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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Golpes por arriba, golpes por abajo, no importaba, los ojos de Chika estaban clavados en Kimi. Se levantó como pudo, dolorida, temblorosa, e hizo cuatro sellos, con la mirada aún clavada en el hombre que huía, o mejor dicho, en los cubos de basura que había en las paredes del callejón.

Si conseguía acabar los sellos, se cambiaría con uno de ellos, intentando alcanzar de nuevo al secuestrador, esta vez placandolo (14 PV). Si no conseguía placarlo, se lanzaria a por sus piernas o a detenerlo de cualquier forma.


Pocos PV, Poco CK, much contusion.


¤ Kawarimi no Jutsu
¤ Técnica del Reemplazo de Cuerpos
- Tipo: Apoyo
- Rango: E
- Requisitos: Ninjutsu 25
- Gastos:
  • 11 CK
  • 30 CK (reemplazo por un clon o adversario)
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 8 turnos
  • (Aguante 80) Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 5 turnos
  • (Ninjutsu 60) El usuario puede añadir un sólo sello adhesivo al reemplazo, o dejar clavada un arma con un sólo objeto atado con un hilo (una vez por combate)
  • (Ninjutsu 80), (Destreza 60), (Fuerza 60) El usuario es capaz de reemplazarse por uno de sus clones (una vez por combate)
  • (Ninjutsu 100), (Destreza 60), (Fuerza 60) Si el usuario tiene más de 40 puntos en Fuerza que el oponente, puede utilizarlo (o a un clon de éste) como reemplazo (una vez por combate)
- Sellos:
  • Carnero → Jabalí → Buey → Perro → Serpiente
  • (Ninjutsu 60) Carnero
  • (Ninjutsu 80) Carnero (una mano)
- Velocidad: Instantánea
Con esta técnica, el usuario reemplaza su propio cuerpo con cualquier otro objeto del área, generalmente con un bloque de madera o una roca, en el momento en el que un ataque da en el objetivo. Esto crea una conveniente ilusión óptica, pues hace pensar al enemigo que el ataque ha sido todo un éxito. Entonces, el usuario puede utilizar la pérdida de atención del enemigo para atacarle desde otro punto (no es posible aparecer a sus espaldas, pues te reemplazas por un objeto del campo de batalla que puede estar en cualquier sitio) o huir del campo de batalla. Es un Ninjutsu básico que se enseña en la mayoría de las academias ninja, pero muy pocos novatos salen de la academia sabiendo usarlo perfectamente. Pocos ninjas llegan a dominarla todavía mejor, pero los que lo hacen son capaces de utilizar esta técnica como una ofensiva inesperada.
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#17
— ¡Oye! —El ninja se vio sorprendido por el repentino cambio.

Y Chika continuó, continuó sin importarle sus heridas, o el dolor, o sus probabilidades de éxito. Continuó porque si no lo hacía probablemente perdería a su hermana. Corrió sin detenerse a pesar del cansancio y, aunque sus heridas eran graves y las múltiples contusiones que había sufrido impedían que se moviese con facilidad, casi podía seguirle el ritmo al hombre que perseguía.

Casi.

Cuando se vio demasiado lejos como para placar al hombre, Chika decidió intentar lanzarse a sus pies, pero simplemente no pudo alcanzarlo. Las heridas eran demasiado, incluso para ella, así que cayó al suelo de cara antes de recibir otro fuerte golpe en la nuca.

Al final, mientras perdía la conciencia, lo último que pudo ver fue a su hermana desaparecer por la esquina izquierda.

. . .

Allí, en medio de la fría noche y la lluvia, Chika probablemente pensó que iba a morir, o peor: a perder a su hermana. Pero, una vez más y gracias a dios, no fue la muerte quien la encontró, sino Raijin.

— ¿Chika? —Le preguntó, mientras se agachaba a su lado, tapándolos a ambos con un paraguas—. Chika ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?

Su voz y sus mirada eran la de un padre preocupado, pero a la vez parecía calmado, de alguna manera extraña.
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#18
Nada.

Absolutamente nada.

Eso es lo que le quedaba a Chika en este mundo. No de tiempo, Dios era un bastardo gracioso y no la iba a dejar morir, sino de motivos para seguir en él. Se habían llevado a Kimi delante de sus mismas narices. En su inconciencia, veía una y otra vez la escena en la que desaparecía doblando la esquina. Ella alargaba el brazo para alcanzarla, a pesar de estar a metros de distancia, y todo se volvía negro.

