinchuriki de vuestra villa? Un nombre y un apellido y nadie acabará saliendo por partes de aquí.

¿Y ahora iban a hacerle presenciar algo así en directo?

No había nada más que detestara en el mundo...

...que la basura putrefacta que se relame con el sufrimiento de otros.

—¡¡PARA!! ¡NO LE TOQUES! ¡NO LE TOQUES!

»...yo soy el jinchuuriki de la villa. —Abatido, dejó que su barbilla descansara cerca de su pecho, y cesó de intentar mantener la cabeza erguida.
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No hay marcas de sangre registradas.
#11
El hombre sonrió. No dijo nada pero miró a su compañero y asintió. El movimiento de los dientes de la sierra sobre la pierna del shinobi fue instantáneo, éste abrió la boca para gritar y todo se congeló. La sangre en el arma goteaba a pesar de que el resto estaba completamente parado, hasta Daruu estaba congelado, pero aquel liquido rojizo fluía, chorreaba de la pierna a medio amputar del joven.

Durante unos minutos todo siguió igual, nadie pestañeaba, nada se movía, su cuerpo no le respondía, solo controlaba los ojos, pero no podía cerrarlos. Se formó un charco y se fue agrandando poco a poco. Solo se escuchaba el goteo y el fluir de la sangre.

Hasta que la sangre tocó sus rodillas y la estancia se transformó. Volvió a la habitación blanca con aquellas palabras pintadas en rojo, sin embargo, ahora ese mismo liquido llegaba hasta el suelo, suelo que estaba inundado de rojo. Además, ahora sí había un olor, olor a sangre.

Justifica tu respuesta

Cada letra tenía un rio en su parte más baja que llegaba hasta el suelo y se unía a la inundación. El liquido cubría unos tres centímetros de altura y parecía ir en aumento. Conforme pasaba el tiempo parecía que caía más y más de la pared al suelo, lenta pero inexorablemente la habitación se llenaba.

Seguía con la camiseta y el pantalón de la última ilusión, con las rodillas y las manos cubiertas por completo en aquel liquido que olía como la sangre, tenía el color de la sangre y transmitía un calor parecido al de la sangre.


Llegados a este punto, os hago el amable recordatorio de que vuestro personaje puede abandonar en cualquier momento.
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#12
Gritó.

Gritó improperios, insultos, amenazas. Llamó a aquél hijoputa con todos los obscenos sustantivos que había aprendido a lo largo de su corta pero intensa vida de ninja. Aquella persona era una rata inmunda. La examinadora era otra rata inmunda.

Lejos, muy lejos de allí, en otro lugar de su mente en trance, la voz de Aotsuki Zetsuo resonaba. Resonaba con una fuerza adquirida bajo una dura y fría disciplina. Pero los gritos tapaban aquella resonancia haciéndola ser sólo un quedo murmullo.

Se sintió liberado de las cadenas en un último tirón. Por desgracia, los resortes de metal no habían cedido. No había golpeado con fuerza en la puta boca a aquél puto desgraciado.

Por desgracia, los resortes de metal no habían cedido. No había golpeado con fuerza en la puta boca a aquella puta desgraciada.

En su lugar, se vio impulsado hacia adelante y cayó de rodillas sobre la improvisada piscina de sangre, que ahora inundaba la habitación blanca de antes. Las letras de la pared, antes una pintada, ahora parecían un manantial.

Daruu apretó los dientes y mostró una sonrisa enloquecida.

No tenía justificación alguna. No la tenía. Pero aquello era un examen, y tenía que, al menos, inventarse una.

—Mi justificación es tratar de proteger a los genin. Al menos tratar de hacerlo, pese a que tu mente enferma haya decidido que ese hijo de perra le cortase la pierna igualmente.

—Vamos, dame lo siguiente. ¡No tengo todo el día!
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No hay marcas de sangre registradas.
#13
—Vamos, dame lo siguiente. ¡No tengo todo el día!

Sus últimas palabras se fueron perdiendo con un eco muy marcado, como si estuviese en una habitación cinco o seis veces más grande. Tras unos segundos dejó de escucharse a sí mismo, pero nada cambiaba. La sangre seguía cayendo, subiendo el nivel de la inundación y las partes de su cuerpo manchadas.

No había nada que hacer, no había ventanas ni puertas, ni siquiera esa estúpida silla y eso que hace un momento estaba convencido de haberla visto. Las palabras ahora se veían borrosas pues la sangre empezaba a brotar de toda la superficie que habían ocupado las letras, multiplicando vertiginosamente la velocidad de llenado.

Nada cambiaría hasta que apenas hiciera pie en esa piscina densa y rojiza, justo entonces algo tiraría de él hacia abajo. Sentiría calor por todo su cuerpo, pues estaba rodeado de una sustancia cálida y acogedora. Sin embargo, no llegaría a sentir nada más porque en realidad estaba sentado, rodeado por aire.

