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Como supuse el peliblanco accedió a mi reto, me puse serio nuevamente y mis ojos no dejaban de seguir la pelota que rebotaba de aquí pasa allá y viceversa.
—Espero que estés preparado para la derrota.— Expresé con un tono de confianza mientras me desplazaba de izquierda a derecha y abanicaba la raqueta perfectamente para golpear la esfera. Definitivamente el ritmo había vuelto a subir como anteriormente estaba, de seguir así pronto empezaría a hacer mella en mi resistencia y destreza con la manos.
En un momento inesperado el moreno envió la bola al otro extremo de la mesa, ágilmente lancé la raqueta hacia ese lado pero, dada la velocidad fallé en agarrarla, aún tenía una opción, con la palma de la mano intercepté la esfera y la abaniqué como si se tratase de la raqueta, pero la fuerza habría sido un poco diferente, la pelota salio impulsada con un poco de energía y se vería en la velocidad que tomó, quizá no era muy honorable de mi parte usar chakra en un reto como este, pero no iba a perder, y había sido una pequeña cantidad, casi imperceptible, pero suficiente para anotar el punto que me haría ganador, eso si el Uzureño no guardaba un as bajo la manga.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Luego de aceptado aquel reto de tan curiosas implicaciones, el espíritu competitivo de Keisuke salió a flote para mostrar lo máximo de sus capacidades. El Hakagurē no pudo sino responder a su entusiasmo con una determinación igual de fuerte, estaba dispuesto a demostrar que su deseo y voluntad de ganar eran superiores. La pelota comenzó a tomar velocidad y efecto a medida que el intercambio se prolongaba.
—Por ahora me limitare a disfrutar el juego del presente, el resultado ya será cuestión de tiempo —aseguro con una voz que comenzaba a sonar agitada.
La pequeña competición se había encendido, al igual que los ánimos de quienes formaban un apretujado círculo alrededor de la mesa. Las personas subían su voz y contenían el aliento a intervalos regulares, cada vez que presenciaban un movimiento osado o cuando presentían la cercanía de un punto decisivo.
El de ojos grises fue paciente, como un gavilán que espera la oportuna brisa que le otorgara la mayor de las posibilidades de abatir a su presa. Encontró un pequeño espacio abierto en la defensa del oponente y entonces ataco con todo, haciendo uso de las fuerzas que le restaban. Un veloz y angulado proyectil reboto contra el lado del pelirrojo. Por un instante, la victoria parecía segura, pues su oponente intento hacer un rápido cambio de manos, resultando en un fallo al momento de sujetar la raqueta.
“¡Esto se acabo!”, pensó con satisfacción.
Pero de pronto, la mano de Keisuke se deslizo a través del aire y en un movimiento aparentemente delicado rozo la bola, haciendo que la misma saliese disparada de forma antinatural hacia el lado opuesto. El movimiento tomo por sorpresa a un peliblanco que ya había dado la partida por concluida y que yacía con sus defensas abajo.
En ese instante se marco el punto que daría por concluida la partida.
La mitad del público prorrumpió en una celebración y en un vitorear vigorosos, mientras que la parte restante dejo escapar algunos chasquidos de lenguas y suspiros de resignación. Un montón de billetes y monedas cambiaron de manos mientras les dedicaban calurosos aplausos al par de jóvenes que tan buen entretenimiento habían brindado.
—Ese fue un buen juego, Keisuke-san —concedió con suma deportividad, y con un poco de falta de aliento.
Nivel: 16
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Tras golpear la pelota con mi mano, ésta salió bombeada a gran velocidad y terminó concediéndome el punto que me denominó vencedor.
"¿Se habrá dado cuenta?" Dudé por unos segundos, los espectadores empezaron a murmurar rápidamente, algunos felices, otros no tanto, y pude ver como incluso habían hecho apuestas y ya que se intercambiaban billetes y monedas, para finalizar nos dieron unos aplausos.
Caminé lentamente hacia donde quedó la paleta para recogerla y luego en dirección al peliblanco, sonreí y le extendí mi diestra. —Buen juego.— Una vez terminado el estrechón de manos y asegurado que el moreno no comentó nada al respecto de la velocidad antinatural de la bola hice énfasis en nuestra apuesta.