El ardor de sus heridas no era nada comparado al de sus lágrimas. Era culpa suya. Sabía que salir de noche era peligroso, pero por contentar a su hermana se hubiese exiliado de la villa si se lo pedía. Pensando, erroneamente, que podría protegerla. Creyendo que ya era suficiente al menos para pasearse por esa ciudad. No subestimó el peligro de la trampa que le habían tendido, había sobrestimado sus capacidades.

Llevaba semanas haciendolo, no le costaba seguirle el ritmo a Kimi, así que rebajó sus expectativas, dejó de esforzarse al máximo, total, no lo necesitaba. Y cuando le pidió ser hermanas Yotsuki, no tuvo problema en bajar todavía más. Sus entrenamientos eran para mantener, no para mejorar. Se había acomodado a sabiendas que era la mejor del dojo. Pero ahora estaban en el mundo exterior y era una hormiga.

Y ahora había perdido a Kimi. Aún no había acabado de perdonarse lo de los dojos y ya tenía otra condena a su espalda. Toda la ira desmedida que sentía se diluyó en la enorme tristeza que quedaba detrás. Lo único que podía hacer, recien despertada pero completamente hecha polvo sobre el húmedo suelo del callejón, fue apretar los dientes, apretar los puños y llorar.

Para cuando fuese capaz siquiera de tenerse en pie, ya no habría rastro alguno que seguir. ¿Y qué rastro iba a seguir ella? Si era más inutil que una espada de gomaspuma, que una piscina vacia, que un pararrayos en el desierto, que una hermana mayor que es incapaz de defender a su hermana menor...

Se quedó allí, llorando en silencio hasta que de nuevo sintió que alguien se acercaba y de nuevo, no era la muerte. Recordaba la primera vez que se había visto en aquella situación con una nitidez inusual. En aquel entonces, había temido la muerte, quería vivir, era una niña que apenas podía hacer algo más que temblar. Ahora no se sentía mucho más fuerte mentalmente que esa niña, pero ahora había deseado que sí fuese la muerte la que la encontrase y no Raijin.

— ¿Chika? Chika ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?

Hizo una mueca amarga. Alargó una mano para agarrar la camiseta de Raijin intentando mirarle a los ojos a través de la corriente incesante de lágrimas.

R-Raijin... tienen...tienen a Kimi... tienes que ir tras ellos... rápido. — las lágrimas y el dolor se apoderaron de ella al verbalizar lo que había pasado, haciendolo una realidad, haciendolo innegable.

La ira no la abandonaba. Estaba furiosa con esos bastardos, con ella y con su cuerpo. Quería levantarse, pero sus piernas no le respondían. Se hubiese preocupado de la paraplejia si no fuese porque sentía con cada latido punzadas de dolor por todo el cuerpo. Hizo su mejor esfuerzo por levantarse, a pesar del dolor, por si Raijin se negaba a hacerle caso. Iría ella misma.
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#19
— ¿Que se han llevado a Kimi? —Preguntó, aunque no esperaba una respuesta a eso—. ¿Quién? ¿Por qué?

Mientras hablaba con su hija, Raijin había recogido el paraguas y ahora lo utilizaba de bastón para, con la otra mano, ayudarla a levantarse.

— Lo primero es que estés a salvo. Vamos a la posada. Allí podré tratarte.

Raijin empezaría entonces a caminar fuera, ayudando a Chika a andar lentamente sin tomar un "no" como respuesta, mientras utilizaba su bastón para ayudarse a andar. Al salir del callejón Chika pudo notar como, al contrario que cuando había entrado allí, no había prácticamente nadie en la calle. Probablemente ya hacía horas que habían entrado en el nuevo año.
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#20
— ¿Que se han llevado a Kimi? ¿Quién? ¿Por qué?

Chika ni siquiera discutió con su padre cuando la empezó a hacer andar hacia la posada. Solo el ponerse de pie le había drenado practicamente las fuerzas que le quedaban. Clavó la mirada en el suelo y dejó que Raijin guiase sin un solo pensamiento en su cabeza.

Sí, no lo sé y no lo sé. Vio a su madre y perdió por completo la cabeza, se lanzó sin pensar y nos emboscaron.

No volvió a decir nada más. Ni siquiera miraría a Raijin en el camino ni en las curas posteriores. No saldría de su palabra ninguna palabra que no fuese una repuesta a una pregunta directa. Estaba canalizando toda su energia en mantenerse consciente y serena. Si hacía cualquier otra cosa, explotaría.
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#21
Raijin asintió.

— Entiendo... —Contestó y contuvo una maldición. Sabía que tenía que mantenerse sereno, pero era difícil.

Finalmente, la Kaminari y su padre llegaron a la posada, donde Raijin empezó a tratarla en su habitación. No era precisamente un ninja médico, eso estaba claro, pero sabía lo que hacía. Luego de un rato, Chika ya se encontraba un poco mejor, aunque fuera solo físicamente y solo un poco.

