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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Shinzo paseó, erudito, sobre lo plasmado en aquellos pergaminos. Acarició las hojas con delicadeza mientras las abría en pleno, y vislumbraba las rudimentarias aunque interesantes creaciones de Uchiha Datsue. Una por una, en silencio, fustigó los planos con creatividad y repasó las mil y un maneras de poder él llevar a cabo la creación de aquellas armas, que a cada cual, todas tenían su particularidad especial. Llevar el Intrépido en el ellas casi que era redundante dada la singularidad de aquellas creaciones.

El Herrero sonrió, gratamente sorprendido. Más por una que por otras, pero Datsue pudo ver con complacencia en su gesto que, desde luego, aquello era posible.

—Dependerá de algunos factores, aunque en principio no veo impedimento alguno. Son factibles de fabricar. Lo que no está asegurado es la bienvenida con la que el consumidor reciba los diseños, entenderás que en algunos casos requerirá de cierta destreza para entender su funcionamiento. Pero a priori, mi buen Datsue, estamos en el camino correcto.

»Bienvenido al negocio de las armas y al Estandarte del Hierro.
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Datsue esbozó la sonrisa más alegre e inocente de Oonindo. La sonrisa alegre de un niño al recibir su regalo más ansiado. La sonrisa inocente de un bebé, genuina y pura.

Muchas gracias, Soroku-sama —extendió una mano para estrechársela—. Ha sido un verdadero placer hacer negocios con usted.

Sentía como el corazón no le cabía en el pecho de la alegría que había en él. Por primera vez en mucho tiempo, Uchiha Datsue era feliz.


• • •


Pero, ¿qué te había dicho yo? ¿¡Qué te había dicho yo!? —exclamaba Datsue, lleno de júbilo, en su camino de vuelta a la Villa—. ¡Te lo dije, hermano, te lo dije! ¡Imagínate ahora la de cosas que podremos hacer con tanto dinero! Lo primero será un barco, compañero, ¡un barco! —afirmaba con rotundidad—. Y claro, que hay de bueno en un barco sin…

Como siempre que explotaba en felicidad —o en nervios—, Uchiha Datsue no paraba de hablar. Sobre los planes de futuro. Sobre los muchos proyectos en los que podrían embarcarse. Sobre un viaje cruzando el mar y dejando los problemas atrás. Sobre cualquier cosa que se le ocurriese.

Pero la felicidad, como todo, no es infinita. Y aquella aventura todavía le tenía guardada una última sorpresa…
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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Bueno, bueno... —contestó Akame, como restándole importancia al asunto con un gesto distraído de su mano derecha—. Desde luego ha sido un éxito, y muy profesional. Como cabía esperarse.

Llegados al final de aquel camino, Akame se permitió un resquicio de orgullo e hinchó el pecho como un pavo real.

No por nada somos los malditos Hermanos del Desierto. ¿Qué iba a ser para nosotros una riña entre estos chiquillos? —sonrió con suma prepotencia—. Aunque ese Centinela parecía un tipo peligroso.

Así pues, el Uchiha siguió los pasos de su compadre, bajando la calle mientras se alejaban de la fragua de Soroku.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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Bueno, bueno... —contestó Akame, como restándole importancia al asunto con un gesto distraído de su mano derecha—. Desde luego ha sido un éxito, y muy profesional. Como cabía esperarse.

Profesional. No supo por qué, pero la palabra resonó en su cabeza como un eco incesante. Profesional, profesional, profesional…

No por nada somos los malditos profesionales… Profesional, profesional… —Por más que intentase prestar atención a las palabras de su Hermano, tan solo oía aquel último vocablo salir de sus labios—. Aunque ese profesional parecía un tipo profesional...

Profesional, profesional, profesional… Datsue se detuvo y parpadeó, perplejo. Algo estaba fallando en su cabeza. No, no estaba fallando, había fallado. Porque el Uchiha se dio cuenta, como cuando te das cuenta tiempo más tarde que metiste la pata con ese comentario con la chica que te gusta, que la había cagado. Que habían cometido un error de principiantes. Una falta de profesionalidad imperdonable.

Algo en su interior se rompió para siempre.

A… A-akame —La voz parecía a punto de quebrársele. Se llevó una mano al pecho, que le dolía, y extrajo el segundo maletín. El maletín que era para ellos. Con manos temblorosas, peleó con el seguro para abrirlo.

Contuvo el aliento, mientras activaba el Sharingan. Allí estaba, el dinero que jamás se habían tomado la molestia de comprobar. Sus dedos, fríos como si a punto hubiese estado de ahogarse en la mar, bucearon entre los billetes. Y entonces…
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¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
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Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

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Y entonces... se encontró la cruda realidad golpeándole en súbito, apuntándole con el dedo de la discordia y acusándolo, a él el Intrépido, de haber sido poco profesional. Quizás, si la codicia no le hubiese increpado a sellar aquel botín en su corazón y hubiera dejado que Akame manejase las finanzas, se hubiesen percatado de su error.

Aunque ahora, a miles de millas de Tanzaku y del artífice de aquel engaño, poco podían hacer.

Ahora sólo tenían entre mano unos cuantos fajos reales de billetes que llegaban hasta los dos mil ryo, y el falso fondo de aquel maletín tenía sólo recortes de periódicos de Oonindo. Datsue no iba a ser millonario, ni podría comprarse un velero. Pero al menos estaría muy bien "informado" de lo que acontecía en el mundo, ¿no?

Encima de todo, rezaba una nota.

Lo esencial es invisible ante los ojos — Shinzo


Bueno, compadres, La Marca del Hierro ha llegado a su fin. Muy agradecido por la constancia y espero que hayan podido disfrutar de esta trama, que a pesar de que se alargó un poco, me la he gozado como como un niño.

Por la participación, tanto Akame como Datsue se llevan de Botín 1000 Ryos cada uno en carácter de recompensa, por haber saldado la marca.

Datsue es libre de usar el recurso interpretativo del Estandarte como mejor guste, y justificar su mérito de Mercadeo a través del acuerdo con el Herrero, quien pasa a ser un pnj de libre uso por él, si le apetece.

Mil gracias, y hasta una próxima ocasión.
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