—Entonces señor perdedor...— Hice una breve pausa, saboreé la victoria, con trampa sí, pero victoria al fin... —Ya sabes lo que debes hacer.— Sonreí, pero esta vez de una manera un tanto más maliciosa.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Kōtetsu estrecho con fuerza y animo la mano que le estaban ofreciendo, pues era la de un rival que le había hecho esforzarse bastante y que tuvo la amabilidad de concederle un breve, pero muy agradable, tiempo de diversión.
—Debo admitir que fue bastante entretenido para tratarse de solo un juego.
—Entonces señor perdedor…
—¿Qué sucede, señor ganador? —pregunto, un tanto confundido por aquella forma de hablar.
—Ya sabes lo que debes hacer —aseguró, recordando lo anteriormente pactado entre ambos.
De pronto, el de cabellos blancos dejo escapar unas cuantas risas, al caer en cuenta de que le estaban hablando.
—Claro, la apuesta —afirmo, recuperando la serenidad habitual—. Dime, ¿Qué tanta ropa tengo quitarme para cumplir con lo acordado?
Lo cierto era que la idea de hacer un recorrido, sin ropa alguna, alrededor del edificio le parecía una idea de lo mas pavorosa. Pero también era cierto que ya había aceptado la apuesta, y que estaba dispuesto a ser consecuente con su palabra. Después de todo, aquellas condiciones le permitieron convertir un simple juego en un espectáculo entretenido y desafiante, por lo que se consolaba con pensar que de seguro valió la pena.
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Kōtetsu era un hombre que cumpliría su palabra, y ante su pregunta dudé sí debía ser malo o considerarle con respecto a la cantidad de ropa. —Para que veas que no soy malo.— Sonreí maliciosamente para ver sí se asustaba o no. —Solo te quedas con los calzones.— No me hice esperar mucho tiempo, extendí mi diestra para hacerme con sus pertenencias. —Yo cuidaré bien de tus ropas.—
A la par que el peliblanco se fuese despojando de cada una de sus tela fui explicando el plan. —Estamos en la sala de entretenimiento debes darte una vuelta por toda la planta y volver sin causar un alboroto en el hotel, después de todo... ¿Qué pensaría el dueño sí en su inauguración se formase un escándalo porque un chico anda corriendo prácticamente desnudo?— Hice una breve pausa para darle un poco más de drama a la situación. —Y no solo un chico, uno de sus invitados especiales.— Concluí.
No se me ocurrió nada más que agregar. —Una vez regreses habrás pagado con tu apuesta y tendrás tu ropa, es fácil y sencillo. ¿Alguna duda?—
No obstante, algunos de los espectadores seguían rodeando al par, querían saber sí el shinobi de uzugakure tendría la voluntad para cumplir con su penitencia.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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El joven de blanca cabellera no tenía mucho que decir, pues ya sabía lo que tenía que hacer. Y pese a la vergüenza que aquello pudiese ocasionarle, no era una cuestión de vida o muerte, por lo que no sentía que hubiese algo por lo cual sentirse intimidado. De hecho, estaba determinado a cumplir con la penitencia acordada.
—Bien, si me puedo quedar con un poco de ropa interior la situación no será tan mala —aseguro, con una gran serenidad.
Kōtetsu se fue quitando la ropa de apoco, asegurándose de que estuviese bien doblada antes de entregársela a Keisuke, quien se había ofrecido a resguardarla en su ausencia. Algunos miraban con curiosidad una que otra delgada cicatriz en el cuerpo del muchacho, mientras que otros se veían impulsados a desviar la mirada por cuestiones pudor. Al final, el joven se quedo únicamente con su ropa interior: Un fundoshi de algodón blanco como la nieve, con una de tela que caía como un velo por delante y un fino anudado que dejaba al descubierto sus morenas nalgas.
—Verifiquemos —dijo, mientras se estiraba—; una vuelta por toda la planta sin causar ningún tipo de alboroto… Creo que será como una especie de misión de infiltración, donde necesito ser discreto y veloz.
A pesar de estar prácticamente desnudo, el joven de ojos grises se mostraba tan calmado como siempre. Inclusive, podría decirse que estaba un poco emocionando por lo extraño y desafiante de la tarea que tenía por delante.
—A tu señal comenzare, Keisuke-san.