— Mañana probablemente quieran negociar un rescate en la taberna. —Supuso que para eso los había citado la carta—. Así que será el primer sitio en el que miraremos. Si no están ahí, buscaremos en todo el País si hace falta.

Acarició el pelo de su hija suavemente para ayudarla a calmarse.

— Me quedaré contigo y mañana te despertaré para salir ¿de acuerdo? Pero tienes que descansar. —Le dijo—. Todo estará bien. Te lo prometo.
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#22
Chika escuchó a su padre mientras la curaba, escuchó lo que le dijo despues y decidió hacerle caso. De todas formas, cualquier decisión que tomase ella iba a ser erronea, así que mejor seguir las decisiones de otra persona y su padre era el más indicado para ello. Al fin y al cabo, era el que había decidido adoptarlas.

Sí. — no fue una contestación seca y borde, sino una afirmación suave y sin fuerzas.

Estaba cansada. De tantas cosas que no quería ni enumerarlas. Confiaría en Raijin y le seguiría, pero no estaba segura de cómo sería el encontrarse de nuevo con esos hombres. Seguramente perdería el control de nuevo. Tumbada en la cama, cerró los ojos esperando caer inconsciente más que dormir. Pues dormir iba a sacar a flote cosas de su subconsciente que prefería que siguiesen hundidas.
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#23
— Buenas noches, Chika. —Fue lo último que le dijo, antes de darle un beso en la frente para dejarla dormir.

La noche fue corta, principalmente porque se había ido a dormir bastante tarde y, si su consciencia no se lo impedía, no tendría demasiados problemas en quedarse completamente dormida al cabo de poco rato.

Fuera como fuese, Chika sería despertada varias horas más tarde por su padre, ya en la mañana.

— Buenos días, Chika. ¿Has podido descansar? —Le preguntó—. ¿Quieres ir a desayunar en la taberna?

Todavía se sentía adolorida por los golpes, pero al menos ahora Chika podía sentirse segura de poder moverse con normalidad si aguantaba un poco el dolor.
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#24
Lo que para el resto de la humanidad fue una noche, para Chika fue apenas un parpadeo. Asintió a las buenas noches de Raijin y de repente escuchó unos buenos días.

— Buenos días, Chika. ¿Has podido descansar? ¿Quieres ir a desayunar en la taberna?

He dormido y no, no tengo hambre.

Aunque su cuerpo le permitió levantarse y funcionar, el dolor parecía ser exactamente el mismo. Estiró un poco todo, comprobando qué partes le dolían más, porque doler, dolía todo y marcharía detrás de Raijin sin mediar más palabras de las necesarias, con la mirada gacha.
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#25
— De acuerdo. —Le contestó, con una sonrisa amable.

Chika siguió a su padre por las calles de Shinogi-To hasta la mencionada taberna, pues aquel lugar era la única pista que tenían. Al llegar, pudieron comprobar que no había demasiada gente dentro, aunque ninguna de aquellas personas les daba buena espina, realmente.

Raijin se sentó frente a la barra, dejando un espacio libre para su hija, antes de pedir zumo de naranja para los dos, que les fueron servidos por un hombre alto, delgado y calvo con un tatuaje de serpiente azul en un costado de la cabeza.

No tuvieron que esperar demasiados minutos, hasta que uno de los comensales se acercase hacia ellos y se sentase al lado de Raijin.

Se trataba de un hombre encapuchado que vestía totalmente de negro y al que solo se le podían ver las manos, que parecían haber sufrido terribles quemaduras tiempo atrás. Vamos, que no podría ser más sospechoso incluso si lo intentaba.

— Vaya, Raijin-kun, me alegro de verte con vida. —Por su voz, Chika podía sospechar que tenía unos treinta y pico.

— ¿Quién eres? —Preguntó Raijin, confundido.

— Un amigo. —Respondió, simplemente, antes de inclinarse para mirar a Chika—. ¿Dónde está Kimi-chan? Pensaba que estaría más emocionada por venir.

Raijin frunció el ceño, parecía que estaba bromeando con él y eso no le gustaba nada.

— Sabes exactamente dónde está Kimi.

El encapuchado se mostró genuinamente confundido.

— ¿Qué?
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#26
Aún así, Raijin le pidió un zumo de naranja. Odiaba los zumos, odiaba la naranja, odiaba todo ahora mismo. Sin embargo, no dijo nada. Se quedó sobre su taburete, observando los alrededores. Hasta que un misterioso hombre se sentó al lado de su padre.