Bienvenido de nuevo, Amedama Daruu. Estás algo alterado, recuerda que ahora es la hora de tu pregunta, así que controlate, creo que te sonará obvio que si un examinado tiene un episodio de ira descontrolada pues positivo no va a sonar. Recuerda que puedes preguntar lo que quieras, yo te contestaré y entonces se acabará el examen. Si empiezas a despotricar o haces más de una pregunta se reflejará negativamente en tu nota.

Estaba de nuevo en la habitación donde se había sentado al principio. Con sus ropas y sin una sola mancha de sangre. Podía respirar normalmente y todas sus piernas parecían estar en su sitio. Toda la estancia estaba exactamente como la había dejado hacía apenas unos momentos.

Aunque la voz de la examinadora seguía igual de perturbadora y el sermón que le acababa de echar solo llegar solo aumentaba la perturbación. La única diferencia es que el aire parecía más cargado que antes, seguramente porque era verano y llevaban encerrados en esa aula Kami-sama sepa cuanto tiempo.
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#14
La última palabra reverberó como si las hubiera gritado desde la cima de uno de los picos de las Montañas de la Tierra. Daruu apretó la mandíbula y también los puños, y trató de controlarse: si volvía a abrir la boca probablemente dejaría escapar algún que otro improperio más, y más fuerte. Eso sólo le haría granjearse el suspenso.

«Como si me importara el suspenso ya.»

Pero sí le importaba. Esa queda réplica rebelde sólo era una manera más de desahogarse. Cerró los ojos y respiró hondo. Estaba en un Genjutsu. Tarde o temprano, la ilusión volvería a mutar y se encontraría ante cualquier horror peor que ese. Debía concentrarse.

Notaba la sangre inundando la habitación y cubriéndole las rodillas, luego la cintura. No sólo le habían presentado la escena de una tortura, sino que ahora él era el protagonista, y le estaban torturando a él. Pero nada de aquello era verdad.

Probablemente la sangre acabara asfixiándole. Es la conclusión a la que llegó cuando el líquido bermellón besó la piel de su cuello.

Pero no. Cuando algo tiró de sus pies y le sumergió en la piscina, sólo sintió calor. Además, era una sensación reconfortante. Trató de respirar y... abrió los ojos.

Se encontraba de nuevo en la habitación. Ahogó un grito y miró a ambos lados, luego a la examinadora, incrédulo. Entrecerró los ojos peligrosamente y cerró los puños mientras la mujer hablaba.

Bienvenido de nuevo, Amedama Daruu. Estás algo alterado, recuerda que ahora es la hora de tu pregunta, así que controlate, creo que te sonará obvio que si un examinado tiene un episodio de ira descontrolada pues positivo no va a sonar. Recuerda que puedes preguntar lo que quieras, yo te contestaré y entonces se acabará el examen. Si empiezas a despotricar o haces más de una pregunta se reflejará negativamente en tu nota.


Daruu alzó una ceja con desconfianza. «Una pregunta, ¿eh? Una pregunta...»

Una pregunta. Debía de hacerle una pregunta. ¿Cuál diría, entonces? De entre todas las opciones posibles, sólo se le ocurría una. La pregunta era: ¿Estás disfrutando con esto, gilipollas? Probablemente tendría que eliminar ese insulto del final, por su propio bien. Pero sí, era lo único que se le ocurría que...

Y entonces se percató de algo.

—Espera. No. Nos dijeron que nos darían un par de instrucciones previas. Me has recordado la segunda instrucción un par de veces. Puedo abandonar. Pero de la primera instrucción me sigo acordando. Y creo que esto es una trampa.

»Porque "no se admiten preguntas hasta el final del examen", y tú me estás pidiendo una pregunta... antes de que acabe el examen. —Sonrió.
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No hay marcas de sangre registradas.
#15
La mujer no pudo sino quedarse pensativa ante las palabras del gennin. Era cierto que no había explicado explícitamente que debía hacerle una pregunta, pero estaba implícito.

Es cierto, te han dicho que nada de preguntas hasta el final del examen. Bienvenido al final del examen, a la última parte, la recta final, finalmente vas a tener el deber, poder, placer, de hacerme una pregunta. Aunque podría aceptarte el negarte a hacermela como respuesta a esta parte del examen, igual no te ponen un cero directamente, ¿quien sabe?

Estaba todo ahí, el cinismo. En la voz, en el tono, en las palabras. Le estaba faltando al respeto y buscando que se ofendiese y le saltara. La examinadora se levantó y se estiró, dirigiéndose a la ventana, probablemente para abrirla y ventilar un poco, mientras Daruu se pensaba su respuesta.
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