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Mis ojos siguieron todos y cada uno de los movimientos que hizo el peliblanco al despojarse de sus prendas, su piel era morena en su totalidad lo único que destacaba eran algunas cicatrices que no llamaban para nada mi atención y luego me percaté de ese pequeño trazo blanco que tenía cerca de su rodilla, por alguna extraña razón me percaté de el en la termas. "¿Es tinta?" Me preguntaba tras verle por unos segundos.
Levanté las palmas para recibir su ropa, el peliblanco se tardó lo suficiente para doblarla perfectamente, como sí fuese a guardarla en un cajón o algo así. Ahora lo único que tapaba su entrepierna era un pedazo de tela blanco, un fundoshi para ser más explícitos, los conocía sí, pero no pensé que alguien tan joven usara ese tipo de ropa, la juventud de hoy en día usaba calzones o por lo menos hasta donde yo sabía, me causó un poco de gracia pero hasta ahí, quizá su familia era muy tradicional.
—Sí lo has entendido bien.— Concluí, aunque escuchándolo de las palabras de muchacho sonaba bastante sencillo. ¿Debía hacer que fuese un poco más difícil?
No obstante, Kōtetsu reclamaba por la señal de inicio. — En sus marcas, listos... Fuera !— Expresé como si fuese una carrera. Cuando el moreno empezó a correr no pude evitar ver sus glúteos, específicamente el trozo de tela que se hacía entre sus nalgas, sinceramente debía sentirse incómodo ¿no? Cerré mis ojos para dejar pasar la escena, sería cuestión de esperar.
"Hagamoslo más interesante" Sonreí porque me llegó una idea, era mala sí, pero quería ver la cara del moreno al volver, lastimosamente no lo podría hacer...
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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A la señal de partida del pelirrojo, Kōtetsu salió al trote, manteniendo su habitual expresión serena. Se le hacía un tanto extraño el correr en aquellas condiciones, pues si le daba un poco de vergüenza, pero también era algo bastante cómodo.
“ Aquí vamos”, se dijo, para darse ánimos.
La primera parte del recorrido fue sencilla, pues no había personas en el pasillo. De hecho, había pocas personas en el hotel, algo usual teniendo en cuenta que apenas estaban en una pre-inauguración. La cuestión es que si había bastantes empleados que se movían de un lado a otro realizando las tareas que mantenían funcionando aquel lujoso sitio. De cuando en cuando, se escondía tras algún grupo de plantas, agazapado hasta que la gente pasaba. Siempre marchando silencioso, encorvado y cerca de la pared. Para cuando llego a una de las salas comunes, donde había otros invitados, se dio cuenta de que escabullirse no sería tan fácil: la gente andaba de un lado para el otro, hablando y apreciando la decoración. Sin embargo, el joven no se desanimo por aquello. Logro escabullirse a la parte trasera de un mueble y allí utilizo la vieja técnica de escalar con chakra: Se sujeto a la pared con manos y pies hasta haber subido al techo, lugar alto y lleno de adornos colgantes que le mantendrían bien oculto. Luego de aquella estancia, el resto del recorrido fue sumamente fácil: Sin escándalos y sin que nadie le detuviera. Y si alguien le había visto, no había dado señales de ello.
Sintió su emoción crecer al llegar al punto de inicio de su recorrido.
— ¡Listo, Keisuke-san, fue pan... —Se quedo extrañado al no ver al joven nativo del país de la tormenta.
Aun sin comprender, comenzó a buscar por todas partes; detrás de los muebles y debajo de las mesas, haciendo caso omiso de las curiosas miradas de quienes estaba allí jugando. En su inspeccionar se acercó a la mesa donde había tenido la competencia con Keisuke, y allí encontró una pequeña nota doblada. La abrió y comenzó a leer:
Tienes razón Kōtetsu, era una misión muy fácil, y como tú eres un ninja no supondrá ninguna dificultad para ti, es por eso que he decidido volver a mi habitación, es solo unos pisos más arriba, sé que con tus habilidades te las apañaras para subir sin causar ningún escándalo. Recuerda que me dejaste la llave de tu habitación.
Te espero, Inoue Keisuke.
PD: Toca tres veces seguidas, sabré que eres tú, sino lo haces así, no abriré.