La voz no se parecía en nada a los de anoche. Eso y tener a Raijin entre ambos salvó al hombre de ser el saco de boxeo en el que Chika depositase amablemente sus problemas de ansiedad y furia descontrolada.

Clavó la mirada en el vaso de zumo, aún entero. Aquel hombre parecía tan confuso como ellos. Sin embargo, Chika no confiaba ni en su sombra ahora mismo. Clavó la mirada en él, esperando una sola palabra mal sonante o una expresión sospechosa para levantarse y hacer lo indecible.
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#27
— Ayer os llevasteis a Kimi. ¿Qué es lo que queréis?

Mientras Raijin parecía perder la paciencia por momentos, el informador se levantó de golpe, sorprendido.

— ¿¡Que le ha pasado qué a Kimi-chan!?

Cruzado de brazos, el Kaminari le mantuvo la mirada. No se creía que no supiera de lo que hablaba.

— Si es así, tendréis que encontrar a Mika-chan. Ella seguro que...

— Minami-san. —Corrigió Raijin, interrumpiéndolo.

— Tendréis que encontrar a Minami-san... ella seguro que sabrá algo. —Dijo, y se rio algo nerviosamente. Parecía intimidado por Raijin—. Por suerte yo sé dónde está, porque la he estado siguiendo.

Carraspeó, antes de sacar un pequeño mapa improvisado, probablemente dibujado a mano por él mismo.

— La he visto esconderse en una cueva, al Este de esta ciudad. Con ella habían al menos una decena de personas, pero ellos no tienen importancia. —Les explicó—. También me han informado que ayer se le vio en la ciudad, pero sin lugar a dudas ahora mismo debe encontrarse en esa cueva.

Raijin tomó el mapa y lo miró, a la vista de Chika.

— Espero que no se trate de una trampa.

— No, no. Lo prometo. —Les dijo, agitando las manos frente a su rostro, que ahora que podían verlo al menos de nariz hacia abajo por el ángulo, pudieron comprobar que estaba igual de quemado que sus manos—. A mí también me gustaría que encontraran a Mi...nami-san...

Raijin se vio tentado a volver a preguntarle por su identidad y sus intenciones, pero creía saber la respuesta que recibiría. Así que simplemente se levantó y le hizo una seña a su hija para que lo acompañase.

— Tengan cuidado. —Les advirtió, antes de que saliesen del local—. Creo... creo que le sucede algo. No parecer ser quien era.
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#28
De nuevo, Chika no dijo nada. Dejó que los dos hombres intercambiasen palabras. El señor X no parecía tener información incorrecta. Mika había estado en la ciudad, sí. Respecto a si era ella o era cualquier otra mujer que se pareciese, ahí no podía opinar, ni la conocía ni había cruzado palabra.

¿Se había dejado ver para atraer a Kimi? Solo la idea le provocó otro ardor en el estomago. Y ahora aparecía un hombre misterioso con la promesa de saber donde estaba y tomandose muchas más confianzas de las que debería tener. Si iba a caer en una trampa, no sería de la manita del trampero sin saber siquiera quien coño era.

Espera, ¿quieres que te sigamos a ciega sin saber ni tu nombre ni haber visto tu cara? Ni en broma. Prefiero caer en una trampa por mi cuenta que ir acompañada de un traidor desconocido.

Chika había fruncido el ceño y estaba señalando de cerca al hombre. Parecía completamente fuera de sí, sus palabras y su comportamiento era prácticamente opuesto a lo que era de normal. Estaba enfadada y tenía que darle salida de alguna forma que no fuese con un codazo electrico en el objetivo más cercano.
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#29
El hombre llevó ambas manos a su pecho mientras se inclinaba hacia atrás, a la defensiva.

— E-esto... lo siento, pero entenderás que no puedo. —Le dijo, aunque Chika probablemente no lo entiendiese—. Y tampoco podré acompañarlos.

Raijin, por su parte, no intervino en ningún momento, dejándoles hablar.
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#30
— E-esto... lo siento, pero entenderás que no puedo. Y tampoco podré acompañarlos.

Chika chasqueó la lengua.

Así que apareces, nos señalas donde ir y te vas. Esa es toda la responsabilidad. ¡Han secuestrado a Kimi por tu culpa! Así que si vas a irte, vete antes de que pierda la poca calma que me queda.

Se dio la vuelta y se marchó, en la dirección que se suponía que tenía que estar la cueva de la perra de la madre de su hermana. O por lo menos, la dirección que creía ella que era. Estaba claro que estaba que echaba chispas, casi literalmente. Aquel hombre podía no tener que ver con sus atacantes, pero sí estaban aquí por él, así que era lo más responsable a lo sucedido aparte de ella que había en el lugar.
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