Hokoji es un joven de complexión atlética y una estatura que bordea el metro con ochenta centímetros. Su cabello negro y liso es dejado largo, hasta la cintura, que contrasta con su piel pálida. Su flequillo es largo y separado al medio. Sus ojos, de azul intenso, son grandes y un tanto caídos, con largas pestañas. Sus cejas son cortas y generalmente su rostro, que tiene forma de diamante, está completamente afeitado y sin rastro de vello facial. Sus labios son pequeños y de poco color, y su nariz es delgada e inclinada ligeramente hacia arriba.

Normalmente viste de forma bastante tradicional, pero no muy formal, con un kimono o yukata de color blanco y algunos motivos florales vistosos, así como sandalias de madera (geta). Dependiendo de la temperatura y el contexto, las prendas pueden variar, siendo algo común agregar un haori o chaqueta sobre el kimono. Es común, también, que lleve alguna flor a un costado del cabello, generalmente una flor de cerezo o de loto, pero esto varía de acuerdo a la temporada y lo que esté disponible.

De forma natural, tiene una vista más aguda de lo normal, pudiendo distinguir detalles a distancia; esto probablemente también se deba al tener que convivir con espectros en el día a día que lo puedan distraer de otros asuntos.

Hokoji es una persona bastante sociable y cordial en el diario vivir, de buenos modales y una actitud paternal con quienes le rodean, dispuesto a tomar iniciativas y responsabilidades por los demás. Tiende a ser una persona bastante comprensiva, le gusta escuchar a los demás y poder aconsejarlos si se da el caso. En el trabajo ninja demuestra ser una persona enfocada en el trabajo en equipo y en pensar en diversos factores para poder ejecutar un plan efectivo, contando diversos escenarios y dando espacio para las espontaneidades. Es alguien muy trabajador, diligente, observador y atento, que rara vez estará de ocioso. No obstante, también tiene otro lado que le afecta día a día, minuto a minuto.

Hokoji es claramente una persona inestable y si bien es funcional y capaz de relacionarse amistosamente, siempre sale a flote que es alguien muy particular. Su trastorno esquizofrénico constantemente le hace oír voces y ver cosas, generalmente personajes de su imaginación, que no existen, por lo cual las conversaciones con él pueden volverse impredecibles y erráticas a ratos. No obstante, esto es más problemática cuando está en misión o en combate, porque si bien estas "voces" lo pueden motivar como mensajes divinos, también lo pueden distraer y en situaciones donde está estresado o acorralado puede ser paralizado momentáneamente por una cacofonía de gritos en su mente, razón por la cual es mejor que tenga apoyo para tales momentos. Normalmente tiene problemas para distinguir lo ilusorio de lo real y a la hora de utilizar Genjutsu pensará que sus propias ilusiones son cosas reales que él creó. Sus compañeros pueden de repente encontrarse que esta persona con actitud de líder, que estaba pensando tan bien la misión, de repente se deja llevar por estallidos e impulsos impredecibles.

Lo anterior no viene bien si lo mezclas con emociones fuertes e inestables así como un fanatismo religioso que le sirve de refugio, algo que le llevará a constantemente hacer referencias e inclusive ritos propios de su "religión", que en realidad es una mezcla de su imaginación y alteraciones de mitos de toda clase de fuentes, siempre en expansión. El núcleo de esta espiritualidad es la Madre Creadora, entidad que considera que le encomienda una misión de "hacer justicia y preservar el bienestar, la prosperidad y la armonía común para toda la Creación", aunque el criterio para esto sea tal vez poco claro y a veces cambiante a conveniencia, y, por supuesto, implica un rechazo total a todo lo que considere haga mal para el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, entre el ser humano y los dioses, y entre los propios seres humanos. Sea como sea, no es una religión realmente sistematizada, sino un conjunto de disparates complejos, aunque en el último tiempo ha intentado escribir al respecto para tener una cosmovisión estable para enseñarle a los demás.

Otro punto importante es su manía por conocerlo todo. Una de las cosas estables en su "religión" es el afán de buscar el conocimiento de todo lo creado por la Madre, pues le fascinan todos los misterios, infinitos a su parecer, que se encuentran por todo el continente. El problema con ello es que es una obsesión y Hokoji se encontrará constantemente haciendo preguntas, por más innecesarias que parezcan, cual si fuera un tic nervioso. En algunas ocasiones deberá quedarse callado pero estará preguntando, incluso para reconfirmar la información o para expandirla en detalles que no le sirven en ese momento. Esto se extenderá por unos minutos y entonces tendrá cierto tiempo de tranquilidad, pero se pone cada vez más nervioso si pasa mucho tiempo sin hacer preguntas. También se hace preguntas a sí mismo constantemente y mientras viaja se habla a sí mismo en voz baja o a los personajes imaginarios que idea. A veces peca de poco cauteloso, por el mero afán de saber algo que le parece irresistible. También se irrita considerablemente si encuentra a alguien que no le interese conocer, estudiar o informarse más sobre algo, y se emocionará si encuentra lo contrario.

Hokoji también tiene un lado artístico y sensible muy marcado, heredado de su tutor. Le gusta apreciar, explorar e incluso practicar toda clase de artes, aunque claramente tiene predilección por la literatura, que para él es más bien escribir lo que los "dioses" le dicen, y el origami, que le ayuda a imitar e incluso "crear" vida. Otra actividad que disfruta es pintar paisajes, algo que hará con calma entre medio de sus largas caminatas por los variopintos rincones de Oonindo, tierra de la cual es un viajero incansable. La curiosidad de las pinturas de Hokoji es que siempre tendrán alguna visita extraña que no estaba en el paisaje original.

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