— Que descuido de mi parte… Bien jugado, Keisuke-san, bien jugado. —Estrujo el papel y se dispuso a ir hacia la habitación en donde debía de estar aquel bromista.
En esta ocasión le costó un poco menos el pasar inadvertido, pues tuvo la previsión de subir por las escaleras de emergencia, lugar frio y poco transitado. Para cuando estuvo frente a la puerta de la habitación señalada, ya se encontraba con la piel de gallina y a punto de tiritar por el frio. Se acercó y con mucha calma dio tres golpes seguidos, tal y como dictaban las instrucciones.
— Vamos, Keisuke-san, me voy a resfriar si me quedo así mucho tiempo.
Nivel: 16
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Tras retirarme de la sala de entretenimientos, fui directamente a mi habitación, sería cuestión de minutos antes de que el moreno se diese cuenta de que huí con su ropa, me sentí malo, hacía mucho tiempo atrás que no realizaba ese tipo de bromas y por un momento recordé el orfanato, donde era un poco más común aquel tipo de jugarretas pesadas.
Abrí la puerta e ingresé a la habitación, tras dar un par de pasos me encontré con mi hermano durmiendo, ¿Cuánto tiempo pensaba dormir? Suspiré y me acerqué a él, constaté de que no estuviese fiebre y que todo estuviese en orden.
”¿Cuánto tiempo tardará?” Me senté en mi colchón a esperar. Aunque no pasó más de cinco minutos cuando me dispuse a buscar entre mis pertenencias. ¿Cómo iba a vestirme para la cena de esta noche?
Saqué varios posibles conjuntos, no eran precisamente elegantes, tampoco era ropa vieja, pero estaría bien, o eso esperaba, tampoco tenía muchas opciones…
Finalmente escuché los tres golpes en la puerta, me acerqué y la abrí viendo la imagen del moreno tiritando, bueno no tiritando pero casi. Miré a ambos lados, el pasillo estaba totalmente vacío. —Entra antes de que te de una hipotermia.— Le di paso libre.
Una vez que hubiese entrado a la habitación cerré la puerta. —Tu ropa está en el baño.— Señale el camino, por sí la habitación de él era diferente a la mía. —Ese que está durmiendo es mi hermano, lo habrás visto abajo.— Expliqué y empecé a acomodar el desastre de ropa que había en la pieza.
—¿Cómo te fue en tu aventura por el hotel?— Pregunté, pero una pequeña risa escapó, después de todo el peliblanco habría sentido algo de adrenalina.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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La puerta de la habitación se abrió, mostrando a un pelirrojo que le invitaba a pasar antes de que la temperatura de su cuerpo disminuyese más allá de lo considerado como agradable. Con calma camino hacia el interior, mientras le era indicado el lugar en donde se encontraban sus ropas. Aquella pieza lucia bastante desordenada, tanto que tuvo hacer maromas para llegar al baño sin pisar o arrastrar nada.
Se fijo en un curioso bulto que yacía sobre la cama y que estaba cubierto por un gran edredón, que de vez en cuando se agitaba de manera graciosa.
—Ese que está durmiendo es mi hermano, lo habrás visto abajo —aseguro Keisuke.
—Claro, aquel chico que parecía estar enfermo —corroboro él.
Se tomo unos minutos para vestirse, para ajustar bien cada pliegue y asegurarse de que todo estaba en su sitio. Mientras, se tomo unos segundos para detallar que aquella habitación era considerablemente diferente a la suya, aunque seguía estando tan bien amoblada y adornada como la que dieran a él.
—¿Cómo te fue en tu aventura por el hotel? —preguntó, dejando escapar una risita, prueba de lo gracioso que le había resultado aquella jugarreta.
—Fue… interesante, pero no resulto tan emocionante como esperaba —contesto, con suma honestidad e indolencia—. Por cierto, ¿en dónde has dejado mis llaves?
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El moreno entró y sin perder tiempo se hizo con sus vestimentas, veloz como un rayo se vistió en un abrir y cerrar de ojos, yo por el contrario me encontraba "arreglando" sí es que se podía decir así al desastre que en su momento creé. Efectivamente el peliblanco se acordó de la presencia de mi hermano y dio de lleno con su estado actual.
—Sí, ya está mejor, pero no para de dormir...— Agregué mientras mis orbes se posaban en su figura por unos instantes.
Luego escuché sus palabras, no sonaron muy animadas, quizá estaba enojado por la broma que le había echo. "¿Dónde dejé las llaves?" Pensé alarmado mientras buscaba debajo de la ropa que aún quedaba por ahí. —¿No estás enojado?— Pregunté curioso a la par que miré sus ojos, si él me hubiera hecho eso estaría molesto.
—Estoy seguro que están por aquí, es que me puse a buscar lo que usaré en la cena y debe haber quedado bajo alguna prenda...— Terminé de explicar un poco apenado por la situación, se suponía que debía manejar la situación sin ningún tipo de inconveniente.
No obstante, por más que buscaba entre la escasa ropa que quedaba en la cama y por el suelo, no lograba encontrarla; incluso sí el shinobi de Uzugakure se disponía a buscar también, no podría dar con ella.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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—Sí, ya está mejor, pero no para de dormir... — Agreguo...
—Que mala suerte, de seguir así no podrá disfrutar del viaje —aseguro, mientras terminaba de ataviarse.
—¿No estás enojado? —pregunto con curiosidad, como esperando la ira y no la calma por parte del peliblanco.
—La verdad es que no, fue un poco vergonzoso, pero no le hizo daño a nadie —admitió, con cierto grado de indolencia—. Pero deberías tener cuidado con eso, sobre todo si estas tratando con un ninja: Conozco a un sujeto de Amegakure que te habría cortado una mano solo por una pequeña ocurrencia como esa.
Sus palabras resultaban prudentes, pues siempre hay que saber a quién se le está jugando una broma. Algunos pueden reaccionar ofendidos y violentos, mientras que otros se decantarían por una posterior venganza. En cambio, el era demasiado sereno como para alterarse por algo así, y de malicia muy corta como para planear algo como una contra jugarreta.
—Estoy seguro que están por aquí, es que me puse a buscar lo que usaré en la cena y debe haber quedado bajo alguna prenda...
—Y ahora, parece que también has perdido mis llaves, ¿no? —suspiro, como cansado, con pocas ganas de ponerse a buscar—. ¿Es que me estás jugando otra broma? Porque creo que no tiene mucho sentido, bien podría irme y pedir otro juego de llaves para mi habitación.
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Pero deberías tener cuidado con eso, sobre todo si estas tratando con un ninja: Conozco a un sujeto de Amegakure que te habría cortado una mano solo por una pequeña ocurrencia como esa.
—¿En serio? ¿Los ninjas de Amegakure son tan... Agresivos?— Pregunté en tono extrañado, sinceramente no conocía a ninguno que fuera capaz de hacer semejante acción, tampoco es que conociera muchos compatriotas, pero lo recién planteado sonaba atroz. —¿Quién sería capaz de algo así?— Expresé un tanto curioso.
—Y ahora, parece que también has perdido mis llaves, ¿no? —suspiro, como cansado, con pocas ganas de ponerse a buscar—. ¿Es que me estás jugando otra broma? Porque creo que no tiene mucho sentido, bien podría irme y pedir otro juego de llaves para mi habitación.
—No, no espera...— Miré a mi alrededor intentando recordar en donde había dejado las llaves. —Sé que las deje en un lugar cercano para que no se me extraviaran...— Comenté a la par que empezaba a palpar por encima de mi bermuda, hasta sentí algo duro, metí la mano y bingo. —Aquí están, toma.— Al terminar la frase el estiré las dichosas llaves.
—Espero no haberte hecho pasar un mal rato, pero quería saber sí los ninjas eran tan buenos como decían jeje, lo siento.— Dije en tono relajado e interponiendo una sonrisa para tratar de excusarme de mejor manera.
—Por cierto... ¿Ya sabes qué vas a vestir para la cena?— Me giré con indecisión al armario.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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—Espero no haberte hecho pasar un mal rato, pero quería saber sí los ninjas eran tan buenos como decían jeje, lo siento.— Dijo en tono relajado e interponiendo una sonrisa para tratar de excusarle de mejor manera.
—Está bien, solo no hagas más cosas come esa —sentencio, con su habitual voz serena.
—Por cierto... ¿Ya sabes qué vas a vestir para la cena? —pregunto, mientras examinaba su armario.
—Aun lo estoy pensando; no sé qué tan formal tengamos que vestir —confeso, mientras guardaba sus llaves—. Supongo que usare algo elegante pero sencillo, y esperare que no todos vayan tan extravagantemente ataviados como nuestro hospedador.
Observo la desordenada habitación del joven y su indecisión al momento de buscar y escoger. Para el resultaba una suerte el que Naomi siempre supiese que debía de usarse, exactamente, en cada ocasión.
—Te dejo para que puedas prepararte, Keisuke —hizo una leve reverencia y comenzó a caminar hacia la puerta—. Nos vemos mas tarde.
Unas horas más tarde, la llamada para la cena fue hecha, y los invitados fueron escoltados hasta el comedor principal, lugar que se presentaba tan suntuoso como el resto de las instalaciones. Había una gran mesa, con muchos asientos, los suficientes como para acomodarlos a todos, e incontable cantidad de cubiertos, platos, copas y otros enceres que también estaban elaborados en la más fina plata, porcelana y cristal. A la cabeza de tan prometedor bufete, se encontraba sentado y a la espera Sarutobi Kazushiro, el señor de aquel palacio conocido como “el nido de cristal”.
—¡Bienvenidos, mis preciados invitados! —expreso aquel hombre corpulento y elegante.
Los encargados permitieron que cada quien se sentara en donde más le placiera antes de iniciar con el servicio. Kōtetsu busco entre el gentío a Keisuke, pero tanta gente vestida de manera tan lujosa distraía su vista. Por su parte, estaba usando un elegante kimono de algodón negro, grueso y bastante cómodo. Su cabello estaba perfectamente peinado y recogido en una fina coleta, provocando la sensación de que le faltaba algo agitándose alrededor de su cabeza. Naomi también se encontraba finamente vestida: Portaba un kimono de un color rosa pálido y un obi de un violeta oscuro.
“Sera que Keisuke-san no estará presente en la cena”, se pregunto.
Nivel: 16
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Las palabras del moreno me dieron una idea, personalmente tenía un concepto específico de lo simple, y este era que a su vez todo lo simple era elegante.
—Nos vemos en la cena.— Despedí a mi acompañante.
Cuando me aseguré de que Kotetsu se hubiera marchado me dirigí a mi hermano. —Deja de hacerte el dormido, ya está bien.— Lancé una mirada fugaz hacia el Hyuuga.
Haze abrió un ojo lentamente y luego sonrió de forma delatadora. —Oi oi... No sé de qué hablas, simplemente me acabo de despertar.—
—Sí claro, no te conoceré yo...— No le dí más importancia al asunto y terminé acomodando el resto del desastre que había ocasionado. —¿Ya sabes qué te vas a poner?— Pregunté de nuevo, ya tenía una posible idea, pero otra perspectiva sería buena.
—Sí estoy bien, gracias.— Expresó aún con voz fañosa pero mucho mejor que antes. —¿Quién era tú amigo?—
—Es un ninja de Uzushiogakure, no sabe que soy ninja también no vayas a meter la pata.— Tras decir aquello me senté en el borde de la cama.
—No te preocupes, yo me encargo de la nuestra vestimenta.— Sonrió con un poco de confianza.
...
La hora de la cena llegó rápidamente, no tardó en llegar una persona a nuestra habitación con la finalidad de escoltarnos, era un poco extravagante todo aquel tipo de atenciones, o simplemente querrían asegurarse de que todos los invitados estuviesen en el comedor en la hora acordada. Tras darle una última revisada a mi vestimenta salí de la habitación con Hazegawa.
Estaba cómodo con mis ropas, un kimono de seda color verde y mi peinado igual que siempre; mi hermano vestía con un kimono similar al mío, el mismo corte y todo pero de color vinotinto.
Una vez en el comedor vería la gran mesa que parecía interminable, múltiples puestos libres y la elegancia que habían demostrado desde el inicio seguía presente en cada uno de sus detalles y artículos. Miré a mis alrededores y noté que, aparentemente, estaban todos los invitados por aquí, ahora me preguntaba ¿Cual sería nuestros asientos?
Poco después de nuestra llegada, apareció el Sarutobi, quien dio una bienvenida a todo el colectivo.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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